Como aprendi a ser respetuosa

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Como aprendi a ser respetuosa
Ir a la escuela era divertido, era la líder de las chicas sexies y me sentía importante ante ellas, y ante los profesores, nos reíamos de los profesores, viejos y estúpidos, de los sucios que se sentaban detrás nuestro, y de todo.
Hasta que llegó ese día.
— ¿Por qué no dice en voz alta lo que murmura alumna Pamela G.?— me dijo gravemente el pesado profesor Pérez.
— Porque no tengo ganas profesor Pérez, JAJA…—dije desafiante para risotada de mis amigas.
El profesor me miró seriamente y se limitó a decir:
— Mmm, qué risa. Usted se queda en el recreo en el salón que vamos a tener una charla seria junto al preceptor.
— Mmm, qué mierdo!!!— Dije desafiate mientras me reía.
……
Ya en el aula yo con el profesor y el preceptor empezaron a decirme las mirmas tonterías de siempre…
— Pamela, tiene que guardar respeto por el profesor, me comentó que usted se burla de él, que habla por teléfono en clases con su novio, que…
— Ah, no m*****e preceptor, yo soy la hija de la directora, tengo dinero y pago la cuota de este colegio de mierda, no me pueden hacer nada, ya me han amenazado con suspenderme y no pueden hacer na…— dije hasta que me taparon la boca.
En ese momento el profesor Pérez, cansado de escucharme tuvo una idea sorprendente para callarme y aleccionarme. Oh, dios mío, qué alumna estúpida era, tan lejos tuvo que llegar mi profe: Y el profe Pérez se sacó su gruesa verga del pantalón, ya algo amorcillada por tenerme ganas desde hace tiempo, me la metío en la boca mientras hablaba.
Y tomándome del pelo me dijo mirándome a mis ojos incrédulos:
— Mirá Pamela Molina Farra, puta sucia, te vas a callar la boca, vas a mamar mi verga como una obediente puta y a aprender a hacer caso.
El preceptor no podía creer lo que veía mientras yo lo miraba esperando que reaccionara y me libere de esa bestia cogiéndome la boca, tomándolme el pelo. Pero no reaccionó y en cambio se bajó el cierre y tomándo su verga se acercó a mí.
Dios, y no podía dejar de chupar esa pija gruesa y enorme, era rica y me gustaba sentirme así de puta y abusada, me gustaba que me domine mi profe. Además, Pérez tomaba con fuerza mi cabeza y sabía cogérmela hasta la garganta sin piedad.
— ¿Ves que es mejor si te callás, puta estúpida? — me dijo no sin dulzura el profesor a quién nunca había visto así.
El preceptor entonces desnudó mis tetas, me las manoseó y mientras disfrutaba mis tetas pequeñas le dijo al profesor:
— Así va a aprender ésta puta, oh sí, jajajaj…
Y así al fin el profesor me liberó la cabeza, yo tuve arcadas y vomité un poco, y cuando iba a decir algo en mi defensa, paso algo que no creía posible en esa pesadilla… deliciosa pesadilla.
El preceptor y el profesor Pérez me llenaron la boquita de verga, usando mi cabeza como un títere mientras me tomaban del pelo, me culearon la boca y garganta a dos vergas, SIMULTÁNEAMENTE. Oh, dios mío.

Era toda una puta para esos dos hombres, y luego de sucesivas embestidas de culeo bucal doble, aprendí mi lección, y mamé con presteza y cierto agradecimiento. Dios.. qué rico era eso…
Y al fin me llenaron la boca de semen calentito que me ordenaron tragar. Y yo, ya con ojos llorosos pero feliz, tragué obediente.
— Ahora te vestís, vas al baño a lavarte la cara al baño y volvés a clases sin m*****ar al profesor Pérez— me dijo un severo preceptor mientras me cacheteaba las tetas.
— Y en el próximo recreo te vamos a romper el orto, puta.— Dijo mi dulce profe.

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