Clases de piano

Clases de piano
Desde hace 3 generaciones la escuela ha sido el modo de sustento en mi familia, mi abuelo fue maestro, varios hermanos de él también, mi papá y mis tíos lo fueron y ahora tocaba mi turno seguir con la tradición familiar, las recomendaciones que mi padre dio ayudaron mucho a que consiguiera empleo pronto, lo único malo es que ese empleo no se me otorgó en la ciudad, como yo hubiera querido, mi plaza se dio en una pequeña provincia, esas donde van los que son castigados o viven por allá. Tampoco se me dio como maestro propiamente, la plaza era de maestro de música; afortunadamente aprendí a tocar varios instrumentos musicales, propios de las escuelas, como la guitarra, la flauta dulce, el piano, entre algunos.

Al llegar a la provincia me sentí tan sólo, no conocía a una sola persona, caminaba por la terminal de trenes mientras veía a los demás platicar entre si y recibir o ser recibidos por alguien, ese no era mi caso, estaba sólo con mi alma. Pregunte a los primeros lugareños donde podía hospedarme, ellos algo desconcertados me dieron la dirección de una posada; llegue a ese lugar y me presente con la dueña, la cual me dijo el precio semanal y las reglas del lugar. Me acomodé en mi habitación, trate de relajarme y descansar, pues al día siguiente me presentaría en la escuela con la directora.

Al día siguiente me trasladaba a la escuela, iba ensimismado viendo a través del cristal de la ventana, cuando algo llamo mi atención, en una estación subió una mujer acompañada de dos niñas de entre 10 y 9 años, iban pegadas a ella, la mujer de algunos 30 años tenía un vestido color oscuro, plisado que le llegaba a la mitad de la pierna, iba cubierto con un guardapolvo color claro, que no dejaba disimular su cuerpo, porque podía ver unas piernas torneadas, la armonía que hacían con sus caderas, su estrecha cintura y su generoso busto; los tipos también la veían, se la comían con la mirada, los mismo que a sus pequeñas hijas; ellas iban vestidas con unos vestidos suaves en color propios de la edad, a pesar de eso se veían hermosas… antojables; yo iba sentado a 3 metros de ellas; en cierto momento nuestras miradas se cruzaron, cabe decir que soy un tipo bien parecido, nunca he tenido problemas para ligarme a alguien, nos estuvimos viendo con miradas cruzadas fortuitas y en una de ellas ella me sonríe y agacha su mirada, en otro cruce de miradas yo le correspondí con una sonrisa de saludo; conforme se fue llenado el transporte ellas se fueron desplazando hasta casi quedar cerca de mí, aproveche el momento para ofrecerle mi asiento, como un caballero que soy.

– Gracias—dijo con un tono amable mirándome directo a los ojos
– Por nada, siento solo poder ofrecerle un asiento ya que ustedes son tres
– No importa, ellas se pueden sentar juntas y además en la estación de san Fernando nos bajamos, yo me quedo de pie
– ¿San Fernando?
– Si
– Esa también es mi estación
– ¿A donde te diriges? Perdón por mi atrevimiento ¿A dónde se dirige usted?
– No importa puedes hablarme de tu, por cierto me llamo Alejandro
– Rita, mucho gusto—dijo extendiendo su mano para estrechar la mía—ellas son mis hijas Claudita y Esthercita—se acerca a mi oído y me dice—Claudia es la menor, tiene problemas de aprendizaje
– Entiendo, pero eso no es limitación hoy en día existen muchas técnicas para mejorar eso, por cierto soy maestro
– ¿De verdad? Sabes yo también, me dirijo a la escuela San Patricio en estos momentos
– Yo también, que casualidad, es mi primer día, hoy me presento con la directora, la verdad estoy de nervios—le externaba yo mi sincero nerviosismo
– No te preocupes, la Directora es amiga mía, es buena persona, tu elógiale su busto—dice mientras me guiña un ojo
– Bueno gracias por el consejo—conteste algo sorprendido por el comentario
– Y que clases vas a dar
– Música
– En serio, que bien, sabes a mis hijas siempre les he querido enseñar a tocar piano, en mi casa tenemos uno, pero no tenemos maestro para aprender—se me queda mirando a los ojos
– Bueno si quieres yo podría darles algunas lecciones
– Nos encantaría– dijo con un brillo en sus ojos— tú me dices cuanto sería de tus honorarios yo hablo con mi esposo y nos ponemos de acuerdo

– Ay no que pena, no te cobraría, de hecho creo que a mí me ayudaría y de paso conozco a alguien en esta ciudad, apenas llevo un día y ya me siento solo—voltee a ver a las niñas que en todo momento me miraban y sonrieron conmigo cuando acepte darles clases

– No, por eso no te preocupes, nosotras te hacemos compañía todo lo que quieras—vuelven a brillar sus ojos y me toma suavemente de la mano con la que me sostenía del pasamanos del asiento—aquí es, ya llegamos
Levanta sus hijas, Claudita se pega a mí, como queriendo que yo la sostenga para bajar del vagón, yo la sujeto del hombro mientras busco la mirada de Rita, ella me mira y me dice

– Tu cuida a Claudita, ayúdala a bajar por favor.

La puse frente a mí y en lo apretado de la estación, me pegue a su cuerpecito, sentí una descarga eléctrica al tener pegado el cuerpo tan menudito de ella, no sentía atracción por las menores, pero al tenerla pegada a mi sentí una tremenda excitación, mi pene comenzó a erectarse, no lo podía evitar, Mientras caminábamos hacia la salida le iba frotando mi erección en su traserito, con la excusa de cuidarla, la tenía tomada por el hombro y la detenía para frotarla a gusto. Llevaba yo un pantalón de tela suave, mi erección en desarrollo se notaba, trate de taparla con mi maletín, pero me veía muy obvio, Rita lo noto, pero no dijo nada, Claudita no se despegaba de mi lado.

– Sujétala bien Alejandro no se nos vaya a quedar en el vagón—me decía con una sonrisa que no podía descifrar
– Sí, yo aquí la “cuido”—decía yo con voz nerviosa. Finalmente nos bajamos del tren, mi maletín por delante de mí, Rita se me acerca y me dice

– ¿Todo bien Alejandro?—pregunta sonriendo viendo a mi entrepierna con cierto disimulo
– Si, gracias es que no quiero que me roben mi maletín
– Haces bien, ha mira ahí viene nuestro transporte, que bien—subimos al bus, Rita toma a Esthercita y me dice—por favor Alejandro cuida a Claudita para que no se aleje de nosotros, Claudita ponte aquí delante de Alejandro, bueno sino te importa a ti

– Claro que no, Claudita acércate aquí conmigo

Claudita se acercó y se puso dócilmente frente a mi dándome la espalda y mirando a su madre quien hiso lo mismo con Esthercita, mientras viajábamos iba frotando mi entrepierna en la colita de Claudita, a veces la sostenía por el hombro para evitar que se movieras y hacer más efectivo mi frotamiento, la madre hablaba y hablaba, en ocasiones Claudita volteaba a verme, me congelaba de miedo, pero ella solo me sonreía y seguía en lo suyo con su hermana, entre el nublamiento de excitación pude notar que Rita me mira sonriente, expectante a mis movimientos, mi cara cambia de color y cuando voy a soltar el hombro de Claudita, ella sostiene mi mano con la suya, inmediatamente la volteo a ver

– Perdón Alejandro, es que sentí que me caía
– No te preocupes Rita, no me incomoda, tu mano es tan suave, que disculpa mi atrevimiento, pero me la pasaría así todo el día

– Gracias, eres muy lindo al decirlo, mira ya vamos a llegar—lo dice mientras me mira disimuladamente a la entrepierna, capte el mensaje y trate de relajarme soltando a Claudita, mi pene bajo lo suficiente para que no tuviera que taparlo con mi maletín—Sabes Alejandro creo que nos vamos a llevar bien tú y yo, eres agradable y en este pueblo pequeño siempre es bueno tener amigos con quien compartir cosas—lo dice mientras mira a Claudita y a Esthercita y regresa la mirada a mis ojos con un brillo solar.

– Yo también espero eso

Bajamos del bus y caminamos a la escuela, ella me pidió que la acompañara a llevar a sus hijas a sus aulas, lo hice con gusto, después de eso me llevo personalmente a la dirección y me presentó a la pechugona de la directora y se retiró a su clase; el busto generoso de la directora era presumido por un escote que dejaba ver parte de tórax, podía verle los lunares que tenía en sus pechos, trataba de no verlos pero era imposible.

– Alejandro he leído muy bien su expediente y veo que es una persona intachable además de tener muy buenas recomendaciones, solo espero que pueda acoplarse a esta escuela, sabe aquí solo viene los castigados y los que viven por aquí
– Si ya me había dicho eso—dije sonriendo tímidamente– y de verdad haré todo lo posible por encajar en esta escuela y llenar sus expectativas
– Así lo espero también, en esta escuela tenemos un código muy estricto de discreción, antes de hacer conjeturas propias de cualquier cosa que vea, primero me la tiene que notificar a mí ¿de acuerdo?
– Sí, claro
– Normalmente tengo la costumbre de presentarle mis maestros a mi esposo, es pastor de una iglesia y le pido por favor que cuando lo haga sea usted más discreto al mirar mi escote
– Disculpe usted—dije tragando saliva, recordé lo que Rita me dijo y lo utilice—pero es que es tan hermoso que es inevitable no mirarlo
– Gracias—dijo con una sonrisa coqueta demostrando que le gustaba le elogiaran el busto—pero todo a su tiempo, recuerde… discreción

Salí de la oficina de dirección algo desconcertado la verdad, y me dirigí a mi aula de clases, que cabe decir estaría sola, ya que las clases de música serían a mitad de turno escolar, afuera de mi aula estaba Rita parada en la puerta y me pregunta

– ¿Cómo te fue con la directora?
– Bien, creo yo. Gracias por el consejo, al parecer si le gusta que le elogien el busto

– Jaja te dije, tú sigues mis consejos y encajaras a la perfección—dice guiñándome el ojo—por cierto quisiera empezar las clases de piano hoy, Esthercita tiene clases de catecismo en la iglesia, la acompaño yo y tú te quedas con Claudita en nuestra casa, bueno si eso no es problema para ti

– Claro que no, pero yo no salgo temprano, han programado clases de música en esta escuela, así que tendré una de flauta dulce.
– Mira, salgo a las 12 en punto, me voy para la casa con mis hijas y ahí te esperamos, cuando llegues me voy a la iglesia con Esthercita, espero no te importe
– No claro que no

Sentí una descarga eléctrica y mis manos temblaros de excitación, solo pensar que estaría solo con esa dulce y antojable niña. A las 12 en punto estaba Rita parada en la puerta con Claudita por un lado.

– Hola Alejandro aquí te traigo este papel apunte mi dirección y te escribí indicaciones de cómo llegar, no te pierdes, te espero a eso de las 3, ¿está bien?
– Sí, todo perfecto, espero le hayas avisado a tu esposo, no se vaya a m*****ar
– No le avise, como quiera él llega hasta las 9 o 10

Salí de la escuela a las 3 en punto y me dirigí a la casa de Rita según sus instrucciones, llegando me recibió con Esthercita por un lado y me dijo

– Hola que bueno que llegaste, ya se nos hacía tarde, nos vamos, te dejo a Claudita, está en la sala esperándote, le dije que te obedeciera en todo, a un lado del teléfono está el número de la iglesia por si me ocupas. Te repito, le dije que te obedeciera en todo para que aproveche bien las clases—diciendo esto de acerca a mí y me da un tierno beso en la mejilla y sale con Esthercita cerrando la puerta por fuera con doble llave

Era una casa grande, de alguien a quien económicamente le va bien, entramos, ella estaba sentada en la sala, me vio se levantó y me dijo dónde estaba la cocina, el baño, la sala, las habitaciones, yo la seguía divertido, tomado de su manita, ella dándome el tour de su casa, finalmente llegamos al área donde estaba el piano

– Este es nuestro piano
– Muy bien pues manos a la obra, empecemos

No era un piano ostentoso, era solo un piano modesto. Nos sentamos ella a mi lado y le indique los ejercicios básicos de calentamiento de dedos, yo aprovechaba para frotar sus manitas con las mías, después le dije como hacer ejercicios con las teclas, no tenía mucha habilidad pero ponía atención a todo lo que yo le indicaba, ponía mis manos sobre su piel suave para tocar las teclas, ella torpemente lo hacía; como estaba sentada a mi lado, solo podía guiar una mano, ella misma me pregunto si se podía sentar en mi falda para que la tomara de las dos manos, tragué saliva y le dije que sí, ella se sentó en mi falda, su vestido era de tela delgada con botones por atrás, sentí la abertura de sus nalguitas depositarse directamente sobre mi bulto, y mi pene inmediatamente comenzó a crecer, la tomaba de ambas manos y me traba de acomodar para moverme bien, me acerqué a respirar el olor de su cabello y ella ladeo su cabeza como invitándome a que besara su cuello, acerque mi boca y di un besito pequeño casi indetectable y comencé a mover mi cadera con más entusiasmo; en cierto momento la tome de ambas caderas y la moví de adelante hacia atrás, mientras ella seguía con los ejercicios de las teclas

– ¿Estás cómoda así Claudita?
– Sí, pero quiero ir al baño, ¿me llevas?— glup!!! Trague saliva y asentí
– Sí, yo te llevo– me levante y mi pene estaba totalmente parado y abultaba mucho en mi pantalón, la lleve al baño, ella levanto su vestido y se bajó su bombachita hasta sus tobillos, esto sin ningún pudor, yo la miraba como cagaba la niña apretando sus ojitos, mi pene reventaba en mi pantalón, terminado me mira
– Mi mamá siempre me limpia, ¿me ayudas tú?
– Si—tome papel y después de jalar la palanca y se fuera toda la mierda, le pedí que levantara más su vestido y se volteara dándome la espalda y se empinara, ella lo hiso sin chistar, limpie con papel su anito rosado y le dije—separa tus nalguitas con tus manos, déjame checar que haya quedado limpio—soltó su vestido, yo lo enrolle para que no callera, ella con ambas manos separo sus nalguitas dejando ver completamente su anito y su conchita, tome un trapo que estaba en el baño lo humedecí con agua y le limpie más a conciencia la colita, ella se dejaba hacer todo lo que yo quería, aproveche y le metí el dedo meñique en la conchita, ella dio un pequeño respingo

– Ayy
– Te lastimo
– No
– Tienes tu conchita muy limpia
– Sí, mi mami me lava muy bien la conchita, ella dice que las mujeres y niñas debemos tener siempre la conchita y todos nuestros agujeritos muy limpios
– Deja te huelo para ver que este bien limpia
– Si—me arrodille y metí mi nariz para aspirar el aroma de vagina infantil, no pude resistir la tentación pase mi lengua por su conchita— aaahhhhh—fue el gemidito que ella dio al sentir mi lengua
– ¿te lastimo?
– no
– ¿Te gusta?
– Si, lo haces como mi mami, siempre me gusta que me limpie con su lengüita aaaahhhh
– ¿Tu mami te limpia con la lengüita?
– Si
– ¿Siempre?
– Solo cuando estamos solas, es un secreto entre nosotras, no le digas a nadie

– Nunca—conteste yo, admirándome de la espontaneidad de la niña– ¿así lo hago bien?—dije metiendo más mi lengua en su rajita

– Si aaahhh si aaahhhhh— otro quejadito al sentir mi lengua hurgando su rajita y su ano, la sostenía de sus nalguitas mientras pasaba libremente mi lengua por su colita, cuando regresaba a la conchita le metía un poquito la lengua, solo lo suficiente para arrancarle suspiros; continué así por 10 minutos y cuando considere que era suficiente le dije

– Ya está Claudita, ya te quedo muy limpia
– Gracias, Alejandro

Se volteo, me dio un beso en la mejilla y se subió la bombachita, la tome de la mano y nos dirigimos nuevamente al piano, no soportaba la erección de mi pene que reventaba el pantalón, me senté en la banca y le dije

– Ven, siéntate de nuevo en mi falda, continuemos como estábamos—cuando se iba a sentar, le levante el vestidito, viendo su bombachita rosada, que le quedaba ajustada a su colita— ¿es la que traías en la mañana?
– No, mi mamá me la cambio, me dijo que está era mejor porque es más suave—y si lo note, podía sentir el contacto casi directo de sus nalguitas con mis manos, ya no pensaba, abrí mi bragueta y saque mi pene, ella lo notó pero solo lo miró en silencio y espero que yo lo liberara por completo
– Siéntate, si así, ¿estás cómoda? Aaahhhh— fue el suspiro que no pude evitar al sentir su culito pequeño y firme sobre mi pija
– Si así se siente mejor
– Continua con los ejercicios

Le dije mientras iba desabotonando su vestido, viendo su espalda y su pequeño corpiño que hacia juego en color con su pantaleta, ella continuaba tocando las teclas del piano, pero lo hacía sin concentración, parecía poner más atención a lo que yo le hacía con mi pija, en ocasiones la levanta con mi cadera sosteniéndola y ella tocaba con toda la mano las teclas del piano, ruidos desacordes a notas musicales, pero armónicos al movimiento de mis caderas, que por cierto ya tenían vida propia y se movían sin disimulo; conforme fui aumentando la velocidad ella ya no tocaba las teclas solo se sostenía del piano y cerraba los ojos, mi calentura seguía en ascenso, la levante y le separe las piernas para bajarla y poner mi pito frente a su rajita, por encima de la bombachita, cerré sus piernitas y continué con mis movimientos de cadera, a ella ya la sostenía fuerte, su vestido ya estaba totalmente abierto por atrás, eso me facilitaba el acariciar su piel y pasar mi manos por delate hacia su abdomen y de ahí subir hasta sus no desarrollados pechos, la pegaba a mí y besaba su cuello, ella inclinaba su cabeza hacia adelante para facilitar mi besos y caricias y mis caderas ya a mil por hora subían y bajaban, el sentir mi pito aprisionado en sus muslitos y rosar por encima de la bombachita su rajita me tenía loco, estaba ya en mi punto máximo cuando suena el teléfono, sentí la sensación de un infarto por el susto, por reflejo quite a Claudita de mí y me pare, me dirigí al teléfono y conteste

– Hola, soy yo Rita
– Hola Rita—conteste aun recuperando el aire
– Te noto agitado, espero no haber interrumpido algo importante
– No, para nada
– Disculpa que te interrumpa, hablo del público de la iglesia, las clases se acabaron antes y te aviso que ya voy para allá, llego en 30 minutos ¿Ok?—voltee a ver a Claudita que traída el vestido a medio poner, note que me miraba el pene erecto, le hice señas para que se acercara a mí, le tomé la manita y la puse en mi pene mientras hablaba con la madre
– Si es por el tiempo no te preocupes, tárdate todo lo que quieras—Movía mi mano junto con la Claudita para que me masturbara, después la solté y ella continua sola
– Gracias eres muy amable, pero no quiero abusar de tu amabilidad
– No, para nada—conteste yo con la voz entrecortada
– Te noto raro, ¿está todo bien por allá? ¿Tuviste problemas con Claudita? ¿te hiso caso en todo?
– Si, ella se porta divino, pero es que tu voz me altera—decía mientras Claudita continuaba masturbándome con sus pequeñas manitas
– ¿Te altera?
– Bueno más bien me emociona
– Jajaja y ¿qué tanto te emociona picaron?
– Mucho, no quiero ser atrevido, pero sí, mucho
– Te dije que nos íbamos a llevar bien, bueno ya voy para allá, así que apúrate a terminar… tu clase

Colgué el teléfono, jale a Claudita hasta un sillón cercano, me senté y la subí de espaldas a mí, ya su vestido había caído, puse mi pene apuntando a su rajita, como si la quisiera penetrar, pero esto era impedido por la suave bombachita que si dejaba se enterrara un poco, la sujete con mis manos de su pechito y abdomen al mismo tiempo que sobaba de arriba abajo sus pechitos y pancita, movía mis caderas; ella sola puso una mano izquierda rodeando mi verga, haciendo más placentero el momento, yo me movía cada vez más rápido, ella colaboraba con sus caderas, gire su cara hacia mi sobre su lado derecho y la bese, ella abrió su boca y saco la lengua ofreciéndome un delicioso beso francés (alguien ya le había enseñado como hacerlo), ya no pude soportar mi orgasmo, la sujete lo más fuerte que pude y vacié toda mi leche en la entrada de su conchita separada por la bombachita.

– Aaaahhhhhhhhhhr—fue mi quejido al tener mi eyaculación volteando al cabeza hacia atrás y cerrando los ojos,

Claudita como sabiendo que hacer movía su manita izquierda sobre mi verga y sus caderas, haciendo que mi semen saliera a borbotones sobre ella, acabe entre quejidos y estertores de placer, me relaje conforme se fue relajando mi pito sobre la conchita infantil—Claudita levántate—sacando un pañuelo de mi camisa le limpie el semen que escurría por sus muslos—ponte el vestido y por favor no le cuentes a tu mamá lo que paso—ella agacho la mirada

– Lo siento, a mi mamá no le puedo ocultar nada
– Pero ella no debe saberlo—decía yo alarmado, mientras me acomodaba la ropa
– A mí mamá siempre le cuento todo, si alguien me toca se lo digo, ella me dice que a veces eso pasa, que a los hombres les gusta tocar y jugar con las nenas, pero que cuando pase se lo tengo que decir
– Pero Claudita… — en eso se oye que abren la puerta de entrada, por suerte Claudita ya se había puesto y abotonado el vestido, vio mi cara de angustia, bajo la mira
– Lo siento
– Hola Alejandro, ¿Cómo se portó Claudita en sus clases?—dijo Rita entrando al área donde estábamos
– Bien, muy bien—conteste yo nervioso—bueno me retiro ya que tu llegaste, te veo mañana en la escuela—me dirigí a recoger mis cosas y Rita me detuvo
– No Alejandro, ¿por qué te vas tan pronto?, tan si quiera merienda con nosotras, has de traer hambre
– Es que yo…
– Anda no digas más, siéntate en la sala, Esthercita acompaña a Alejandro en lo que yo subo con Claudita—glupp!!! Trague saliva, ya estaba metido en muchos problemas, pero ni modo, me senté en la sala y Esthercita se sienta a mi lado
– ¿te gustaron las clases con mi hermana?—pregunto y su mirada fija me decía que algo sabía
– Ella es muy aplicada
– Sabes, a mi mamá le gustaste, lo noté. Me ha hablado de ti cada que ha podido
– ¿y eso significa que le gusto?
– Sí, yo la conozco bien, no seas malo y quédate con nosotras un rato, mi mamá a veces se siente sola porque tiene pocos amigos—en eso bajo Rita, acompañado de Claudita
– Esthercita sube, también te tienes que cambiar—Claudita se queda conmigo mientras su hermana me mira con una sonrisa coqueta y sube con su mama
– Claudita, ¿le contaste a tu mamá?
– No puedo hablar de eso
– ¿Por qué? Necesito saber, ¿noto las manchas en tu pantaleta?
– Si, le pareció rica— tapó inmediatamente su boca con su mano, como sintiendo había dicho de más
– ¿Rica? ¿La probó?
– Si, la vio y le paso la lengua, dijo que sabía rica. No le cuentes que te dije, es un secreto entre nosotras
– Bueno pero eso tendrá un precio—dije yo tratando de sacar ventaja de la situación
– ¿Cuál?
– Cuando te pregunte me tendrás que contar todo lo que yo te pregunte de tu mamá—se me quedo murando un momento y finalmente contesto
– Sí, pero no ahorita. Ahí viene—dijo señalando a las escaleras de donde bajaba Rita con una sonrisa de oreja a oreja

– ¿Te quedarás a merendar con nosotras verdad?
– Sí, me da pena abusar de tu amabilidad, pero si insistes, sí, claro
– Bueno perfecto, me llevo a Claudita a comprar pan, te quedas con Esthercita para que te haga compañía, Esthercita te quedas a cargo de la casa, pero obedece a Alejandro en todo
– Si mami—contesto volteándome a ver con una sonrisa de emoción

Salieron Rita y Claudita tomadas de la mano, yo me quede sentado en un sillón de la sala, dónde momentos antes había manchado de semen a su hermanita, Esthercita se sentó a mi lado, me pidió si podía prender su televisión, como pidiéndome permiso, yo le dije que sí que no había problema, la encendió pero me miraba a mi más que a la televisión.
– Esthercita, ¿te puedo preguntar algo?
– Si
– ¿Qué te cambiaste? Te veo con la misma ropa con la que llegaste—se puso nerviosa y titubeo un poco de contestar
– Me cambie mi ropa interior
– ¿Solo eso?
– Sí, es que se me mancho un poco en el catecismo
– Entiendo, no quiero incomodarte, pero ¿de qué te manchaste?—palideció un poco, con mi pregunta
– No te puedo decir
– ¿Por qué?
– Es secreto—ya estaba notando demasiados secretos en esta familia, pero me excitaba pensar las respuestas de esos secretos
– Bueno, si no puedes contármelo, mínimo me puedes mostrar la bombachita que te pusiste
– Jijiji ¿la quieres ver?
– Si
– Bueno—se levantó y se puso frente a mí y levanto su vestidito mostrándome sin ningún pudor su bombachita que era de color rosa y pequeñita para su cuerpo
– Te queda pequeña, ¿la puedo tocar?
– Sí, si quieres jijiji—pase mis dedos por los bordes elásticos de la bombachita y sentí como ella se estremeció
– Si es muy suave
– Mi mamá me dijo que esta te gustaría mas
– ¿A mí?
– Si— era muy suave, tanto que no tenía que hacer esfuerzo para desplazarla a un lado y así lo hice, ahora veía sus labios mayores, algo irritados
– Están rojitos tus labios ¿te rosaste?—en eso se oyó la puerta principal abrir y solté a la niña, quien rápidamente se acomodó la bombachita y bajo su vestido sentándose a mí lado como si nada hubiera pasado
– Hola ya llegamos—Rita con su sonrisa de oreja a oreja

Nos sentamos y merendamos sin ninguna novedad, salvo las constantes preguntas de Rita si me había agrado su casa y si le había gustado darle clases a Claudita, yo contestaba propiamente que si a todo lo que ella preguntaba. Terminando de merendar, le dije que me retiraba para que ellas hicieran las cosas que hacía normalmente, nuevamente ella me lo impidió, diciéndome que aún era temprano, las niñas no traían tarea, que las acompañara a ver una película

– Pero si tu esposo llega ¿no se m*****a?
– Aún falta mucho para que llegue, tranquilamente podemos ver una película y sobraría tiempo
– Ok, pero entonces si se m*****aría si me viera aquí
– Digamos que entre menos sepa… mejor—volvió a sonreír mirándome directo a los ojos.

Nos sentamos en el sillón largo de la sala, frente al televisor, las niñas pusieron la película en la videocasetera, era una película de softporn, esas donde no hay sexo explícito pero si escenas muy candentes, Claudita se paró a lado de su mamá y le dijo algo al oído, ella sonrió y la sentó en su falda, Esthercita se me quedo mirando y Rita dijo

– Alejandro, te m*****aría si Esthercita se sienta en su regazo, es que a ellas les gusta ver la tele así
– Para nada, pero ¿no es una película algo fuerte para las niñas?

– No, a ellas les gusta, y prefiero que conozcan esto frente a mí y pueda resolverles sus dudas, a que lo hagan donde yo no este y alguien las confunda. Anda deja que Esthercita se siente en tu regazo y disfruta la pelicula

Esthercita sonrió coqueta y se sentó sobre mis piernas, con su vestido dividendo nuestros cuerpos, la película empezó con una escena donde una chica muy joven cabalgaba a un hombre que podía ser su abuelo, lo hacía de forma lenta, sensual, su piel sudada por el constante movimiento, brillaba como perla, el tipo la tomaba de las tetas y la guiaba en el movimiento, las dos niñas hacían el mismo movimiento que la actriz, sus caderitas se movían lento de atrás a adelante y hacía los lados al mismo tiempo, sincronizadas por la imagen que veían, yo sentía los movimientos de Esthercita, mi pene cobro vida encajado en sus nalguitas, que con movimientos suaves lo animaban a continuar creciendo, voltee a ver a Rita quien miraba atenta la imagen y acariciaba suavemente a Claudita, deslizaba las yemas de sus dedos sobre la suave piel de su antebrazo, subía y bajaba, Claudita movió su mano y la situó cerca de su entrepierna, eso facilito que Rita al deslizar las yemas por su antebrazo bajara un poco más hasta su mano. Era demasiada la tensión sexual en el ambiente, se me escapo un suspiro, Rita lo noto

– Alejandro ¿no estás cómodo así?
– Sí, estoy bien
– Claudita amor, trae una manta para taparnos, tengo frío—diciendo esto voltea a verme sonriendo coqueta, Claudita no tardo nada en traer la manta y la coloco tapándonos a los cuatro— Esthercita levántate para que Alejandro se pueda acomodar—

Esa era mi oportunidad, cubierto por la manta baje rápidamente mi bragueta sacando mi pene erecto a morir, al mismo tiempo que levante la falda de Esthercita para que quedara en contacto directo con sus nalguitas dividido por las suave pantaleta, no pude evitar abrir la boca al sentir el contacto de la piel de la niña, que inmediatamente se comenzó a mover con la película, se recargo sobre mí y movía suaves sus caderas, en ocasiones bajaba su mano y tomaba mi pene para acariciarlo levantando sus caderas, como si tuviera curiosidad para ver cómo era, volvía a voltear a ver a Rita que también tenía a Claudita recargada sobre ella, la niña cerraba los ojos por segundos para volver a abrirlos, lo mismo que su boca, poniendo más atención pude ver la mano de Rita moverse a nivel de la entrepierna, ¡La estaba masturbando! Pase mi mano por delante para acariciar la vagina de Esthercita, que al sentir mi mano abrió sus piernas permitiendo que la acariciara a mi antojo, ella también abría su boca y movía su cadera con más entusiasmo; podía sentir la humedad de la rajita infantil, aproveche un movimiento para poner mi pene sobre la rajita y le cerré ambas piernas, ella inmediatamente movió sus caderas de atrás hacia adelante con movimientos más que obvios, abrió su boca y gimió quedito, Rita lo notó, levantó la manta destapándonos y vio mi pene rosando la rajita infantil por encima de pantaleta

– Alejandro ¿qué haces?—me cayó un balde de agua fría, casi me desmayo del susto
– Yo… este…
– Te vas a rosar la verga, así no—tomo mi verga erecta, hiso a un lado la pantaleta y puso en contacto directo con la rajita de Esthercita, para después volver a acomodar la pantaleta cubriendo mi pene—así es mejor—me guiño un ojo, volteando a ver a Claudita que tenía la falda enrollada y la bombachita en uno de sus tobillos—creo que ya no ocupamos la manta-

Pone su mano en la rajita de Claudita acariciando su pequeño clítoris, ella gime ya sin contenerse por mi presencia, yo inicio mi movimiento de cadera y Esthercita cierra los ojos y abre la boca dejándose llevar, ya nadie ve la película, los dos estamos ocupados con su respectiva niña, tomo la mía de las caderas para hacer más eficiente el frotamiento, Rita está sentada a mi izquierda, muy cerca de mí, tanto que percibo el rápido movimiento de su mano sobre la raja de su hija, suelto la cadera de Esthercita y acaricio el muslo de Rita, ella voltea, tiene la boca abierta, su cara cambió, ahora esta excitada, sus pupilas están muy dilatadas, levanta un poco a su hija para que yo pueda deslizar mi mano hasta su entrepierna, ella misma levanta su falda y deja que acaricie su vagina sobre la pantaleta, la siento muy húmeda, baja a Claudita y siento sus nalgas sobre mi dorso, la niña las mueve para hacer más placentero el contacto. Rita se acerca a mí con la boca a vierta y me besa, nuestras lenguas se enroscan, aumento el movimiento de mi mano y mi cadera, Rita gime y su quejido en ahogado dentro de mi boca, se separa de mí y recarga su cabeza atrás en el sillón y gime más fuerte

– Aaaahhhhhhhh aaaaaaaahhhhhhhhhh

Abre su boca, puedo ver baba que sale de su comisura bucal, literalmente está babeando, sintiendo su orgasmo con mi mano. Claudita me voltea a ver, tiene su boca abierta su respiración agitada, su madre le sigue frotando rápido la rajita, ella sola se acerca a mí y me besa en la boca como lo hiso su madre hace unos segundos, se separa para seguir respirando rápido y ahora toca el turno de Esthercita, giro su cabeza sin ningún problema y la beso a lengua suelta, las dos niñas son expertas besadoras, en ese momento se me viene imágenes de su madre besándolas, enseñándoles cómo hacerlo, eso me prende más y aumento el movimiento de cadera, siento el cosquilleo de mis huevos que quieren explotar, aprieto la vagina de Rita con mi mano izquierda y la tetilla de Esthercita con la derecha y grito mi orgasmo

– Aaaahhhhhhhhhh aaaaaaahhhhhhhhhhhh
– Aaaahghhhhhh aaaaaahhhhhh—es el grito de Rita al sentir mi mano apretar su raja

Relajo mi mano en la raja de Rita al mismo tiempo que voy perdiendo erección, Rita también va disminuyendo el movimiento de su mano y vamos regresando a nuestra realidad. Saco mi mano de la entrepierna de Rita y acaricio el vientre de Esthercita con ambas manos, Claudita cae al lado izquierdo de su madre casi desfallecida del orgasmo provocado por su progenitora, Rita levanta la falda de Esthercita y mira toda la leche que deje en la rajita de su hija y la que mancho su bombachita

– Sí que eres impetuoso, mira como dejaste mi hija

Le abre las piernas y comienza a lamer toda la leche que quedo por los alrededores, quita la pantaleta liberando mi pene y lo comienza a chupar para limpiarlo, moviendo su cabeza de arriba abajo, en ratos se lo saca y lame la leche de la vagina de su hija arrancándole quejiditos suaves de placer y vuelve a meterse mi pene en su boca.

– Ya veo que tenemos los mismos gustos, creo que nos llevaremos de maravilla, haré que estancia aquí sea inolvidable y que no quieras irte de aquí
– Gracias Rita, esto estuvo riquísimo, es la mejor bienvenida que he tenido en toda mi vida
– Sabes Alejandro, este lugar es pequeño y difícilmente encuentras alguien con nuestros gustos y sobre todo que tenga la discreción para seguir haciéndolo, somos muy pocos en nuestro círculo, espero te quieras unir
– Si—lo dije por reflejo, le verdad yo no era pedófilo, pero me encantó disfrutar de esas niñas—y quienes mas están en el círculo que dices
– Mmm de entrada te diré que tu jefa
– ¿La directora?
– Aja, ella fue la que me metió, te la vas a pasar bien…

Nos abrazamos y nos besamos, aún quedaba rato para estar solos antes de que llegara el susodicho esposo de Rita.

No salía de mi asombro, Rita había mandado a sus dos hijas a bañarse y cambiarse de ropa (otra vez) y se había quedado conmigo en la sala, mi pija aún estaba de fuera, ni me había m*****ado en guardarla, Rita estaba sentada a mi lado terminado de ver la película, recargada abrazando mi brazo izquierdo.
– Rita, tengo que preguntar ¿Qué pasó en el catecismo? ¿Por qué salieron antes?
– Jajaja picaron, quieres saber todo, pues el seminarista que está de paso, le da clases particulares a Esthercita
– Y ¿eso que tiene que ver con que salieran temprano?
– Pues en eso tienes mucho que ver tu, sabes a mi hijas les has gustado, Claudita me comento como la ibas manoseando en el vagón y después en el bus y Esthercita se sintió celosa que sólo la haya querido manosear a ella, así que nos pusimos de acuerdo para acabar pronto con las clases de catecismo y llegar antes, pero te quise avisar para no llegar de repente y encontrarte en una situación que te incomodara.
– Y no te dijeron algo allá.
– No, jajaja tontito, a Esthercita le da clases el seminarista, clases a ella sola— se queda mirando el rostro de Alejandro que no entendía
– ¿Por qué sola?
– Jajaja a ver dime te hubiera gustado que estuviéramos Esthercita y yo mientras le dabas clases a Claudita o hubieras querido estar solo como estuviste
– Bueno viéndolo así, pues si mejor solo, pero entonces quiere decir que…
– Si, también es de nuestro circulo, te cuento como pasó todo.
***********

Hoy llevaba a Esthercita a mi lado y el seminarista apenas no vio entrar a la iglesia inmediatamente se acercó a nosotras, tomó de la mano a Esthercita y se la llevó a la sacristía, ni se m*****ó en saludarme el muy canijo, pasó a Esthercita y cerró. Yo me quedé afuera y esperé, ya sabía que no tardaría, tomé un folleto de la iglesia y lo leí. Esto me lo contó mi niña después en el camino, me dijo que apenas cerró volteo a verla y la hincó para practicar como haría la comunión, se bajó el cierre y saco su pito, previa bendición blandiéndolo sobre el rostro de mi niña le dijo
– A ver Esthercita, necesito que abras bien la boca para recibir la ostia

Mi niña sabe cómo son estos juegos siempre empiezan iniciando la toma de la ostia, es un juego entre ellos, abrió solo un poco la boca
– No, ábrela más, necesita caberte toda
Ella lo hiso y el seminarista le introdujo la punta del pito y lo saco, estuvo así sostenido su pito y metía solo hasta donde topaba con su mano, ella se lo permitía, imagino que hoy andaba muy impetuoso, porque me dijo Esthercita que en cierto momento soltó su pito y la sujeto de la cabeza con ambas manos y le hiso un mete y saca que casi la hace vomitar, le empezaron a lagrimear los ojos, ella instintivamente puso sus manos en las caderas para evitar que la metiera mucho, él lo notó y se detuvo
– ¿Qué pasa Esthercita?
– Padre, es que siento que me voy a vomitar
– Bueno está bien, dejemos de ejercitar la toma de la ostia, ahora ven y practiquemos tus oraciones, ven siéntate

Ya sabía lo que seguía, él se sienta, ella levanta su falda y se sienta sobre su pija de frente a él e inicia su padre nuestro mientras mueve sus caderas de atrás a adelante, se sostiene con ambas manos de los hombros del seminarista y el la sostiene por las caderas, el movimiento empieza lento, pero mi niña llevaba prisa el día de hoy, así que hiso algo que nunca había hecho con él, se levantó e hiso a un lado su pantaleta y se volvió a sentar sobre la pija; me contó mi niña que el muchacho, nada sintió el contacto directo con la vulva de ella y abrió su boca poniendo los ojos en blanco, asombrado por la sensación de contacto; mi niña inició nuevamente el movimiento de caderas y comenzó a susurrarle al oído del seminarista sus oraciones. Te repito Esthercita llevaba prisa así que lo tomó de la cara con ambas manos y lo beso con su lengüita, chupo su lengua y emitió cuantos quejidos pudo para que el seminarista “acabará” rápido. Cuando el sintió que iba a eyacular le dijo
– Esthercita ya acabo, ya acabo quiero que tomes tu hostia de nuevo aaahhhhh rápido ¡rápido!

Ella se desmonto de él y se metió la pija a la boca y movió su manita de arriba abajo, sabes es una técnica que tiene bien aprendida. El seminarista la toma fuerte de la cabeza y eyacula toda la leche dentro de mi niña, ella siente que se ahoga saca la pija de su boca salpicándole la cara y el la vuele a empujar para metérsela nuevamente por la boca y acabar su eyaculación, al hacer esto lanzo un grito de placer, fuerte que hasta yo lo oí afuera de la sacristía, me levanté asustada porque había más personas al otro lado de la pared, por fortuna nadie escuchó, salió Esthercita con una sonrisa de satisfacción
– Ya mami ya vámonos– Aún se venía acomodando su vestido
– ¿Tan rápido?—le pregunté yo con cara divertida y asombrada
– Si, hoy se lo hice rápido

Nos dirigimos al teléfono público, no quería sorprenderte en una situación incómoda y que te asustaras, te marque y mientras hablaba contigo le limpiaba con mi lengua y a besos el semen que ella aún traía en su carita, después llegamos y ya conoces el resto.

***********
– Guau, que buena historia
– ¿Crees que es historia?
– No, no me refiero a eso, me refiero a que ya me volví a calentar con tu anécdota
– Picaron—me dice con su sonrisa a flor de labios—si lo note—dice mientras me masturba suavemente—pero desafortunadamente ya no tenemos tiempo, mi marido llega en una hora y tenemos que limpiar y acomodar todo esto; él no sabe nada de esto, es muy moralista y metódico, imagínate solo tenemos sexo una vez cada 3 semanas… si bien me va jajaja
– Bueno deja me arreglo para irme
– Sí, creo que ahora si es prudente. Tengo que decirte algo, me gustó mucho compartir contigo “esto” y me gustaría que se repitiera, pero debo pedirte absoluta discreción. Además te tengo que hacerte una pregunta
– Si, dime y por lo de la discreción eso asegúralo de mi parte
– Tenemos una habitación en esta casa, es algo grande, tiene acceso independiente al resto de la casa, pero comunica con la cocina, ¿te gustaría mudarte aquí con nosotros y rentarla?

Podríamos arreglar una diferencia a cambio de tus “clases de piano”
– ¿es en serio?
– Si—dice mientras continua moviendo su mano de arriba abajo sobre mi pija
– Claro que me gustaría, de hecho me encantaría
– Bueno, yo hablo con mi marido y le digo de ti y de las clases que las niñas quieren tomar y no creo que tenga objeción— continua moviendo su mano y voltea a ver mi verga—ya va llegar mi marido, pero sería una lástima desperdiciar esto, por favor quiero que acabes rápido

Diciendo esto se levanta, se para frente a mí, levanta su falda y desplaza a un lado su pantaleta, se sienta sobre mi pija y la mente en su concha que ya escurría jugos, suelta su pantaleta y falda y me sujeta con ambas manos de la cara para buscar mi boca y besarla metiendo su lengua, gime mientras me besa y mueve sus caderas para sacar lo poco que queda de leche
– Aaahhhhh Alejandro como me gustas aaahhhhhhh

Abre su boca y me sonríe, cierra su ojos y mueve con más entusiasmo sus caderas, de atrás a adelante y hacia los lados, toma una de mis manos y la pone sobre su seno y después toma la otra mano y la lleva por debajo de su falda hasta la meterla por debajo de la pantaleta, la empuja y siento con mis dedos, como mi pija se desliza sobre su concha más que mojada, por instinto meto un dedo en su culo y ella abre los ojos y su boca para finalizar en una sonrisa de satisfacción, mi dedo se introduce hasta la mitad y ella acelera sus caderas gime más fuerte
– Aaahhhhhh aaaaaahhhhhh sí, así, así me gusta si si aaahhh aaaaahhhh

Aprieto mi mano sobre su teta e introduzco mas mi dedo, ya que entra todo comienzo un mete y saca lubricando el dedo con los jugos que circundan desde la vagina, cuando siento que ya está más lubricado meto un segundo dedo, ella gime más fuerte
– Aaaahhhhh aaaaaaahhhhhhh que rico si, así Alejandro, como quisiera que te quedaras toda la vida aquí con nosotras, te complaceríamos en todos tus caprichos, tendría hijas para ti, las prepararía para que te satisfagan con todos sus agujeritos aaaaahhhh aaaaaaahhhh Alejandro me vengo… me vengo… aaaaahhhhhh aaaaahhhhhh aaaaaaahhhhhhh
Gime fuerte arqueándose hacia atrás y no pudiendo evitarlo eyaculo en lo profundo de su vagina, sintiendo los espasmos de su orgasmo al mismo tiempo que mueve su cadera; con los últimos espasmos, se relaja más voltea a verme con su sonrisa seductora, me besa con pasión, lame las gotas de sudor que escurren por mi cara, mi verga aún está dentro de ella y va perdiendo rigidez conforme ella me besa

– Esto estuvo riquísimo Alejandro, no quería que acabara, pero ya debemos arreglarnos— Se levanta, tapa su raja con las manos, porque le empieza a salir la leche— deja voy al baño y me limpio ahorita regreso— volteo al otro lado de la sala y veo a Esthercita y Claudita paradas cerca, al parecer habían presenciado todo, su mirada expectante lo decía
– Niñas, ¿llevan mucho ahí?—las dos asintieron en silencio con la cabeza— ¿vieron todo?—volvieron a asentir— ¿les gusto? — vuelven a mover su cabeza en sentido afirmativo—creo que quedo un poco aquí ¿Quién de ustedes dos la quiere?— Claudita sin decir nada se acerca y la mete a la boca sacando las ultimas gotitas degustando su sabor, la saca de su boca voltea verme puedo ver manchas en sus labios— Esthercita limpia la boca de tu hermanita—ella se acerca a su hermana menor y con la lengua limpia los restos manchados quedando tan relucientes como cuando salieron del baño. En eso Rita sale del baño con su ropa arreglada, traía un trapo húmedo para limpiarme, se queda mirando divertida
– Te traía esto para limpiarte pero veo que ya te limpiaron—voltea a ver a sus niñas con una sonrisa, se acerca a ellas y las besa en la boca sintiendo el sabor de mi semen, se empiezan a morrear y meter mano, Rita retoma la compostura—bueno niñas al comedor que ya no tarda en llegar su padre
– Me voy Rita—dije levantándome y abrochándome la bragueta—te veo mañana en la escuela
– Hasta mañana, gracias, esto estuvo riquísimo— dice mientras camina a mi lado hacia la puerta, me da un beso en los labios—descansa

La mañana siguiente transcurrió sin novedades, di mis clases de flauta dulce, vi lo mal que estaban los alumnos en música, señal que no habían tenido maestro por un largo tiempo. Alrededor de las 12 aparece Rita en mi puerta, traía su vestido color oscuro característico del uniforme de los maestros en esa escuela
– Hola Alejandro, ¿Cómo va tu día?
– Bien Rita gracias ¿y a ti?
– Muy bien, pero ahorita que te veo mejor

Voltea a todos lados buscando miradas indiscretas, verificando que nadie nos ve, se acerca y me besa en la boca, me empuja dentro del aula y en la complicidad de esta me abraza y me besa con más entusiasmo, por reflejo bajo mis manos hasta sus nalgas y las acaricio por encima de su falda, las deslizo más abajo hasta el borde, lo tomo y lo subo; ahora acaricio sus nalgas separadas por su pantaleta, ella de forma instintiva mueve sus caderas al sentir mis manoseos, baja una mano y me acaricia mi paquete que ya pide guerra, mete su lengua dentro de mi boca, en eso se oyen ruidos de niños fuera del aula y nos separamos recuperando la compostura; ella arregla su largo vestido planchándolo con sus manos
– Alejandro tenemos que guardar la compostura
– Pero tú empezaste Rita, si empiezas no me detengo
– Bueno, vine para invitarte a pasar la tarde con nosotras, queremos ir al cine ¿quieres acompañarnos?
– Claro, ¿qué película quieren ver?
– Espero no te rías ni te parezca poco, pero están reestrenando titanic
– Jajaja
– Mmm muy bien entonces no
– No, no estoy diciendo que no, solo que no pude evitarlo, cuando venía para acá alguien me dijo que me iba a aburrir mucho porque aquí apenas iban a ir estrenando titanic
– No entiendo
– Bueno que salió cierto, voy a ver titanic, solo que con su compañía no importa lo que vea para pasarla bien, si vamos
– Muy bien, bueno paso por ellas a sus salones, vengo por ti y de ahí nos vamos de paseo

Se alejó moviendo sus caderas, las contoneaba de forma más marcada, como presumiendo lo que me podía comer cuando quisiera, se me hizo nada corto el tiempo hasta la hora de la salida, finalmente sonó la campana, a los 5 minutos apareció Rita con sus dos hijas a cada lado, en cuanto me vieron me sonrieron
– Hola niñas como están, ya listas
– Si Alejandro

Contestaron al unísono, tomé de la mano a Claudita y Rita a Esthercita, en cierto momento Esthercita soltó a Rita y se puso a mi lado tomando mi mano, caminaba con las dos niñas a cada lado mío, Rita iba tras de nosotros contemplándonos feliz viendo el cuadro que formábamos, ellas me volteaban a ver, me sonreían y yo correspondía su sonrisa con un guiño de ojos, apretaba sus manitas. Llegamos al cine, era temprano, Rita iba a pagar, no se lo permití
– Esta vez soy yo el que invito, ya me invitaste a almorzar ayer
– Gracias Alejandro, eres lindo—me dijo con un brillo en los ojos
– Dos adultos y dos niños por favor

El vendedor de taquilla ni me volteo a ver, recibió mi dinero me entrego los tickets y el cambio. Entramos, era de esos cines antiguos que están todas la butacas al mismo nivel y se entra por la parte posterior, nos sentamos en la fila más próxima que era la más alejada de la pantalla, me senté y Esthercita brinco sentándose a mi lado, Rita se iba a sentar a otro lado mío pero Claudita en un hábil movimiento le gano, Rita no tuvo más remedio que sentarse al lado de Claudita riendo divertida por sus hijas; la sala estaba vacía, era día de entre semana y era la primera función, estábamos nosotros cuatro para toda la sala. Se apagaron las luces, quedo el lugar en penumbras se prendió el proyector e inicio con los comerciales propios de los cines, las butacas no tenían descansa brazos, por lo que las niñas se recargaron cada una a mi lado, esto facilito que yo las abrazara, cualquiera que entrara y viera la escena pensaría que es un padre amoroso con sus dos hijas mimadas y caprichosas que siempre quieren estar con papá, Rita cruzo las piernas y puso ambas manos en las rodillas.

Empezó la película, ya la había visto mil veces, me la sabía de memoria cada parte de ella, acariciaba con mis manos lo brazos de ambas niñas, suave de arriba abajo, cuando mi mano iba hacia abajo llegaba hasta la altura de sus nalguitas y las acariciaba por encima de la falda, conforme paso la película mas me quedaba en sus nalguitas y las apretaba sintiendo la deliciosa carne de esos bollitos tiernos, ellas sentían mis caricias y las recibían con agrado, fue Esthercita la que comenzó a acariciarme el bulto por encima del pantalón, lo hacía suave al principio pero conforme yo aumente el tono de mis caricias ella hiso lo mismo sobre mi paquete, Claudita la vio y puso su mano también sobre mi bulto, yo ya jalaba sus vestiditos para levantarlos y acariciar sus nalgas por encima de la pantaleta, ellas suspiraron al sentir mis manos sobre sus casi desnudos bollos, Claudita torpemente busco mi cierre, pero este estaba escondido debajo del cinto por la posición en que estaba, Esthercita le ayudo pero no podían hacerlo entre las dos, Claudita voltea a verme, vi su mirada y entendí lo que quería, me solté de las dos y con ambas manos abrí mi bragueta, sus ojitos se abrieron cuando vieron la puerta abierta, las volví a abrazar y continué con las caricias sobre sus nalguitas, Esthercita metió su mano para liberar mi pene y torpemente lo logro, este salió brilloso por el líquido pre seminal que emanaba de él; voltee a ver a Rita que de reojo nos miraba con sus manos en ambas rodillas sonriendo de felicidad, podía ver el brillo en sus ojos con orgullo. En eso Claudita metió la mano por mi bragueta y libero mis huevos que salieron apretujas, me lastimaban, nuevamente las solté para desabrochar mi cinto y pantalón y este se abriera completamente, ahora ya no me calaba nada, en cuanto quite las manos, para regresar a esos hermosos culitos, ellas se abalanzaron sobre mi pito, Esthercita lo metió en su boca y Claudita ataco los huevos, se metía uno en la boca y lo chupaba y luego lo hacía con el otro, el sonido de la chupada de ambas niñas ya era evidente, Rita volteo a vernos, me vio directo a los ojos me sonrió y volteo los ojos hacia arriba moviendo la cabeza en sentido negativo, como diciendo “estos no tienen remedio”, se levantó y se paró en la puerta de tal forma que seguía viendo la película y a nosotros y también con un leve movimiento podía ver el pasillo por si alguien venía.

Que hermosa madre era Rita, se paraba a vigilar para permitir que sus hijas me siguieran mamando el pito, y que decir que ellas desquitaban el riesgo, metían mi verga a su boca con maestría, se alternaban, mientras una metía mi pito la otra pasaba la lengua por lo huevos o los chupaba, las sensaciones que yo sentía en ese momento eran el cielo, voltee a ver a Rita parada en la puerta que nos veía, ya había levantado su vestido por la parte del frente y metía su mano derecha por debajo de la pantaleta masturbando su chocha, en ocasiones sacaba la cabeza hacia el pasillo para ver que nadie viniera y regresaba a vernos, moviendo su mano dentro y fuera de su vagina dedeándose con verdadera enjundia.

Las niñas continuaban en su tarea, yo ya estaba demasiado caliente y puse mis manos en los elásticos superiores de su pantaletitas, que cabe decir eran suaves en extremo, y metí mi mano por debajo de estas, llegue primero al culito de ambas, ahí me quede moviendo mis dedos y penetrándolos, solo un poquito, ellas movían sus caderas en señal de placer, me dirigí más hacia abajo y sentí los labios de esas boquitas llamadas vaginas, que estaban mojadas y al pasar mi dedos por ambas, gimieron al mismo tiempo gimieron, ahora la situación ya se había sincronizado, ellas mamaban a la velocidad que yo las dedeaba, yo aumentaba mis dedeadas y ellas mamaban y movían sus manitas más rápido, bajaba yo la velocidad y ellas hacían lo mismo; en la pantalla Leonardo Dicaprio estaba parado en la quilla del Titanic, con los brazos extendidos gritando “woouuuu soy el rey del mundo”… jajaja pendejo, el rey del mundo era yo, tenía a mis dos princesas mamándome con verdadera pasión y a mi reina masturbándose en la puerta vigilando que nadie me m*****ara en mi pacer, yo era el verdadero rey…

Al estar pasando mis dedos por ambos chochitos me atreví a meter un poco más los dedos, sentí esa pared natural que divide a la niña de la mujer, ya envalentonado metí un poquito más, ellas al mismo tiempo contrajeron sus caderas, era la señal de que de ahí no debía pasar, entendí el mensaje saque los dedos y los lleva a mi boca, los chupe saboreando el sabor de sus chochitos, regrese debajo de las pantaletas y metí los dedos en sus culitos, solo la falange más distal, ellas movieron sus caderas hacia arriba floreando sus culitos, en señal de que esto si lo podía hacer; no espere más y comencé un mete y saca de sus culitos, ellas gemían más fuerte cada vez conforme aumentaba la velocidad y profundidad, ya cuando sentí el éxtasis de ellas saque mis dedos de sus culitos y los lleve cerca de mi pija, acaricie sus boquitas mientras me mamaban y lubrique el segundo y tercer dedos de mis manos, ellas los chuparon mojándolos de saliva, regrese a sus culitos y volví a meter mis dedos pero una vez que ellas tuvieron un dedo mío en sus respectivos culitos, empecé a moverlo en círculos, quería dilatarlo más, empecé a meter el segundo dedo, ellas ya estaban con ambas rodillas sobre su asiento, lo que permitía mis movimientos, las dos niñas ya gemían más fuerte, por suerte en la pantalla DiCaprio bailaba como pendejo en una fiesta tipo irlandesa, con música muy ruidosa, lo que enmascaraba los gemidos y gritos que daban las niñas.

Voltee a ver a Rita que sería miraba en primera plana a Claudita empinada, con su cabeza metida en mi entrepierna, imagino que miraba mi mano debajo de la pantaleta y que por la posición, el movimiento y los quejidos de sus hijas adivinaría que les estaba metiendo los dedos en sus culitos, Rita miraba atenta, volvió a sacar su cabeza para mirar hacia el pasillo, cerciorándose de que no había ni un alma, regreso la mirada al culito de Claudita, a la cual ya le había logrado meter el segundo dedo, Rita saco la mano de su chocha y la paso por debajo de su falda hacia atrás para meterla por debajo de sus pantaleta entre sus nalgas, por la expresión que puso al entrecerrar los ojos y abrir su boca, adivine que se acababa de meter uno o dos dedos en su culo, no contenta con ello, paso su mano izquierda por delante y la metió en su vagina, se estaba haciendo una doble dedeada ella sola, miraba la pantalla, entrecerraba los ojos y abría la boca, volteaba a verme, miraba hacia el pasillo y regresaba la mirada a la dedeada que le daba a sus hijitas, en una de esas abrió la boca al máximo cerrando los ojos y dio un grito de placer, que por más que intento ahogar, le salió fuerte; en la película la música ya había cedido, pero ahora DiCaprio se cogía bien y bonito a Kate Winslet, Celin Dion cantaba mientras estos le daban duro y dale dentro de una carcacha toda ahumada, yo no me quedaba atrás y metía y sacaba los dedos de ambos culitos haciéndolas gemir. Rita había sacado las manos de su entrepierna y culo, acomodaba su falda, saque los dedos de ambas niñas que gimieron fuerte cuando lo hice.

Claudita mi amor, le toca a tu mamá, ve tú y vigila en la puerta
No muy alegre me miró, pero se paró y se fue a la entrada a “vigilar”, Rita se acercó a mi sonriendo, se agachó y me besó, acaricie sus melones por encima del vestido, la gire y la pare viendo a la pantalla de espaldas a mí, metí mis manos por debajo de su vestido y baje su pantaleta, ella levanto una pierna y luego la otra para sacarla por completo, la jale hacia a mí y le metí la pantaleta en la boca, ella volteo a verme entre divertida y desconcertada, la volví a acomodar, levante su vestido de atrás y la fui bajando, cuando estuvo cerca acomode mi cabeza en la entrada de su culo, ella gimió fuerte al sentir el intruso invasor, creo que en ese momento comprendió el sentido de la pantaleta en su boca, la fui bajando y ella gimió más fuerte al sentirse dilatada por mi verga, puse mi mano en su boca para ahogar el grito, ella recargo su cabeza en mi hombro cuando estuvo completamente empalada, espero solo un minuto a que se acostumbrara y comencé a levantarla y bajarla, ella gemía fuerte
– Mmmmg mmmmmgggg

Era solo el gemido que podía dar, aumente las embestidas, mire a Esthercita que miraba atenta, hincada sobre su asiento, la tome de la mano la levante y la guie a que se hincara enfrente de su madre, levante la falda un poco para que viera la sonorización que le hacía, ella saco su lengua saboreando lo que veía, toma su cabeza y la dirigí a la concha materna, ella gustosa lo hiso, comenzó a chupar el clítoris, Rita grito cuando sintió a Esthercita chuparla y yo la penetre mas profundo, la sostenía con mis manos, mientras subía y bajaba mis caderas, para ser yo quien se moviera y no interrumpiera el trabajo de Esthercita, que pasaba su lengua entre los labios maternales para rematar chupando su clítoris, Rita había soltado la pantaleta de su boca y gemía fuerte, en ocasiones gritaba, por suerte en la película, el Titanic ya se hundía, y todos gritaban panqueados, eso tapaba los gritos de Rita.

Yo me sentía en el cielo culeando ese mujerón, sentía el vibrar de sus firmas carnes al golpearlas con mi entrepierna, mis brazos ya estaban cansados de cargarla, la solté dejando la caer sobre mi verga ello grito, pase mis manos al frente a acariciar sus melones por encima del vestido y después metí la mano para pellizcar el pezón de uno de ellos, ella gimió fuerte, mire a la entrada y ahí estaba Claudita toda nerviosa, miraba al pasillo y a nosotros cada 5 segundos, tenía que tranquilizarla, levante a Esthercita
– Esthercita, mi amor, ahora tu vigilas, Claudita acércate a nosotros

Una vez que Esthercita tomo el lugar vigía, Claudita se acercó y se puso a mi lado, Rita seguía con los ojos cerrados y la boca abierta, ensimismada en su propio placer, jale a Claudita y la bese sacando mi lengua, ella cerro sus hermosos ojitos y me correspondió, mi mano izquierda se fue por debajo de su vestido y le acaricie la rajita, moví su pantaleta a un lado y puse mis dedos sobre su conchita empezando a estimularla, empezó a gemir quedito y después más fuerte moviendo sus caderitas, las mías también se movían de arriba abajo enculando a Rita que se movía en círculos.

Rita se movió hacia adelante y se apoyó, con sus manos, en el asiento de la fila siguiente, lo que permitió que acerca más a Claudita la tomara con ambas manos y la abrazara mientras la dedeaba, nuevamente me atreví a meter un dedo en su conchita, ella abrió los ojos, pensé que se iba a quitar, pero los volvió a cerrar, esa era la invitación a meter mi dedo en su conchita, así me la estuve dedeando un rato hasta que sentí su orgasmo en mi dedo.
– Aaaahhhhhh aaaaahhhhhh—fue el quejido que dio con mi dedo dentro

Saque mi dedo mojado de su conchita y mi lengua de su boca, ella aun respiraba rápido, apenas estaba recuperando la respiración, volví a jalar a Rita hacia mí, recargándola, con mi mano derecha levante el vestido descubriendo su concha y con mi mano izquierda guie la cabeza de Claudita, que hincada en su asiento se empinó, metiendo la cabeza en la entrepierna vaginal
– Aaaahhhh aaaaahhhhh
Fue el grito de Rita, abriendo la boca y poniendo los ojos en blanco al sentir la lengua infantil. Sujete a Rita de ambos pecho y moví mi cadera de arriba abajo, mi pene me ardía de tanta fricción, Rita abre los ojos y ve a Claudita empinada a su lado, mete su mano izquierda por debajo de la pantaleta y la mano derecha guía la cabeza para que le chupe el clítoris, yo estoy en mi punto máximo, veo a Rita que saca la mano del trasero de su hija, se chupa los dedos mojándolos y los vuelve a meter al trasero, por la posición de la mano y los quejidos de su hija, adivino que le está metiendo dos dedos en su culito, un tercero queda fuera y estimula su rajita, hace un mete y saca rápido, esto es demasiado para mí, miro al pantalla y mientras el Titanic se hunde aventado espuma yo eyaculo dentro de Rita
– Ooohhhhhh aaaaahhhhh me vengo si me vengo aaaaahhhhh aaaaaaahhhhhh—casi grito en mi orgasmo
– Aaaahhhhh aaaaaahhhh—grita Rita al sentir mi eyaculación en lo profundo de su recto
– Aaaahhh aaaaahhhh mami— es el grito de Claudita siendo dedeada por su madre

Rita se continua moviendo ordeñando por completo mi verga, Claudita ya se levantó, quedando hincada, acariciando su trasero con cara compungida, yo tengo mi cabeza recargada en el asiento viendo el techo carcomido del viejo cine, por fin Rita se levanta, me mira me besa con pasión, levanta Claudita y le acomoda la ropa, se acomoda su ropa y se sienta, Esthercita se sienta en el regazo de su madre, yo tengo mi verga de fuera, miro la película que está en su parte final y emotiva, admiro como la fregada anciana arroja el ojo del mar a lo profundo del océano, mientras Claudita me limpia la verga con su boca. La película está llegando a su fin, volteo a ver y Rita y Esthercita se besan en la boca con pasión
– Ya van a encender las luces, hay que acomodarnos—meto mi verga en el bóxer, abrocho mi pantalón y cinto para finalmente subir mi bragueta
– Si, Alejandro tienes razón, pero ¿Te gustó la película?
– Me encantó, la he visto como mil veces, pero nunca la había disfrutado tanto como hoy

Se termina la película, se encienden las luces, nos levantamos y nos dirigimos a la puerta, íbamos todos sudados con los cabellos mojados por el sudor, el chico de la entrada nos vio y acerco preocupado
– ¿Está muy caliente la temperatura del cine?
– Bastante, creo que deberías prender el clima artificial—dije yo con desdén sin detenerme
– Pero esta prendido—contesto él quedando solo en el pasillo, mirando hacia abajo y a la izquierda, como pensando “en la madre no prendí el clima”

Nos dirigimos a la estación de camiones, esta vez iríamos por caminos separados, ellas a su casa y yo a la mía.
– Bueno aquí nos despedimos—mira a todos lados, se acerca a mi y me da un tierno beso en los labios, pone algo en mi mano, volteo a ver y son las pantaletas de las tres—para que esta noche pienses en nosotras
En que diablo momento se las quito, ni cuenta me di. Claro que pensaría en ellas, aspiraría el olor de sus chochos toda la noche, sería una larga noche de pensar. Rita de repente se regresa y se acerca a mí
– Por cierto se me olvido decirte que hable con mi marido y acepto rentarte el cuarto extra de la casa, así que ¿cuándo quieres mudarte?
– ¡mañana mismo!—grite yo de emoción
– Muy bien, entonces mañana nos ponemos de acuerdo para tu mudanza
Esto se ponía mejor, tendría más tiempo para disfrutar esas tres ricuras

La mudanza fue rápida, básicamente hice mi maleta, me despedí de la casera y salí sin voltear atrás, llegue ese día por la tarde casi noche, Rita me recibió con una gran sonrisa que iluminó el cielo, sus ojos brillaron de emoción, después se volvió seria y formal

– Hola profesor Alejandro, lo esperábamos—inmediatamente adiviné que su esposo estaría en casa
– Gracias Maestra Rita, es usted muy amable en permitirme rentarle el cuarto. Espero no interrumpir ni ser inoportuno
– Claro que no profesor, lo esperábamos, mi marido, mis hijas y yo planeamos cenar juntos con usted, así él lo conoce y usted a él
– Gracias
– Pase por favor—el protocolo después de habérmela cogido y saboreado a sus hijas, sabía extraño, pero mejor le seguí el cuento.
– Por aquí

Me llevo al comedor donde su esposo, estaba sentado en la cabecera de la mesa con Claudita y Esthercita sentadas en el medio, una frente a otra. Todos vestían de manera formal, me alegre no haberme cambiado así entonaba más. Tímidamente me acerque a la mesa baje mi maleta con mis dos manos juntas a nivel de mi cintura, de la manera más educada que pude salude

– Buenas tardes señor
– Buenas tardes—contesto el tipo con un tono amable y educado
– Mi amor, él es el Profesor Alejandro, es de quien te hable, es maestro de música y es quien le está dando clases de piano a nuestras hijas.
– Si lo recuerdo—contesto el en un tono serio pero educado
– Profesor Alejandro él es mi esposo Ruperto Andrade
– Mucho gusto señor Andrade—extendí mi mano
– Mucho gusto también—dijo estrechando mi mano

El tipo era bajo de estatura, calvo, gordito, de piel brillosa y daba el aspecto que siempre sudaba, el típico jefe de oficina bancaria, usaba lentes de gran aumento con cristales redondos como sus cachetes, su papada vibraba cada vez que hablaba; en ese momento vi a Rita a mi lado, a Claudita y Esthercita que nos miraban expectantes, no cabía en mi asombro como alguien tan feo podía engendrar hijas tan hermosas, posiblemente los genes de Rita tenían mucho que ver en eso o la posibilidad de que Rita escogiera un padre biológico con mejor genética que el gordito bonachón este.
– Veo que inician su cena, mejor me retiro y me instalo en mi área, no quiero interrumpir su rutina, fue un gusto conocerlo
– No, profesor la cena era para recibirlo, queremos que nos acompañe ¿Verdad mi amor?—interrumpió Rita
– Claro profesor, por favor acompáñenos, sirve que nos conocemos más
– me gustaría dejar mi maleta en mi cuarto y así regresar con ustedes
– Claro, por favor mi vida acompaña al profesor y muéstrale la que será su habitación
– Claro mi amor

Rita me miró en señal de que la siguiera y se adelantó, yo la seguí una vez que nos perdieron de vista, rumbo a la cocina, Rita comenzó a caminar contoneando más sus caderas, llegamos al fondo de la cocina y ella abrió la puerta, encendió la luz y volteo a verme
– Esta será su habitación
Era una habitación de tamaño mediano a grande, bien podía vivir una pareja ahí, tenía una cama matrimonial, un peinador, un estante, una pequeña mesa y un closet más que grande para la cantidad de ropa que yo llevaba
– Espero sea lo que esperaba
– Si, vaya que lo es

Rita se acercó a mí y su mirada cambio
– Bueno si no le gusta profesor, habrá otras cosas que le gustaran más
Se acercó a mi rostro, sus ojos volvieron a brillar, entreabrió su boca lo que fue una invitación para mí, la bese, me beso, nos besamos, la abrace e inmediatamente mis manos bajaron a sus nalgas, se acercó a mi oído y dijo
– ¿Qué tan rápido puedes acabar?
– No lo sé, creo que ahorita casi de inmediato

Me tomó de la mano y me jalo hacia el peinador que tenía un espejo, se volteo dándome la espalda mirando al espejo y subió su falda dejando ver esas hermosas nalgas que tenía, baje mis manos e iba a bajar su pantaleta, ella me detuvo y la hiso a un lado dejando su chocha expuesta a mí, levanto más la cola apoyándose en el peinador, baje el cierre de mi bragueta, libere mi pito y lo guie a su chocha que ya estaba emanando jugos, no fue difícil penetrarla, mi verga se perdió en su interior, resbalando por las paredes vaginales, ella solo pujo al sentirse penetrada, inmediatamente comenzamos un mete y saca, veía su rostro desencajado de placer a través del espejo, ella también me miraba, su mirada era la de una pervertida jadeando y abriendo la boca sin dejar de verme, mis manos sujetaban con fuerza su cadera, las solté para tomarla de los hombros y empujarla más hacia abajo y hacer mis metidas más fuertes, ella empezó a gemir, por lo que la levante y tape con mi mano su boca sin dejar de meter mi verga sin piedad en ella; sentí mi eyaculación y cerré mis ojos liberando esperma dentro de su caliente vagina, sentía como salían los chorros uno y otro disparados con fuerza hacia su interior, abrí los ojos y vi que ella me miraba con verdadera lujuria, viendo mi rostro de placer al vaciarme en su interior, ella también gemía en mi mano con nuestros orgasmos simultáneos, un verdadero y placentero rapidín. Sentí que termino mi eyaculación, ella se movía despacio, saboreando mi verga más que mojada en su interior, apretaba su vagina haciendo que me dieran calambres en mi pito, yo hacía gestos, esto a ella le divertía porque lo seguía haciendo sin dejar de verme, me sonreía.
– ¿Te gusta esto?—decía sin dejar de contraer su vagina
– Si me encanta Rita, tienes una vagina muy bien educada
– No puedo dejar de moverla, me gusta las caras que haces, me excitan aaahhhhh—exclamo en un pequeño orgasmo, yo seguía haciendo gestos, no es fácil describir la sensación entre cosquillas y placer cuando ella contraía su vagina sobre mi verga.

Finalmente saque mi pito escurriendo jugos, la jale suavemente del pelo y ella se lo llevo a su boca limpiándolo con verdadera devoción, ya me estaba poniendo nervioso, ya nos estábamos tardando, fue ella quien dejo de mamar y me dijo
– Ya está limpia, vamos a cenar, porque sino alguien puede venir, aunque yo ya adelante mi postre– decía saboreando con su lengua el sabor que extrajo de mi pito
Acomodo su ropa, plancho con sus manos su falda acomodándola y salimos de la habitación, caminamos, ella por delante, hacia el comedor, ahí estaba el susodicho, leyendo un diario, esperándonos, las niñas educadamente sentadas, en silencio nos vieron y sonrieron cuando nos sentamos, yo me senté en el extremo contrario a Rupertito, quien dejo de leer el periódico y le dijo a Rita que empezara servir la cena, ella se levantó y comenzó a servirnos, la cena estaba exquisita, Rita además de buena madre, amante y alcahueta era una excelente cocinera, no me chupe los dedos por educación pero en verdad la cena estaba exquisita, Ruperto intentando hacer platica conmigo me hablo de su trabajo, del mal estado financiero del país y de cómo la administración política actual iba a llevar a este país a la quiebra, a veces me distraía, era un tema súper aburrido para mí y teniendo a Rita y sus hijas frente a mi comiendo, ver como se llevaban el tenedor a su boca con un trozo de carne, cerraban su boca y lentamente extraían el tenedor limpio me estaba empezando a excitar, recordaba cómo me había chupado en el cine, mi pene también lo recordó, porque empezó a desarrollar una leve erección.
– ¿Entonces qué opinas?—la pregunta de Ruperto serio y atento me saco de mi trance y “en la madre”, no sabía de qué había estado hablando los últimos 5 minutos, yo estaba en mi mundo de fantasía
– Bueno—volteo a ver a Rita que me mira atenta– creo que es un tema difícil para mí, no tengo su preparación, creo confiar más en su criterio que en el mío, dicho de otra forma, es lo mismo que opinamos los demás al respecto, esto sin llegar a profundizar, por lo que nos quedamos en el mismo punto donde empezamos que es el principio de todo

Mi cantinfleo no pudo haber salido peor, Ruperto me miro con cara de confundido.
– No entiendo, lo que me dices
– Bueno diciéndolo de otra forma, creo que el sistema macroeconómico depende directamente de la microempresa y el estado financiero podría flaquear y bajar con la cartera vencida en los bienes raíces, ya que estos si bien su liquidación y solvencia dependen del ingreso per cápita, al reestructurar la deuda intentando salvar una cartera vencida, se está apostando a una perdida inminente.

Ruperto me miraba con la boca abierta, había soltado su tenedor, mejor dicho se le había caído de la mano, Rita me miraba con ojos abiertos asombrado por mi respuesta.
– Eso… eso es exactamente lo que yo les digo en el banco, es increíble tu conocimiento en esta materia, ¿de verdad solo eres maestro de música o también de economía?
– Solo de música, pero creo que en esta vida hay que saber de todo.
Rita y Ruperto me miraban uno con admiración y respeto y la otra con ojos de verdadera emoción, lo que no sabían es que un día antes aburrido miraba la tele y en el noticiero hablaron de economía y un wey doctor en ese ramo dijo lo que yo había dicho, es la ventaja de tener buena memoria jejeje
– Me agrada este muchacho—dice mientras me señala moviendo su índice levemente de arriba abajo– inmediatamente se ve que es alguien con buena cultura y conocimiento además de que tiene cara de gente buena—le dijo a Rita tomándola de la mano quien se la apretó cariñosamente—no me gustaría que en esta casa viviera un pervertido inculto,
– Ni yo lo permitiría mi vida—dice Rita mirándome y claro yo no era un pervertido inculto, yo era un pervertido muy culto
Finalizamos la cena y el postre, la sobre mesa fue igual de aburrida que el resto de la charla, eran cerca de las 9 pm, cuando Ruperto le dice a Rita
– Mi tesoro, creo que ya es tiempo de irnos a acostar, además el profesor Alejandro tiene que acomodarse en su cuarto y las niñas tienen que bañarse
– Si mi amor, iré con las niñas arriba a prepararlas para dormir y me alcanzas allá, profesor Alejandro, que descanse, lo veo mañana por la mañana, su cuarto tiene baño propio así que no será problema para usted
– Gracias maestra, espero usted también descanse, señor me despido de usted, lo veo por la mañana, adiós

Me retire a mi cuarto, me quite mi ropa y me metí a bañar, había sido un día ajetreado, Salí me puse mi pijama y me acosté en mi cama, eran pasadas las 10 pm cuando tocan a mi puerta, algo desconcertado me paro a abrir y cuál es mi sorpresa, afuera estaba Rita con una bata de dormir y a un lado traía de la mano a Claudita quien en la otra mano traía abrazado un osos de peluche
– Hola Alejandro, ¿estabas ya dormido?
– No, aún no, ¿pasa algo?
– No, solo que Claudita quiere dormir contigo, bueno si tú quieres
– Sí, yo quiero pero ¿y tu esposo?
– Él ya se tomó su pastilla para dormir y no despierta hasta las 5 am, se cambia y se va, nunca visita a las niñas a sus cuartos, por lo que no se dará cuenta de que esta aquí contigo.
– ¿Es seguro?
– Sí, no te preocupes—dice Rita con una sonrisa coqueta
– Bueno por mi está bien, ¿quieres dormir en mi cama conmigo?—le pregunte a Claudita, ella sonrió tímida y asintió con la cabeza
– Claudita, pasa y acomódate en la cama—Le dice Rita y Claudita de dos brincos ya estaba dentro y escuche el crujir de la cama cuando cayó en ella, Rita se me acerca tomándome con ambas manos de las solapas de la camisa del pijama—Alejandro tengo que decirte algo, les gustas mucho a mis hijas, mucho en verdad, como nunca alguien les había gustado,
Claudita insistió en dormir contigo y por mí no hay problema, sé que tú eres un hombre y se lo que van a hacer y lo que puede pasar y por eso te pido un favor; mira, satisfácete con ella sin culpa, gózala y hazla gozar todo lo que puedas, solo te pido algo, por favor no la penetres, es muy pequeña aun y la puedes lastimar ¿puedes prometerme eso?—dice mientras acaricia mi camisa de arriba abajo con ambas manos.
– Claro Rita no haré nada que tu no autorices
– Gracias Alejandro, desde que te vi sentí algo, como si supiera que serías el amante perfecto para nosotras y para que veas como me agrada la idea de que pases la noche con Claudita mira
Se acerca, me besa metiendo su lengua en mi boca, me acaricia el pene por encima del pijama, lo frota de arriba abajo, con ambas manos lo libera abriendo los botones, lo masturba un rato, se agacha doblando sus caderas y lo mete a su boca, lo chupa como si un becerro se alimentara de la ubre de su madre, juega con él, con su lengua frota mi frenillo y lo vuelve a chupar, lo masturba mientras vuelve estimular mi frenillo, yo me siento en el cielo, me recargo en la pared y acaricio lo hermosos cabellos de Rita mientras escucho el sonido de su boca succionando mi liquido pre seminal, ella siente que está en el punto máximo de su dureza, lo deja de chupar se levanta y me besa, siento el sabor de mi pito en su boca y eso hace que la bese con más pasión
– Ve adentro, te esperan…

Me dice con una sonrisa y mirada de lujuria, me da un suave piquito en los labios se da la vuelta y se va, siento como mi corazón late sin parar y se quiere salir de mi pecho, mi respiración esta entrecortada, ¿Quién en su sano juicio excita a un hombre así y lo deja solo en una cama con su hija de 8 años? Pero quien soy yo para juzgar, sin más entro a la recamara y cierro con llave por dentro, Claudita está en el medio de la cama abrazando a su osito de peluche, cuando me ve entrar con mi pito de fuera, erecto y aún escurriendo jugos, aprieta su oso y abre un poco la boca, moja sus labios levemente con su lengua, sin dejar de mirar mi verga, me acerco y mientras voy caminando mi pito se mece de un lado a otro, ella lo mira sin perder detalle
– Hola–Le digo mientras me siento en la cama
– Hola—me contesta con una sonrisa pícara, mientras se hace a un lado soltando su oso dándome espacio para que me acueste a su lado.
– ¿Si quieres dormir conmigo?—ella asiente con una sonrisa discreta

En cuanto me acuesto ella toma su oso y lo pone a un lado, dejando que me acerque y la abrace, ella corresponde mi abrazo y cuando estoy muy cerca de ella abre su boca permitiendo que le dé un beso francés. Nuestras lenguas se enroscan, ella cierra sus ojos y siento como relaja su boca para que yo la bese mejor
– Eres una niña hermosa, lo sabias—agacha su cabeza apenada
– ¿Te gusto?
– Si, eres tan linda y tierna

La vuelvo a abrazar y ella me corresponde, pasa una mano por debajo de mi cuello hacia mi espalda y la otra por encima de mi tórax, esta totalmente abrazada a mí, yo correspondo su abrazo, la levanto un poquito para poder ´pasar mi brazo por debajo de ella y el otro la acaricia por encima de su pijama, mientras nos seguimos besando, la acaricio de arriba abajo, mi pito se apoya directamente en su entrepierna, mi mano sobre pasa por encima de sus nalguitas y siento ese par de bollitos tiernos moverse al sentirse acariciados; mientras la voy acariciando meto mi mano por debajo de su pantaloncito acariciando sus bollitos separados solo por su pantaletita, que cabe decir es sumamente suave, ella gime quedito al sentir mis caricias casi sobre su piel, meto mi mano por debajo de su pantaleta y ella gime más fuerte, su gemido es ahogado dentro de mi boca, ahora mi mano las acaricia a voluntad, las aprieto al mismo tiempo, ella tiene cerrados sus ojos y abierta su boca que a mi antojo beso cada vez que puedo, ella mueve sus caderas al ritmo de mi mano y mi pene choca con su entrepierna, ella lo siente y las mueve con más entusiasmo.

Entre el movimiento las caricias que le doy la tengo toda excitada, me pongo boca arriba y ahora con ambas manos acaricio sus nalguitas, ella se apoya sobre mi hombros para no caer por completo y me sigue besando con pasión mientras la sigo acariciando, con un movimiento hábil le bajo el pantalón del pijama hasta quedar por debajo de sus bollitos, la sigo acariciando de arriba a abajo mientras la beso, ella corresponde cada beso que le doy, mis manos parecen tener voluntad propia, siento su suave piel por encima de la pantaleta, las aprieto fuerte, ella gime y muerde mi labio inferior, lo hace suave, es una experta besadora, admiro a Rita por todo lo que le ha enseñado; sus caderas se mueven sobre mi verga que está más que dura, mete sus dedos entre mi cabello mientras me besa, chupa mis labios, mi legua, lame mi cara y gime a cada apretón de nalgas que le doy, mis caderas también se mueven de arriba abajo, como si me la cogiera y ella lo disfrutara, cierro mi ojos y siento como mi pene se desplaza en su cuerpecito y como ella colabora moviéndose sobre mí, lo disfruta mucho, en el éxtasis de nuestros besos, caricias y movimientos cachondos, meto mis manos por debajo de su pantaleta y aprieto directamente sus nalguitas, suaves y lisas como la porcelana, ella gime fuerte, se separa de mí y me mira, sus pupilas están dilatadas, lo veo con la escasa luz que da la lámpara de mi buro, me vuelve a besar, esta vez me muerde más fuerte, al parecer a ella también la emociono el contacto directo, mis manos siguen acariciando sus bollitos, ella mueve sus caderas de arriba abajo, en una de esas que las mueve hacia arriba paso mi dedo por el canal entre sus nalguitas ella vuelve a gemir, mi dedo acaricia su culito rosado, lo paso alrededor de él, empujo suave mi dedo y este entra sin problemas, siento lo resbaloso del lugar, desconcertado lo saco y entre mis dedos palpo el líquido aceitoso, vuelvo a meter mi dedo y acompañado de un segundo dedo, Claudita gime casi grita, pero no me deja de besar, mis dedos están dentro de su culito hasta los segundos nudos, esta lubricada con aceite y lubricante artificial.

– Claudita mi amor ¿quién te puso esto?
– Mi mama, me dijo que así te gustaría más
– ¿Ella te lo puso?
– Sí, me estuvo chupando un ratito y después me metió, primero un dedo y después el otro, me puso mucho aceitito
– De cual
– Para bebe, me dio más, dijo que talvez ocuparías más—tomo su oso, abrió el cierre posterior y de ahí extrajo un bote pequeño de aceite para bebe, me sonrió y lo puso a un lado de mi cabeza, no cabe duda que Rita pensaba en todo.

Volví a jalarla para besarla, en todo momento había estado metiendo mis dedos en su culito, los metía lenta y profundamente mientras ella me había contado lo que su mama le había hecho. Muy a mi pesar saque los dedos de su culito y la levante un poco para sacarle la camisa del pijama, ella quedo sentada sobre mi verga y levanto los brazos para facilitar desprender la camisa, ahí quedaros expuestos sus pequeños pechito, la verdad ya la había visto desnuda, pero no podía quitar los ojos de esos montículos rosados, ella lo noto, se inclinó sobre mí y puso su pezón derecho a la altura de mi boca, pase mi lengua por él, después lo succione un poco, mi mano derecha volvió a su culito, nuevamente los dos invasores profanaron su cuevita, ella gimió fuerte, era mucho estímulos, meterle los dedos mientras le chupaba su pezón, lo chupe más fuerte y me atreví a morderlo un poquito, ella lanzo un gritito corto, me volteo a ver, me sonrió invitándome a hacerlo de nuevo, cambie de pezón, ahora chupaba el izquierdo, también lo mordí al mismo tiempo que intentaba meter un tercer invasor en su culito, el lubricante a se había absorbido por su mucosa rectal, ella lo noto, desde arriba volteo a ver el lubricante en señal de que usara más, no quería sacar mi mano de su culito, así que un movimiento hábil pero incomodo lo tome con mi mano izquierda y lo abrí usando el pulgar, vertí un poco sobre su culito, sentí el líquido resbalar e inmediatamente hice un mete y saca para distribuir bien el aceite, ella correspondió hundiendo su cara en mi cuello y besándolo suavemente, estaba en el cielo, Claudita ya movía sus caderas al ritmo de mi mete y saca.
– Claudita, mi amor, no quiero sacar mi mano de tu culito, ayúdame y quítate el pantalón—

Ella asintió y sin bajarse de mí y yo sin sacar mis dedos, bajo su pantalón con sus piernas ayudo para desprenderse por completo del mismo, la tenía casi desnuda, solo su pantaleta que estaba por debajo de sus bollitos. La levante un poquito para ponerme encima de ella; ella quedo boca arriba, aun tenia mis dedos dentro, los saque porque ya la posición no me dejaba hacer lo que quería, fui bajando besando sus pechitos, chupándolos, mordiéndolos suavemente, después llegué a su pancita de niña, la cual acaricie con mi lengua, ella en todo momento había estado sosteniendo mi cabeza acariciando mi cabello, cuando sintió mi lengua en su pancita no pudo evitar lanzar una risa carcajada, al parecer tenía muchas cosquillas en su pancita, yo divertido seguí pasando la lengua, ella trataba de liberarse, empujaba mi cabeza con sus manos entre risas divertidas, la sujete fuerte de ambas manos y regrese con mirada picara a su pancita, ella se retorcía entre risas y pequeñas carcajadas, levantaba su cabeza para ver lo que le hacía y como la tenía sujeta de ambas manos no podía hacer nada ante mis ataques, cuando sentí que elevaba mas la voz decidí dejar de hacerle cosquillas, le solté las manos, ella dejo de carcajearse pero no de sonreír, su mirada era de felicidad, de tranquilidad, cambio a excitación cuando levante amabas piernas para tenerlas al alcance de mi boca, empecé a besar sus pies chupando los dedos, al mismo tiempo le iba quitando hacia arriba la última prenda que le quedaba, su pantaleta; no fue difícil desnudarla por completo, una vez que la quite volví a atacar con besos y mi legua sus pies, fui bajando lentamente mientras seguía saboreando con mi lengua esa piel infantil, separe un poco sus piernas para besar ña parte interior de las mismas, ella borro su sonrisa, abrió su boca y cerró sus ojos dejándose llevar por el placer, mientras besaba y lamia sus piernas las sostenía con una mano y con las otras la acariciaba de arriba abajo, la yemas de mis dedos sobre su piel hacia que se erizaran sus pequeños bellos, me gustaba como se sentía después de acariciarla y provocarle su pilo-erección para después volver a pasar mi mano y sentirla rasposa; su respiración se volvió más rápida y profunda, mientras iba bajando ella aflojaba más sus piernas para que se abrieran, volteé a ver su rajita y ahí estaba, lampiña, abriéndose a mí, veía sus labios regordetes, como su clítoris afloraba entre ellos, también veía el brillo entre los labios en señal de que estaba haciendo lubricación, se estaba excitando.

Fui bajando en dirección a mi objetivo, esta sería la primera vez que probaría una vagina de una niña de esa edad, me detuve a nivel de los muslos solo para besarlos y lamerlos, me atreví a chupar un poquito en la parte interior de uno de ellos, Claudita al sentirlo gimió fuerte y me tomo de la cabeza con sus dos manitas, me acariciaba metiendo los dedos entre mi cabello, me jalaba hacia el destino que ella quería, no quise pensar cuantos ya habían probado esa rajita solo quería ensimismarme en mi propia fantasía cumplida. Cuando ya estaba cerca percibí su olor, era embriagante, un aroma único que jamás olvidaré, antes de hacer cualquier cosa primero aspire su aroma, Claudita sentía mi aliento cerca de su rajita, gemía a cada espiración mía sobre su rajita, sus cadera se movía hacia arriba invitándome a probarla, yo seguía drogándome con su aroma, ella empujo más fuerte, en ese momento supe que no podía hacerla esperar más, acerque mi boca abriéndola levemente y lentamente pase mi lengua por el medio de los labios, Claudita al sentirlo casi grito y abrió por completo sus piernas, no fue el grito de una niña, fue el grito de una hembra caliente por su macho. Mi lengua comenzó a hacer su trabajo, pasaba de arriba hacia abajo, me detenía a chupar su clítoris, una de mis manos se pasó a su cara, acariciaba su nariz y de repente sentí como ella empezó a chupar uno de mis dedos, jugaba con su lengua sobre él como su fuera una paleta de caramelo, mi otra mano también quería acción, así que la metí por debajo de su rajita buscando nuevamente su culito, no fue difícil penetrarlo con un dedo, ni introducir el otro, Claudita gemía de forma más rítmica con mi dedos en su boca, mi lengua en su rajita y mis otros dedos en su culito, se retorcía cuando yo chupaba su clítoris al mismo tiempo que hacía un mete y saca de su culito, ella chupaba mis dedos y eso ahogaba un poco los ruidos de sus gemidos, de pronto se movió más rápido mientras yo metía mi lengua en su rajita profundamente y mis dedos parecía pistón en su culito

– Aaahhhh aaaahhhh aaaahhhhhhh—fue el grito ahogado por mis dedos en su boca, que dio al sentir su punto máximo de placer.
Me detuve de mi tarea sacándole los dedos de sus orificios y dejándola suelta en la cama, con los ojos cerrados, sus piernas abiertas y su respiración intentando regresar a la normalidad. Chupe mis dedos, esos que había sacado de su culito, no me importó si pudieran saber a mierda, la niña lo valía. Me acosté a su lado y la bese suavemente en los labios
– ¿Te gusto esto mi amor?
– Si Alejandro, me gusto, nunca había sentido así. Mi mamá dijo que me dejara llevar contigo, que serias un amante considerado conmigo, que no tuviera miedo.
– ¿Quieres que lo volvamos a hacer?
– ¿Volver a hacer? Pero si aún no hemos acabado—dijo riéndose en forma retórica.

Claudita se acercó a mí y se sentó sobre sus pierna a mi lado, me acaricio y fue desabotonando mi camisa, la abrió y acaricio mi pecho, lo hiso como lo haría cualquier niña de esa edad, se acercó a mi rostro y me beso en los labios, saco su lengua para lamerme en la cara y seguir besándome, yo solo me dejaba llevar, torpemente intento sacar mi camisa, yo le ayude levantándome un poquito y sacándola, me empezó a besar mi cuello, pasaba su lengua por mi piel, era extraño sentir su pequeña lengüita en mi piel, fue bajando más hasta llegar a mis tetillas, las acarició como su fueran de mujer, las apretó entre sus dedos, las lamió, las metió a su boca y las chupó, yo miraba divertido su actividad, pero también me emocionaba sus ganas de darme placer; en el abdomen se detuvo en mi ombligo, es mi parte débil, no lo siento muy erógeno pero si me matan las cosquillas que me dan, ella lo noto y ahora era ella la que me quería hacer orinar de risa, yo forcejeaba suavemente con ella y ella hiso lo mismo que yo, me sostuvo de ambas manos y metió su lengua en mi ombligo yo no paraba de reír, la dejaba y ella continuaba en su tortura sobre mi ombligo, cuando sentí que ya no podía la levante fácilmente y le dije

Ya mi amor me rindo ya por favor jajaja— Ella lanzo una mirada picara de lujuria
Eres mi prisionero, puedo hacer contigo lo que quiera jajaja
Y ¿Qué quieres hacer?

Ella no contesto, solo desabotono el pantalón del pijama y apareció liberó mi pene, bueno en realidad todo este tiempo había tenido mi pito de fuera, pero ella así lo quiso hacer, bajo mi pijama hasta medio muslo y regreso a mi verga, la miro, la olio, sentí su respiración sobre mi pito, lo tomo suavemente y bajo el prepucio descubriendo mi brilloso y jugoso glande, paso su lengua por el meato urinario y tomo una gotita de líquido pre seminal que salía, lo masturbo suavemente mientras me volteo y ver y me sonríe con emoción
– Es el más grande que he visto y además huele muy bien
– ¿Has visto muchos?
– Solo el de mi maestro ramón, de mis clases especiales, la tiene muy pequeña y huele raro, lo masturbo solo porque sabe mover su lengua muy bien en mi rajita—volteo a verme y vio mi cara de serio– ¿te m*****a que te platique esto?
– No, es solo que soy algo celoso y posesivo, siento extraño que alguien haya hecho cosas contigo, es como si esperara que hubiese sido yo el primero
– Jijiji— rio con picardía agachando la mirada— sí, también me dijo mi mamá que me dirías eso, ¿sabes algo?
– ¿qué?
– Mi mama nos enseña a hacer cosas, nos enseña como chupar utilizando una cosa de plástico que ella tiene, pero nunca le había chupado el pene a alguien
– ¿no?
– No, sólo masturbo a mi profesor para que el me chupe después, pero si quiere meter dedos lo paro y le digo que no, me lo suplica pero nunca lo he dejado, tú ya lo hiciste—dijo bajando la vista
– ¿fui el primero?
– Si
– ¿no querías que lo hiciera? – pregunte preocupado
– Si, si quería que lo hicieras, desde que te vi en el vagón sentí algo que nunca había sentido, cuando lo hiciste no te pude detener, si lo hubieras hecho en el vagón me hubiera dejado sin protestar o en mi casa la primera vez que estuvimos solos. Mi mama dice que tú eres especial, que te complazcamos en todo, pero si no me lo dijera yo como quiera lo haría, haría todo por ti

Mientras decía todo esto movía su mano sobre mi verga cada vez más rápido, ya me estaba empezando a calentar de más, la acerque y la bese con furia y pasión ella correspondió mi beso si dejar de masturbar mi pene, de repente ella se zafa de mi beso y voltea a ver mi pito erecto, se acerca y lo mete a su boca, lo masturba mientras me chupa la puntita para después intentar meterlo todo a su boca, obvio no pudo ni con la mitad, pero es no la desanimo, movía su cabeza sobre él lo lamia chupaba, masturbaba, en verdad que me estaba elevando, yo sentía como esta niña de 8 años quería hacerme acabar en su boca, ya me había cogido a su mama hacia unas horas, no quería gastar balas inútilmente que esto se acabará pronto, así que cuando sentí que estaba llegando al orgasmo la separa y la jale para besarla nuevamente, ella está de frente a mí, los de lado sobre la cama, mi pene apuntaba en su rajita, ella abrió la piernas un poquito y mi pene quedo sobre su rajita, cerro la piernas y empecé un mete saca sin penetrarla, me lastimaba lo seco se su piel, tomé el aceite y me lo puse en la verga, ella espero, sin cerrar las piernas, atenta hasta que acabe de embetunarme y volví a colocar mi pene, ahora el movimiento era más placentero, el lugar estaba más resbaloso.

Movía mis caderas como si de verdad me la estuviera cogiendo, ella gemía con mis embestidas y nos besábamos con verdadera pasión, le besaba el cuello, su oreja, chupaba su lengua, mordía sus labios, ella se entregaba a todo sin protestar, mis manos la tomaban de su cabeza, las bajaba a su espalda hasta llegar a su culito, con el mismo aceito que ahí circundaba, lo volví a lubricar y meter dos dedos de golpe en su culito, ella gimió fuerte dentro de mi boca mientras la besaba, no dejaba de moverse, yo intente meter un tercero, ella abrió los ojos como platos, pero no se quitó, sin dejar de besarme se me quedo mirando mientras yo forcé el tercer intruso hasta que lo logre, así estuve dedeándola por 10 minutos mientras hacíamos nuestra cogida superficial; ya me había cansado de tenerla de frente así que le di la vuelta, abrí sus piernas y coloque nuevamente mi pene sobre su rajita, ahora el frotamiento era más efectivo, ella sola se movía mientras yo le pellizcaba los pezones, gritaba quedito por la tortura poniendo sus manitas sobre las mías que la torturaban, pero se movía más rico mientras yo le maltrataba los pequeños pezones, me empezaba a poner salvaje, en un movimiento saque mi pene y este solo se quedó apuntando directo a su culito, el cual ya estaba más que dilatado, Claudita lo sintió, me volteo a ver, su mirada era expectante, miraba si lo iba a hacer o no, empuje mi pene y este se atoro en el culito, ella me miro ahora alarmada, pero no decía nada, era como si una parte quería detenerme porque era lo su mama le había ordenado y la otra quería abrir las piernas y que entrara en lo profundo de ella, todo estaba en una balanza que cualquier cosa podría inclinarla a un lado u otro; empuje un poco más y mi glande entro

Alejandro—me dijo mientras abría su boca más no poder y fruncía el ceño en señal de sumisión— duele, es muy grande
– ¿Quieres que la saque?
– ¿Quieres sacarla?
Mi respuesta fue empujar más adentro mi pene
– Aaahhhhh aaaahhhhhh—

Me quede un momento así, no quería lastimarla, la besaba en el cuello, en su oreja, la volteaba para besar su boca, ella la abría ya sacaba su lengua para introducirla dentro de la mía, le acerque su oso, para que lo abrazara, ella me miro y lo hiso, yo se lo acerque a su cara y metí la oreja de este en su boca, cuando lo hice empuje más adentro, ella mordió la oreja del oso para mitigar el dolor y el ruido. Moje mi dedo medio y lo baje hasta la vagina, ahí metí el dedo sintiendo su barrera virginal, la cual no rompí, mi dedo paso sin hacerle daño, ella nuevamente volteo a verme, tenía todo mi dedo dentro de ella, ella me mira, otra vez las cosas en la balanza, tuve que moverlas a mi favor, empecé un mete y saca sobre su rajita, ella entrecerró los ojos y abrió su boca, se inclinó más hacia mí, quería que la besara mientras la masturbaba y penetraba, no me hice del rogar, la bese si dejar de mover mi dedo e inicia un movimiento de cadera
– Mmmgmgg mgmgmmg ggmggmgm aaggghhhh

Yo sacaba mi verga y metía cerca de la cuarta parte, lo hacía lento y suave para que se relajara, me había cogido a todas mis novias por el culo, a todas les gusto, pero este era un reto nuevo, era más pequeña, más delicada, pero mi calentura en cierto momento me cegó, aumente la velocidad de mis embestidas sobre su culito, parecía un muñequito al lado mío, se quejaba quedito y mordía su osos cuando yo metía más de lo que debía, esto era el cielo, la bombeaba ya sin consideración, mis dedeadas no cesaban, mis caderas tomaron vida propia y metí mas, ella grito, con mi mano libre le tape la boca y continué con la cogida sobre el culito, mi verga era una bestia salvaje que profanaba esa cueva virginal, mi cerebro hirvió, cuando sentí mi punto máximo la puse boca abajo sin dejar de penetrarla e hice un mete y saca bestial, mi mano izquierda sobre su rajita con mi dedo entrando y saliendo, estaba muy mojado, mi mano derecha tapando su boca, empezó a gemir más fuerte, ya me había valido madre todo, la penetraba sin piedad parecía pistón sobre su culito, sentí el típico cosquilleo de la eyaculación y apreté mis dientes mientras bramaba como un toro vaciándome en el interior de esa niña ella también gritaba, descargue toda mi leche, sentí que la vida se me salía por el pito, mis caderas dejaron de moverse, pero no me salí, me baje sin sacarla y quedamos nuevamente de lado, no sacaba ni mi verga ni mis dedos, ella se fue aflojando, solté mi mano de su boca y sentí como aún respiraba agitado, pero su respiración iba regresando a la normalidad, la voltee para besarla, ella lo hiso y sentí las lágrimas que corrían por su rostro, saque los dedos de su conchita y suavemente mi verga de su culito, ella se quejó cuando lo hice, la voltee a mí y la bese en la boca, ella me correspondió, saco su lengua mientras yo la besaba, no dejaba de llorar, besaba sus mejillas absorbiendo las lágrimas, la volvía a besar en la boca de lengua, le besaba sus ojos
– Claudita, mi amor, eres la niña más hermosa, valiente y fuerte que he conocido, así son las primeras veces, después te acostumbras y es muy rico–Ella asintió levemente agachando la mirada sin dejar de llorar— ¿te arrepientes de haber querido dormir conmigo?

Ella no contesto, se abalanzó sobre mí y me beso en la boca, se puso encime de mí, me besaba sin dejar de llorar, sentía las lágrimas de ella resbalando por mi rostro, toque sus nalguitas y las abrí, palpe con mi dedo como le había dejado hecho mierda su culito, ella se quejó quedito sin dejar de besarme.
– ¿Volverías a dormir conmigo?
– Si
– ¿No te dará miedo?
– No
– ¿Volverías a querer hacer esto?
– Lo hare cada que tú quieras donde tú quieras, quiero ser solo tuya

Me volvió a besar y yo a ella, me sentí el hombre más afortunado del mundo, así ella encima de mi nos seguimos besando hasta que el sueño nos venció y no quedamos dormidos uno sobre otro. A la mañana siguiente un ruido me despertó, la luz llego a mis ojos y mira a Claudita que dormía a un lado abrazada de mí, cuando entro más luz a mis ojos mire a Rita agachada chupando el culo de su hija, le estaba sacando la leche que le había dejado la noche anterior
– ¿Rita?

Volteo a verme como el hombre lobo que es sorprendido comiendo una presa, se asustó.
– Perdón Alejandro, no los quería despertar aún
– No importa sigue en lo tuyo, por mí no te detengas

Ella volvió al culito de Claudita extrayendo lo que quedaba de leche a chupetones
– Mira que eres impetuoso y desobediente, bien claro te dije que no quería penetración
– Perdón Rita, una cosa llevo a la otra, pero tú tienes la culpa, no debiste dejar lubricante

Rita sonrió coqueta y siguió chupando, cuando sintió que no salía más lo dejo en paz
– Bueno aquí ya no hay más leche, mira como la dejaste—decía mientras pasaba un dedo por el lastimado culito
– ¿Oye y tú marido?
– Se fue hace una hora, por cierto ya recordé a que venía. Pregunta Esthercita si te quieres bañar con ella
– Claro
– Bueno ve a arriba, ella te espera
– Muy bien—me levante y cuando estaba en la puerta Rita desde la cama me dice
– Oye el jabón también es lubricante, no vayas a decir que yo lo puse a propósito ahí eh
– Jajaja

Reí yo por el comentario de Rita, me encantaba esta mujer y el día pintaba con un buen inicio…

Rita había llevado a Claudita a su recámara, le preparo ropa para el día y su tolla de baño, entro al baño de la recámara de Esthercita para ver si ya habíamos terminado, oyó la regadera abrió la cortina y ahí nos vio a Esthercita y a mí, la tenía cargada de cabeza, metía mi pito en su boca, ella chupaba con deleite, con mi mano izquierda la sostenía de su espalda, mi mano derecha la sostenía de sus nalgas al mismo tiempo que le metía dos dedos, mi boca chupaba con ganas el chochito infantil, metía mi lengua un poquito saboreando su interior, Esthercita gemía con mis chupadas sin dejas de mamar, se sostenía con ambas manos de mis muslos y movía su cabeza de atrás hacia a delante una y otra vez, yo estaba en la gloria, mis caderas se movían en la cogida oral acorde a los movimientos de la cabeza de Esthercita; mis dedos entraban y salían como pistones del culito infantil, mis caderas se movían más rápido, sentí la necesidad de eyacular, saque mis dedos del culo y la sujeta fuerte recargándola en la pared del baño, puse mi mano en su nuca para que no golpeara en los azulejos e hice un mete y saca bestial, sin dejar de chupar su clítoris metía mi verga cada vez más profundo, Esthercita hiso ademan de toser, pero no me detuve, seguí en un mete y saca rápido y profundo, mis huevos cosquillearon y cuando eyacule metí todo mi pito hasta el fondo, brame como un toro
– Aaaahhhhhhhhhhhh

Puse mis ojos en blanco y arquee mi cabeza hacia atrás, no la saque hasta que solté la última gota en su boquita, cuando liberé toda mi leche la saque un poquito, no del todo, para que ella chupara y extrajera lo último, ella lo entendió y así lo hiso, sus lágrimas escurrían por su frente y a ojos cerrados chupo de mi glande la última cantidad de leche que traía; la baje suavemente notando sus ojos rojos y los cachetes algo hinchados, aun traía la leche que me había sacado, volteo a ver a su madre parada mirándonos, se acercó a ella, la jalo de la ropa y la beso pasándole la leche, Rita con una sonrisa en sus labios le correspondió el beso, yo veía como la leche escurría por los labios de una y la otra la recogía para volver a meterla a la boca, parecía película porno profesional, pensé cuantas veces habrían compartido leche, de pronto el agua en mi espalda me volvió a la realidad, me metí en la regadera y enjuague mi sudor, además de lavarme mi pito con jabón, por segunda vez, ya que Esthercita me lo había lavado a conciencia haciendo que se parara y pasara lo que Rita había presenciado
– Alejandro sal a cambiarte, se nos va a hacer tarde, me tome la libertad de escogerte ropa, está sobre la cama de Esthercita
– Claro

Me Salí de la ducha con una toalla enredada en mi cintura y Rita enjuago Esthercita limpiándole las huellas de la mamada que me acaba de dar.
Afuera estaba Claudita parada a un lado de la cama, venía en su toalla de baño, me vio y me sonrió con timidez
– Hola
– Hola—me contesto agachando la vista
– ¿estás bien?—ella solo asintió
– Recuerdas lo que me dijiste anoche que me dejarías hacerlo de nuevo, sigues pensando igual
– Sí, pero la verdad me duele mucho
– Donde—pregunte ya sabiendo la respuesta
– Aquí en mi culito, mamá ya me puso crema para que no me duela tanto, pero aún me arde
– Déjame ver

Se voltea quitándose la toalla y agachándose, abrí sus nalguita y vi su culo todo hinchado y desfigurado, parecía la cara de Rocky Balboa al terminan una pelea de box, sí que se lo había dejado hecho mierda, creo que no podría usarlo al menos por unos cinco días e imagino lo que le dolería a la pobre al cagar; pero bueno, ya estaba hecho ya no había vuelta a atrás, con mi dedo lo acaricie y ella dio un respingo con un gritito de dolor
– Ay
– Perdón, si está muy inflamado, pero a pesar de todo luce muy bello, no te muevas

Pase mi lengua por el lastimado culito y ella volvió a dar un quejidito de dolor, junte saliva en mi boca y con mi lengua se la unte, lamia suavemente de arriba abajo y en círculos, embetune toda la saliva y le hice un suave masaje con mi lengua, le daba besitos suaves y volvía a acariciarlo con mi lengua, tenía sus nalguita separadas con mis manos, ella agachada ya sin toalla apoyando sus manos sobre sus muslos; Claudita dejo de quejarse y suspiro al sentirse aliviada con mi caricias linguales, movió sus caderas levemente y fue mi señal para soltar una nalga y pasarla por su rajita, la saliva se había escurrido y aproveche para usarla de lubricante y acariciarla, mi dedo se deslizaba de delante a hacia atrás sobre ella si penetrarla, Claudita movió más sus caderas y su respiración aumento en velocidad, metí un poquito mi lengua en su culito y ella gimió al sentirse penetrada, mi dedo ya era un pistón sobre la rajita infantil, mi pene a pesar de haber eyaculado hacia unos minutos estaba asomándose sobre la toalla, como preguntando ¿quién anda ahí?.

Me estaba empezando a calentar y quería cogérmela de nuevo estaba llegando al punto donde ya nada te importa, en eso Rita salió del baño con Esthercita por un lado, me miro y se sonrió
– Vaya, ya están jugando tan temprano, Alejandro cámbiate que se nos va a hacer tarde, Claudita báñate rápido, sino el tren nos deja
– Si mami
– Bajaré a preparar el desayuno, por favor no se tarden

Claudita tomo su tolla del suelo y se dirigió al baño, Esthercita me mira coqueta al notar mi erección por debajo de la toalla, me levante y me comencé a cambiar, Esthercita lo hiso a un lado mío
– ¿Te gusto dormir con mi hermana?
– Sí, mucho
– ¿Te hubiera gustado dormir conmigo o con ella?—era una pregunta maliciosa, ponía cara picara al hacerlo
– Con las dos
– ¿Quién te gusta más ella o yo?
– Esa no es una pregunta justa, lo que conteste estaría mal, creo que solo te diré que ahorita al verte me están dando ganas de hacerte cosas
– ¿te gusto?—era la pregunta con la que su cara cambio, ahora era de expectación
– Sí, mucho, nunca me había sentido tan atraído por alguien como por ustedes tres, no podría quedarme solo con una, sentiría que perdería un brazo si una de ustedes ya no quisiera estar conmigo, sé que es poco el tiempo que hemos estado juntos, pero para mí es toda una vida y podría vivir toda la vida de esta manera

Me acerque a ella y la bese en los labios, ella al sentir que me acercaba entrecerró los ojos y abrió su boca para recibir mi beso, mi lengua hurgaba su boca y mis manos se posaron en sus nalguita que apreté, me senté en la cama para estar más a su altura y la continué besando, levantaba su falda para acariciarla por encima de su pantaleta, ella lo sintió y me abrazo apretando mi cabeza sobre su boca.

Nos besábamos con verdadera pasión, sentía que besaba a una mujer por el cómo se movía como acariciaba mi cabeza y como gemía abriendo su boca cuando yo baja a su cuello para lamerlo y besarlo, me miraba directo a los ojos y después atacaba mi cabeza, movía su pelvis pegándola a mi cuerpo y hacia movimiento de cadera frotándose sobre mi yo ayudaba sujetándola de las nalgas guiando sus movimientos, metí mi mano por debajo de su pantaleta y sentí su culito, quise meter un dedo pero no estaba lubricado, ya sería el colmo que Rita las tuviera aceitadas todo el tiempo para mí, saque mi mano y le metí el dedo en la boca, ella lo chupo y ensalivo, regrese mi mano a su culito y ya no fue difícil meter mi dedo, al hacerlo gimió fuerte, recargó su cabeza en mi hombro mientras ya hacia un mete y saca sobre su culito, su oído quedo cerca de mi boca
– Me gustas guapa, me gustas mucho

Le susurre al oído mientras metía el segundo dedo, ella gimió mordiendo mi hombro apretando fuerte en su abrazo, ya tenía los dos dedos dentro y los movía dilatándola
– Relájate bebe, ya los has tenido dentro, relájate para que no duela

Mis dedo entraban y salían de la niña y ella ya comenzaba a obedecer y relajarse para que mis dedos entraran sin problema, mi mano libre la acariciaba de arriba abajo, se me ocurrió algo y escupí en mi mano toda la saliva que pude después la embarré en su culito y trate de meter un tercer dedo, ella casi grito al sentirlo, no podía hacerlo, se separó de mí y me miro con cara de espanto, yo la bese y lamí en la boca suavemente para que se relajara, la separé un poco y sin sacarle los dedos de su culito la acosté boca abajo sobre mis piernas, como lo haría un padre que va a nalguear a su hija para educarla, solo que yo la quería dilatar más y esta posición lo facilitaba, dócilmente se dejó acomodar, volví a escupir en mi mano y embarre la saliva en su culito, tome el pañuelo que traía en mi bolsa y se lo metí en la boca, no quería gritos alarmantes, volví a mi tarea de meter el tercer dedo, lo intentaba pero aún faltaba dilatación, en eso salió Claudita de la ducha con su toalla tapando su cuerpo, nos vio
– ¿qué hacen?
– Estoy tratando de dilatar el culito de tu hermana, siempre es bueno estar preparado ¿no crees?

Mi respuesta fue rápida y estúpida, la calentura me cegaba para ser coherente en mis respuestas
– Cámbiate Claudita, se nos hace tarde,
Ella salió de la habitación y nos volvió a dejar solos, ya se estaba acabando el tiempo así que forcé el tercer dedo y lo logre meter, Esthercita dio un grito ahogado por el pañuelo en su boca, deje mis dedo quietos mientras acariciaba su cabellera rubiecita por su nuca y su espalda, movía sus pies denotando dolor e incomodidad, en eso se oyó el grito de Rita desde abajo llamándonos para el desayuno, saqué mis dedos de su culito lentamente entre quejiditos de Esthercita, la levante y la hice chupar los dedos, quería acostumbrarla al sabor por si en un futuro cercano hacía falta
– Vamos hermosa, tu mamá nos llama

Asintió con la cabeza y la besé; se veía tan tierna, acomodándose su calzoncito por debajo de su falda mientras asentía a lo que yo le decía, que no me pude resistir besarla.
Bajamos Rita ya tenía la mesa servida, Esthercita y yo nos sentamos y esperamos que bajara Claudita que no tardó en hacerlo, sin contratiempos desayunamos y nos preparamos para salir, las niñas primero fueron al baño lo mismo que Rita y después salimos.

Cuando caminábamos por la calle me sentía el hombre más afortunado del mundo, parecía que ella fuera mi esposa con mis dos hijas, Esthercita no se despegaba de mi lado, me tomaba de la mano y caminaba conmigo, Claudita y Rita caminaba atrás de nosotros tomadas de las manos, volteaba a verla y le guiñaba un ojo, ella sonreía mostrando felicidad cuando lo hacía, después miraba a Esthercita que me miraba con emoción pura apretando mi mano.

Llegamos a la estación del tren y después de ahí en san Fernando tomaríamos un bus, iba todo lleno por la hora Claudita se acomodó frente a Rita y Esthercita lo hiso frente a mí, inmediatamente se recargo para frotar su colita en mi paquete, yo la sentí y mi pito empezó a endurecerse, nuestro roce era muy evidente, Esthercita se movía mucho y yo no me quedaba atrás, Rita lo noto al ver mi cara desencajada, tomé a Esthercita de un hombro para presionar más mi cadera, la calentura no me dejaba ser prudente, me calentaba mucho esa niña, baje mi maletín y la toma de la cintura, me acerque a respirar cerca de su nuca y ella ladeo un poco la cabeza y mi cadera tenía vida propia, cuando está en lo más alto de mi éxtasis Rita me tomo de la mano mirándome con recriminación abriendo sus ojos al máximo como diciendo “disimula”, eso me trajo otra vez a la cordura y me percate que un viejo nos veía con mucho atención, me asuste y mi pito se bajó un poco, Esthercita se seguía moviendo, tuve que decirle al oído que no se moviera, que nos estaban viendo, ella como toda niña imprudente volteo todos lado buscando miradas hacia nosotros, nuevamente le dije que no volteara
– Estoy toda mojada—me dijo al oído
– Sí, yo también la tengo toda parada, pero hay mucha gente aquí

Ella volteo a todos lados, se separó de mí y se acercó a Rita, le dijo algo al oído, Rita movió la cabeza en sentido negativo y le contesto al oído, la niña volvió a decirle cosas, yo no escuchaba ni una palabra, solo veía como se cuchicheaban al odio, Rita diciendo que no y ella volviendo a decir, estuvieron así cerca de 5 minutos, hasta que vi a Rita voltear los ojos hacia arriba en desdén de fastidio y le dice que si asintiendo con la cabeza, le contesta cosas al oído y Esthercita mueve su cabeza diciendo que sí; ya me estaba empezando a fastidiar el asunto, vi que el viejo espía se había bajado en una estación y me vi tentado a jalar a Claudita y manosearla mientras llegábamos a San Fernando, en eso Rita se me acerca y me dice al oído
– Esthercita quiere faltar hoy a la escuela y pasar la mañana contigo en la casa, quiere que la reporte enferma—me quede sin habla, ella continuo— puedo justificar la falta de los dos, los puedo reportar enfermos ¿quieres regresarte con ella a la casa?
– Pero… pero y si… — no sabía que decir—ella y yo solos
– ¿Tienes miedo?—pregunto Rita divertida
– No, claro que no, pero ya ves lo que pasó con Claudita cuando me dejaste solo, no pude contenerme, ¿aun así confías en dejarme a Esthercita toda la mañana solos en tu casa?—Rita voltea todos lados buscando miradas, nadie nos ve, se acerca y me acaricia el paquete
– Tu eres un hombre, muy hombre y cojonudo—aprieta mi pene por encima del pantalón, mi piel se eriza— y ella es una mujer solo que pequeña, se cuidadoso con ella, ¿de acuerdo?
– Sí, no la lastimare
– Está bien no se hable más— abre su bolsa y saca las llaves, las pone en mi mano, me sonríe coqueta y se acerca a mi oído—diviértanse, pero no gastes todas las energías porque falto yo—me da un húmedo beso cerca de mi iodo que hace que el resto de mi piel se erice

En la siguiente estación nos bajamos, nos despedimos saludando al aire de Rita y Claudita que nos sonreían y correspondían el saludo, una vez que partió el tren, tomados de las manos nos cambiamos de dirección y tomamos el tren de regreso.

Llegamos a la casa y abrimos, el silencio y las luces apagadas de la misma fueron cómplices de nuestra llegada, Esthercita aventó su mochila y me miro que cerraba todas las chapas de la puerta, cuando cerré voltee a verla y ella me sonreía coqueta, me acerque a ella lentamente viendo cómo se movía inquieta, cuando estuve cerca de ella, la tome de las dos manos y la jale hacia mi haciendo que me abrazara, baje mi cabeza y bese su boca, sentí el sabor de sus labios y el aroma a pasta dental infantil, su legua entro en mi boca y se cruzó con la mía, me apretó y cerró los ojos, yo ni tardado ni perezoso bajé mis manos al mismo tiempo hasta llegar a sus nalgas, las apreté y ella gimió, seguí bajando hasta el borde de su falda y la subí, acaricie sus nalgas y en ese momento me percate que no traía pantaleta, la mire y ella también me miraba, sonreía satisfecha con mi expresión de asombro
– Pensé que te gustaría mas así, me la quite en el baño antes de salir—sonrió tiernamente agachando su vista

Le sonreí y la volvía besar, metí mi lengua lo más profundo que pude, ella movió su cabeza para facilitar mi tarea, desabotone la falda y esta cayo sin ningún problema, intenté quitar su blusa pero ella me abrazaba fuertemente, cuando sintió mis intenciones se separó un poco para permitir que mis manos la desnudaran, quite uno a uno los botones de su blusa la saque hacia atrás sin dejar de besarla y meterle la lengua, acaricie sus pechos sin desarrollo por encima del corpiño, ella gemía cada vez que la estrujaba, la levante y la recargue en la puerta por la cual acabábamos de entrar, ella rodeo mi cintura con sus piernas mientras me seguía besando a ojos cerrados, mi paquete se depositó directo en su rajita ella dio un gritito de placer, la puerta se estrujo haciendo ruido, pensé que no era prudente hacerlo ahí, así que la lleve cargada hasta el sillón del recibidor, me senté con ella a horcajadas, apenas cayó encima mío movió sus caderas de delate hacia atrás, manchaba con los jugos de su rajita mi pantalón, se veía blancoso por la humedad que ella esparcía, me tomaba de la cabeza con ambas manos y me besaba con pasión metiendo su lengua en mi boca, lamia mi cara, me recordó la forma en que Claudita lo hacía, las comparé y eran muy similares, parecía la técnica enseñada por Rita, mi pene saltó imaginando la escena de ellas tres besándose con pasión para “aprender” como hacerlo; yo apretaba sus nalguitas guiando su movimiento, la solté para desabrochar mi pantalón y abrirlo, ahora mi pito estaba solo debajo de mi bóxer, el cual inmediatamente se humedeció con la rajita de Esthercita, gemía fuerte al frotarse sobre mi pito casi en directo, pase mi mano hacia su culito y metí sin problemas dos dedos, estaba dilatada por la friega que le puse cuando salió de la ducha, ella gimió fuerte dentro de mi boca, apretó su boca, la sentí porque casi muerde mi lengua, no me dolió, estaba demasiado excitado tanto que si ella se seguía moviendo terminaría en mi bóxer y no quería eso, mi semen era para su boquita o culito, respetaría su rajita (al menos esta vez)
– Esthercita mi amor, déjame agarrar aire
– ¿Estás cansado?—pregunto coqueta moviendo su cadera lentamente
– No, solo que quiero que dure más tiempo.

Dime ¿qué tanto platicaban tú y tu mamá en el tren?—pregunte yo tratando de hacerle platica y bajar un poco mi excitación
– Le dije que me sentía muy mojada, que si nos sentábamos y nos poníamos la manta
– ¿Qué manta?
– Una que tiene mi mamá para cuando regresamos, nos cubrimos y si esta oscuro nos tocamos, así nadie nos ve
– ¿Se tocan?
– Si, mama mete deditos en mi tajito y me gusta mucho, luego se lo hace a Claudita.

Yo le decía que buscáramos asientos, ella me decía que no, que había mucha luz y gente y que no era prudente, le insistí, pero decía que no, entonces se me ocurrió pasar aquí la mañana, al principio dijo que no, pero le dije que no era justo que Claudita ya lo hubiera hecho y yo no, así que terminó diciendo que si
La plática propiamente no bajaba mi excitación, al contrario me calentaba más como ella negociaba con su mamá para cachondear conmigo
– ¿Y qué te hubiera gustado hacer bajo la manta?
– No me puse calzón para ti—me dijo mientras me sostenía con ambas manos de la cabeza y me daba un besito tierno en los labios– hubiera sido rico frotarnos en el camino y sentir tu lechita, la manta es gruesa y pesada, eso facilita mover las manos por debajo y que no se note—decía bajando la voz en tono de complicidad– un día que vengamos le digo a mamá que la saque, veras que rico es viajar así
– ¿alguien más ha estado con ustedes bajo la manta?
– ¿por qué quieres saber?
– Curiosidad
– Una vez, un maestro nuevo en la escuela—dijo agachando la vista—pero solo pasó una vez, el cargo a Claudita y mamá estuvo conmigo, fue rico, después intercambiaron correos por unos días después lo cambiaron de escuela, al parecer no tenía un muy buen pasado y lo movieron a una zona más alejada, ya no hemos sabido de él.

– ¿Dices que cargo a Claudita?
– Si, y se froto, Claudita estaba asustada, pero se dejó llevar y le terminó gustando, después de eso se dejó chupar por su maestro de clases especiales y lo toca ahí para sacarle leche, pero nada más, mamá nos deja decidir con quién hacerlo y cómo hacerlo, parece que no pero siempre nos cuida
– Entiendo, pero creo que confió mucho en mi
– Investigo tu pasado y lo tienes impecable, al parecer tú no eres mala persona
– ¿lo dices mientras te tengo desnuda sobre mí? No creo que todos pensaran igual
– Yo hago lo que me gusta, no me obligas y se lo que es, me gustas… mucho, a mi hermana también, pero más a mi mamá, nunca la había visto tan entusiasmada, eso ya te lo había dicho, muchos han querido hacerse su amigo, pero ella los rechaza, a ti te acepto apenas te vio, ella está muy emocionada contigo, por favor no la vayas a lastimar

Sentí algo extraño al escuchar hablar a Esthercita así, tan tranquila tan fresca de las cosas sin dar el correcto valor o importancia al evento, acaricie sus rizos casi rubios, vi a través de sus ojos verdes la sinceridad de sus palabras, me sentí un monstruo a su lado, la culpa me invadió, agache mi cabeza, Esthercita lo notó, me tomo con las manos de la cabeza y me guio a su boca, me beso abriendo su boca, pero lo hiso suavemente, cerro sus ojos y ladeo su cabeza para facilitar el beso, me besaba con amor, con pasión impropia de su edad, su cadera nuevamente se encendió comenzando una danza sobre mi dormida verga, lo hacía lento saboreando el momento y el contacto, mi pito despertó nuevamente, monstruo o no, me estaba excitando de nuevo, mi mente se nublaba perdiéndose en el mar del placer, en verdad estaba ahogándome en medio de esa nubosidad que me dejaba pensar con cordura, ahora estaba como al principio cuando entramos, mi pene duro como piedra pidiendo entrar en ella, y ella colaborando con sus movimientos, se separó de mí y se levantó, me jaló haciendo que me levante
– ¿A dónde vamos?—pregunte cuando me levantaba
– Quiero ir arriba
– ¿A tu recámara?
– No, a la de mamá, la cama es más suave y hace menos ruido, y es la recámara más alejada de la calle, quiero que sea ahí…

Tomados de la mano subimos, ella por delante, veía sus nalguitas moverse frente a mí, veía lo rojo entre sus nalguitas a nivel de su culito, donde mis dedos habían estado hurgando, por lo blanco de su piel parecía que estaba quemándose esa zona, imagine como quedaría después de romperlo con mi pito, tenía sentimientos encontrados, mi excitación estaba ganando y ya no había marcha a atrás.
Entramos en la recámara, la conocí por primera vez, estaba impecable, la cama perfectamente tendida, no había una sola prenda fuera de su sitio, Rita tenía una obsesión con el orden y la limpieza, Esthercita me llevo hasta la cama y me hiso sentarme a la orilla.

– Espera aquí

Salió de la recámara, y regreso casi al instante, sonreí cuando la vi entrar, traía el oso de Claudita en su mano, se paró frente a mí y lo abrió mirándome con una mirada tan coqueta que no puedo descifrar, saco el bote del aceite para bebé y aventó el oso sin voltear a ver dónde caía, su mirada era directa a mis ojos, felina, sensual, ¿cómo podía una niña de 10 años hacer eso? ¿Cómo era capaz de provocar la erección más grande que hubiera tenido en mi vida?
– Mamá me dijo que estaba en el cuarto de Claudita y que lo necesitaríamos
– Mi pene brinco al escuchar como Rita le decía donde lo había dejado, lo puso en mi mano y se acostó sobre mis piernas, tal y como lo habíamos hecho cuando salió de la ducha y yo trataba de meterle tres dedos, boca abajo sobre mis piernas, acaricie sus nalguitas como bollos, me vi tentado a nalguearla, estaban redondas, firmes, suculentas, las apretaba suave y después fuerte, babeaba como perro al sentirla sobre mí con sus nalgas expuestas a mi placer
– Hazlo—dijo volteando a verme
– ¿Qué?
– Golpéalas, ¿es lo que quieres verdad?

Mi corazón dio un brinco cari arrítmico pre infarto, me invitaba a golpearla con mi palma, mis manos temblaban
– Hazlo—movió sus nalguitas
– ¿y si te lastimó?
– Yo te digo hasta donde aguanto, mamá así juega con nosotras, si digo rojo lo dejas de hacer, fuera de eso no hagas caso a las demás palabras

Ahora si casi me desvanecía, tenía palabra clave con su mamá, era una práctica genuina de bondage, no sé porque Rita decía que se aburría si tenía tanto entretenimiento en casa.

– De acuerdo, pero tú me llamarás papi
– Si, jijiji– rio divertida

Las apreté fuertemente, me estaba armando de valor, levante mi mano y la deje caer con ligereza sobre el culito, ella volteo a verme y me sonrió, ¿me retaba a hacerlo más fuerte? Levante nuevamente la mano y la deje caer con más fuerza, ella grito
– Aaayyyy— Nuevamente, otra nalgada—papi duele– volvía a gritar, incremente la fuerza, ella gritaba a cada nalgada que le daba—papi, papi, papi, me duele aayyyy

Decía que le dolía, que era muy fuerte, mi mente saboreaba el placer de provocarle dolor, ella gritaba a cada nalgada que le daba, la acariciaba suave para dejar caer mi mano enérgicamente sobre su culito, alternada una nalga y después otra, me estaba emocionando de más, en una de esas levante mi mano lo más que pude y descargue mucha fuerza en su nalgas, las dos al mismo tiempo, ella lanzó un grito caso chillido
– ¡rojo!

Era la señal, detuve mi mano en el aire, la baje suavemente y se las acaricie
¿Te gusto papi?
Mucho, mi amor, eres una bebita hermosa

La levante para besarla, sus ojitos estaba rojos por las lágrimas, mientras la besaba acariciaba sus nalguitas suavemente, las sentía calientes por las nalgadas dadas, ella se quejaba quedito pero se dejaba hacer, note que aún no le había quitado el corpiño, era lo único que tría puesto
No te has quietado el corpiño
Quiero que lo quites tú

La separé un poco y ella levanto los brazos para facilitar retirarlo, estaba completamente desnuda, la volví a besar, en su boca, lamia sus labios, besaba su cuello, la levantaba para besar sus pechitos no desarrollados, ella gemía, mi mano acariciaba sus nalguitas lastimadas y la pase hacia delante de ella, directo a su rajita, la acaricie por encima con mi dedo índice, estaba mojadita, movía sus caderas al ritmo de mi dedo, la acosté suavemente en mis piernas como estaba anteriormente, y tome el bote del aceite, separe sus nalguitas y ante su atenta mirada vertí un poco en su culito, esparciéndolo con mi dedo, metí todo mi dedo en su totalidad para penetrar el aceite, Esthercita gimió, vertí un poco más y metí dos dedos moviéndolo en círculos, todo esto lo hacía con una seriedad y frialdad, no quería lastimarla, ya se lo había prometido a su madre, le acariciaba el caballo y su espalda con mis dedos dentro para lograr una buena dilatación, consideré que ya era suficiente y metí un tercer, este resbalo ante la resistencia del esfínter, gimió y se quejó fuerte, la volví a tranquilizar acariciando su espalda y hablándole con palabras tiernas y con cariño
– Tranquila bebé, ya casi acabamos con la dilatación
– ¿Traes tu pañuelo?—pregunto con cara de dolor
– Si

Aún traía yo toda la ropa, solo el pantalón desabrochado, saque de la bolsa de mi saco el pañuelo y lo metí en su boca que ella abrió para recibirlo, volteo a verme y me prendí al ver sus ojos verdes con las pupilas dilatadas, su mirada con entrecejo fruncido de sumisión y el pañuelo en su boca, metí mas mis dedos y ella grito, el grito quedo ahogado en el pañuelo, sin dejar de mirarme gritaba, mientras yo le penetraba con tres dedos sin problemas moviéndolo en círculos, ya habían pasado 10 o 15 minutos de dilatación, mi pene pedía guerra ya no podía aguantar más, la levante y la senté en la cama, ella quedo al borde con las piernas colgando, se recargo hacia a tras apoyándose en sus brazos, mirándome emocionada, me pare frente a ella y me despoje de mi saco, lentamente fui desabotonando mi camisa hasta quitarla por completo, saque mi camiseta, al mismo tiempo que me despojaba de mis zapatos ayudándome con el pie contrario, ahora solo estaba en pantalón, lo deslice hacia abajo y mi pene brinco abultando en mi bóxer, me acerque a ella y ella me miró divertida entendiendo lo que quería, torpemente lo bajo y mi pito brinco como un resorte, tenía muchas gotas de líquido pre seminal en la punta, acerco su boquita y las bebió chupándola suavemente, pasó su lengua por mi glande, yo la tome por su cabeza y la empuje hacia mí, abrió su boca y mi verga la penetro hasta sus amígdalas, arqueo un poquito retirándose, pero después volvió a la carga, ella sola la metió y saco de su boca al mismo tiempo que la masturbaba, su lengua alrededor de mi pito se sentía celestial, su humedad tibia impregnaba mi verga que seguía emanando liquido pre seminal, ella tragaba todo lo que salía y me volteaba a ver con na sonrisa de felicidad.

Ahí estábamos los dos ella al borde de la cama y yo con mi bóxer en los tobillos metiendo y sacando mi pito de su boca, se veía tan dulce como se agitaban sus rizos cuando sacaba y metía mi pene y después volteaba a verme con su boca llena de jugos lamiendo mi glande, me enamoraba esa imagen.
Sentí que mi pene quería explotar, las sensaciones eran muchas pero quería más aún, la separe y la acosté boca arriba, me puse encima de ella y la bese a lengua suelta, ella me abrazaba y rodeaba con sus piernas mi cintura, mi pene rozaba peligrosamente su rajita, ella se movía sintiendo como la penetración era inminente sobre su rajita, frotaba mi pito de arriba abajo, gemía entrecerrando los ojos, pero los abría cuando sentía que yo empujaba más.

No había miedo en su mirada, era expectación, me estudiaba con la mirada que es lo que iba a hacer, dentro de mi calentura alcance a reaccionar, no podía penetrar su conchita, era muy pequeña para mi pito, no estaba dilatada y sobre todo tenía que mantenerme al margen todavía, así que me separe de ella, con un movimiento ágil la puse boca abajo, al mismo tiempo que estiba mi brazo y agarraba un cojín de la cama, lo puse a la altura de su pelvis, con esto logre levantar su culito dejándolo a mi entera disposición, tomé más aceite y esta vez lo embarré en mi pito, semi-agachado con una mano apoyándome en la cama, guie mi pito con la otra mano hacia el culito virgen de Esthercita, dio un pequeño brinquito al sentir el glande posarse en su hoyito, pero no se quitó, volteo su cara hacia la cama y mordió la sobrecama, eso me dio valor para meter un poco más, la verdad no fue difícil, ya la había aceitado y dilatado mucho, mi pene entró hasta la mitad, ella grito mordiendo más la sobrecama, me quede quieto un momento, esperando se acostumbrara, la bese en su espaldita y cuello, diciéndole cuanto me gustaba, ella se relajó después de unos minutos y la saque un poco para meterla inmediatamente, se quejó un poquito y respiraba rápido, aproveche el momento para meter otro poco, volvió a gritar, esta vez puso su cara de lado, con lo que pude ver su trismos de dolor, apretaba sus ojos y boca, luego la abría y respiraba entrecortado, se estaba portando como toda una mujerona, aguantando el dolor para el placer de su macho, la saque y volví a meter un poco más rápido, abrió sus ojos como platos cuando la volví a empalar respirando nuevamente a mil por hora, parecía una mujer pariendo su bebé, le sudaba la frente, note gotas de mi propio sudor que caían en su espalda, la verdad para mí también era un esfuerzo, empecé un mete y saca lento y profundo, ella ya no se quejaba tanto, solté mi pito y puse ambas manos en la cama para facilitar mis metidas en su culito, abría su boca y respirando mejor cuando la penetraba, mis caderas se empezaron a emocionar y empecé un mete y saca más rápido y efectivo, ya entraba toda y mi pelvis rebotaba en sus nalguitas, como está al borde de la cama esta se movía pero efectivamente no hacía ruido, solos se oían nuestros gemidos, ya me dolían las piernas por la posición, me levante un poco cargándola y llevándola más hacia el medio de la cama, caí sobre ella y gimió fuerte, no me importo continué un mete y saca maquiavélico, me puse de lado sin sacársela y después la puse encima de mí, la movía como un pequeño muñeco, sus cabellos caían en mi cara, respiraba en su oído, pase una mano a su rajita y la estimule, ella apretó sus piernas al sentir mis dedos hurgándola, gemía fuerte, pase mi mano por su boca y le metí el dedo medio, ella lo chupo, se lo saque y lo puse en su rajita, al igual que su hermana metí el dedo sin romper su virgo, ella gimió fuerte con mi dedo dentro, quería algo así como moverse, pero mi verga ensartada en su culito se lo impedía.

– ¿Qué quieres hacer?—me pregunto con los ojos entrecerrados
– Solo estimularte un poco para que sientas rico como yo, ¿me dejas?

Asintió con la cabeza y se relajó, abrió más las piernas con eso toda mi mano se posó en su entrepierna y mi dedo medio entro por completo, lo sacaba y lo metía al mismo tiempo que mi pito en su culito, se sentía la gloria, quería besarla pero la posición no me dejaba, le sáquela verga y mi dedo, al hacerlo se oyó como un p**o saliendo de su culo, se puso roja como un tomate, me enterneció, se dejaba encular pero le daba vergüenza tirarse un p**o involuntario por un culito dilatado al máximo, la tome de la cara y la besé metiendo la lengua, la puse boca arriba y puse ambas piernas sobre mis hombros, guie mi pito y este entro sin problemas en su culito, con mu pulgar estimulaba su clítoris al mismo tiempo que le penetraba el culito y la besaba con la lengua, sentía mi verga toda babosa por el aceite la saliva de ella y como resbalaba como mantequilla; pasé mi antebrazo por debajo de su cuello y mi otra mano se pros sobre una nalga de ella, ya firmemente sostenida empecé un mete y saca bestial, ya estaba demasiado excitado, mi verga completamente dura y dentro de ella, ya solo pensaba en mi placer, ella gemía a cada metida profunda y pujaba cuando lo hacía con más fuerza, su vos infantil invadía la habitación y sus gritos quedaban impregnados en las paredes, en el buró había una foto de Ruperto con mirada seria, me valió aumente la velocidad y ella los gemidos y pujidos mi verga parecía un pistón sin freno, me dejaba caer completamente, ella me abrazaba y cerraba sus ojos apretándolos, mis huevos quería explotar, cuando lo hicieron metí mi verga lo más que pude, después recordé los gustos de Rita y la saque un poco para que quedara accesible por si alguien la quería sacar a chupetones mis mocos, mis gritos y estertores de placer se escucharon por toda la casa, los de ella también, me abrazaba fuerte sintiendo como me vaciaba dentro de ella, empecé a respirar más suave y movía mi pene más lentamente, la bese tiernamente en la boca y ella me correspondió, saque mi pene lentamente y me acosté a su lado, jalándola hacia mi quedando los dos uno frente a otro, abrió sus ojos y me miraba, yo estaba todo sudado, ella acariciaba mi rostro tratando de secarlo con sus manitas, abrí los ojos y nuestras miradas se cruzaron, la bese en los labios y nuevamente me correspondió, me separé y le sonreí, ella correspondió.

– ¿Cómo te sientes bebé?
– Bien papi… perdón— tapo su boca, al parecer pensaba que ya no quería su papel de hija
– No, sigue llamándome papi, ¿te dolió mucho?
– Solo al principio después ya no y sentí rico, nunca había sentido un dedo dentro de mi rajita… papi
Pase mi mano por su culito y con mis dedos palpe y aparentemente no había daño alguno, la dilatación había sido todo un éxito
– Bebé ¿tienes hambre?—ella asintió—bueno pero primero la higiene
La jale hacia mi pito lo metí en su boca, ella lo chupo, lo lamía y limpiaba de todo rastro de semen, yo le ayudaba guiándola para que lamiera mis huevos y mis ingles, estaba hincada en la cama con su culito en pompa, levante mi mano y le estampe una sonara nalgada, ella dio un gritito y volteo a verme con una sonrisa
– ¿Rojo?

Le pregunte riendo, ella me correspondió la sonrisa y siguió mamando mi verga, cuando ya la sentí limpia la quite y bese un rato en la boca, después nos levantamos y así desnudos fuimos a la cocina a preparar algo para almorzar, en la cocina no dejamos de meternos mano, jugueteábamos mientras le preparaba el almuerzo, cuando pasaba a su lado le picaba el culito diciendo “¿duele?” ella gritaba y se reía, después la jalaba de espaldas a mí y le pegaba mi semi erecto pene en su rajita y ahí se lo frotaba diciendo “déjame te curo con lechita mágica” ella reía divertida, apoyaba sus manos en el fregadero y yo aprovechaba para hacerle cosquillas en sus axilas, gritaba como loca cuando la torturaba a cosquilla pura, finalmente nos sentamos en la mesa con pan tostado con mermelada, café para mí y leche para ella, la mesa era de vidrio, podía ver sus piernitas cruzadas y ella educadamente comiendo su pan tostado, su plato tapaba su entrepierna, me sorprendió viéndola y me dijo
– ¿Papi quieres de mi comida?
– No hijita, pero me gustaría ese plato un poco más a la derecha
Ella lo deslizo aun lado y pude ver su rajita sin pelo, se levantó tomo mermelada y se acercó a mí, tomo el untador y lo embarró en mi pito que ya se estaba despertando de nuevo, después lo empezó a chupar quitándole la mermelada, yo veía admirado la osadía de ella, alguna de mis novias hiso eso cuando se lo pedí pero ninguna por iniciativa propia.

– Ven vamos a arriba a descansar un poco y ya que recuperemos fuerzas pues…
Le toque el culito con mis dedos ella gimió y después se sonrió como una niña emocionada, por supuesto solo descansamos lo necesario y volvimos a coger, le deje el culo retacado de leche.
Varias horas después me despertó una luz en mis ojos voltee a ver a Esthercita que dormía boca abajo a mi lado, se veía hermosa con su piel blanca y sus nalguitas aún rojas por las nalgadas y cogida recibida, escuche el crujir de la puerta al abrirse, me levante como un bólido y me asome desde la escalera, respire aliviado cunado vi entrando a Rita con Claudita por un lado, así desnudo baje, me vio y me saludo
– Hola Alejandro ¿y Esthercita?
– Arriba descansando tuvimos una mañana muy activa—me miro con pregunta—no te preocupes, todo bien fui cuidadoso

Puso cara de descanso y la tome de la mano llevándola arriba, Esthercita aún dormía boca abajo, me senté al lado de ella y le abrí el culito con mis manos,
– Lo guardé para ti—me miro con duda—anda sé que te gusta, sácalo

Se agacho poniendo se en cuatro y empezó a chupar la leche directo del culo de su hija, me pare y me puse atrás de ella, le levante la falda y con mis manos rompí la pantaleta dejando un hueco justo en el área que me interesaba, apunte mi pito y lo metí, gimió fuerte al sentirse penetrada, lo note porque apretó las sabanas con sus manos sin dejar de sacar leche de su hija, la sujete de las caderas y empecé mi mete y saca fuerte y duro, ella si era un adulto y podía tranquilamente aguantar un pito al doble que el mío, mientras lo hacía voltee a la puerta y ahí estaba parada Claudita mirando la escena, me había olvidado de ella, le indique que se acercara, la subí a la cama quedo hincada a un lado de su madre mirándome, la abrace con una mano y la bese en la boca, la solté mientras la besaba, para meter mi mano bajo su falda y busque su rajita, metí un dedo y gimió, Esthercita ya se había despertado con el movimientos, los gemidos y las chupadas de culo, sonreía contenta al sentir la boca materna, yo como un pistón en las dos rajas una con mi verga y otra con mi dedo.
Rita ya estimulaba a Esthercita, esto ya era un coro de gemidos de als tres, sujete fuerte a Rita del vestido para metérsela más fuerte
– Quieres un hijo mío verdad—Rita solo jadeaba—ya me voy a venir, ¿dónde lo quieres?
– Concha

Solo alcance a escuchar entre gemidos y sonidos tapados por el culo de su hija
– Aaahhhhhh aaaaaahhhhhhhhh
Fue mi grito de placer al vaciarme en el interior de Rita, apreté un poco más el dedo dentro de la rajita de Claudita, en esta ocasión sentí que desgarraba algo, Claudita grito, pero ya no me importaba nada, yo estaba en mi orgasmo, la abrace fuerte mientras mi dedo seguramente la desvirgaba, al menos parcialmente, ella también me abrazaba y no dejaba de besarme.

Cuando acabe mi eyaculación saque dedo y pito y caí a un lado de la empinada Rita, exhausto recobrando respiración, las tres se abalanzaron sobre mí, besándome cada lugar que podía
– Necesito agarrar aire, estoy seco
– Tienes razón, niñas déjenlo en paz, Alejandro ¿quieres dormir aquí?
– No, me voy a mi recámara, recoge mi ropa que quedo regada por toda la recámara, háblame en la cena, de verdad necesito recobrar fuerzas
Rita me acompaño a mi recámara, me llevaba de la mano como si pensara me fuera a desmayar, me dejo en la puerta y me besó en la boca
– Descansa, lo necesitas, esto aún no acaba—se acerca a mi oído y susurra—si quiero un hijo
La vida sí que estaba cambiando, por lo pronto descansaría y recuperaría fuerzas…

Habían pasado 6 meses desde mi llegada a este pequeño pueblo, mi vida había cambiado radicalmente, cogía a diario, algunas 2 veces al día, las niñas me ponían a cien y ni se diga la mamá que me daba todas las libertades que necesitaba para saborearla a ella y a sus hijitas, sí que había cambiado mi vida, Rita me procuraba una dieta saludable, alta en carbohidratos, proteína y mucho mineral, algunos días Ruperto se ausentaba por cuestiones de trabajo y Rita me traía una píldora azul, porque las faenas esos días eran legendarias, cogíamos todo el día, en las noches me escondía para dormir porque siempre había un culito buscándome para ser penetrado, sentía que me desmayaba, pero nada más recobraba fuerzas y las hacia gritar a las tres por igual.

Rita llegaba con el pan para la merienda, había salido sola, en casa me había quedado yo con mis dos mujercitas, que a solas me llamaban papá y cuando me las cogía: papi.
Entro Rita y se dirigió al piano, cuando entro vio Esthercita hincada en el banco del piano, con sus manos apoyadas sobre este, había bajado su vestido de la parte de arriba permitiendo acceso total a sus pequeños pezones, su vestido de la parte de abajo estaba enrollado en su cintura, su bombachita atorada en uno de sus tobillos con su calceta de holanes y por su puesto yo atrás de ella enculándola mientras con una mano la sostengo del hombro y con la otra le estimulo el clítoris, mi embestidas eran firmes y profundas, a estas alturas ellas toleraban todo mi pito dentro de ellas, sus chochitos seguían intactos, bueno talvez no tanto, porque mis dedeadas eran constantes y frecuentes, en la sala solo se escuchan nuestros gemidos, Esthercita gime fuerte a cada metida que le doy sosteniéndola firme de la cintura y su hombro, yo pujo cada que se la meto con movimientos firmes y a una velocidad de alta a moderada.

Rita nos ve riendo, volteando los ojos al cielo mientras mueve su cabeza en sentido negativo “estos no tiene remedio” se acerca a nosotros, deja la bolsa del pan en el piano, toma el aceite para bebé que esta sobre este, esparce un poco en su mano, se acerca a mí y me besa sacando su lengua, mientras hace eso pasa su mano con el aceite sobre mi pito bañándolo desde la base, yo sin detenerme sigo penetrando, solo no lo hago tan profundo para que ella lubrique bien mi verga, Esthercita esta con los ojos cerrados y la boca abierta hace ruidos sexuales impropios de una niña de esa edad, Rita termina de lubricar mi pito y se separa de mí, toma con ambas manos la cara de Esthercita y la besa metiendo su lengua, ella sin abrir los ojos corresponde el beso materno con pasión, eso la prende y gime más, veo como Rita pellizca sus pezones sin dejar de besarla, lo hace fuerte porque Esthercita casi grita mientras la sigue besando, mi verga entra ahora con más facilidad que antes por lo que acelero mis embestidas y la fuerza, ellas ya toleran mi verga hasta cuando me pongo brusco, Rita se despega de su hija, toma el pan y como si nada me dice
– Voy a preparar las cosas para la merienda

Voltea al sillón y descubre a Claudita que se mete mano bajo su bombachita mirando la escena, su boca abierta y su manita moviéndose con rapidez, sus pupilas están dilatadas, gime bajito, se enternece y se agacha para meterle mano tocando su humedad, Claudita gime fuerte cuando siente los dedos de su madre, la besa en la boca, se levanta y se pierde en la cocina saboreando con sus dedos los jugos de su hijita, yo sigo penetrando firmemente a Esthercita, estoy como un pistón, los dos gemimos fuerte, siento mi orgasmo inminente acelero y le grito a Claudita
– Claudita, mi amor acércate ¡rápido!
– Si papi

Ella se levanta casi corriendo, me obedecen en todo sin cuestionar, siento como va saliendo mi semen, le saco la verga a Esthercita y se la meto en la boca a Claudita, ella chupa mi semen, pero no lo traga, sabe que no debe tragarlo aún, lo guarda todo en su boca, yo grito descargándome en ella sujetándola de la nuca por su coleta escolar, hago movimientos bruscos y profundos dentro de su boca, mientras la sostengo firmemente
– Aaahhhhh aaaahhhhhh hija, mi hijita, mi bebé, te dejo toda mi lechita dentro aaahhhhhhh

Termino de eyacular y con mis piernas temblando me dirijo y desplomo en el sillón, Esthercita ya está de pie besando a Claudita quien le pasa mi semen, las dos lo saborean, se pasan la lengua por las mejillas donde escurre mi leche, después de haberse comido todos mis mocos, voltean a verme sonriendo, sus miradas son picaras, saben que me gusta verlas morreándose intercambiando semen, después caminan hacia mí y se pone una a cada lado mío, se agachan al mismo tiempo y limpian mi verga y huevos con devoción pura, yo siento calambre cada vez que ellas me hacen cosquillas con sus lengüitas, ellas lo saben, lo disfrutan, me miran mientras lo hacen, viendo mis caras de placer y risa cuando me hacen cosquillas.

Rita desde el comedor nos llama para la merienda, ellas se levantan, se arreglan su ropa, me enternece ver que Esthercita se sube su bombachita, yo me acomodo mi bóxer, guardo mi pito y abrocho mi pantalón, me da cada una un beso y me levanto dirigiéndome al comedor, Rita ya tiene todo servido y dispuesto, es un mujerón…
– Qué bueno que ya acabaste, porque si no el café se te enfría
– Sí, eso pensé, por eso me apure—dije mientras les guiñaba un ojo a mis dos amores, ellas se sonrieron conmigo
– Alejandro, el padre juan me pregunto cuándo va Esthercita a sus clases de catecismo, ya tiene muchas faltas
– Ay por mí las hago ateas—decía yo con fastidio– ya sabes que solo las quiero para mí, Claudita tampoco ya no va a sus clases especiales, no me gusta que ese gordo mal nacido la manosee, por eso mejor le doy clases aquí yo ¿Verdad bebé?
– Si papá—contesta ella con una sonrisa de orgullo y felicidad
– Pues sí, pero solo te la coges—dijo Rita con reclamo, pero no tan intenso– y no avanzan en sus clases—ahora ponía cara de preocupada– no se puede atrasar, además acuérdate que ellas ponen los altos, si ellas dicen no, pues es no
– Bueno ya veremos, si Esthercita va al catecismo la acompaño yo ¿de acuerdo?
– Si mi amor, como tu dispongas
Rita ya estaba completamente a mi disposición, no tomaba una decisión sin consultarme, pero sobre todo, me pedía permiso para hacer cualquier cosa, ya era yo su hombre… su macho…
Habíamos terminado la merienda
– Estoy fatigado, necesito tomar una siesta, ¿me acompañas Rita?
– Si mi amor deja solo limpio la mesa y dejo las niñas haciendo tarea, allá te alcanzo

Me levante, les di un beso a las tres en la boca y me fui a mi recámara, Rita llego a los pocos minutos, se despojó de su vestido y semidesnuda se acostó a mi lado, no me cansaba de ver su escultural cuerpo, su cabello castaño claro, casi rubio, la estreches de su cintura, sus caderas prominentes, su piel blanca como la leche y suave como la porcelana, traía una pantaleta de señora, no me agradaba mucho, pero decía que así debía vestir una señora de sociedad, pero en la intimidad se ponía solo lo que yo le decía.
Se acercó a mí y dócilmente descanso su cabeza en mi brazo.

– Me siento tan feliz de que estés aquí, quisiera que este momento se quedara congelado y tu fueras eterno
– Yo también estoy feliz Rita, pero dime algo, ¿Por qué la directora te dice Mirta?
– Pues porque así me llamo
– ¿Cómo?
– Sí, soy Rita Mirta, parece trabalenguas verdad, por eso solo digo uno
– Y cual te gusta más
– Pues no sé, no tengo un favorito, pero tú Puedes llamarme como tú quieras, Rita, Mirta, Juana, Paca, mientras te guste a ti no me importa el nombre ¿cómo me quieres llamar?
– Mia
– Jajaja ese no es un nombre
– No, pero eso quiero que seas, mía solo mía
– Lo soy, solo tuya, tuya para siempre
Me beso cerrando sus ojos y yo le correspondí al beso abrazándola.

Su mano bajo a mi flácido pito, aún estaba húmedo por la lengüeteada de sus dos hijas, lo masturbaba suave, se baja y lo mete a su boca, yo ni de chiste tengo erección, me había corrido hace un rato, pero eso no quitaba lo bien que se sentía eso, Rita chupaba y pasaba su lengua por mis huevos, sus labios eran carnosos y sumamente suaves, sentía como lo aprisionaban, era una experta mamadora, yo la miraba acariciando su cabello, volteaba a verme y veía sus ojos claros, cuando nuestras miradas se cruzaban veía el brillo de sus ojos de lujuria y deseo, volteaba hacia mi pito y cerraba los ojos para mover su cabeza de arriba abajo, mi verga flácida no era impedimento para que ella chupara con deleite
– Rita—decía yo poniendo mis manos bajo mi nuca y mirando el techo, sin dejar de disfrutar de la mamada– antenoche mientras me cogía a Claudita, me dijo que quería que se la metiera por la rajita, hoy por poco y Esthercita me convence para desvirgarla, ya me es más difícil decirles no
– Sí, ellas quieren todo contigo—decía mientras se retiraba un poco y hablaba, para después seguir mamando, su voz sonaba como si estuviera hablando con una paleta chupachups en su boca—las dos me dicen que ya quieren ser mujeres completas, eso no me importa, ya lo son, somos tuyas las tres, pero me da miedo lastimarlas— volvía a meter mi pito en su boca, lo saca y continua hablando—pero creo que no vamos a poder esperar mucho, ya tiene demasiada ansiedad por tu verga en sus rajita, seguro es por cómo me ven como la disfruto yo
– Sí, yo pienso igual, pero me da miedo, una cosa es dilatarles el culito y lubricarlo con aceite y otra sus rajitas.

Tengo la verga muy ancha y por suave que lo haga las voy a lastimar o hacerlas sangrar demás; a veces les doy muy duro por el culito para que les de miedo por sus chochitos, pero se me hace que eso les está dando más valor para hacerlo
Rita sigue mamando, siento que piensa la situación al mismo tiempo que me chupa, abre sus ojos y mira la nada mientras sigue mamando
– Puedo pedir consejo de cómo hacerlo, hay niñas más chicas que ellas que ya toleran pitos de todos tamaños, la directora tiene mucha experiencia.

– ¿En serio más chicas?—Rita voltea a verme divertida por mi sorpresa
– Sí, hay una de nueve que es más puta que nada, un día la invito para que la “conozcas”—dice mientras hace la seña con ambas manos de entrecomillas
– Jajaja muy bien y ya estando aquí ¿qué hago con ella?
– Pues lo que sabes hacer mejor que nadie, darle clases de piano
– Jajaja—reí por la respuesta de Rita, pero imaginarme cogiéndome a otra niña me excito, mi pito reaccionó dentro de la boca de Rita, ella lo percibió y mamó más fuerte, ella no quería perder la erección
– Ya me calenté de nuevo, tráeme a Claudita
– Si mi amor

Hace el movimiento para levantarse, pero la detengo y antes de que reaccione la monto sobre mí, desplazo su “megapantaleta” a un lado y mi verga se introduce en su raja, ella abre la boca y pone cara de placer y emoción al sentirse empalada por mí, inmediatamente inicia un movimiento de cadera, pone sus manos sobre mis hombros y sus tetas cuelgan y se mueven a cada movimiento mío, yo pellizco sus expuestos pezones asomados por encima del borde del sostén y ella gime fuerte moviendo con más intensidad su cadera, pone cara de dolor frunciendo el ceño al sentir que aprieto fuerte y gime con mucho placer, yo colaboro con sus movimientos y mi pito parece entrar en una lata de yogurt tibio, su vagina chorrea su orgasmo, gime y gime una y otra vez, puedo sentir lágrimas en sus ojos, llora de felicidad, la jalo hacia mí y queda totalmente acostada, siento sus tetas sobre mi pecho, la sujeto de ambas nalgas e inicio un mete y saca bestial, ella descansa totalmente sobre mí y no se mueve, deja que yo haga lo que quiera con su cuerpo, meto dos dedos en su culo y entran sin problema, ella vuelve a gemir, gira su cabeza y besa mi cuello, pasa su lengua, solo lo deja de hacer cuando gime al sentir su orgasmo, las contracciones de su vagina parecen convulsión sobre mi pito, dejo de moverme y ella sigue contrayendo su vagina, me besa suave el cuello y se queda quieta, mi verga esta dura y aún dentro de ella, se separa de mí y me besa en la boca.

– Te amo Alejandro, te amo mi amor—dice mientras lame mi cara y mi cuello
– Y yo a ti
– ¿Ahora si me dejas ir por Claudita?
– Sí, la voy a hacer gritar mucho y después le pienso llenar el culito de leche para que se lo saques a chupetones con tu boca— no he eyaculado, mi mente está perdida en lujuria, pienso cosas muy pervertidas y desquiciadas; Rita ríe divertida pasando su lengua por su labio superior saboreándose por adelantado mi leche
– Por eso me encantas, eres tan sucio y pervertido como yo

Se levanta, veo su vagina escurriendo sus propios jugos, sí que ha tenido un orgasmo fuerte, sale sin acomodarse la ropa interior, su pantaleta desplazada y metida entre sus nalgas y sostén dejando ver sus pezones; regresa con Claudita de la mano, empieza el ritual, le levanta el vestido sacándoselo por la cabeza y la deja en corpiño y pantaleta, Claudita no deja de verme mientras la desnudan, Rita la besa en la boca mientras le va bajando su bombachita y finalmente le saca el corpiño, toma el aceite que está en mi peinador y se lo unta en el culito sin dejar de besarla, Claudita da un gemido fuerte y contrae su entrecejo al sentir dos dedos entrar en ella, pero no se mueve, sabe que deben de dilatarla primero, mi verga está a tope, veo a la madre ya la hija besarse y acariciarse y como Rita mete y saca los dedos del culito infantil para lubricarlo y dilatarlo adecuadamente, finalmente mete tres dedos entre gemidos y quejidos de su hija que ya tiene los ojos cerrados, cuando lo logra voltea a verme y me sonríe, le saca los dedos y chupándolos la lleva a mi lado
– ¿Cómo la quieres mi amor, de frente o de espaldas a ti?
– De frente

La levanta y la para en la cama, Claudita sonríe divertida y emocionada, cada uno de sus pies está al lado de mi cadera, la baja lentamente y toma mi pito y lo apunta en el culito de su hija, veo la cara de Claudita compungida, pero sin dejar de mirarme, mi pito entra hasta la mitad, Rita la levanta un poco y la vuelve a sentar, en tres sentones mi pito ya está dentro de ella, se regresa a tomar el aceite y me pone un poco mientras yo hago movimientos suaves.

Cuando finaliza la preparación se acerca a mí y me besa y después a su hija a quien además le acaricia la conchita un ratito, después se separa de los dos y toma su ropa
– Me voy a ayudar a Esthercita con la tarea, me hablas cuando acaben
Sale de la habitación cerrando y alcanza a escuchar los gemidos de su hija cuando empiezo un mete y saca profundo y rápido, estoy como una bestia, ya no soy suave con ellas, toleran perfectamente mi pito dentro, la sujeto fuerte de las caderas mientras veo como su cara se va desencajando y como su cabello vuelan sobre sus cabeza con mis bruscos movimientos, esto es el cielo…
– Papi papi aahhh aaahhhh…
– Bebé te voy a coger muy fuerte, ando muy caliente
– Si papi si…– se sujeta fuerte de mi pecho para no perder el equilibrio mientras le taladro el culito
Ese día acabe como ya es nuestra costumbre dentro del culito y Rita lo saco con deleite con su boca, Claudita gemía por el estímulo de la lengua materna, yo estaba fuera de combate por ese día, me bañe y ni cené pedí dormir solo, ya no daba más, al entrar a mi cuarto me acosté y me quede profundamente dormido

********
En la mañana siguiente íbamos Rita y yo con las niñas de la mano, habíamos tenido una larga charla después de que ella degustara la leche del culo de su hija, habíamos pensado que lo mejor sería pedir consejo a la directora, esta vieja tenía mucha experiencia en estas cosas y sería nuestra guía perfecta; las niñas iban tranquilas durante el viaje en el transporte, sabían se debían comportar, a menos que yo anduviera cachondo y me excitara, en ocasiones veía unas nenas deliciosas o unas mujeres exuberantes y tetonas, cuando eso pasaba, hacíamos muchas locuras, ellas me hacía “casita” para que nadie me viera y ahí una de ellas me masturbaba, no siempre acababa, pero era muy delicioso.

En una ocasión Esthercita insistió tanto que jugáramos bajo la manta que me puse tan cachondo que nada me importo, rompí su pantaletita por el centro y con pura saliva como lubricante le penetre el culito, Rita Mirtha tuvo que recargarla sobre mí, subir más la manta y voltearle la cara hacia la ventana del tren, como si estuviera dormida, para que nadie viera su cara desencajada de placer, yo penetraba su culito con mi verga y su rajita con mi dedo medio, no acabe dentro de ella en el tren, pero una vez llegando a la casa la cogida fue bestial, desgarre su ropa, la hice gritar como nunca, me la cogí por toda la casa, por poco y le desfloro el chochito, acabe entre gritos de ella y míos y la deje tirada en la alfombra boca abajo con su culito todo rojo y lleno de leche, me dirigí con mi verga escurriendo jugos hacia Claudita y Rita que me miraban desde el sillón masturbándose mutuamente, cuando llegué a ellas se abalanzaron sobre mí para limpiar mi verga, Claudita me dijo que la próxima sería ella, pero que sería por su rajita, estas niñas ya estaban muy ansiosas.

Llegamos a la escuela y una vez entregadas las niñas a sus respectivos salones, juntos nos dirigimos a la dirección, le comentamos a la tetona directora nuestras intenciones, ella con toda la seriedad que ameritaba la ocasión nos dio con lujo de detalles como debía ser la desfloración en las niñas, nos iluminó con toda su sabiduría, la experiencia vivida, sus “tips”, lo que ella había vivido en carne propia con su tío y como eso le ayudo a aconsejar a sus amiguitas y una a una fue desflorada por el tío de esta.

Rita y yo poníamos atención, pero los dos nos movíamos inquietos con las instrucciones que la directora nos daba, imaginaba las sensaciones que mi verga sentiría al penetrarlas y romperlas para siempre, mi pene quería erectarse, pero no creí que fuera prudente hacerlo con la seriedad que ella tomaba el asunto, Rita por su parte también movía sus blancas piernas inquieta, imagino que pensaba lo mismo que yo, la excitación al máximo cuando cogiéramos los cuatro a plenitud, ella aun deseaba ser embarazada por mí, me decía que nunca me separaría de su lado y que cuando las niñas menstruaran yo sería quien las embarazara y así sería una familia completa.

El único problema era que casi no eyaculaba en su vagina, generalmente lo hacía en los culitos de sus hijas, pero ella no se quejaba de eso, le encantaba chupar el semen de ellas…
Después de una hora y media de plática terminó diciendo que las desfloraciones nunca eran fáciles, el sangrado y dolor son inevitables, que ella confiaba en nuestro criterio para hacerlo sin lastimarlas ni física ni emocionalmente, ya que esa era la pauta para su vida sexual futura.

Yo miraba sus enormes tetas, puso sus manos sobre el escritorio y cayó, esa era la señal para saber que habíamos terminado.
Me levante y no pude evitar preguntar
– Directora Rita me comentó algo y quisiera salir de dudas
– Si, dígame maestro Alejandro
– ¿Es verdad que aún sale leche de sus tetas?
– Mirta nunca ha sido la más discreta en estos asuntos—dijo dando una sonrisa mirando a Rita que sonrojada agacho la vista—sí, desde que tuve mis hijos nunca he dejado de amantarlos, aún ahora que son adultos cada que pueden acuden a mí para su lactancia
– Sé que es atrevido, pero ¿podría yo probar ese manjar?—pregunte con mi pene erecto abultando en mi pantalón, la directora sonrió aún más
– Maestra Mirta, por favor ponga llave a la puerta

Rita se levantó y puso el seguro, mire como la directora se desabotonó la blusa, sonriendo mientras me miraba y para mi sorpresa traía un sostén de lactancia; para los que no conocen son esos sostenes que cuya copa puede ser desprendida y esto permite liberar la teta sin quitarlo; escuche como el velcro sonó cuando ella quito la copa y liberó su enorme teta izquierda, su pezón parecía una mamila, era largo y oscuro, a pesar de ser de piel blanca tenía el pezón muy oscuro
– Acérquese maestro Alejandro no sea tímido

Me acerque y me arrodille a su lado, lentamente me lleve el pezón a mi boca y comencé a chupar.
Solo aquellos que han mamado la teta con leche podrán entenderme el exquisito sabor que tiene, era un manjar de dioses.
La leche salía sin hacer mucho esfuerzo, me daba mi tiempo para pasarla por mi garganta y volver a chupar para extraer más, me apoyaba en la silla con mis manos, no me atrevía a tocarla, pensé que eso no sería correcto, la directora respiraba entrecortada y escuche (porque tenía los ojos cerrados) como se quitó la otra copa, liberando su teta derecha.

– Mirta, ven no te quedes ahí mirando

Rita Mirta se acercó y se hincó del otro lado y se prendió de la teta derecha, imagino que quien entrara a la dirección vería a cada uno hincado al lado de la silla de la directora mamando una teta, ella acariciando nuestras cabezas como lo haría una madre con sus hijos; soltaba nuestras cabezas para oprimir sus tetas con sus manos y liberar más leche.
Habían pasado los 5 minutos más deliciosos de mi vida cuando ella suavemente nos separa de sus tetas
– Ya, esto debe ser suficiente para saciar su curiosidad maestro, además necesito guardar leche para mis alumnos preferidos

Dijo guiñándonos un ojo, agradecimos a la directora por el desayuno y nos levantamos sacudiendo nuestras rodillas y salimos de la dirección limpiándonos los labios de la leche que quedo fuera
– Estaba deliciosa—le comente a Rita—cuando tengamos nuestro bebé será un desnutrido, no le dejaré leche, toda será mía
– No te preocupes mi amor, le compraremos fórmula artificial.

Rita mostraba un brillo en sus ojos de emoción y excitación, a ella en verdad le emocionaba el hecho de que la hiciera madre por tercera vez.
La dejé en su clase y me dirigí a la mía, todos los niños estaba de pie haciendo desorden, cuando me vieron corrieron espantados a sus asientos y con la seriedad que debe tener un maestro inicie la clase, les enseñaba el canto a la alegría, como todo en la vida algunos eran buenos, otros regulares y los que mejor deberían dedicarse a otra cosa.
Termine la clase antes y los deje salir, la verdad estaba aún cachondo por las tetas de la directora, me preguntaba si le hubiera pedido cogérmela me hubiera dejado, pero bueno, minimo había saboreado la leche materna.

En eso estaba cuando alguien toca la puerta de mi aula, desconcertado me levanté, Rita no sabía que había terminado antes, así que no imaginaba quien podría ser, abrí la puerta y vi parada una niña de algunos 9 años, perfectamente vestida con el uniforme escolar, sus manos sujetas atrás en señal de descanso, esperando que abriera
– Hola
– Hola—conteste desconcertado
– ¿Es usted el profesor Alejandro?
– Si
– Soy Ximena, la directora me envió con usted
– Que necesita la directora
– Nada, me envió para que platicara con usted—voltea a todos lados buscando miradas y vuelve a mírame a mí—pero preferiría pasar
– Claro, adelante—me hice a un lado y cerré
– Ponga candado
– ¿Por qué?
– Es mejor que no entre alguien de golpe

Con mucha duda hice lo que me pidió, era una niña muy atractiva, piel blanca, delgada, ojos claros y sonrisa de tranquilidad, le faltaba desarrollo de sus dientes caninos, lo que la hacía ver más niña, su uniforme como lo marcaba el reglamento, perfectamente planchado, su falda a la rodilla dejaba ver sus piernas de niña, pero torneadas, se vea tranquila, ligera al caminar como si disfrutara cada paso que daba; me dirigí a mi escritorio, ella camino a mi lado mirándome con atención, parecía que me estudiaba, me senté, ella ya se veía relajada, tranquila, segura de sí misma
– Y bien ¿de qué quieres platicar?
– Te quieres coger a las hijas de la maestra Rita ¿verdad?
– No, yo no… no sé de qué me hablas—mi corazón se aceleró, mi cara se puso roja como un tomate y mis manos temblaron al instante
– Tranquilo, yo sé todo, la directora me envío para platicarte mi experiencia y ver en que te puedo ayudar.

Te voy a tutear al cabo que estamos dentro, pero allá afuera te hablaré como siempre, de acuerdo, esas son las reglas básicas, la discreción
– Si, está bien—contesto yo algo más relajado
– Yo empecé a los 6 años
– ¿a los 6? ¿Con quién?
– Jajaja preguntas mucho, pero está bien, todo sea para que lo hagas bien.

Fue con el conserje de la escuela, es viejo, pero sabe lo que hace.

– Eras muy pequeña, solo espero que no te lastimara
– No lo hiso, te digo que tiene mucha experiencia, la directora sabe escoger muy bien a los niños y a quienes estarán con ellos
– ¿Saben tus papas esto?
– No, como crees, son muy conservadores, me meterían en un internado y quien sabe que escandalo harían con la escuela.

– Y bueno, ¿cómo me piensas ayudar?
– Jajaja muy bien vas al grano, aquí en el salón no es seguro, sígueme

Salimos del salón ella caminado ligeramente por delante de mí, en el trayecto nos topamos a otros maestros y alumnos, ella saludo respetuosamente lo mismo que yo; se salió de los pasillos de salones y se adentró al de maestros, se detuvo frente a una puerta y de su bolsa sacó una llave, me volteo a ver con cara pícara de complicidad, miró a todos lados, no había personas en esos rumbos, abrió y me invito a pasar, pase yo primero y después ella cerrando con doble candado.

– Esta es el área del conserje, me prestó la llave, le dije que te traería aquí
– ¿Así nada más?
– Sí, siempre me la presta, él ya es viejo y no cogemos tan seguido, es muy fastidioso estarle dando pastillas azules, así que me la presta para venir con maestros o amigos, aquí nos la pasamos de lujo
Rio pensando en los momentos que pasó ahí; era una sala pequeña con un frigo bar, más adentro había otra sala con sillones largos y cómodos y al fondo una puerta, ella abrió el frigo bar y sacó una cerveza, la abrió le dio un trago y me la ofreció
– ¿Cerveza? ¿Aquí?
– Jajaja, o sea después de todo lo que has hecho y lo que “vamos a hacer”, ¿te asusta una cerveza? Tómatela, no seas marica
– Bueno ya que

Tome la cerveza y la bebí hasta la mitad de un trago, tenía mucho que no probaba una, Rita no era muy aficionada al alcohol.
Se dirigió a la otra sala invitándome a ir tras ella y abrió la puerta del fondo, había una recamara muy limpia y ordenada, tenía una cama kingsize, con un respaldo tanto en la cabecera como en los pies, me llamó la atención el tipo de cama, parecía más una cama para follar que para dormir, hasta tenía adaptaciones para poner arneses y grilletes, Ximena rodeo la cama, lentamente mientras acariciaba con una mano los bordes de la misma y con la otra se acariciaba un seno, la miraba como recordando los momentos vividos, saboreándolos, volteo a verme, me sonrió, yo me estaba empezando excitar, bebí de otro trago el resto dela cerveza, ella sonrió más, se subió a la cama y quedo hincada sobre ella, su mirada cambió, era de deseo, se acariciaba suave su cuerpo por encima de la ropa, con una flexión hacia atrás se quitó su zapatos y calcetas, lentamente se desabotono la blusa quitándosela y quedando en corpiño, sus pecho eran desarrollados para su edad, tantas chupadas dadas los habían desarrollado, quito el botón de su falda y la bajo, su silueta en formación marcaba el cuerpo que desarrollaría en unos años, sería una diosa escultural, bajo su pantaleta, dejando ver unos labios mayores abultados, lampiños, resaltaban bajo su entrepierna, finalmente quito su corpiño y quedo completamente desnuda ante mí, del otro lado de la cama.

– Sabes, Anselmo el conserje, me desfloró cuando tenía 6 años, no lo hiso a la primera, era muy pequeña, su pito aunque pequeño, era grande para mí, estuvimos cerca de 1 semana y media o 2 con penetraciones parciales
– ¿parciales?
– Sí, no me la metió toda la primera vez, veníamos aquí 2 horas diarias, aquí me enseñó a chupar un pene, me estímulo y me hiso sentir cosas divinas, me preparo durante ese tiempo y así no fue tan desgarrador para mi rajita
Mientras decía esto se acostó en la cama, abrió sus piernas y separó sus labios, mostrándome su introito vaginal, se veía abierto, parecía la vagina de una mujer adulta.

– Se sentaba en esa silla cuando quería dilatar mi rajita para metérmela, me sentaba sobre él y ponía su mano en el pene para que solo entrara la cabecita, conforme pasaron los días fue quitando dedos y su pene fue entrando en mi rajita
– No imagino como lo hiso
– Jajaja bájate el pantalón y siéntate ahí
Torpemente me dirigí a la silla que estaba en la habitación del otro lado de la cama, la cerveza me había mareado un poco, baje mi pantalón hasta los tobillos, ella me hiso la seña y también baje mi bóxer, mi pene brincó con media erección
– Guau, es grande, es muy ancha, vas a tener que ser muy cuidadoso
– Aún no está parada del todo
– ¿Se para más?—dijo abriendo los ojos de admiración
– Si
– Eso lo tengo que ver yo

Se levantó de la cama y se acercó a mí, se hinco entre mis piernas y metió sin ningún tapujo, mi pene a su boca, sentí una descarga eléctrica cuando su tibia boca hiso contacto con mi glande, pasó su lengua por el frenillo y después lo metió para chuparlo, literalmente lo chupaba, sentía el vacío de su boca en mi pene, era como estar pegado a una aspiradora humana, sabía cómo dar placer a un hombre, chupaba fuerte y después pasaba su lengua por todo lo largo hasta los huevos, regresaba al glande y hacia un mete y saca sensual que daba más erotismo cuando le veía sus ojos claros, en ocasiones los ponía en blanco como saboreando una paleta, sí que disfrutaba chupar pitos la cría esta, mi pene creció por completo dentro de su boca, ella lo saco y lo masturbo admirándolo, me miraba con una sonrisa que la verdad no sabía si era de admiración o de coquetería.

– Es grande y ancha, ¿has intentado metérselas?
– No, bueno solo por el culo
– Jajaja, pues si toleran por el culo, la rajita no será problema

Se levantó y volví a ver el esplendor de su cuerpo, se acercó a mí y me beso metiendo su lengua en mi boca, no dejaba de masturbarlo mientras me besaba, como si no quisiera perder la erección, escupió en su mano y embarró la saliva en su rajita, me asombraba la experiencia de esa niña de 9 años, se subió en mi
– Mira fíjate bien—decía con la voz entrecortada por la excitación—vas a practicar conmigo como lo vas a hacer, pon tu mano en la base de tu verga—su lenguaje había cambiado, ya no lo llamaba pene—no mejor más arriba, con una mano queda mucho de fuera—subí la mano hasta dejar libre solo el glande—me voy a sentar despacio en tu verga y me vas a meter solo la puntita, ¡si así!, aaahhhh que rico, deja que ellas se muevan solas, no las muevas tú, así ellas toman su ritmo, mira voy a hacer lo yo
Se comenzó a mover metiendo y sacando el glande de su rajita, estaba muy mojada, entre la saliva y su excitación eso era un charco de agua, se baja y mi mano impedía que el pene entrara más
– Así las vas a tratar por varios días y después le vas bajando a la mano—se sujeta de mi hombros para acercarse a mí y me besa— no olvides que son pequeñas y que sus rajitas se pueden desgarrar aahhhhh por más caliente que estés y por más que las oigas gemir no bajes tu mano, que la calentura no te ciegue aaahhhhh si así – con mi mano libre le pellizqué un pezón, los tenía muy saltados, tanta chupada talvez—tu verga sí que esta gruesa, deja ver su cabe más, baja tu mano
No baje la mano, la quite completamente y tomándola de las caderas la forcé a bajar hasta donde sentí que topo, un tercio de mi verga quedo fuera de su rajita
– Aaaahhhhhh si es enorme, si la aguante, hiciste trampa, era poco a poco para que practicaras aaahhh pero que rico se siente—subía y bajada metiendo y sacando mi verga, sus brazos rodeaban mi espalda
– Ya estoy demasiado caliente—dije sujetándola de las nalgas
– Llévame a la cama y hazme lo que quieras

Me levante con ella ensartada en mi verga y así cogiendo camine hasta la cama, me detenía para mover mi cadera haciendo penetraciones rápidas, ella gritaba y mordía mi hombro de placer, llegue a la cama y la aventé cuando cayo vi su raja totalmente abierta, no sé cuántos pitos abrían entrado ahí pero la tenía súper abierta, me miro con brillo en sus ojos, me quite rápidamente mi camisa y acabe de quitarme el pantalón, mi bóxer en un movimiento rápido voló por la habitación, me acerque a ella que me miraba divertida sin perder detalle, la puse boca abajo y metí mi boca entre sus nalguita, lamí si culito y su rajita al mismo tiempo, ella levantaba su culito para facilitar mi lengua en sus hoyitos, gritaba, gemía, movía todo su cuerpo, golpeaba la cama con sus manos en señal que estaba en su éxtasis de placer, me levante y en esa posición me puse sobre ella, apunte mi pene a su rajita y la penetré, volvió a gritar al sentirse nuevamente penetrada, me comencé a mover al principio lento y profundo, cuando lubrique toda mi verga aumente la velocidad, Ximena lo agradeció con gemidos de placer, volteé su cabeza hacia atrás para besarla, ella lo hiso sin ningún problema, gemía dentro mi boca, chupando mi lengua o dejado que chupara la de ella, pase mi mano por debajo de su tórax y pellizqué un pezón, lo hice fuerte, quería oírla gritar, ella lo hiso fuerte, mi cadera se movía de forma bestial, ella misma me incitaba a hacerlo diciendo, entre gemidos y gritos, que podía aguantar más fuerte mis estocadas, yo no me hacía del rogar y como loco la penetraba, llevábamos como 15 minutos en esa posición, estaba todo sudado lo mismo que ella, una idea me invadió y saque mi verga apuntándola ala culito de ella, quien se quedó quieta cerrando los ojos relajándose, ya sabía cuáles eran mis intenciones, abrió su boca al sentir mi glande profanando su orto, apretó las sabanas con sus manos cuando metí un poco mas
– Aaahhh es muy ancha, duele aaaahhhhh aaayyyy
– ¿La saco?
– No, ni se te ocurra, sé que puedo aguantarla, solo hazlo despacio en lo que me acostumbro, esta deliciosa, rica, rica…

Hablaba demasiado para mi gusto, jale la sabana e hice una bola la cual metí dentro de su boca, puse mi mano en su nuca oprimiéndola contra la cama, solo escuchaba sonidos guturales, ahora si el ambiente estaba mucho mejor, penetre un poco más y su grito quedo ahogado por la sabana dentro de su boca y la cama, en 4 intentos logre meterlo todo y solo espere unos cuantos segundo para hacer mi mete y saca rápido y profundo, la solté de la nuca y me deje caer sobre ella dejándole caer todo mi peso sin dejar de penetrarla, sentía su culo estrecho, más que el de mis niñas, talvez yo era el más macanudo que la había enculado, ese pensamiento me desquicio y me gire sobre la cama poniéndola encima de mí, la empuje por la espalda haciéndola que quedara completamente sentada en mi pito, ella grito al sentirlo, la levante un poco solo para dejarla caer, parecía un muñequito sobre mí, sus coletas escolares ya se le habían caído, su cabello casi rubio caía sobre mí, percibía el olor a lesión infantil de baño, la sujetaba fuerte de las caderas para hacer mi mete y saca, gemía fuerte y gritaba más cuando la enculaba profundamente y bruscamente, sentía el sudor de su espalda resbalar y caer sobre mí, veía la curvatura de sus nalgas y como oprimía mi pito cuando estaba completamente sentada sobre mi
– Aahhh aaahhhhh eres muy bueno aaahhhh

La volví a levantar y le metí mi verga en su boca, la chupo fuerte sacando mi liquido pre seminal, me hinque y ella se medio levantó y la sujete del cabello mientras movía su cabeza guiándola en mi polla.

Cuando la sentí nuevamente ensalivada la puse boca arriba, coloque sus piernas en mis hombros y dirigí mi verga a su culito, gimió fuerte al sentirse enculada, ahora tenía más libertad para moverme, la sujetaba fuerte de la base de ambos muslos mientras hacía un mete y saca de locos, bufaba como toro mientras lo hacía, mi sudor caía sobre la cara de Ximena que hacía gestos de placer, abría su boca, gemía fuerte y gritaba cuando se le metía hasta adentro, sentí la comezón en mis huevos, mi eyaculación venía, apreté mis dientes al mismo tiempo que le metía bruscamente mi verga hasta el fondo, Ximena sí que grito junto conmigo en mi orgasmo de espanto, termine de eyacular me quedé dentro de ella un minuto más, se la saqué y me desplomé a un lado, los dos aun respirábamos entrecortado, el esfuerzo había sido mucho tanto de ella como mío como de ella, estábamos todos empapados de sudor
– Guau, eres muy tosco, no te importa si me duele o no
– ¿No te gusto?
– ¡si mucho! Otros me lo hacen con miedo, pero a ti te vale todo, me gustas– Mientras decía esto me limpiaba el sudor de mi frente con su mano– Ven vamos a bañarnos, estamos todos sucios
– ¿a pero que también hay baño aquí?
– Si, jijiji y lo usamos mucho, sabes me gusto como me lo hiciste, siento envidia por las hijas de la maestra Mirta, es más se me hace que vamos a tener que venir a diario para practicar, ¿te gustaría?
– Sí, pero no se enojara el conserje
– No que va, es más si quieres invito a una amiga mía, te va a gustar
– Ok, solo espero que no nos escuchara alguien
– No, esta parte está aislada, “ellos” piensan en todo
– Pues que bien

Contesté yo levantándome tras ella para ducharnos, nos secamos, ella incluso seco su cabello con secadora, tenían de todo ahí, acomodamos la cama y en la puerta antes de salir nos dimos un último morreo entre besos y caricias, nos separamos, ella se asomó por la lupa de la puerta, cerciorándose que no había gente afuera abrió, me fui por mi lado y ella por el suyo.
Llegando a mi salón me tope a Rita que me esperaba dentro, estaba seria
– ¿Dónde estabas? Te busque por toda la escuela
– Conocí a Ximena
– Ha ya veo—dijo algo seria– ¿y no pudiste siquiera avisarme que salías?
– Perdón pero es que todo fue tan rápido, la directora la envió para que me ayudara con nuestro “asunto”
– Ha ok—su expresión cambio cuando mencione a la directora—bueno venía para comer contigo, pero ya se me hiso tarde para mi clase, te veo a la salida
– La note seria, la tome de la mano antes de que saliera y la jale a mí, la bese, ella cerró sus ojos y me correspondió colgándose de mi cuello, mis manos fueron a sus nalgas y las acaricié
– Travieso– Me dice mientras con el índice me golpea suave en la punta de mi nariz– ¿y aprendiste algo?—me pregunta con una sonrisa ya más contenta conmigo
– Si, que me encantan las niñas– Se rio conmigo y me volvió a besar
– A la otra me invitas

Me besó y salió del salón contoneando su cuerpo como ella sabía hacerlo para enloquecerme.
Me toque mi entrepierna aun pensando en Ximena, que niña, como me había satisfecho y ahora quería repetir con una amiga, mi pene brinco dentro del pantalón, después pensé que dilataría todas las noches las rajitas de Claudita y Esthercita hasta que tolerara todo mi pito, ese pensamiento hiso que mi pene se endureciera dentro del pantalón.
Si, empezaría esa misma noche…

Estaba yo acostado, desnudo, en medio de la cama, mirando a las tres, Rita en medio de las niñas posando sus manos en los hombros de ellas, su sonrisa era de orgullo esperando a ver a quien escogería para pasar la noche; habían tardado cerca de 40 minutos en llegar conmigo, mientras Ruperto caía dormido por el cansancio y las drogas suministradas, Rita estuvo bañándolas, peinándolas, vistiéndolas sexys y aceitándolas para mí, las dos se veían hermosas con sus pequeños baybe doll que les habíamos comprado para momentos especiales, traían puestas unas diminutas tangas, a las dos niñas se les veía su cara de ansiedad, ambas querían ser la primera, yo no podía decidir, las dos estaban sexys y hermosas, Rita sí que había sido cruel esta vez, escoger a una sería decirle a la otra que no era la preferida, podría lastimar sus sentimientos, así que como todo un caballero, como todo un hombre formal y cabal, decidí que la primera noche de dilatación e introducción vaginal sería con las dos.

Brincaron de emoción cuando les dije que serían las dos, Rita sonrió más orgullosa por el resultado, también se veía sensual con su cabello suelto y su bata semitransparente para dormir, traía ropa pequeña, la que me gusta que use dentro de la casa, pero solo eso, me gusta verla con sus tetas al aire preparando la merienda, con zapatos de aguja y tanga pequeña, le metía la verga cada que se me antojaba, le arrancaba un orgasmo y descansaba, el mío lo reservaba para el último, no quería estar desperdiciando leche así como así, también me cogía por el culo a cualquiera de las niñas, a veces no podía evitarlo y acababa entre grito y estertores guturales en cualquiera de los agujeros que penetraba.

Eran cerca de las 11 de la noche, habíamos tomado todos una larga siesta para poder estar activos hasta la mad**gada, Ruperto tenía casi 2 horas roncando, así que el ya no era problema, por si acaso había mandado poner aislante en mis puertas tanto la que daba a la cocina como la que daba a la calle, las dos niñas corrieron y brincaron a la cama y esta crujió como cada noche cuando cogíamos, Rita se acercó para besarme y despedirse, pero yo la jale hacia mí y la acosté encima mío, ella rio divertida y abrió su boca sacando levemente su lengua para besarme, la recibí como se merecía con mi lengua de fuera para deleitarnos con nuestro beso pervertido, las niñas nos miraban en silencio, yo abrazaba a Rita y ella tenía sus manos al lado de mi cabeza para no dejar caer completamente su cuerpo, mis manos se deslizaban por encima de la bata y acariciaba sus nalgas firmes y redondeas, subí la bata y con mi mano desplace el hilo que estaba entre sus nalgas, Esthercita al ver que tenía problemas para desplazarla y mantenerla en una nalga se acercó y la sostuvo a un lado dejando que mi mano libremente hurgara su raja y culo, metí mi dedo medio en su raja y el indicie en el culo, Rita suspiró, movió su cadera y me besó con más pasión, estuvimos así cerca de 3 minutos, movió su cadera y eso hiso que mis dedos se salieran, se separó gentilmente de mí
– Mi amor, tengo que regresar arriba, Ruperto se puede despertar sino me siente a su lado
– Pero te quiero aquí conmigo a mi lado
– Yo también quiero estar, pero alguien debe vigilar a aquel, sino imagínate el escándalo.

– Está bien, pero en la mañana me lo compensarás verdad
– Si mi amor ya sabes que sí, estoy todo el día a tu disposición, todos mis hoyos son tuyos para que hagas lo que quieras con ellos
Sus palabras me calentaban más
– Por lo pronto has lo que quieras con ellas

Volteo a ver a sus hijas que me miraban sonriendo y se movían ansiosas
– Te extrañaré—dije con sinceridad
– Y yo a ti
Me dio un beso en los labios con pasión lo mismo que a sus hijas, sus lenguas se enroscaban, movía su cabeza de un lado a otro disfrutando el beso lingual, mi pene se emocionaba viendo esas escenas, brincaba solo como caballo salvaje, por fin Rita acabó de darles las “buenas noches” a sus hijitas, se levantó, me miró con amor y deseo y camino a la puerta, abrió y antes de salir me volteo a ver por última vez, levanto la bata mostrando sus blancas nalgas y las separo con ambas manos, su rosado culo emergió
– Estará esperándote hasta mañana, a ti… solo a ti

Puso el seguro de la puerta por dentro antes de salir, para dejarla con candado.
Apenas cerró las dos niñas se abalanzaron sobre mí, competían por besarme, y después de eso cada una lo quería hacer con más pasión que la otra, parecía una lucha extrema rodábamos por la cama, después la otra jalaba bruscamente a su hermana para quitarla y ser ella quien me besara, estaban calentándose los ánimos entre ellas pero de forma hostil, por lo que me vi obligado a ponerme firme, les dije que dejaran de pelear o irían a dormir solas, ellas inmediatamente se calmaron, para demostrarme que hicieron las paces se estuvieron besando entre ellas sensualmente, se desnudarnos quedando solo en tanga, sus sexy interiores quedaron expuestos, sus nalguitas se veían sublimes con la el hilo metido entre ellas, las dos hincadas se besaban frente a mí, mi verga parada las llamó, las dos voltearon casi al mismo tiempo, su sincronía me asombraba, parecían gemelas telepáticas, daba la impresión que con solo mirarse una entendía lo que la otra quería, se inclinaron hacía mí y cada una se puso a mi lado, como en el cine aquella vez me chuparon los huevos y el pito al mismo tiempo, si en aquel entonces estaban sincronizadas ahora parecían engranes de un reloj de precisión.

Claudita se posesionó de mis huevos, levanto un muslo mío, Esthercita al verlo hiso lo mismo con el otro, dejándome en posición de rana acostada, Esthercita metió mi pito en su boca y lo chupó mientras Claudita atacaba mis huevos, los metía a su boca y chupaba, los sacaba y deslizaba su lengua por el rafe medio del escroto hasta mi periné, me mataban las cosquillas pero el placer era infinito, pasaba su lengua por mi culo y lo besaba, volvía a pasar su lengua y trababa de meterla en él, yo me remolineaba de placer, se dirigía a mi verga al mismo tiempo que Esthercita bajaba a los huevos y hacia lo mismo que Claudita había hecho.

Podía pasarme toda la noche así, mis hijitas ya eran unas veteranas mamadoras, podían hacerme acabar en cualquier momento, pero ahora ese no era el objetivo, el objetivo era otro.
Baje mis muslos haciendo que sacaran las dos sus cabezas de mi entrepierna, me levante y quedé hincado entre ellas, se acercaron y aproximaron sus caras a la mía, nos besamos los tres al mismo tiempo, nuestras lenguas se enroscaban, había momentos en que no sabía a cuál besaba, lo que si sabía es donde estaban mis manos, ya había desplazado las tangas y metía dos dedos en cada culito, el aceite lo facilitaba, me separaba de ellas para que se besaran mientras mis dedos entraban y salían.

Saque los dedos y se los metí en la boca y así las dirigí al respaldo acostándolas a las dos boca arriba, saque mis dedos de sus bocas y así en salivados los dirigí sus rajitas respectivamente, suspiraron al mismo tiempo que les metía un dedito y les chupaba el clítoris, maldecía mi existencia por no tener dos bocas para chuparlas al mismo tiempo, metía y sacaba los dedos y alternadamente les chupaba, sentía la opresión de sus introitos sobre mis dedos, sí que sería una batalla campal perforar esos chochitos, las dos no dejaban de gemir a mis estímulos, sentía mis dedos mojados por sus jugos, incluso Rita les había colocado aceite hidrosoluble, él idóneo para una vagina seca, pero esto me facilitaría mi cogida.

Ya les había provocado varios orgasmos con mis dedos y lengua, me levante y senté en la silla que estaba en mi habitación
– Ven Esthercita
– Si papi
Ya no lo puse a discusión simplemente decidí, ella se acercó y se montó en mí, habíamos comprado esa silla especial porque era más baja, lo que permitía que ellas alcanzaran el piso y pudieran agacharse y detenerse si así lo requerían.

– Voy a poner mi mano por debajo de la cabeza, solo trataras de meterte eso, ¿de acuerdo?
– Si papi– Dijo suspirando, mientras lentamente se agacho y mi glande se posiciono en su introito, ella bajo un poco pero sintió dolor y se frenó
– Poco a poco mi amor, más despacio

Asintió con la cabeza y mientras mordía su labio inferior descendió su rajita sobre mi pito, sentí como lo aprisionaba, en ese momento creí que nunca podría meterlo, se veía tan grotesca le escena, ella tan menudita y pequeña intentando meterse mi pito.
Llevábamos 15 minutos cuando logro hacerlo, estaba toda sudada, sus piernas temblaban, pujaba cada vez que descendía, mi glande se deslizaba en su interior sin problemas.

– Esthercita mi amor descansa, toma agua—se bajó de mí y vi como tambaleaba, se dirigió al buro y tomo agua de un vaso que ahí deje, sabía que ocuparían hidratación—Claudita sigues tu mi amor
– Si papa
– ¿Perdón?
– Papi.
Papi

Rio divertida, sabía que debía llamarme papi, hiso lo mismo que su hermana, a horcajadas sobre mí y yo con mi mano en mi pito como tope intento meterse la cabeza en su rajita, ella no batalló tanto, al parecer era más laxa, al cabo de 10 minutos jadeaba de placer
– Si papi si papi que rico se siente, méteme más sé que podré
Yo estaba cachondísimo sentía la humedad de su rajita y con se contraía sobre mi pito como lo oprimía y ella se movía rápido sobre él, sudaba mucho más que su hermana, su cabello estaba todo sudado pegado a su rostro y cuello, no cedía en descanso, se movía y me estaba haciendo perder la cabeza, quería quitar mi mano y bajarla para cogérmela a plenitud, pero recordé los consejos de Ximena cuando me la cogía “por más caliente que estés no las penetres a la primera o las lastimarás”, seguí su consejo, no la metí más, pero eso no resto que no disfrutara de la rajita.

Se acercó a mí y me beso mientras se movía, seguía insistiendo
– Papi anda, un poco más aaahhh si anda un poco más ahhh ahhh ahhhh
– No bebé, no se puede hoy, debes ser paciente ahhhhh— sentí como ella bajo un poco más y casi se ensarta sola, tuve que apretar fuerte mi mano, para impedir la desfloración en ese momento
Hice un esfuerzo sobre humano, la levante y la gire, apunte mi verga a su culo y la metí, firme en un movimiento semi rápido, ella grito al sentirse penetrada de forma brusca, le tape la boca para que no sonara tan fuerte
– Aaaahhhh aaaahhhh aaaaaaahhhhh

La lleve a la cama ensartada y me deje caer sobre ella boca abajo, mi cadera se movió como con vida propia, ella gemía fuerte y después se relajó dejando que me la cogiera a mi gusto, me la cogí como 20 minutos, me había olvidado de Esthercita que desde la silla nos miraba metiéndose un dedito en su conchita, se la saque a Claudita y todo sudado me dirigí a mi otro bebé, ella me miro con cara de deseo cuando la cargue, rodeo con sus piernas mi cintura y mi verga quedo apuntando su rajita, la lleva a una pared y ahí la recargue, volví a meter mi glande, esta vez sin mano que la detuviera, ella abrió sus ojos al máximo y me beso sacando su lengua gimió y gimió cuando mi glande se deslizaba hacia su cuevita, claro que yo solo metía un poco y forzaba otro poquito, no quería desflorarla, de pronto ella se tensó, abrió su boca al máximo y me beso el cuello con pasión
– Te amo papi te amo si ahhhh aahhhh aaaahhhhhh

Tuvo su primer orgasmo con mi pito en su introito, se fue aflojando y sus piernas cayeron a mis costados, ya llevaba casi una hora así, suelta como un muñeco la lleve a la cama y la puse boca abajo en el borde de la misma, sus piernas quedaron colgando, apunte mi verga a su ojete y selo metí, no fui tan brusco como con Claudita, metí y saque hasta la tercer metida logre metérsela por completo, ella gemía, su gemido quedaba ahogado en la cama, porque puso su boca en ella, voltee a ver a Claudita y se había dormido de lado, metí mi verga lo más hondo que pude con fuerza, la saque y otra y otra y otra y otra cada vez más fuerte, la sostenía firmemente de la cadera y un hombro, sudaba y bufaba como un cerdo, en mi última estocada sin piedad, ella dejo de apretar las sabanas y abrió sus manos al máximo, dio un quejido, yo metí mi verga lo más que pude, después me suavice, le hice un mete y saca lento y profundo, ella empezó a respirar suave, cada vez más suave hasta que se aflojo por completo, note su respiración superficial, se había quedado dormida, yo la había arrullado con mi pito en su culo, esa era mi intensión arrullar a mi nenita con mi verga para que se durmiera, se la saque suave y ella dio un suspiro, vi su culo todo dilatado, parecía actriz porno, me enterneció tanto que metí mi lengua y sentí su sabor, después la cargue suavemente y la acomodé en la cama.

Aún no me había corrido y lo necesitaba, una opción era masturbarme sobre ellas… mmm tentador, pero otra idea invadió mi mente, así desnudo salí de mi recámara y sigilosamente subí las escaleras, abrí lentamente la habitación de Rita, Ruperto roncaba como un cerdo, la luz de la luna entraba por una ventana, apuntaba directamente al rostro de Rita, se veía tan placido, tan tranquilo, era como una muñeca de porcelana con los ojos cerrados, camine como ninja hasta su lado, puse mi pene en su boca, ella se movió, aprisione más para meterlo, ella abrió los ojos como no entendiendo, cuando me vio los abrió como platos y volteo a ver a Ruperto que seguía roncando, yo la voltee hacia mí y con mi pulgar en su barbilla abrí su boca y metí mi pito, ella cerró los ojos y chupó, pasaba su lengua suavemente por él y lo chupaba como un bebé sin mover mucho su cabeza, mi sangre hervía, la tome con ambas manos y se lo metí todo ella hiso un arqueo leve y quiso toser, Ruperto se movió un poco y balbuceo algo, nos quedamos quietos y el volvió a roncar, jale a Rita y la levante, aún traía su bata sexy, la saque de la habitación y cerré, afuera la recargue en una pared, ella inmediatamente abrió las piernas y mi pito apunto a su raja, la abrace y bese con mi lengua, la gire, ella apoyo sus manos en la pared, levanté su bata e hice a un lado su pantaleta, escupí en mi mano y unte la saliva en su culo, apunte mi verga en él y se lo metí de una estocada, ella gimió y mordió ambos labios de su boca hacia adentro, inicie mi mete y saca al mismo tiempo que le estimulaba los pezones, ella se apoyaba en la pared par que mi verga entrara más adentro, así la estuve culeando por 20 minutos, sentí mi cosquilleo y antes de acabar se la metí en la raja y la bombee por 5 minutos más, sentí la necesidad de eyacular y lo hice dentro sin ningún sentimiento de culpa, todo mi semen se disparó al cérvix de Rita que gimió más sintiendo mis lechazos en su interior, acabe y no la saque, me quede dentro de ella un rato más para sentir su vagina contrayéndose en mi verga como extrayendo las últimas gotas, movió sus caderas como a mí me gusta y mi pito flácido salió solo de la cueva, ella se volteó y lo metió a su boca para chupar lo último y limpiarlo.

Se levantó y me beso yo le correspondí
– Que rico estuvo esto
– Si mi amor, tenía que eyacular y no pensé en otra opción que en tu raja, hay que llenarla de leche para nuestro bebé
Rita abrió los ojos de emoción y me abrazó besándome con pasión y amor
– Regresa a tu recámara y sigue durmiendo, te veo en la mañana, me voy con las niñas, te amo
– Y yo a ti mi amor, descansa, en la mañana te levanto
Regrese y las niñas dormían, me acosté en medio de ellas y entre dormidas me abrazaron y volvieron a dormir profundamente, yo no tarde en hacer lo mismo.

***********

Era una mañana normal para el mes de marzo, los rayos del sol calentaban como el demonio y la sombra enfriaba como el hielo, había terminado mi clase y como ya era costumbre caminaba tranquilo en dirección al área del conserje, llegue y me pare frente a la puerta, con mis nudillos hice el toque “secreto” toc toc… tic.
toc tic… toc toc, era una estupidez, pero a Ximena no le gustaba dejar las cosas al azar, tenía que hacer el toque secreto sino no me dejaba entrar, abrió la puerta, como siempre se veía hermosa con su mirada felina y su cuerpo menudito
– ¿Alguien te siguió?
– No, nadie
– Pasa—dijo volteando a todas direcciones antes de cerrar con doble candado
– ¿Para qué me querías ver con tanta insistencia?
– Pues para que más– se acercó con su mirada coqueta y me jaló hacia ella para besarme con su deliciosa lengua
– Bueno ya sé que para coger, pero te veías muy ansiosa, ¿ocurre algo?
– Te tengo una sorpresa, más bien un regalo
– ¿ha si?
– Si, ven sígueme

Camine tras ella viendo como contoneaba su culito, ese culito a que en unos minutos estaría sodomizando salvajemente, mi pene brincaba dentro de mi pantalón, parecía que fuera la primera vez que la cogía, ya llevábamos más de una semana de estar cogiendo a diario, bueno solo el fin de semana no, porque no pude llevarla a mi casa… bueno a la casa de Rita, pero como ya la consideraba mía jejeje
Me quedé helado cuando entramos a la recámara y vi el regalo que tenía para mí.

– Ella es Aurora, es una de mis mejores amigas
Era una niña morena clara, de cabellos castaño, delgadita como Ximena, pero ya estaba más desarrollada del busto, y lo digo porque estaba completamente desnuda sobre la cama.

– Hoy nos vamos a divertir los tres, ya hablamos con la directora y nos va a justificar todas las clases, asique estamos libres hasta el medio día—camino hasta estar cerca de Aurora y la acaricio suavemente con un dedo como si acariciara el chasis de un auto— ¿se te ocurre algo para hacer?
Su mirada no podía ser más perturbadora, más por el hecho de que Ximena la tenía atada a la cama con los grilletes del respaldo, vio mi cara de espanto y duda
– Quítate la ropa Alejandro, no seas tímido, juguemos…

Ximena era un demonio pequeño con vagina, se reía de mi cara, se acercó y me besó para relajarme, desabotono mi camisa y la quito, para después ayudarme con los zapatos y el pantalón; mi camiseta interior y bóxer eran mi única vestimenta, se separó de mí y se subió a la cama, jalo a aurora y esta abrió la boca demostrando deseo y ansiedad por lo que le fuera a hacer, la jalo de tal forma que aurora termino boca abajo solo apoyada en sus rodillas y pecho sobre la cama.
Volteo a verme
– Acércate Alejandro

Lentamente me acerque, ya me había cogido niñas, las hijas de Rita y a Ximena, pero mis manos temblaban y mi boca estaba seca de nerviosismo, creo que ese momento una cerveza me hubiera sido de mucha utilidad, Ximena se hinco de lado a mí , bajo mi bóxer, se agacho y metió mi verga en su boca, inició su mamada, mi pene ya estaba duro, al sentir la tibieza de la mucosa oral infantil brinco dentro de ella, Ximena no dejaba de mamar, me estaba relajando en serio y estaba haciendo que mi nerviosismo fuera poco a poco desapareciendo, quite mi camiseta ya estaba completamente desnudo, Aurora con las rodillas y la cara apoyadas en la cama, con la boca abierta miraba como su amiga me mamaba, yo parado a un lado de la cama no estaba lo suficiente cerca para acariciarla, quería hacerlo, la mamada de Ximena ya me estaba elevando al punto donde no había retorno.
Ximena se separó de mí haciendo un ruido extraño sobre mi verga, como el niño que bruscamente le arrancan el chupón de la boca, me sonríe, en un santiamén se despoja de su ropa, se acerca a mi cara lamiéndola y cerca de mi oreja me dice
– Es un juego, déjate llevar si te digo que ya es suficiente te detienes, ¿entiendes?
– No
Se separó de mí y se dirigió a mi ropa tirada, saco el cinto de mi pantalón y me lo puso en la mano, volteó a ver a Aurora que se movía inquieta, meneaba su culito de un lado a otro, se le veía impaciencia en su rostro, mojaba constantemente sus labios con su lengua.

– Dale

Me dijo Ximena mientras se agachaba a mamar mi verga de nuevo, yo no me movía, tenía mi cinto en la mano, pero a pesar de entender lo que quería que hiciera no me atrevía, Ximena lo notó y saco la verga de su boca, me masturba con su mano
– Dale no seas maricón, se ha portado mal, tienes que usar ese cinto
Se agacho y chupo fuerte mi pito, lo hacía como desesperada, me enloquecía, en mi éxtasis de sexo oral levante la mano con el cinto y lo deje caer sobre las nalgas de Aurora, ella grito, Ximena me volteo a ver desde abajo y vi ese brillo en sus ojos incitándome a continuar, mire el rostro de Aurora que cerro sus ojos y abrió su boca, volví a levantar mi mano y descargue otro cintarazo en sus nalgas, ahora el grito fue mayor, no lo hacía muy fuerte, podía hacerlo aún más fuerte pero no me atrevía, no era algo a lo que un hombre común estuviera acostumbrado; Ximena se levantó y se paró atrás de mí, paso su mano izquierda hacia mi verga y desde atrás mientras me masturbaba me decía
– Hazlo más fuerte, no seas maricón, ¿tienes miedo o qué?

La mire y mi verga escurría jugos pre seminales, jale a Ximena y le puse como estaba, le metí bruscamente mi verga en su boca, ella con mi verga en su boca rio, levante mi mano y la deje caer con el cinto, el golpe se oyó fuerte Aurora aulló de dolor, lo volví a hacer, con mi mano izquierda sujetaba la cabeza de Ximena de su coleta escolar, la movía dentro y fuera como si me la cogiera, lo hacía brusco, a ella le gustaba eso y con mi mano derecha sostenía el cinto y nalgueaba el culo de Aurora, solté a Ximena que se movió sola como yo la había estado moviendo, mi mano derecha continuaba con el castigo, Ximena se separa de mí y se levanta colocándose al lado de su amiga, revisando como le quedan las nalgas, estas estaban rojas, veo las manos de Aurora que aprieta la sabana con las manos, en ocasiones la muerde pero se le nota placer, definitivamente estas niñas están locas, dejo de golpear el culo para que Ximena lo revise
– No, aún te falta castigo, debes marcarle el culo con tu cinto
– ¿Segura?
– Si
Lo dice con un brillo en sus ojos, Aurora los abre y veo la excitación en su rostro, y pues bueno que más puedo hacer, levanto mi mano y la dejo caer más fuerte la niña grita ahogando su grito en la almohada la cual metió en su boca
– Mas

El grito de Ximena me enerva la mente, levanto el cinto y lo dejo caer como si la odiara, las nalgas se pintan de rojo, no me detengo lo vuelvo a hacer, así una y otra vez, Ximena mira atenta el espectáculo, no pierde detalle de como las nalgas se van marcando con el cinto, sonríe mientras mira, eso le divierte, Aurora llora sus lágrimas empapan la almohada, levanto mi mano y la dejo caer, poco falta para que la piel se abra, Ximena grita
– ¡Ya es suficiente, detente!

Mi mano se detiene en el aire, estoy sudando, perdí mi erección, la verdad esto no me excita, pero ya estoy en esta mierda, Ximena se acerca mira sus nalgas, las acaricia, aún están sensibles, veo como las besa y las acaricia suave Aurora continua llorando, veo como Ximena abre las nalgas y mete su lengua a la raja y a su culo, se pasa de uno a otro, Aurora poco a poco deja de llorar y comienza a gemir, ese espectáculo si me gusta, mi verga se vuelve a parar, me subo a la cama y de rodillas atrás de Aurora, ayudado por Ximena apunto mi verga a su culo, esta dilatado, obviamente no soy el primero, es un culo muy usado, no me detengo en la penetración, lo hago hasta que mi verga entra por completo, Aurora suspira, ya no llora, ahora solo gime, mis caderas inician el vaivén de la cogida, la sujeto fuerte de las caderas y aumento la fuerza de mis embestidas, beso a Ximena mientras sodomizo a Aurora, la cama resiste nuestra cogida, le saco la verga y se la meto en la vagina, ella ahora chilla de placer, su vagina está totalmente abierta, no tengo ningún problema para meterlo, así que sin miedo ni misericordia lo meto y saco, sus nalgas brincan cada que las embisto, me canso de estar así y acuesto boca arriba a Ximena a un lado de su amiga, pongo sus tobillos en mis hombros, le doy a escoger
– ¿Dónde la quieres?
– Culo…

Solo dice entre suspiros, mi verga esta lubricada por los jugos de Aurora, tomo mi pito y lo dirijo al agujero escogido, grita poquito cuando la voy abriendo, abre sus ojos y me mira mientras la voy enculando, dejo mi pito dentro, todo completamente dentro de ella, cuando se siente completamente empalada me sonríe, esa sonrisa diabólica de placer y lujuria, imagino como será cuando sea mayor, será peor de monstruo que yo, pero en este momento no me importa colaborar en su perdición, le saco la mitad de mi verga solo para regresarla dentro, abre su boca y sonríe más, eso solo me incita a acelerar mi cogida, mi sudor cae en su rostro, ella sigue riendo mientras gime, le encanta que sea tosco con ella, se la saco y la meto en su chochita, me abraza fuerte porque me dejo caer completamente sobre ella mientras se la meto y saco como una bestia, ella grita como un adulto ante mi cogida, me volteo y la pongo arriba, se mueve de adelante a atrás y voltea a ver el techo mientras lo hace, es una maldita profesional, no me canso de cogérmela, pienso es ese momento como quiero educar a Claudita y a Esthercita para que sean tan putas como ella, aún más pervertido pienso como me cogeré a mi propia hija, esa hija que tendré con Rita, que mantendrá económicamente Ruperto pensando que es hija de él, mi mente se corrompe aún más pensando en que en algún momento me gustará o será una necesidad incluir bondage en nuestras relaciones, imagino tenido a mis tres hembras amarradas y yo azotándolas arrancándoles gritos de dolor, para después cogérmelas sin piedad, ellas embarazadas las tres al mismo tiempo y yo sodomizando una a una, eso haría hasta que estuvieran cerca de parir, ellas pariendo en mi casa mientras yo me masturbo viendo cómo sale el bebé…
– Si… si… así… así… mas… mas… me gusta

Los gritos de Ximena me regresan al presente, le estoy pellizcando muy fuerte sus pezones y ella lo disfruta, mi cadera se mueve de arriba abajo mientras le torturo sus pequeños pezones, se retuerce sobre mí, siento su infantil orgasmo sobre mi verga, ya estoy empezando a sentir miedo de mis sentimientos; Aurora no ha perdido detalle, sigue atada a la cama, imagino que le dolerán las piernas y más las nalgas todas marcadas por mis cintarazos, quito a Ximena de mi quien abre los ojos y mira como me paro y vuelvo a encular a su amiga, por iniciativa propia vuelvo a tomar el cinto y le doy tres cintarazos fuertes en la espalda mientras me la cojo fuerte, Ximena sonríe y casi aplaude mi depravado y sádico acto, solo dejo de cintarearla porque siento como mi leche sale de mis huevos y deposita en su culo, la sostengo fuerte de los hombros y los dos tenemos nuestro orgasmo entre gritos, o al menos eso pienso yo, a estas alturas ya me vale si a ella le gusta o no.
Grito mi orgasmo fuerte, si un sacerdote me viera pensaría en un exorcismo para mí.

– Aaaahhhhh aaaaahhhhhhh mi leche aaaahhhhhh
– Aaaahhhh mmmmmm aaaahhhhh

Grita Aurora mientras yo me muevo para que mi leche sea expulsada correctamente dentro de su culo, dejo de eyacular y me desplomó sobre la cama, Ximena desata a Aurora y las dos se abalanzan a limpiar mi verga, siento un enorme placer con sus boquitas limpiándome, si cierro los ojos puedo sentir las boquitas de mis hijitas, las dos dejan de hacerlo y suben lengüeteando mi cuerpo absorbiendo el sudor de mi piel, una a una me besa en la boca siento el sabor de mi leche en sus bocas, no me importa ya la he probado tantas veces que me acostumbro, Ximena me chupa mi lengua y después lo hace Aurora.
Voy recuperando mi aliento, esto es cansadísimo
– Esto estuvo riquísimo— dice Aurora mientras chupa el sudor de mi piel a nivel de mi tetilla izquierda
– ¿Te lastimé mucho?—pregunto mientras le acarició sus nalguitas y las marcas que le deje en la espalda— perdón
– ¿Por qué? Esa era la idea—dice Aurora sin dejar de chupar mi tetilla
– ¿Idea?
– Si, hoy iremos las dos a pasar la tarde en su casa— dice Ximena— y a su papá le superprende verla toda marcada de sus nalgas por el cinto de alguien que se la cogió, golpeo y no es él
– Si, de seguro hoy mínimo me va a lengüetear en las marcas como media hora y de seguro casi toda la noche, talvez mañana vuelvan a reportarme enferma—sonríe para sí misma imaginando su larga noche
– Sí, es algo que le gusta a él, verla golpeada, él no lo hace, pero si le gusta que lo hagan, ya vi que tu si pudiste y no te acobardaste, hasta en la espalda le diste
– ¿irías a mi casa un día? A mi papi le gustaría ver lo que me hiciste hoy
– ¿te gustaría? La verdad no sé si podría
– Su puedes, ya lo demostraste, a él le encantaría verla

Dice Ximena mientras me besa, ya sus besos no me saben tan bien me preocupa la invitación, digo que si solo por compromiso, pero la verdad dudo mucho poder hacer algo así, azotar a la hija de alguien solo para que este se excite y se la pueda coger
– ¿Tu mamá está de acuerdo?—le pregunte a Aurora
– No tengo, murió cuando era bebé, desde entonces mi papá me cuida y me coge desde que tengo memoria, solo que descubrimos por accidente que le gusta verme marcada, por eso lo hago
– ¿Y tú como vas con las hijas de la maestra Rita?— pregunta Ximena mirando a Aurora con complicidad
– Bien creo yo, sobre todo con Claudita, es más elástica ya solo dejo dos dedos cubriendo mi verga, por las tardes dilato a Esthercita y por las noches a Claudita, vivo con erección desde que empezamos con esto
– ¿Dos dedos? mmmm creo que ya están listas, solo usa crema para hemorroides después y esto–se levanta corriendo a la nevera y del congelador saca una paleta de hielo en forma de vibrador— es una paleta de hielo especial, se las metes en la vagina después de que te las cojas y con eso se desinflaman, en una hora estarán listas para coger de nuevo—me guiña un ojo mientras me lo dice, Aurora toma la paleta y la mete a su boca la chupa con sensualidad, la mete a su culito y después a la vagina, hace cara raras mientras lo hace
– Es por el frío— me explica amablemente Ximena— pero si excita
– ¿y a ti no te gustan las marcas?— le pregunte a Ximena
– Mmm tal vez bien excitada si me dejaría, pero no podría porque mis papas las verían, es mi único límite, lo que ellos puedan ver o notar
– Mmm es una lástima— dije yo falsamente, la verdad la experiencia no me había gustado mucho, sentí que no era yo mismo, en eso note que Aurora metía mi pito a su boca—no mi amor, ya no puedo más, y tengo que guardar leche para mis niñas

Ximena se levantó y se dirigió al buró, saco una pastilla azul, la abrió y metió en su boca, se acercó a mí y con un beso francés me la pasó, Aurora también se había levantado, regreso con una botella de cerveza húmeda por lo fría que estaba, le di un trago pasando la pastilla azul
– Hoy nos vas a coger toda la mañana
– Si, aún faltan marquitas en mis nalgas

Me levante mientras bebía de un trago la cerveza, levante el cinto del suelo, lo sujete con ambas manos, lo junte y lo separé varias veces haciendo que sonara fuerte en chicote, note como las dos se movieron inquietas, las alas de la nariz de Ximena aletearon al aumentar su respiración, se le notaba nerviosa y excitada, adivinaba mis intenciones, las empuje en la cama y las alinee boca abajo al borde de la cama, sus piernas quedaron colgando, Aurora sabedora de lo que sentiría tomo un almohada y la mordió, Ximena volteo a verme su mirada era expectante, quería tratar de adivinar si me atrevería a hacerlo a pesar de que me había dicho que no lo podía hacer porque sus papas lo notarían, levante mi mano y deje caer un cintarazo en las nalgas de Aurora que chilló en la almohada, acaricie las nalgas de Ximena y levante mi cinto dejándolo caer fuertemente sobre sus nalgas
– Aaayyyyyyyyy

Su grito fue desgarrador, no me detuve, volví a levantar la mano para volver a castigar las nalgas inmaculadas de Ximena, ella volvió a gritar, apretó sus manos y después tomo el otro extremo de la almohada que tenía Aurora y la metió también en su boca, mi castigo continuó, azote las nalgas de las dos, más las de Aurora, ya tenía una parte morada y Ximena traía varia marcas en las suyas, mi castigo continuaba, ya no tenía quien me dijera cuando era suficiente, para mis adentros pensé, “si eso es lo que quieren eso les daré” ahora si me había excitado con los azotes, metí salvajemente mi pito en los cuatro agujeritos a mi disposición y mientras se lo metía a una dedeaba a la otra, descansaba dándoles azotes a las dos por igual, mi mente se había enloquecido, ellas gemían y lloraban, gemían cuando las cogía y lloraban cuando las azotaba, la mañana trascurrió rápido para mí y creo que lento para ellas.

No eyacule en ese momento, el viagra y la cerveza habían hecho su respectivo efecto, cerca de la 1 de la tarde decidimos parar la faena, Ximena me quiso reclamar sus marcas pero, mientras Aurora acomodaba la cama y la habitación, la cargue y me la lleve a la regadera donde recargada en los azulejos me la cogí con amor, metía y sacaba mi verga lento, la besaba en el cuello y en su boca con mi lengua, era como si cogiera con el amor de mi vida, acariciaba sus nalgas marcadas por mi cinto, cuando lo hacía ella abría los ojos y me miraba, quería ver si me gustaba tocarla así, yo la penetraba profundo y la volvía a besar, eyacule abundantemente dentro de su vagina entre gemidos intensos de ella, estaba teniendo el orgasmo de su vida conmigo, lo sentí porque lloro de gusto, sus lágrimas brotaron a borbotones mientras me besaba apretándome fuerte, mientras mi verga escupía su leche dentro de ella bañando su pequeño cérvix, limpió a conciencia mi verga con su boca para después lavarla con jabón, volteaba a verme mientras lo hacía, parecía enamorada de mí, salimos de la regadera besándonos mientras Aurora entraba con su toalla en la mano, nos miró con sonrisa mientras salimos como novios, estuvimos en la cama besándonos un rato, ella no se quería despegar de mí, me pedía que me quedara con ella toda la tarde
– Alejandro, anda quédate aquí conmigo, yo alcanzo después a Aurora en su casa, dejo que me hagas lo que quieras, pero no te vayas ¿sí? Nos quedamos aquí toda la tarde, el conserje no nos m*****ará, anda Porfis— decía juntando sus manitas en suplica para después seguirme besando con toda la pasión que podía
– Lo siento hermosa, tengo que irme, en la casa me esperan y tú sabes a que me refiero
– mmmmm— puso cara de puchero, la sujete de la barbilla y la bese suave en los labios
– Hay más tiempo que vida, ya estuvimos mucho rato juntos, ahora tengo que cumplir en mi casa, pero te prometo que un día de estos no la pasamos todo el día tu y yo solos, es más nos vamos de paseo a otra ciudad, total dices que te quedaste a dormir con Aurora
– ¿si? ¿en serio? ¿lo prometes?—sus ojitos verdes se abrieron al máximo de emoción
– Si mi amor, es un promesa

La bese y me cambie, ella en todo momento permaneció desnuda sobre la cama mirándome mientras se metía deditos en su rajita y luego los chupaba saboreando mi leche, si me estaba emocionando, el viagra aún tenía efecto en mí, pero tenía que irme, mis otros amores estaría esperando, hoy era día largo en la escuela, porque saldríamos tarde, eso significaba que iríamos a oscuras en el tren y de seguro Esthercita o Claudita querrían algo en el camino, así que tenía que ahorrar fuerzas y leche, termine de vestirme justo cuando Aurora salió de la regadera desnuda y aun escurriendo agua, con su cabello empapado pegado a su rostro, antes de salir vi cómo se giró para recoger su ropa de la silla donde la había dejado y mire por última vez mi obra de arte en sus nalguitas y espalda, sí que estaba enfermo su padre, pero ese no era mi asunto
Salí cerciorándome antes que no había alguien en el pasillo, llegue a mi aula y me volvía a topar a Rita, acompañada de mis dos amores.

– Hola mi amor— dijo Rita
– Hola, ¿Qué hacen aquí?
– Te esperábamos, la directora nos dijo que te había dado la mañana libre—sonrió mirándome, no había celos en ella ni en las niñas— pero no lo vas a tener que compensar a nosotras eh
– Voltee a ver a mis niñas y las dos sonreían coquetas
– Claro mis amores, todo lo que ustedes quieran, estoy para ustedes

Me acerque y las abrace a las tres al mismo tiempo y las bese a cada una en la boca metiéndoles la lengua, las tres se entregaron a mi beso sin cuestionar.
Cuando besaba a Claudita con mi lengua Rita se acerca a mi oído y me dice
– Están listas, mañana será el día, hoy dormirás en un hotel y llegarás mañana por la mañana
– Pero yo…
– No hay pero, tiene que ser así, llegarás por la mañana y recibirás tu sorpresa

Me resigne y asentí, dentro de mí me vi tentado a regresar al área del conserje y cogerme a Ximena toda la tarde, pero ya le había dicho que no, ni modo.
Haría Lo que Rita me pedía.
Se alejaron Rita como siempre contoneando su trasero y las niñas constantemente volteando a verme riendo coquetas, estaba enamorado de las tres.

Iba en el tren ensimismado recordando mi noche, la había pasado sólo en un hotel, mientras estaba en la cama viendo el viejo techo recordaba a Rita y a sus hijas, imaginaba esas pequeñas vaginas que me esperarían; en mi fantasía imaginaba a Rita cogiendo conmigo para tener mi pito lubricado para ellas, un lubricante natural a base de secreción vaginal; también imaginaba a Rita abriéndole las piernas a las dos y con sus dedos separando sus labios vaginales para mostrarme el pequeño himen que yo rompería, como me sujetaría de mis caderas desde atrás para marcar el ritmo de mi cogida, jadeando conmigo como si los dos las estuviéramos penetrando al mismo tiempo.
Mi pene se erectaba con esos pensamientos, pero no me masturbé, guarde todas mis energías y leche para ellas.

Mi erección se marcaba en el pantalón, iba ensimismado en el tren, de repente el silbato de llegada a estación me regresó al presente, vi como una señora miraba mi bulto y puse mi maletín para taparlo, ella me vio a los ojos y sonrió, era una mujer madura, atractiva pero “madura”, le di la espalda, no me interesaba otra mujer que no fuera Rita o sus hijas… o Ximena … o Aurora… o la directora o… nah, era yo un caliente que me cogería a cualquier mujer, pero en ese instante me preparaba psicológicamente para mis hembritas que me esperarían, no sabía porque Rita había hecho tanto arguende si igual me las cogería; para mí hubiera sido suficiente noquear a Ruperto con muchas benzodiacepinas y cogérmelas toda la noche a las tres, pero bueno ellas son mujeres y para ellas estos eventos representan algo especial y si así lo quieren manejar pues bueno, les seguiré la idea.

Toque la puerta antigua de la casa con mis nudillos, miraba a todos lados, me sentía paranoico, como si las demás personas supieran lo que estaba a punto de hacer, Rita tardó en abrir, pero cuando lo hiso salió el sol para mí, vestía un vestido color oscuro, plisado que le llegaba a la mitad de la pierna que no dejaba disimular su cuerpo, porque podía ver unas piernas torneadas, la armonía que hacían con sus caderas, su estrecha cintura y su generoso busto, reconocí el vestido, fue el que traía la primera vez que la vi, mi corazón palpitó de emoción cuando la vi, ella lo notó, me dio la mejor de sus sonrisas y me invitó a pasar, una vez que entré y ella cerró todas las chapas de la gran puerta, se volteo a mí y me besó con esa pasión que solo ella me podía demostrar, no recordaba otra ocasión en que la hubiera besado con ese vestido, de hecho la primera vez que estuvimos los cuatro después de la merienda se había cambiado, mientras me besaba cerrando los ojos y yo acariciaba su cuerpo a través de la suave tela, la sensación era justo como pensé que se sentiría el día que la conocí
– Te extrañe mi amor— me dijo mirándome a los ojos
– Y yo a ti más
– ¿Estás listo?
– ¿Para qué?
– Para ellas
– Si y contigo a mi lado más

Sonrió y tomándome de la mano me guio hasta la sala, me sentó en el sillón y me beso ahí, yo la jale y la senté a horcajadas sobre mí, me la quería coger en ese momento, ya no me importaba nada, quería descargarme en esa vagina, ella sonriendo se separó de mí
– Espera mi amor, espera, no seas efusivo, este no es mi día ni mi momento— se levantó y acomodó el vestido— hay unas mujercitas que toda la noche han estado ansiosas de verte
– ¿Dónde están?
– Arriba voy por ellas, no seas impaciente
– No, aquí las espero

Me recargue en el sillón y cruce mis piernas para esperar a Rita y las niñas, ellas bajaron, mi boca se abrió como un hipopótamo bostezando cuando las trajo y paró frente a mí.
Las dos traían vestidos blancos como novias para casarse, les había puesto velos que cubrían sus rostros, estaban maquilladas para resaltar el color de sus ojos, sus labios (carnosos a su edad) también estaban delineados por labial rojo carmín; las hacía ver mayores a la edad que tenían, sus sonrisas a través de los velos eran de felicidad.

– ¿Dónde conseguiste los vestidos?—pregunto yo extasiado
– Son lo que usarán en su primera comunión, pero creo que este momento significan lo que te van a entregar—hiso una pausa y se puso seria—quiero que en este momento sepas que ellas se entregaran a ti como tus mujeres, serán solo tuyas, las vestí así porque representa el matrimonio que ellas harán contigo, no habrá iglesia, ni registro civil, sólo esperan tu “si” para entregarse a ti y solo será a ti

Las dos niñas me miraban serias, tomaban en serio lo que la mamá me decía, estaban de acuerdo en ser sólo mías, me levante y me acerque a ellas
– ¿Aceptas protegerlas, cuidarlas, amarlas, no anteponer tus necesidades a las de ellas, respetarlas… ser su padre… su maestro… su gruía… pero sobre todo su hombre, marido y amante cuando te necesiten?
Rita había dicho todo un ritual en su oración, su mirada era sería lo mismo que las niñas, pensaba que conllevaría aceptar esta proposición, sería realmente el padre, maestro, guía y marido de ellas.
No creo tener respuesta en este momento, si las amaba, a las tres por igual y me reventaban de excitación… si sería todo lo que ellas esperarían de mí, trabajaría como negro para que ellas vivieran como blancas, me acerque más a ellas, las amaría hasta donde las fuerzas me alcanzaran, espiritual y físicamente.

– Si, acepto ser para ustedes lo que esperen de mí, prometo que las protegeré, cuidaré, amaré, nunca antepondré mis cosas a las de ustedes, seré su guía, maestro, hombre, marido y amante cuando lo necesiten hasta que la muerte me lleve de su lado.

Rita tenía lágrimas en sus ojos, había dicho las palabras que ella quería escuchar, lo había hecho con pausa, saboreando cada palabra que salía de mi boca, modulando mi voz para que se notara mi total emoción de lo que estaba recibiendo, Rita hacía el puchero del llanto inminente, terminé de hablar y ella les quito el velo del rostro a las dos al mismo tiempo
– Ven, acércate y bésalas, el beso sellara la unión

Me acerqué y besé primero a Claudita succioné su lengua unos instantes y mire a Esthercita que me esperaba impaciente, hice lo mismo, la sujete de la cara y la bese abriendo mi boca; ya las había besado un millón de veces pero este beso era especial, podía sentir como me entregaban su alma, su espíritu, todo su ser, ahora serían solo mías… mías para siempre.

Las abracé a las dos para besarlas al mismo tiempo, Rita se separó de nosotros, nos dio espacio y fue a la cocina; ellas a ojos cerrados recibían mis besos, Rita regreso con una bandeja de plata en la que había frutas silvestres, zarzamoras, frambuesas, uva mos**tel y fresas, regresó a la cocina y nos trajo otra bandeja con una botella de champagne, no era de la viuda ni un Dom Pérignon, pero se veía la botella más cara que había comprado por esos lugares; puso 3 copas, abrió hábilmente la botella y nos sirvió a los tres.

– Mi amor, tienen que brindar por este momento
Deje de besar a mis amores y nos acercamos a la mesa donde había servido las copas
– ¿Tú no brindarás con nosotros?

Rita sonriendo movió la cabeza de un lado a otro diciendo que no
– Mi amor este es el momento de ustedes, sólo de ustedes, aquí le deje fruta fresca para que sea su entremés, esa “fruta azul” es tuya— guiñándome un ojo señalo una pastilla de viagra a un lado de la charola–deje comida lista en la cocina, puedes calentarla sin problema, arriba está todo listo, incluso tu recámara y la de las niñas, pueden escoger cual será el lecho donde consumen su unión, en la nevera hay cosas que te serán de utilidad ellas ya saben que son, no tiene que ir a la escuela, la directora ya sabe de qué se trata, les va a dispensar el resto de la semana.

– ¿y tú?
– Me iré a la escuela como de costumbre y después pasaré la tarde entera de paseo y me quedaré en un hotel, Ruperto no viene hasta el lunes, así que tendrán hoy jueves, viernes, sábado y yo regresaré el domingo por la tarde casi noche, no te preocupes, deje comida suficiente para que no pierdan tiempo guisando, a menos que quieran hacerlo, también hay comida en la nevera.

Se acercó a mí y me beso en los labios, metió un poco su lengua haciendo que mi pene reventara dentro de mi pantalón, dio un tierno beso en los labios semi despintados de sus hijas, acaricio los rostros de las niñas al mismo tiempo, se dirigió a la puerta, había dejado una maleta ahí, la levantó, volteo a verme por última vez, su mirada era de tranquilidad, con una sonrisa enseñando sus perfectos dientes me dijo antes de salir
– Alejandro, no olvides cerrar bien la puerta
Yo estaba a punto de correr y evitar que se fuera, pero Esthercita me jaló impidiéndolo, voltee a verla y me miraba seria
– No, deja que se vaya, es nuestro momento
– Pero, amo a tu mamá al igual que a ustedes, no puedo dejar que se vaya y pase la noche sola
– No, es solo con nosotras, ya tendrán tiempo ustedes dos

Ahora había hablado muy seria Claudita que también me sostenía firmemente del brazo evitando que fuera corriendo tras su madre; me quedé parado sostenido por las dos niñas escuchando como se cerraba la puerta y se escuchaban los zapatos de Rita golpeando el suelo mientras caminaba alejándose.
Los tres nos quedamos en silencio, era algo extraño, estaríamos solos casi tres días y nadie hablaba, todos sabíamos lo que iba a pasar, mi pito se había disminuido, sentía un sentimiento de vacío al no tener a Rita conmigo, me dejaba a mis anchas con las niñas, me las cogería, eso no cabía duda, incluso quería que fuera muchas veces ya que me había dejado una pastilla de viagra para tener muchas eyaculaciones y no perder erección; aun así sentía que algo de mí se iba con ella.

Suavemente me solté de las dos, me dirigí a la puerta, acaricié la cerradura y le puse seguro, lo mismo que al resto de las aldabas, lo hice lentamente, cuando terminé voltee a las niñas, las dos me veían felices, con sus sonrisas mostrando sus dientes, podía ver los espacios de vacíos entre ellos por la muda de sus dientes de leche, todavía traían sus atuendos blancos, se veían tan lindas, tan puras, me acerqué nuevamente a ellas y las tomé a las dos de la mano, las acerque a mi cara las volví a besar con pasión, ahora si no habría nadie que me detuviera, solo esperaba no volverme loco y perder la cabeza haciendo una estupidez, tenía que mantener mi mente en calma y recordar lo pequeñas que eran y lo sumamente tierno que debía ser en su primera vez, ya habría tiempo después para ser salvaje y sádico.

– ¿Cómo quieren que sea?—no contestaron solo se miraron entre ellas—no sé, digo ¿quieren que sea los tres juntos o con una a la vez?
– Una a la vez

Contesto inmediatamente Esthercita con un brillo de emoción en sus ojos, era evidente que querían privacidad e intimidad en su primera vez
– Muy bien, pero entonces yo no seré quien escoja, no podría hacerlo, eso lo tendrán que hacer ustedes dos
Volvieron a verse, Claudita cuchicheo algo en el oído de su hermana, ella hiso lo mismo, me alejé un poco y tomé una copa de champagne, disfrute la bebida en mi garganta y como las burbujas cosquilleaban en mi lengua mientras la pasaba, voltee a verlas a las dos, ambas querían ser las primeras, finalmente empezaron con un “piedra, papel o tijera”, no pude evitar sonreír al ver como ganaba Claudita poniendo piedra y su hermana tijera, Esthercita gritó
– Dos de tres
– No, yo gané
– Dos de tres, cuando tú me lo pides siempre lo hago, ahora te toca a ti.
Dos de tres

Claudita resignada acepta, vuelves a volar las manos; Claudita queriendo engañar a su hermana pone papel, esta vez Esthercita le gana con las mismas tijeras que había perdido.
Estaban en empate, ahora si estaba yo más interesado, era la tercera decisiva, ellas lo sabían, cada una hiso su ritual, Claudita agito las ambas manos en el aire como sacudiéndose agua, Esthercita se tronó su pulgar derecho, las dos se miraban a los ojos queriendo adivinar sus pensamientos, volvieron a volar las manos en el aire, las dos al mismo tiempo ponen tijera, era un tiro en el que nadie ganaba; se volvieron a mirar serias, hacen de nuevo su ritual y las manos vuelan, Claudita pone papel y grita de coraje porque Esthercita continuo con las tijeras; ya estaba decidido, había ganado Esthercita, me acerque a Claudita y la bese en la boca para compensarla.

– No te enojes mi amor, te ganó bien, quédate aquí en la sala, mira la tele y come algo de fruta, vendré por ti, no te desesperes.

Miré a Esthercita que sonreía feliz, era muy inteligente y le aposto a la misma figura todo el tiempo, su mirada reflejaba orgullo por ser más inteligente que su hermana, por haber ganado, pero sobre todo por ser la primera; me acerqué a ella, la bese en la boca, ella la abrió para recibir con su lengua la mía, se colgó de mí y mis manos se apoderaron de sus nalgas por encima del pomposo vestido, lo levanté y mi pene brinco de eyectándose, al sentir el ligero que traía puesto con una pantaleta pequeña de encaje suave, me separé y volví a ver su hermoso rostro, abría sus ojos y me sonreía
– ¿Te gusta? Mamá nos dijo que te iba a encantar

Claro y como no, eran la fantasía de todo hombre, la cargué como lo haría un recién casado, así la lleve hasta la recámara de Rita, sabía que ella querría hacerlo ahí, era su favorita para coger, entramos y cerca de la cama, suavemente la baje, me senté y la acerqué a mí, estaba su cara a la altura dela mía, la volví a besar, nuestras lenguas danzaban como un vals nupcial, acariciaba su cuerpo de arriba abajo, la besaba en el cuello sintiendo su olor a limpio, ella ladeaba su cabeza para facilitar mis besos, jadeaba cuando mis manos apretaban sus nalgas, la gire suavemente dejándola de espaldas a mí, quite el velo de su cabeza y mientras besaba su cuello en la parte de atrás, fui desabotonando su vestido, libere todos los botones quedando su espalda expuesta a mí, siendo atacada por mi lengua en toda su longitud, ella respiraba lento y profundo, disfrutando mi lengua en su espalda, sabía que eso le gustaba y hoy la complacería en todo.

Baje su vestido de la parte de arriba y su tórax quedó libre, solo tapado de sus tetitas por un corpiño de encaje color blanco, Rita era un mujerón, había pensado en todo; lo baje lentamente y Esthercita quedo semidesnuda, contemple arrobado su conjunto de encaje en color blanco, con su ligero del mismo color, eso más el maquillaje la hacía ver como una mujer pequeña, y pronto lo sería a plenitud, pronto cuando mi verga robara lo que solo un hombre puede tener una vez en la vida de una mujer.

La puse de lado, la besaba en la boca, mientras mi mano izquierda acariciaba su rajita por encima de su pantaleta y mi mano derecha apretaba sus nalgas y acariciaba su espalda, ella con su manita me sostenía de mi cara jadeando quedito con mis caricias, mi verga explotaba dentro de mi pantalón, me puse de pie y desabroche mi cinto y pantalón que cayeron a mis tobillos, mi pito abultaba en mi bóxer, Esthercita lo vio y se lanzó sobre él, lo besaba por encima de mi bóxer, lo mordía y metía a su boca, era una cosa que ya sabía muy bien cómo hacerla, era tan erótico para mí verla así como toda una puta profesional, bajó el bóxer sosteniéndolo con ambas manos del elástico y este cayo hasta mi tobillos acompañando el pantalón, ahora mi pito erecto se erguía frente a su cara, lo miraba diferente de una forma especial, sabía que la abriría con mi herramienta y la admiraba sintiendo lo que le haría con ella; se la metió a la boca y chupo el glande, ya salía liquido pre seminal, lo trajo saboreándolo, lo masturbo para que saliera más y lo volvió a chupar, en todo este tiempo que había cogido con ella, le había enseñado muchas cosas y había tomado una gran práctica para mamar, ahora esa práctica estaba dando frutos, movía su cabeza mientras chupaba, yo la guiaba sosteniéndola con ambas manos de la cabeza e inconscientemente movía mi cadera de delante a atrás, a veces me movía demás y metía mi verga hasta el fondo de su garganta, haciendo que ella arqueara queriendo vomitar, sacaba mi verga de su boca quedando filamentos de baba entre ellos dos, me volteaba a ver y me sonreía, absorbía los filamentos y volvía a la taque de mi pito, solté su cabeza y me empecé a quitar la camisa y el retos de ropa que me quedaba, mire la escena a través del espejo de la habitación, como ella hincada frente a mí me chupaba, se veía tan pequeña en frente de mí, como movía todo su cuerpo para hacer más placentera la felación, la sujete de la cabeza y moví rápidamente mi cadera, viendo en el espejo como se le agitaban los cabellos cuando lo hacía rápido, nuevamente metí de más y ella hiso otro arqueo y casi vomita, la separé de mí y me volví a sentar en la cama, acabe de quitar mi pantalón y mi bóxer con mis pies y me acosté poniéndola encima de mí, ella me besó, mi verga quedó entre sus piernas apuntando a su vagina, movía mi cadera y ella hacia lo mismo, nuestras caderas chocaba, provocando que mi verga oprimiera la entrada virginal, estuvimos así como quince minutos, la baje y la puse boca arriba, no creo que haya dejado una parte, de su cuerpo, sin besar ni pasar mi lengua, al final el resultado fue una niña toda llena de baba y sudor, jadeando un orgasmo tras otro, le quite el corpiño y chupe sus tetitas, había desplazado su pantaleta hacia un lado y desde hace rato metía y sacaba dos dedos de su rajita, ella ya gemía fuerte moviendo su cadera y recibiendo mis besos, de repente sujeto mi cabeza y grito su orgasmo mientras yo metía y sacaba mis dedos y chupaba su pequeño clítoris al mismo tiempo.

– Aaahhhhh aaaaahhhh papi me gusta aaahhhhh me gusta mucho

Soltó y chorrito de orina de tanto que estimule su rajita, ese era el momento indicado para la penetración completa, la moví más hacia el centro de la cama y abrí sus piernas, ella dócilmente se dejó hacer, me coloque sobre ella y mire directo a sus ojos, aún respiraba agitada abriendo su boca, sus pupilas dilatadas al máximo, casi no se le veía lo verde de sus ojos, escupí en mi mano izquierda y embarre la saliva en mi glande, desplace a un lado un poco más su pantaleta de encaje y coloque mi glande en la entrada, sentí como ella suspiro cuando entro lo ya entraba desde hace días, topo en su barrera virginal, apoyado con mis codos sobre la cama, encima de ella, desplace mi mano derecha a la cadera de donde la sujete al mismo tiempo que mi mano izquierda se colocaba en su espalda cerca de su cuello, así la mantendría firmemente para que no se moviera en caso que le doliera, ya no había marcha atrás, aunque gritara la haría mujer… mi mujer
– Bebé hermosa, lo voy a hacer, dolerá, no quiero que te quites

Ella asintió, empuje suavemente mi cadera y mi pito intentó sin éxito romper la barrera, se estaba resistiendo a mí, así sujete más fuerte a Esthercita y empuje aumentando la fuerza, mi pene entro, ella grito al sentir su desgarre
– Aaayyyyyyyy
Abrió sus ojos como platos, dejo de gritar pero su boca aún estaba abierta al máximo lo mismo que sus ojos
– Duele papi, duele mucho
Tenía miedo en su rostro, me acerque le metí mi lengua para calmarla, ella al sentirla inmediatamente la chupo como si fuera a extraerle algún analgésico para calmar dolo, sus ojitos ya estaban rojos, iba a empezar a llorar
– Aguanta bebé, aguanta, será sólo un momento, después el dolor se irá para siempre y solo quedará el placer

Volvió a a asentir con la cabeza y sus ojitos rojos me dieron su aprobación, empuje más y sentí como se ensancho en su totalidad la vagina rompiendo lo último que le quedaba de niña, apretó sus ojos de los cuales ya salían lágrimas, yo sacaba despacio mi verga y la volvía a meter, sentía como me apretaba sus paredes, estuvimos así cerca de 15 minutos, pude sentir como poco a poco sus piernas se fueron relajando lo mismo que sus manos que me abrazaban con fuerza y ahora me acariciaban la espalda, ese era el nuevo momento provocarle su primer orgasmo vaginal completo, le toma ambos ¿brazos y los puse a cada lado de su cabeza, la sujete fuerte mientras mi lengua le hurgaba su boca ella gemía con mis movimientos de cadera, mi lengua hurgo sus axilas y doblándome más mame sus rosados pezones lo hice con fuerza mientras ella gemía cada vez más fuerte, mis caderas conforme avanzaba aumentaban la fuerza y la velocidad, con una mano sujete ambas manos de ella por arriba de su cabeza y mi mano libre se dirigió a su culito, metí dos dedos sin problemas, ya estaba frenético, ambos lo estábamos, ella casi gritaba mojando mi verga con su orgasmo mientras yo la embestía y metía dedos en su culito, sentí la necesidad de eyacular y aumente mi movimiento, solté las manos de Esthercita y ella inmediatamente las llevo a mis caderas para sentir como los músculos se contraían para dar poderosas estocadas, eyacule a borbotones dentro de ella, los gritamos ya como locos
– Aaaahhh aaaahhhh papito
– Aaahh bebé aaahhh mi amor… hijita mía,,, aaaahhhhh estoy acabando dentro de ti
– Si papi lo siento aaahhhh siento tu leche como me golpea aaahhh que rico sigue aaaahhhh

Eyaculé como nunca, mi verga seguía rígida, no la saqué, estuve en un mete y saca lento y profundo mientras nuestras lenguas se enroscaban y nuestra miradas no perdía contacto, finalmente mi verga perdió erección y salió totalmente desmayada, cuando salió Esthercita hiso un gesto de dolor, me levante para ver el daño y vi como mi verga estaba manchada de rojo, lo mismo que la blanca y limpia sábana, además de su pantaleta de encaje que nunca le quite
– ¿Estás bien mi amor?
– Si papi, al principio dolió pero después el dolor desapareció
– Ya eres una mujer
– Si, ahora soy tu mujer y nada cambiará eso
– No mi amor, nada cambiará eso

Me levante y me dirigí a la puerta, le dije que me esperara ahí, ella desde la cama asintió y se quedó boca arriba acostada con sus piernas abiertas, baje desnudo hacía la cocina, Claudita estaba sentada viendo la tele, se veía hermosa con su vestido blanco esperando turno, me volteo a ver y vio mi verga roja por la sangre
– ¿Ya?—pregunto
– Si ya, tu eres la siguiente, sólo deja subo y le llevo algo, además necesito darme un baño y comer algo
– ¿Me baño contigo?—pregunto inocentemente
– No mi amor, espérame así vestida como estas, eres la novia y solo yo te puedo decir cuando quitar la ropa, solo deja que me reponga y verás

Se volvió a acomodar en el sillón sonriéndome, llegue a la cocina, abrí la nevera y saque una paleta de hielo que Rita había dejado para las niñas, me preparé un sándwich que devoré en dos mordidas y salí rumbo a con Esthercita, ella seguía boca arriba abierta de piernas, me vio entrar y vio mi paleta sonriendo, ella sabía para que era, me senté al borde de la cama cerca de su entrepierna y le metí la paleta, hiso gestos y caras raras, pero no se quejo
– Déjala ahí bebé, déjala hasta que se derrita

Fui al peinador y tome un plástico que puse bajo ella, con una toalla, para que no mojara la cama, le di un beso en la boca, ella riendo me correspondió, me metí a bañar, lavándome a conciencia; una vez terminado me puse la bata azul marino de Ruperto y me despedí de Esthercita
– Chao, bebé tengo que ir con tu hermana, tu sigue aquí cuando acabe vendré por ti y veremos qué plan hacemos para el día
– Si papi

Llegué a la sala con Claudita que ya había apagado el televisor, talvez ni atención le ponía, su mente estaba en otro lado.
Me senté a su lado y acaricie su rostro
– Esthercita está en la cama de tu madre, solo queda tu habitación y la mía, ¿dónde quieres que lo hagamos?
– En la tuya, es mi lugar favorito, si por mi fuera dormiría ahí todas las noches

No pude evitar sonreír con las palabras de Claudita, la levante y pare frente a mí, la bese en la boca y ella me tomo de la cabeza para besarme mejor, ladeaba su cabeza como una experta, metía y sacaba su lengua, mis manos fueron bajo su vestido y mi pene inicio una nueva erección al sentir que ella usaba el mismo tipo de liguero que su hermana, acariciaba sus nalguitas por el suave encaje, mis dedos hurgaron su rajita y ya estaba mojada, saque mi mano y la lleve a mi boca, quería chupar su esencia, Claudita jadeaba porque mi otra mano continuaba hurgándola, metía un dedo en su rajita y después en su culito.

Me separé de ella y levantándome la cargue igual que a su hermana, ella me miraba feliz, no quiero ser presumido, pero creo que ese era el momento más feliz de su corta vida, caminaba con ella cargándola, y me detuve en la puerta, no sé cómo logre abrirla y entramos juntos, no me preocupe en cerrarla, no había más gente en la casa que Esthercita arriba con su paleta de hielo dentro de su rajita; acosté a Claudita en mi cama, estaba cubierta con una sábana blanca como la nieve, la habitación estaba adornada con flores, olía a limpio, no cabe duda que Rita quería que fuera especial, levante las piernas de Claudita y las doble en la cama, quedo en posición ginecológica, veía su rajita sin levantar mucho su vestido, metí mi mano y con mis dedos acaricie su rajita por encima del encaje, ella suspiro al sentir mis caricias, no había vuelta atrás, ella también sería mía para siempre.

– Te amo mi amor
– Y yo a ti papi, mucho, eres el mejor padre que una niña pueda tener, siempre soñé con alguien como tú, decía mamá que debíamos esperar al indicado y llegaste tú

Había dicho las palabras más dulces que yo hubiera podido escoger, Claudita siempre sería una romántica soñadora, era más tierna, más enamoradiza, pero también una fiera cuando cogíamos, nunca se acobardo desde que la penetré en su culito, en esta misma cama, hace más de medio año antes, no pude más y metí mi cabeza bajo su vestido, desplace su calzoncito sexy y metí mi lengua, su rajita sabía a miel, esa miel que muchos quisieran probar pero que solo era mía, ella en cuanto sintió mi lengua me tomo del cabello y comenzó a gemir, separo más sus piernas para facilitar mi lengüetazos, yo metía sacaba mi lengua de su rajita y mis dedos ya profanaban su culito, Claudita movía sus caderas de arriba abajo, imagino que tenía los ojos cerrados y su boquita abierta, escupí mis dedos para que fueran más ligeros al entrar a su culito, chupaba su clítoris y ella casi gritaba, me levante y la senté en la cama, rápidamente desabotoné su vestido y lo baje, de pronto me detuve y la levante
– Claudita mi amor desnúdate tu solita

Ella sonrió y asintió a mi petición, sabía que en ocasiones me gustaba ver como se desnudaba ella sola mientras yo masturbaba descaradamente mi verga, preparándola para meterla; se bajó lentamente el vestido blanco y lo saco por sus pies, me acomodé en la cama y puse mis manos detrás de mi nuca para admirar como ella se desnudaba, su cuerpo delgadito se veía hermoso con su corpiño blanco, su pantaletita de encaje y sus ligeros terminados en medias blancas, en todo momento me miraba directo a los ojos, sacó su corpiño por arriba y pantaleta por abajo
– Papi ¿quieres que me quite las medias?
– No mi amor déjalas así, ven, quiero que me mames la verga, quiero sentir tu boca, hazme sentir el hombre ms feliz del mundo
Claudita tapo su boca riendo, le encantaba hablar grosero cuando cogíamos solos, era la única ocasión en que se lo permitía.

– Si papi, te voy a mamar tu verga hasta que solo pienses en cogerme, te voy a chupar las gotitas que salen y me las voy a comer como te gusta—me dice con mirada seria, enseñando un poco sus dientes
Se subió a la cama y gateando llegó hasta mi verga que estaba a la vista por la bata abierta, sin usar las manos, movió su cabeza y metió mi verga a su boca, empezó a chupar, la tibieza de su boca me hiso suspirar, deje escapar un gemido de placer, lo hacía lento, le gustaba ir saboreando cada milímetro antes de inicia propiamente la felación, chupaba mis huevos, esas cosquillas que sentía cuando ella lo hacía me hacía brincar de emoción, eso a ella le encantaba, porque en cuanto soltaba uno atacaba el otro, yo solo gemía; mi verga estaba dura ante su cara, sentía su aliento en mi glande, sentía como salía el aire de sus fosas nasales, sus ojos claros me miraban, estaba empinada sobre mi entrepierna con su cabeza doblada para poder mirarme, sus pupilas dilatadas hacía resaltar lo grande de sus ojos, nuestras miradas se cruzaron en deseo justo antes de que ella metiera mi verga en su tibia boca, suspiré cuando sentí la chupada que me daba, al mismo tiempo que lo hacía movía su lengua en mi frenillo, la sensación era deliciosa, solté mi cabeza para sujetar la de ella, este era el momento en que yo siempre la tomaba de la cabeza y la guiaba de arriba abajo para darme más placer, en ocasiones la empujaba sintiendo como hacía sus arqueos, mi verga era grande para su boca, pero la sensación de mi glande dentro de su garganta valían la pena, más me enloquecía como ella era tan dócil que se dejaba hacer siempre lo que yo quería.

Me había mamado durante 30 minutos, había eyaculado recién en la chochita de Esthercita, así que no eyacularía tan rápido, la levante y la acomodé sentada en mi cara y me di a la tarea de chupar su rajita, volvió a gemir cuando sintió mi lengua introduciéndose hasta su himen, chupaba con ganas su clítoris, ella aumentaba el tono de sus gemidos y dejo caer sus manos sobre mi tórax, yo movía mi cabeza en su rajita haciéndola mojar de excitación, de repente se tensó y gimió casi gritando, sentí su orgasmo en mi boca porque liberó poquita orina, era el momento indicado, la acosté a mi lado y entreabrió sus ojitos sonriendo, era un amor esa niña, me miraba con cara de enamorada.
Cuando Claudita sintió que me iba a subir en ella se levantó.

– No papi, acuéstate, yo quiero estar arriba
– ¿segura?
– Si quiero hacértelo yo a ti, quiero romperme yo solita
Mostraba valentía en su mirada, sonreí para mis adentro y asentí, me acosté nuevamente boca arriba y ella inmediatamente se subió, me beso mientras con su manita tomaba mi verga y buscaba meterla en su rajita, la acomodó en la entrada y movió su cadera hacia abajo, su cara demostraba esfuerzo y dolor, tuve que detenerla porque sino lo haría demasiado rápido y la dañaría
– Espera mi amor, es poco a poco
– Papá… Papi, ya la quiero adentro
– No, es poco a poco

Asintió con su cabeza y estuvo haciendo movimientos suaves sobre mi verga, metía un poco y la sacaba, metía otro poco más y la sacaba, aceleraba los movimientos y yo la detenía de la cadera, como su marido-padre-amante, tenía que vigilar que las coas salieran bien y con el mínimo de dolor.
De repente hiso un movimiento rápido y casi se rompe sola, grito de dolor
– Aaayyyyyy
Su cara se contrajo por el dolor, intervine nuevamente, la levante muy a su pesar y la acosté boca arriba, abrí sus piernas y metí mi lengua para excitarla nuevamente, le chupe la rajita y la escupí varias veces para que tuviera mucha lubricación
– Mi amor, lo haré yo, porque si lo haces tú solita te vas a desgarrar o lastimar, ¿de acuerdo?
Asintió con su carita triste, imagino que ella ya tenía su plan, fantasía o sueño de cómo lo quería hacer, pero yo como adulto responsable tenía que tomar el control de la situación para no acabar en tragedia o trauma físico mental.

Me puse encima de ella y mientras la besaba apasionadamente, acomodé con mi cadera mi verga en su chochita, al igual que como lo hice con su hermana, la sujete de la espalda y de la cadera con mis manos, para marcar el ritmo y que no se moviera.
Mi verga encontró sin problemas el hueco deseado, empuje y entro el glande, lo empuje más y otro poco entro, Claudita tenía sus ojitos cerrados y apretados, sentía dolor, la besé en la boca metiendo mi lengua dentro de ella y la saque solo para regresarla hasta donde estaba, gimió con mi metida, la saque y metí varias veces, en unas trataba de meterla más y sentía la barreara que me lo impedía, estuve haciéndoselo de forma superficial como 15 minutos, ya gemía de placer, fue cuando vi que era el momento y con mis fuerzas empuje rompiéndola
– Aaayyyyyyy

Grito y abrió los ojos como platos cuando sintió mi verga penetrarla, aún faltaba por meter, me quedé quieto y la estuve besando en sus ojos de los que salían lágrimas, sus ojitos claros ahora se veía rojos, me miraba mientras se le escurrían las lágrimas
– Sé que te duele mi amor ya pasará, aguanta un poco o ¿quieres que te la saque un ratito y descansamos?
– No papi, aguanto, no me la saques por favor, solo no te muevas
Estuve dentro de ella unos minutos en lo que se acostumbraba, la besaba mientras en su cara, sus ojos, metía mi lengua a su boca, liberé la mano que la sostenía de la cadera y le acaricia el rostro mientras la besaba, ella me abrasaba y acariciaba mi espalda, me movía poquito, no lo podía evitar
– Bebé, me voy a mover

Claudita cerró sus ojitos y asintió, saque mi verga y se la metí, solo hasta donde había roto, lo hice una y otra vez, ella gemía bajito, ponía cara de dolor pero ya no me podía detener, ya me estaba calentando y perdiendo la cabeza, volvía sujetarla por la cadera y metí más, sentí su dolo al apretar sus manos en mi espalda, pero ya no me iba a detener, fue un himen duro de romper pero ya estaba roto, era mío solo mío , baje la mano de su espalda y sujete con mis manos sus dos nalgas al mismo tiempo, saque mi verga solo para regresarla, ella abría su boquita cada vez que la metía muy dentro, me miraba a los ojos, viendo como gozaba yo con ella, se le veía que no le importaba su dolor ante mi placer, era el dolor de la hembra ante su macho, aumente la velocidad, mis caderas no se detenían
– Bebé ya… bebé ya aaahhh aaahhhhh… ya eres mujer
– Si papi ya lo soy… tuya

Mis estocadas ya eran firmes y profundas Claudita ya movía sus caderas y cerraba sus ojitos ante mi cogida, estaba demasiado cachondo, pero recordé algo, así que me giré y la puse encima de mí, ella abrió sus ojos y me miró, entendió que ahora si le permitía cabalgarme a plenitud, emocionada puso las manos en mi pecho y movió su cadera, abría su boca y mi verga resbalaba entre sus paredes, pellizque sus pequeño pezones y gimió, puso cara de dolor pero no me importo, los volvía a atacar, gemía fuerte, sus quejidos retumbaban en toda la casa, no se inhibía para gritar, la jale hacia mí y le metí la verga muy duro mientras la besaba con pasión, ella correspondía mis besos, la sujete fuerte de sus nalgas y sentí como mis huevos liberaban el semen dentro de su rajita, era la primera descarga que tendría dentro.

Deje de moverme para calmarme un poco y ella recuperaba su respiración con los ojos cerrados, los abrió y me miró, me sonrió
– Te amo papa
– Y yo a ti mi amor
Mi verga perdió erección y sola salió de la cueva, me acosté a su lado y ella se giró para abrazarme, me acariciaba mi frente intentando secarla, me besaba el hombro, la mejilla, parecía una gatita mimosa, era una ternura esa niña, me levanté y le inspeccioné la rajita, toda su entrepierna estaba manchada de sangra, la sabana, mire mi verga y estaba nuevamente roja por la desfloración.
Había sido un éxito quitarle la virgindad a Claudita, las sábanas manchadas de sangre lo confirmaban, la besé un rato y me levanté, salí a la cocina y vi a Esthercita que estaba sentada desnuda en la sala viendo tele, tenía un plato de fruta en sus piernas que comía mientras miraba la tele, me acerqué a ella
– Hola mi amor, ¿cómo siguió tu rajita?
– Bien, no me duele… quiero otra vez— su mirada era de diablilla
– Tendrás que esperar un rato, tu hermanita me dejo seco y muero de hambre
Esthercita me mostró una uva en sus labios, ofreciéndomela, me acerqué y la tomé con los míos terminando en un rico beso francés, me levanté degustando la uva y entré a la cocina, de la nevera saque una paleta mágica y regrese con Claudita, le metí la paleta y coloque un hule bajo sus nalguitas
– Quédate aquí un rato, cuando se deshaga la paleta vienes a la sala.

– Si papi
Se quedó acostadita con su paleta dentro de su rajita como niña buena.
Una media hora después salió Claudita con su rajita aun húmeda por la paleta derretida y se dirigió a la sala, cuando llego me vio sentado en el sillón con la cabeza su hermanita metida en mi entrepierna mamándome el pito, ni me había bañado, no me dio tiempo, dijo que me quería mamar la verga manchada con sangre de su hermana, mi verga flácida entraba y salía de su boca, voltee a ver a Claudita
– Mi amor, tráeme mi pastilla azul y un vaso con agua

Ella fue y trajo lo que le pedí, metí la pastilla a mi boca y la mastiqué para que se absorbiera más rápido, bebí el agua del vaso, Claudita me miraba atenta y miraba la mamada que su hermana me daba, la jalé hacia mí y la voltee, la hice que se inclinara hacia adelante y abriera sus nalguitas para mí, ella lo hiso y revisé su recién abierta rajita, metí un dedo y ella volteo sonriendo y poniendo cara de pícara, metí otro dedo pero en su culito e hice una pinza jalándola hacia el sillón, cayo sentada en mi mano haciendo un quejito de protesta, me reí y con mi mano libre la tome de la cabeza y la baje a mi verga para que ayudara a su hermana, entre la dos me mamaron hasta que la pastilla hiso efecto.

Fueron tres días de locos, me las cogí por cada uno de sus agujeros, las hice gritar, llorar y orgasmarce en todas las habitaciones de la casas, Claudita sangro un poco más, lo que aproveché para llevarla a su cuarto y ahí acabar de cogérmela, mache sus sábanas, es lo que yo quería dejar un recuerdo con sangre en cada cama de esa casa.

Rita llegó el domingo cerca de las cuatro de la tarde, llegó con el mismo vestido que salió, con su maleta por un lado, entró en la casa y vio el desorden que había y es que no nos habíamos tomado el tiempo de limpiar, nos la habíamos pasado el tiempo desnudos cogiendo cada que se me paraba, las niñas ni me dejaron dormir, mi verga estaba roja e hinchada.
Rita recorrió la casa viendo el recuento de los daños y calculando cuanto tiempo iba a tardar en limpiar ese desorden, vio las manchas en las sábanas tanto las de sangre como las de semen, paso su dedo oliéndolo después sonriendo para sus adentros, subió a la habitación cuando escuchó ruidos y nos encontró en su cama, Claudita me cabalgaba y Esthercita estaba sentada en mi rostro mientras yo le chupaba el clítoris, ambas niñas jadeaban como adultas, se acariciaban y besaban entre ellas, ni cuenta nos dimos cuando Rita entro, se paró a nuestro lado y acarició a sus hijas por sus cabellos, las dos abrieron sus ojos al mismo tiempo y se emocionaron cuando la vieron, ellas las besó a las dos en la boca y se separó.

Los dejo acabar, voy abajo a limpiar el desorden—salió de la habitación y los tres continuamos donde estábamos
Estaba Rita limpiando la sala cuando me vio bajar, desnudo con mi pito parado escurriendo líquido pre seminal, no me había corrido, era difícil para mí a esas alturas, me desplomé en el sillón, Rita me miró de reojo y siguió limpiando, sin volear a verme me pregunto
¿Cómo te fue con ellas?
Excelente, ya son mujeres las dos
Tus mujeres—dijo volteando a verme con una sonrisa de orgullo

Levante mi mano en señal de que se acercara, ella lo hiso, la tomé de ambas manos y la senté a horcajadas sobre mí, su raja inmediatamente hiso contacto con mi pito parado, me sonrió y me besó con la pasión que solo ella me podía demostrar mis manos se perdieron bajo su falda y tomando su pantaleta con ambas manos la desgarre del medio, sentí la humedad de su raja, Rita movió la cadera buscando como una boca hambrienta mi pito, no batalló para encontrarlo ni este para entrar, suspiro cuando se la metí hasta el fondo, saque mis manos de sus nalgas y hábilmente baje el vestido de la parte de arriba, dejando sus tetas cubiertas por el sostén, lo desabroche y sus tetas quedaron al aire, mi manos se posaron sobre ellas y metí un pezón a mi boca, lo chupe como desesperado, incluso lo mordí muy fuerte, tanto que Rita grito de dolor, lo saqué de mi boca y vi su rostro de abnegación, podía hacerle lo que quisiera pues era mi mujer.

Las niñas bajaron desnudas cuando escucharon los gemidos y gritos de su madre, nos vieron en la sala y cada una se puso al lado de ella y le chupo una teta, Rita al sentirlas pasó sus dedos por las rajitas de sus hijas, era un coro de gemidos, yo me movía como loco sujetándola de las nalgas y ella masturbaba a sus hijas
– Te amo Alejandro, las amo mis hijas aaahhh aaahhhhh… Alejandro quiero tener hijos contigo, serán niñas todas y te las iré entregando una a una, todas seremos tuyas
Rita movía su cadera de delante a atrás con rapidez mientras masturbaba sin piedad los chochitos de sus hijas, las niñas dejaron de chuparle las tetas y las dos agacharon sus caras abriendo sus boquitas por el placer que la mamá les daba, sentí mi orgasmo inminente
– Rita mi amor me vengo aaahhh me vengo dentro, seremos padres aahhhhh aaahhhhh
– Aaahhhh aaaahhhh Alejandro siento tus lechazos te amos mi vida te amo aaaahhhhhh

Los gritos de los cuatro retumbaron por toda la casa, me vacié dentro de Rita apretando sus nalgas con coraje, terminé de descargar y ella todavía se movía suavemente.
Me relajé del todo y solté sus nalgas, las niñas cayeron a mi lado y Rita se dejó caer sobre mí, me beso, besó a sus hijas, ellas se besaron, yo las bese, eran intercambio de todo tipo de besos entre nosotros cuatro.
Ahora éramos una familia completa y feliz…

Fueron unos días maravillosos los que pasé con mis niñas haciéndolas mis mujeres en todas las posiciones habidas y por haber, me sentí un verdadero pervertido cogiéndomelas de las maneras más obscenas; Rita llegó y ordenó la casa en una sola tarde, sabía que Ruperto llegaría hasta el lunes ya por la tarde, así que aun teníamos la noche para disfrutar, Claudita extraño mucho a su mamá por lo que pasaría la noche con ella, Esthercita era más fría y calculadora no le afectaba tanto que su mamá se hubiera ausentado, ella quiso seguir en nuestra cogida, pasaría la noche conmigo…

– Aaahhh aaaahhh aaaahhhhh

Eran los quejidos que daba Esthercita empinada sobre la cama recibiendo mi verga por su rajita, no la quería por el culo, ya había probado el orgasmo vaginal y se había enviciado a él, la sostenía firmemente de sus caderas, me deje caer sobre ella obligándola entre gemidos y quejidos a que quedara completamente acostada boca abajo, mi verga nunca salió de su rajita y nunca deje de bombear, por lo que el cambio de posición fue delicioso

– Aaahhh aaahhh papi me gusta, me gusta mucho, no dejes de cogerme
– Si bebé, a mí también me gusta tu chochita.
Mi amor pero… ¿y si vamos a visitar un rato a tu mami y hermanita?
– ¿Ya no me quieres cogerme solo a mí?—pregunto con un tono triste
– No bebé, me encanta cogerte, tu rajita es deliciosa, es solo que también extraño a tu mamá, sabes que la amo, anda vamos
– Está bien pero llévame cogiendo

Era una diablilla con ideas de todo tipo, me levante sacándole la verga, admiré un rato su roja e irritada rajita, brillaba con la escasa luz de la lámpara de mi buro como una perla; la voltee y la jale hacia mí, ella se levantó y brinco colgándose de mi cuello y sus piernas rodearon mi cadera, mi verga parada ya sabía el camino, la sujete por las nalgas y trate de metérsela, ella me besaba metiendo su lengua y moviendo su cadera, esto no facilitaba que se la metiera, así que la lleve hasta la pared y la recargue ahí inmovilizándola, mi verga se atoro en su introito y empuje, entro sin ningún problema, aún estaba toda llena de baba vaginal, entro toda y Esthercita gimió cerrando los ojos, mordió mi labio inferior al sentirse empalada, sentí muy rico su rajita, ya me estaba arrepintiendo de ir a visitar a las otras, moví mi cadera y ella abrió la boca liberando mi labio y gimo recargándose en mi hombro, sus gemidos me enloquecían, tenía una voz hermosa que al quejarse de mi cogida parecía un canto de ángeles, aceleré mi cogida y ella gimió más, la sujetaba firmemente de sus nalgas y mi cadera parecía una máquina de engranes acelerándose cada vez más, sentí su infantil orgasmo mojando toda mi verga y como se aflojo un poquito, me miro a los ojos sonriendo de felicidad, me besó y se volvió a separar de mí.

– ¿Si vamos a ir con mamá o nos quedamos?
– Vamos

Me estaba gustando la cogida mucho, pero me calmé y recordé que también quería cogerme a Rita y no se diga a Claudita que seguramente estaría toda baboseada por su mamá.
Caminé con Esthercita ensartada a mí, me detenía la besaba y movía mi cadera con rapidez, volvía a caminar otro poquito y hacía lo mismo, ella gemía de felicidad cada que me detenía.
A mitad de escalera empezamos a escuchar los gemidos de Claudita, al parecer la estaba pasando muy bien, Esthercita me miró, a pesar de la oscuridad de la casa nos habíamos habituado, por lo que podía ver su rostro como sonreía imaginado como estarían las dos; ya en la puerta la recargué y le dije que abriera, ella torpemente lo huso porque yo no dejaba de cogérmela, por fin abrió y la lámpara del buro reveló la escena, en medio de la cama estaba Claudita en cuatro y atrás de ella Rita con un arnés sujetando un dildo, su cara estaba desencajada mientras movía su cadera cogiéndose a su hija, Claudita apretaba las manos sobre las sabanas apoyándose en ellas para hacer más plena la penetración, note que el arnés estaba muy apretado y mirando más note que Rita también tenía algo metido en su raja, el placer era para ambas, ya no sabía si los movimientos eran para darle placer a su hija o a ella misma.

Me acerque a ella y bajando a Esthercita me puse al lado de ella besándola en la boca, me correspondió pero no dejo de moverse ni de mirar a su hija de forma pervertida, estaba yo hincado del lado derecho de ella y jale a Esthercita poniéndola en cuatro al lado de su hermana, pujo cuando la volví a penetrar al ritmo que lo hacía Rita, el dildo que Claudita tenía metido no era una monstruosidad, más bien era de mediano a pequeño, imagino que lo escogió así para no lastimarla, no es lo mismo cogerla con una verga sensible a un dildo de plástico; apretaba fuerte las caderas de Claudita babeando mientras lo hacía, yo no me quedaba atrás y cogía a Esthercita, los gemidos de la dos niñas retumbaban en toda la habitación y en toda la casa, imagino que una persona ciega con oído agudizado podría habernos escuchado a través de las gruesas paredes.

Miraba con atención la cara de Rita, como volaban sus cabellos, tenía algunos cabellos pegados a su rostro por el sudor y como se desencajaba su rostro al cogerse a su hija, apretaba los dientes, fruncía el entrecejo y aceleraba el movimiento ante los gritos de su hijita, le dio una nalgada fuerte y Claudita gritó, se veía salvaje haciendo eso, estaba toda sudada, su cadera se movía con rapidez de atrás a adelante, sacaba la mitad del dildo para meterlo nuevamente, parecía enojada, frenética; de repente la detuve, sentí que estaba perdiendo el control y la podía lastimar, ella me volteo a ver rápidamente, su cara era una expresión de “no me detengas”

– Quiero cambiar

Ella volteo a ver a Esthercita y movió su cabeza rápidamente en sentido afirmativo, si la detuve porque vi que estaba perdiendo el control y podría maltratar a su hija, respiraba acelerada como desesperada, quite a Claudita que rodo hacia su hermana, Esthercita se acomodó boca arriba frente a su madre y yo tome el dildo del arnés y lo moví como masturbándolo, era extraña la sensación para mí el masturbarlo, pero sabía que al moverlo movería el que ella traía metido y así fue, apenas lo moví ella grito dejándose caer cayendo sentada sobre sus talones y abriendo su boca, aproveche y le voltee la cara hacia arriba para besarla metiéndole la lengua, ella gemía y babeaba, su boca sabía a raja

– Alejandro… Alejandro te amo

Deje de moverlo y la acomode sobre su hija, apunte el dildo en la rajita y al oído le susurre

– Ahora sí, cógetela con ganas

Abrió sus ojos al máximo y empujó penetrándola con ganas, Esthercita puso sus ojos en blanco y gimió al sentirse penetrada por el plástico de su madre, ya no pude ver más sus rostros porque el cabello de Rita cayó sobre las dos cubriéndolas, sólo veía como movía su cabeza de arriba abajo besando toda su cara de su hija y como las dos gemían al unísono.

Voltee a buscar a Claudita que miraba la escena acariciándose la rajita, me acosté al lado de Esthercita y Claudita cayó sobre mí sentándose en mi pito, ella misma lo tomo y lo metió suspirando al sentir como iba entrando, se dejó caer sobre mi pecho y sujetándola de las nalgas inicié un mete y saca, los cuatro gemíamos con nuestro respectivo placer, estuvimos así por media hora las niñas gemían más y se movía como locas y no se diga Rita que se cogía a su hija salvajemente, escupí mi mano y la lleva al culito de Claudita embarrándolo para después meter dos dedos, gimió al sentirlos, eso me dio una idea, metí un tercero y dilate el culo de ella

– Rita mi amor… Rita– Ella seguía cogiendo a Esthercita, levante un poco más la voz– ¡Rita!– Volteo a verme desencajada– Ven aquí, creo que el culo de Claudita te necesita—me sonrió con una cara de pervertida que hasta a mí me dio miedo, pero estaba muy caliente para pensar
– Si mi amor

Se salió de Esthercita y se empinó sobre el culo de Claudita, metió su lengua en él y lo lamió un rato escupió varias veces metiendo dedos para meter bien la saliva, no había notado que el pequeño oso de peluche de Claudita estaba sobre la cama, mire como Rita tomo el aceite y lo embarró en su dildo, se levantó y se situó tras de su hija, puso la punta del dildo en el culito y empujo, Claudita abrió los ojos al máximo cuando se sintió doblemente penetrada, la bese en la boca para calmarla

– Tranquila mi amor, vas a sentir rico, solo relájate y deja que papi y mami se den gusto contigo
– Si papi
– Déjate hacer, déjanos disfrutar de ti, no importa si te duele aguanta, porque no nos vamos a detener

Asintió volviéndome a besar, se separó de mí y apretó los dientes cuando su madre la penetró más, sentía a través de la delgada membrana el plástico dildo entrando y saliendo, ponía cara de dolor, pero le cumplí, no nos detuvimos, al contrario la jale más hacia mí para que le entrara más dildo por el culo e inicio el coro de gemidos y gritos, fue una noche de locos, bestial, nos cogimos a Claudita hasta que no pudo más, seguimos con Esthercita, ahora yo la enculé y ella sobre mí, boca arriba recibió el dildo materno en su rajita, gritaba, pujaba, bufaba, pero no nos detuvimos; las dejamos hechas mierda de sus orificios, casi no dormimos, eyacule tres veces esa noche, mi última eyaculación fue en el culito de Claudita, que después fue chupado por su madre para sacarle la leche, voltee y vi a Esthercita dormida dándome la espalda, mire que aún le escurría leche del culito se lo acaricie y me quedé dormido, arrullado por la boca de Rita que amorosamente me mamo la verga, limpiándola y extrayendo las últimas gotas de leche, eran cerca de las cinco de la mañana cuando cerré los ojos desfallecido.

Eran las siete de la mañana cuando sentí que Rita me movía, aún estaba desnuda, ya no traía su arnés, pero seguía desnuda, sus tetas bailaban de un lado a otro mientras me movía para despertarme

– Alejandro mi amor despierta, tienes que irte a tu recámara
– Si mi amor

Me levante ayudado por ella y me acompaño hasta mi cuarto tomándome de la mano, llegamos a mi habitación y me ayudo a acostarme.

– ¿Qué horas son?—pregunte torpemente
– Son las siete, duerme, hoy no iremos a la escuela, te levanto a las 12 del mediodía, le diremos a Ruperto que no mande a las niñas para recibirlo con una comida
– Está bien, me levantas, ¿y las niñas?
– Duermen en sus recámaras, están más que agotadas
– Si, jaja creo que esta vez nos excedimos con ellas, pero deberíamos repetirlo ¿no crees?
– Si mi amor, lo haremos todas las veces que quieras

Me miró con esa mirada pervertida que me enamoraba, me beso en la boca, se levantó y salió cerrando por fuera, cerré los ojos y me volví a dormir profundamente

*************

Estaba finalizando el año escolar, ya habían pasado meses y había sido el mejor año de mi vida, mi verga pedía descanso pero mi mente no se la daba, cogía a diario, siempre tenía un hoyo que rellenar, en la escuela Ximena y Aurora no tenían llenadera, los azotes no era muy frecuentes, pero cuando era tiempo de hacerlo lo hacía con intensidad; además de eso ya me habían llevado varias “amigas” de ellas a coger, mucha pena me dio cuando me llevaron a una pelirroja alumna de mi clase de flauta, era pésima para tocar la flauta, pero excelente para mamar mi verga, en varias ocasiones la hice ensayar los movimientos de la flauta usando mi verga como modelo, no soplaba, más bien chupaba cuando hacia las pisadas de la flauta, era una forma de aprovechar el tiempo, después de la cogida me reía para mis adentros porque cuando estaba por eyacular en su boca siempre le gritaba “do mudo” y la escuincla inmediatamente hacía la pisada pedida, que es con todos los dedos sobre la flauta, movía rápido sus manitas masturbándome mientras chupaba con todas sus ganas y yo eyaculaba gritando dentro de su boca.

Eran cerca de las seis de la tarde, Rita entro a mi recámara sin tocar, no le importaba que escena fuera a ver, a ella le gustaba que me cogiera a sus hijas, que las hiciera mías en las posiciones más depravadas del mundo, que las culeara frente a ella y muchas veces ella participaba o de plano me dejaba solo para estar a mis anchas con una o con ambas.

Entró Rita, los gemidos de Claudita retumbaban en toda la habitación, entro sonriendo y nos vio, estaba Claudita de lado y yo atrás de ella, en posición de cucharita, la embestía fuerte sosteniéndola de la cadera, a ella por alguna razón le encantaba coger así, la sostenía de las caderas mientras yo me movía como loco atrás de ella.

– Alejandro, mi amor, ya son las 6 de la tarde, ya calenté tu café varias veces, ya acabe la tarea con Esthercita solo falta Claudita

Yo seguía moviéndome cogiendo a Claudita, ni voltee a ver a Rita, estábamos todos sudados ya llevábamos casi tres horas cogiendo, había azotado a Aurora y a Ximena en la escuela y eso me había desquiciado, aún traía la calentura y Claudita estaba pagando los platos rotos

– Alejandro mi amor, de verdad acaba ya por favor o te traigo a Esthercita para que te entretengas y le sigas con ella, pero de verdad necesito hacer tarea con Claudita
– Claudita… mi amor—dije yo con la voz entrecortada por el esfuerzo y el cansancio– ¿quieres que paremos ya?

Claudita sin abrir los ojos solo negó con la cabeza mientras mordía su oso de peluche en una oreja cuando yo aumente mi velocidad de cogida

– Rita déjame un rato más que en verdad estoy disfrutando mucho a tu hija
– Está bien mi amor

Salió Rita de la habitación sonriendo amablemente sin cuestionar más y cerró por fuera, no cumplí mi palabra porque me la estuve cogiendo por media hora más, no eyacule, en cierto momento ella me pidió que parara, su rajita le ardía, me detuve y se la metí en la boca un rato, tampoco eyacule porque se quedó dormida del cansancio, salí con mi verga parada y me dirigí al comedor, estaba Rita y Esthercita sentadas, cada una leyendo un libro, me voltearon ver

– Mi amor ¿qué pasó? ¿no acabaste?—preguntó preocupada mirando mi pito parado
– No, se me cansó el caballo, Claudita no pudo más, se quedó dormida
– Pobrecilla, deja te traigo tu café y el pan para que comas algo, debes estar agotado también tú

Salió Rita hacia la cocina, Esthercita me vio, sin decir nada se paró y se metió entre mis piernas para chuparme, mi pene la recibió feliz

– Papi, te voy a hacer acabar para que descanses, ¿quieres que te chupe o que me siente en ti para que me la metas?
– Tu boca está bien mi amor, aunque pienso que mejor lo guardo para la noche porque quiero que hoy duermas conmigo
– Si ¿de verdad papi?— sus ojos se abrieron de emoción, me miró emocionada sin dejar de masturbar mi pito
– Si mi amor, me ausentaré unos días y quiero despedirme bien de ti
– Igual te haré acabar ahorita y en la noche muchas veces

Sonreí por su iniciativa y mire como volvió a meter mi pito en su boca y seguir mamándolo, salió Rita da la cocina, traía una bandeja con el café y pan dulce, puso la charola en la mesa y notó a su hija metida en mi entrepierna, sonrió y acarició sus cabellos, Esthercita no dejo de mover su cabeza de arriba abajo.
Se sentó Rita en su lugar, yo tomé un pan lo moje en el café y lo lleve a mi boca.

– Entonces ¿si te vas a ir?
– Si mi amor lo prometí y tengo que cumplirlo
– Si, entiendo, pero ¿nos vas a extrañar?
– Sí, mucho
– ¿Cuándo regresas?
– El lunes por la tarde, sólo iré tres días y regreso
– ¿Quieres algo especial que te prepare para tu regreso?
– No mi amor, solo a ustedes, me las pienso coger y comer a besos cuando regre… aaahhh aaaahhhh aaaahhhhh

Grité cuando sentí como Esthercita sin dejar de mover su cabeza sacaba el semen de mis huevos, cuando sintió mi eyaculación, metió más la verga en su boca hasta su garganta, ahogándose sola, apretaba mis muslos para meter más la verga, yo eyacule en lo profundo de su garganta despedazando el pan que traía en mi mano al apretarlo, descargue mucha leche, demasiada, había acumulado mucha al estar cogiendo con Claudita, me relajé, Esthercita limpió mi pito y salió de debajo de la mesa, sus cachetes estaban inflados de tanta leche que traía, hilos lechosos se escurrían por su comisura; mirándome a los ojos tragó toda la leche de un solo bocado, Rita sonrió la jaló hacia ella y con una servilleta limpió la leche que estaba en sus comisuras y cachetes

– Alejandro mi amor, báñate y cámbiate “aquel” no debe tardar en llegar, iré a levantar a Claudita a ver que podemos terminar de su tarea

Me levante ya más relajado y me metí a mi recámara, Claudita seguía dormida boca abajo, mire su culito en pompa como invitándome a que me acercara, me acerqué y me senté a su lado, acaricie sus nalgas suavemente y ensalivé dos dedos de mi mano derecha, metí un dedo sin problemas y cuando lo hice con el segundo Claudita se quejó un poco y se movió

– ¿quieres cogerme de nuevo?– Pregunto entre dientes y media dormida
– No mi amor, solo estoy apreciando como te lo deje

Se acomodó como estaba y abrió sus piernas al mismo tiempo que las relajó para dar libertad a mis dedos, su respiración se hiso profunda, se hacía vuelto a dormir, metí y saque los dos dedos de su culito y con mi mano libre acaricie mi pija que se erectaba de nuevo, maldita pastilla azul que me había dado Ximena; Rita entró y me vio con Claudita, se acercó a mí y toco mi hombro
– Alejandro, mi amor, ya debo llevármela, Ruperto no tarda en llegar
– Es que me volví a calentar mira mi verga, necesito vaciarla de nuevo
– Está bien

Tomó una almohada y yo levante a Claudita para ponerla a nivel de pelvis, su culito quedó completamente parado, me levanté, saque los dedos del culito y se los di a probar a Rita que cerró sus ojos y los chupo saboreando la esencia de su hija, fue ella misma quien tomó mi verga y mojándola con su saliva de la punta la dirigió a al culito de su hija, mi pene se perdió dentro de un solo empujón
– Aahh mmm ¿me vas a coger de nuevo?— Volvió a preguntar Claudita entresueño
– Si mi amor, papi necesita vaciar de nuevo sus huevos en tu culito, no te muevas

Asintió y se volvió a dormir, mi cadera se movió, Claudita se movía con mis embestidas como un cuerpo sin vida, era lo más parecido a la necrofilia que podría experimentar, Rita sentada mi lado esperaba que me vaciara en el culito de su hija, acariciando mis nalgas y mi espalda, voltee a verla y nuestras miradas se cruzaron, ella estaba correctamente sentada con sus piernas cruzadas una mano en su rodilla y la otra en mi espalda acariciándome, su cabello perfectamente peinado, su mirada de paz mientras enculaba a su hija dormida, me desquicié y aceleré mis embestidas, la cama se movía exageradamente, Rita se levantó y empezó a recoger la habitación, levantaba la ropa de Claudita y la doblaba, limpiaba del peinador las huellas de las nalgas de Claudita, ahí me la había empezado a coger, nuestros fluidos se quedaron en el mueble, yo la miraba como estaba limpiando mientras yo enculaba salvajemente a su hija, no le importaba, ella estaba en lo suyo esperando a que su hombre acabara de descargarse en su hija menor; me salí de Claudita y me dirigía Rita que al sentir mis pasos volteo a verme

– ¿Ya acabaste mi amor?
– No y te necesito

La jalé a la cama y la puse boca abajo, ella sonriendo se dejó hacer, levante su falda y metí mi verga en su culo, no traía ropa interior, su culo estaba siempre lubricado por si se me antojaba cogérmela, bufó cuando se sintió penetrada, me moví dentro de ella y la sujete de sus caderas, mis embestidas dieron frutos, Rita apretó sus dientes al mismo tiempo que apretaba las sábanas de la cama, incluso no se percató que con una mano sujeto los cabellos de su hija y la jalo lastimándola, no la soltó, tu su orgasmo despertando a su hija por el dolor de la jalada de cabello, no la soltó hasta que termino de venirse; yo la voltee y boca arriba se la metí en su raja, la volvía a bombear

– Claudita… hija… recoge tus cosas… y ….
sube a… bañarte a tu recamara

Dijo Rita con voz entrecortada, al mismo tiempo que se arremangaba el vestido, subiendo sus piernas para rodear mi cintura con ellas y después desabotonar su blusa, liberar una teta y meterla en mi boca.
Claudita limpiándose los ojos solo preguntó

– ¿qué mamá?
– ¡Que te largues!

Gritó Rita frenética recibiendo mis metidas, Claudita eso lo entendió bien y ubicando su ropa la tomó y salió desnuda de su habitación.
Yo bombeaba ya con coraje, no podía correrme

– Rita, mi amor, no puedo correrme
– Es que te corriste mucho hoy, abusaste de la pastilla, ¿quieres correrte ya?— decía mirándome a los ojos con preocupación sin dejar de mover su cadera
– Sí, no puedo y lo necesito

Rita metió un dedo a su boca y lo chupó ensalivándolo, lo dirigió a mis nalgas y busco mi culo, metió el dedo y estimuló directamente mi próstata, sentí una descarga eléctrica que se estrelló en mis huevos haciendo que se vacíen casi al instante, yo grité mi orgasmo dentro de Rita que seguía estimulando mi próstata.

Sacó finalmente su dedo y lo chupo, yo me seguía moviendo dentro de ella, había sido un orgasmo con algo de dolor y eso le había dado un tinte diferente, Rita ahora se sostenía de las sábanas con ambas manos mientras yo me seguía moviendo vaciando las últimas gotas, me salí de ella, tomé mis cosas y me metí abañar, antes de hacerlo voltee a ver a Rita que a ojos cerrados se seguía moviendo, veía como escurría mi leche de su raja, se movía como si yo estuviera dentro, al parecer tenía un orgasmo con solo la sensación de mi leche; entré a la ducha, escuche cuando Rita salió.
Salí me cambie y a solas en mi habitación descansé un poco.

Horas después de la cena, una vez repuesto energías, la noche fue bestial con Esthercita que llego cerca de las 10:30; Ruperto roncaba drogado, ella se desnudó y se metió en mi cama bajo las sábanas, no hubo preámbulo, sólo la puse boca arriba me subí en ella, se la metí hasta el fondo, y mientras le metía la lengua en su boca salvajemente, empezamos a coger como conejos por dos horas, terminé eyaculando en su culito, ella boca abajo y yo sobre ella, masturbándola con una mano y con la otra volteando su cara para poder besarla al mismo tiempo que le metía dos dedos para acariciar su lengua, fufé como un cerdo en su oreja mientras eyaculaba moviendo mis caderas sin piedad y ella gemía intensamente.

Dormí profundamente desnudo al lado de Esthercita con mi pito dentro de su culito, mis dedos de una mano en su raja y los otros dentro de su boca, no me m*****e en sacárselos, sabía que durante la noche se saldría solos; el día siguiente sería especial, tenía mi viaje programado…

La mañana amaneció como todas, fresca y nueva, yo estaba parado en la puerta principal antes de salir, Rita con su vestido conservador de maestra, hincada frente a mí chupando mi pito, lo hacía magistralmente, movía su cabeza llevando mi verga dentro y fuera, lo masturbaba, era una mamada mañanera deliciosa, pero en esa ocasión yo llevaba prisa, así que la sostuve de su cabello por el chongo y con mi otra mano masturbe rápidamente mi verga, al sentir que eyaculaba la sujete de la cabeza con ambas manos y me vacié en lo profundo de su garganta, se la metí toda y no hiso ningún gesto de quitarse ni de vómito, era una adulta y aguantaba mucho más mi pito que sus hijas, casi grité cuando me vacié dentro de ella poniendo mi ojos en blanco y volteando mi cabeza hacia arriba, Rita chupó extrayendo las últimas gotas, sacó mi pito de su boca y se levantó, volteo a ver a sus hijas que paradas con su uniforme escolar miraban atentas como la madre me sacaba la leche, se dirigió a ella y les vacío un chorro de leche a cada una directo en la boca, ellas tragaron su parte correspondiente.

– Gracias mi amor, eso estuvo delicioso—dije mientras me abrochaba el pantalón
– No, lo deliciosos lo llevamos nosotras en nuestras bocas, necesitábamos adelantar el postre del desayuno; te vamos a extrañar estos días
– Yo a ustedes más
Me despedí de ellas con un suculento beso de lengua, mientras le metía mano bajo la falda tocando el chochito de las tres, después de eso yo salí primero rumbo a la escuela, llevaba mi maleta de viaje, ellas se quedarían para desayunar y después irse a la escuela tras de mí; salí primero porque tenía que preparar todo antes, después de todo al final iría a mi viaje prometido.

Le había prometido a Ximena un viaje a la capital, ella y yo solos para pasear y coger a nuestras anchas, Rita lo sabía, no había reproche, reclamación o celos, ni de ella ni de sus hijas, al contrario, aprobaba con creces que me divirtiera con Ximena, la noche que le dije me iría al viaje me susurró al oído mientras me montaba “jódetela con ganas, hazla gritar hasta que chille”, lo decía sin dejar de mover las caderas metiendo y sacando mi pito, después se puso boca abajo, yo me subí y ella misma guio mi verga a su culo, mientras la enculaba me decía “más fuerte, más fuerte, quiero que imagines que soy Ximena, quiero que me demuestras como le romperás el orto a esa escuincla puta si más… más, quiero que la hagas llorar”, eyacule salvajemente mientras bombeaba sin piedad, Rita también tuvo su orgasmo siendo enculada como lo haría con Ximena.

Lo único que no me gustaba del viaje era que Aurora y su papá se habían auto invitado, y es porque Ximena necesitaba una coartada con su familia, dijo que iría de viaje con la familia de Aurora a ciudad capital, era la única forma de que la dejaran ir, así que muy a mi pesar se colaron.
Llegué a la escuela a preparar mi día, ya que antes tenía que entregar el reporte de calificación final del año escolar, obviamente todos aprobaron, para mí el simple hecho de colocar la flauta en la boca era suficiente para aprobar, lo hicieran bien o no; algunas de mis alumnas no solo pusieron la flauta en sus bocas y de todos modos muchas veces falte a clases para coger con alguna de ellas y/o Ximena con o sin Aurora, las combinaciones eran muy variadas.
Llegue me senté en mi escritorio y del cajón saque los papeles en los que escribiría el dictamen aprobatorio, a todos les ponía la “A” de aprobado, estaba ensimismado escribiendo cuando sentí una mirada desde la puerta, voltee a ver y ahí estaba Juan el viejo conserje, con su carrito de t****ar a un lado y su t****ador en la mano, nuestras miradas se cruzaron, dejo el t****ador en la puerta y entro sin pedir permiso.

– ¿Así que tú eres el famoso Alejandro?— Pregunto con una sonrisa entre sarcástica y burlona
– ¿Quién pregunta?— sabía quién era él, pero por alguna razón no me interesaba entablar conversación ni mucho menos amistad con él.

– Jajaja nadie, solo quería conocer a quien me robo a mi Ximena, desde hace poco más de 4 meses que no le interesa salir con alguien más que no seas tu
– ¿Y eso en que te mete a ti?—pregunte en un tono serio mirándolo fijamente a los ojos
– En nada, solo quería que supieras que a Ximena le enseñe yo, le enseñe a dar placer y recibirlo, pero tú sí que la has ganchado, solo quería conocer al afortunado que se lleva a una de las mejores de esta escuela sino es que la mejor, muchos te envidian, me incluyo.
Disfrútala mientras te dure, es una niña demasiado linda y alguien te la ganará, así como tú me la ganaste.

Me levante en tono de reto, el solo sonrió agachó la mirada se despidió sonriendo con una ademán tocando su frente con la mano derecha como lo haría un militar y salió de mi salón; yo conocía al vejete este, pero me hacía el tonto para platicar con él o conocerlo más ya que no me interesaba, me quedé parado en mi escritorio pensando si lo había hecho con buena intención o pensaba hacer alguna estupidez para tener nuevamente a Ximena, me senté indiferente, total si era tan macho que intentara robármela, le iría muy mal conmigo.

Terminé el llenado de las cédulas de evaluación, las metí en el folder y me dirigía a entregarlas a dirección, era un trato que había hecho con la directora para que me dejara ir a pasear con Ximena y Aurora.
Entre a la dirección y la directora estaba correctamente sentada firmando unos documentos.

– Directora buenos días, traigo las cédulas de evaluación de mis grupos—agachó la cabeza para mirar por encima de sus lentes bifocales
– Buenos días profesor Alejandro, siéntese por favor en un momento le atiendo, solo deje termino de firmar esto
Me senté mirándola en lo que terminaba de firmar, cuando lo hiso puso a un lado los documentos dentro de una carpeta y puso ambas manos sobre el escritorio
– Dígame maestro Alejandro, ya que estamos terminando curso escolar ¿cómo sintió la escuela? ¿Cumplió sus expectativas estar tan lejos de casa?
– No sólo las cumplió, las sobrepasó, la verdad no creí que me fuera “tan bien” en un lugar como este, mi papá y yo hablamos hace 3 meses, quería llevarme a la capital, pero me negué rotundamente, creo que este lugar me agrada para echar raíces.

La directora sonrió satisfecha, asintió con la cabeza mientras hablaba
– A mí también me agrada que hayamos cumplido sus expectativas, pero sobre todo que se haya adaptado a nuestro peculiar “sistema de educación”.
No todos ven las cosas como nosotros las vemos, tengo entendido que le ha ido muy bien con la maestra Mirtha y sus hijas
– Si así es, talvez está mal que lo diga, pero creo que estoy enamorado de ella
– Si, lo he notado y me alegra.
En este momento creo que está listo para ingresar completamente a nuestro pequeño y muy exclusivo “circulo”
– Gracias es un honor
– Le advierto que una vez entrando no hay salida
– No entiendo
– Si, una vez que se ingresa ya no podrá dejar la membresía, no es cualquier club, pero no creo que sea su caso, creo disfrutara los beneficios que tenemos—decía mientras acariciaba con las yemas de sus dedos unas fotos de alumnos destacados en la escuela que tenía sobre el escritorio
– Gracias por invitarme
– Bueno, espero que su viaje a la capital sea tan placentero como su estancia en esta pequeña villa
– Gracias directora
Me levante y antes de voltear a la puerta me quedé quieto y aproveche la soledad de la escuela
– Directora, una cosa más
– Dígame
– No quiero verme oportunista, pero quisiera, si es posible, me dejara probar una vez más el manjar que lleva en su escote
Sonrió con cara de lujuria y placer como si hubiera estado esperando la petición, se levantó y fue ella misma quien cerró la puerta, se paró frente a mí y desabotonó su vestido por el frente, de hecho desabotonó hasta dejarlo completamente abierto, vi su cuerpo de mujer madura, pero firme con una curvas acentuadas, su ropa interior era sexy, traía ligueros, su piel a pesar de su edad se veía firme, blanca, lisa; yo estaba sentado arrobado viendo cómo se iba descubriendo su seno derecho para mí, lo sacó y este broto goteando leche, me aproxime y metí el jugoso pezón a mi boca, en cuanto entró sentí como la leche salía directo a mi garganta, la directora sujeto con una mano mi cabeza acariciándola maternalmente, mientras yo mamaba con un lactante, al tener su vestido abierto no pude evitar posar mis manos en ambas caderas, sentí el escalofrió de la directora y como se estremeció al sentir mis caricias, eso me animó más y pase directamente a acariciar sus nalgas, lo hice con las dos al mismo tiempo, también eran firmes para su edad, o tal vez era más joven de lo que ella decía, metí mis manos por debajo de la sexy pantaleta y acaricie ambas nalgas.

Me tomó con ambas manos de la cabeza apretándome contra ella para que la mamara más intensamente, y así lo hice, prácticamente metía el pezón y parte del seno a mi boca, lo exprimía con mi lengua, la directora empezó a gemir quedito, mi mano derecha se metió en el canal entre sus nalgas y acaricié su culo, esta laxo, se veía que había sido profanado infinidad de veces, estaba seco, seguí más abajo hasta su raja y metí un dedo, ahí no estaba seco, había mucha baba vaginal, por lo visto le estaba emocionando el lactarme mientras era manoseada por mí.

– Aaahhhhh
Fue su quejido cuando introduje dos dedos en su raja, lo saqué para embarrar el moco en su ano y regrese a la vagina para sacar más, cuando sentí que el ano estaba bien mojado, metí los mismo dos dedos que había metido en la vagina, ella casi grito apretando mi cabeza sobre su teta
– Aaaahhhh aaaahhhhhhh
Saque ambas manos de su pantaleta y con habilidad baje el vestido, ella bajo los brazos para facilitar la acción, solté su teta de mi boca, me levanté, abrí mi bragueta y liberé mi pito, que emergió del pantalón, me acerqué a ella, mi pito hiso contacto casi directo con su raja, solo dividido por su pantaleta, la tomé de la cintura y la bese, mis comisuras estaban blancas por la leche que escurría, mi lengua estaba impregnada con su sabor, ella al sentir mi lengua abrió completamente su boca para recibirla, entrecerró los ojos y se dejó besar por mí, ella con sus brazos colgando sin abrazarme y yo sujetándola por la cadera, empuje mi pito a su entrepierna y sentí su estremecimiento, sus quejidos retumbaban en mi oído, estaba semidesnuda ante mí, solo con su sostén, pantaleta y liguero.

Pase mis manos a su espalda mientras la besaba y desabroche su sostén, este cayó al suelo, sin perder tiempo baje su pantaleta, ella colaboró con sus piernas y la saco de sus pies, ahora mi verga rozaba su raja, no estaba depilada, al parecer le gustaban las cosas a la antigua, mi verga se deslizaba sobre su raja mojándose con su jugo vaginal al mismo tiempo que mojaba sus bellos púbicos; la situación estaba más que cachonda, de repente ella me empujo separándose de mí, me tomó de los hombro hincándome en medio de la oficina, lo hiso bruscamente, era una mujer que le gustaba el control de la situación, marcar las pautas de todo, me tomo de los cabellos y metió su pezón izquierdo dentro de mi boca
– ¡Mámalo!
Fue su orden seria, había dejado de ser la mujer correcta y educada que me hablaba de “usted” para convertirse en la dueña de todo
– ¡Mámalo!
Volvió a ordenar sujetándome de los cabellos, lo hice, pues era lo que también yo quería, además estaba entrando en su juego, le mame el pezón sacando más de su deliciosa leche, lo hice hasta que ella quiso, varias veces intercambio las tetas, me pasaba de una ala otra; se volvió a separar de mí y me tumbó boca arriba en la alfombra, puso sus pies a cada lado de mi cadera y fue bajando hasta mi pito, al parecer ese sería el lugar y posición en que me la cogería, o mejor dicho en que ella me cogería a mí; mi pito se deslizó como en mantequilla dentro de su raja, ella abrió mucho su boca y sacó la lengua mientras se la fue metiendo, su cara cambio, ya no traía lentes, aún tenía su peinado de maestra, pero los ojos con lo que me miraba habían cambiado, se notaba excitación extrema, depravadez; comenzó a menear sus caderas de delante a atrás, lo hacía lento y prolongado, levantaba su cadera y casi sacaba mi pito de su raja, cuando solo quedaba mi glande dentro volvía a bajar hasta meterlo todo, yo me sentía en la gloria cuando hacía eso, ella estaba marcando el ritmo de la cogida, se meneaba en círculos sacando su lengua, aceleraba los movimientos y cuando me veía más emocionado bajaba la intensidad y volvía hacerlo lento y largo, exprimía ella misma sus tetas, los chorros de leche saltaban cayendo a mi cara, era como si me hiciera un “cumface” pornográfico.

Tenía ella el control total de la cogida aceleraba cuando le daba su gana y volvía lento, se estaba literalmente dando placer con mi verga al ritmo que ella quería, era una mujer acostumbrada a mandar en la vida y en la cama, la tomé de la espalda y la jale hacia mí, ya llevábamos cerca de 15 minutos en esa posición y por lo que aparentaba podríamos pasarnos el día entero así; la jale y ella no pudo evitarlo, cayó sobre mí mirándome a los ojos, yo hábilmente extendí sus piernas y me giré, ella quedo debajo de mí, puse sus dos manos juntas y las extendí por encima de su cabeza, la sujete fuerte con una mano y con la otra le pellizque un pezón, hiso un gesto de querer quejarse, pero me miró seria, como diciendo “no podrás controlarme”, sujete más fuerte sus manos y la lleve más lejos de su cabeza al mismo tiempo que metí mi verga hasta lo más profundo de su ser, abrió su boca cuando se sintió totalmente empalada, pero me seguía mirando seria, mi mano libre fue a su pierna derecha y la subí, pegando su rodilla a su abdomen, para después hacer lo mismo con la otra, la tenía en posición de rana, seguía sosteniéndola con una mano de sus muñecas y con la otra de sus piernas, comencé a bombear fuerte, sentía su cérvix golpear mi glande y como lo comprimía con él, ella ya comenzaba a gemir quedito, me canse de mi brazo derecho y puse ambos tobillos en mis hombros, eso permitió que mis estocadas fueran más fuertes y profundas, sentía la humedad de su raja, como se contraía en mi verga, sentí su orgasmo, ella me miraba, hice ademán de querer besarla acercándome, ella abrió su boca y saco su lengua para recibirme, me detuve antes de hacerlo, saque mi verga, ella abrió sus ojos como platos y frunció el ceño ahora en señal de súplica, abría y cerraba su boca rápido mientras metía y sacaba su lengua paras querer alcanzarme denotando ansiedad, yo jugaba con ella haciendo ademanes de besarla y me detenía antes de hacerlo, apunte mi verga y la metí de una sola y fuerte estocada al mismo tiempo que le metía la lengua a la boca, su grito de placer quedo ahogado dentro de mi boca, la bombee con fuerza mientras ella tenía su orgasmo gimiendo con mi lengua dentro de ella, quería liberar sus manos, pero no se lo permití, la bombee hasta que cedió su orgasmo y ahora la metidas fueron lentas, largas y profundas, ella tenía la boca abierta y sus ojos en blanco, volví a sacar mi verga y ella me volvió a ver en suplica, ahora era yo el que tenía el control
– No—alcanzó a susurrar
– ¿No qué?
– No la saques
– ¿Por qué?
– La quiero dentro de mí
– La quieres dentro ¿eh?
– Si
– Suplícame que te la meta
– Si, por favor, métemela
– Suplica más
– Por favor, méteme tu verga, no me dejes así por favor… la quiero
Ya no me hice del rogar, la sujete fuerte de las piernas y metí hasta muy adentro mi verga, ahora si gritó de placer, la estaba sometiendo como se sometería a una esclava que suplicaba ser penetrada.

– Aaahhhhhh
No me detuve, la bombee mientras mi mano le pellizcaba el pezón, ella gemía con los ojos en blanco y la boca abierta, sentí como su vagina mojaba mi verga en su orgasmo bestial, cuando sentí que cedía, la solté, se la saqué y me levanté, su piernas cayeron quedando sobre el piso con las piernas abiertas y sus manos aun arriba de su cabeza, respiraba agitada con los ojos cerrados, cuando los abrió extendí mi mano en señal de quererla levantar, me dio la mano sonriendo pensando que la iba a levantar, pero solo le ayude a quedar hincada frente a mí, la sujete fuerte de su cabeza y se la metí en la boca, ella chupaba mientras yo me movía como su cogiera su culo, hacía arqueo de querer vomitar y ademán de sacar i verga de su boca, pero yo la tenía firmemente sostenida de la cabeza y la seguía cogiendo, así lo hice hasta que me dio la gana parar, se la saque, ella tenía el rímel corrido por las lágrimas que le salían, su cabello ya estaba suelto, ahora no se veía tan mayor, al contrario lucia joven; con el dorso de mi mano limpie su mejilla de la lágrima manchada con rímel, ella inclinó su cabeza hacia mi mano, cerrando los ojos, como agradeciéndome lo que hacía, la levanté y la lleve hasta un sillón, la empiné sobre el descansa brazos y le volví a meter mi verga en su raja, gimió fuerte, la empiné hasta que su cara tocó el asiento, tomé un cojín y se lo puse en la cara, sus gemidos quedaban ahogados en este, la sujetaba con ambas manos de las caderas y bombeaba sin piedad, tuvo su orgasmo tapado por el cojín; su culo estaba expuesto a mí, note que ya había sido profanado porque se abría solo, me detuve escupí un lago y baboso pedazo de saliva que cayo justo en el centro de su ojete, saque mi verga y apunte a su culo, empuje y se fue hasta el fondo entre quejidos de ella y pujidos míos, apretaba como una adolescente, no me importo, le di duro por su culo, veía como su espalda blanca comenzaba a sudar, ya tenía otros 15 minutos en esa posición, me encantaban sus gemidos, la tenía sometida con sus manos atrás con mi mano, como si la tuviera esposada, las estocadas eran profundas y sin piedad, ella gemía fuerte y colaboraba moviendo sus caderas y dejando hacer lo que me daba la gana.

Sentí cosquilleo en mis huevos, la saqué de su culo, la levanté mientras yo caía al suelo boca arriba, ella quedo perpendicular a mí y yo antes de que opinara y pensara que iba a pasar, se la metí en la boca, sentí como su lengua rodeo mi glande al mismo tiempo que lo chupaba y lo masturbaba, mi mano izquierda sujeto su nuca y la derecha fue directo a su culo y raja profanando ambos agujeros, se retorcía sin dejar de mamar, mi verga vomitó su leche directo en su garganta, la sujete fuerte para vaciarme dentro y profundo de ella, que ni se inmutó, aguanto la venida de leche tragándola toda, mientras yo bufaba como un toro de placer
Una vez terminada mi descarga siguió chupando hasta que mi pito se aguado, se dirigió a mi besando cada parte de mi cuerpo mientras subía a mi boca; besó y lamió mis ingles, mi abdomen, mi tórax, mi cuello hasta llegar mi rostro, sentía el olor a semen y jugo de culo mezclados.

– Eres un a****l
Me decía haciendo ademan de morderme en la cara, pero solo me lamía, sus pupilas aún estaban dilatadas
– Ahora entiendo porque la Mirtha esta tan enamorada de ti, siento envidia de ella y sus hijas; tenía mucho sin sentir un orgasmo como los que tú me acabas de hacer
Me miraba con respeto y excitación aun en sus ojos, abriendo su boca enseñándome los dientes como un lobo, besando cada parte de mi cara, yo estaba relajándome y para bajar el nivel le pregunte
– ¿Te puedo preguntar algo?—dije acariciando su cabello ahora suelto que caía a mi cara y cuello
– Sí, claro—contesto besando mi mejilla y acariciando mi laxa polla
– ¿Qué edad tienes?
– Jajaja 47 años, ¿por qué? ¿No te gustó hacerlo conmigo?
– ¡Sí, mucho! es sólo que, la verdad, esperaba alguien de más edad con esa ropa y ese peinado, pero no, eres muy firme y joven para ser directora.

– Bueno, mi papá colaboro para mi puesto
– Pero tienes nietos ¿verdad?
– Sí, me embarace a los 12 años
– ¿A los 12? ¿De quién?
– De mi papá, enviudo cuando tenía seis y desde los 9 cogemos, me embarazó apenas me bajo mi regla, cogíamos a diario, a veces toda la noche, ni cuando estaba embarazada me dejo de coger, el día de mi parto cogimos, de hecho eso lo desencadenó, tuve un hijo y a los 14 años volvía aquedar embarazada de una niña, después a los 17 años otro niño y a los 25 años tuve mi último hijo ese fue especial
– ¿tu último hijo?
– Si, ese lo tuve de mi primer hijo cuando el cumplió apenas los 12 años decidí que quería embarazarme de él
– ¿Tu papá estuvo de acuerdo?
– Sí, claro.
Recién me case con mi actual esposo, no quería hijos de ese amargado— dijo refiriéndose al pastor que era su esposo—- los quería de mi propio hijo, al que le enseñe a dar y recibir placer desde los seis años, le dije a mi papá que quería tener un bebé de mi hijo, estaba recién casada con mi actual esposo, mi papá lo aprobó y para demostrarlo solo me cogía por el culo jajaja.
Mi esposo pensó que era de él, pero en realidad es mi hijo nieto
– Tendrás que contarme esa historia algún día
– Por su puesto, y tendremos que repetir, quiero que conozcas a mis nietecitos, son unas linduras, sólo prométeme algo
– ¿Qué?
– Quiero que seas tan salvaje como ahorita— me dijo mientras lamía mi cara con sumisión, como lo haría una hembra dominada— ¿sabes algo más? a veces me masturbo pensando en cómo te coges a Mirtha y a sus hijas
– ¿En serio?—reí para mis adentros—bueno algún día lo haremos tu y yo con las hijas de Rita ¿estás de acuerdo?, creo que podríamos planear otro viaje “semifamiliar”
– Sí, y me llevaría mi maleta de “primero auxilio”— imaginé que contendría esa maleta— pero bueno, ya pongámonos la ropa, porque no debe tardar en llegar alguien y nos puede ver, recuerda no todos comparten estas cosas
– Claro
Me levante y me cambié y como todo un caballero le ayude a levantarse y le di en la mano la ropa que estaba regada por la dirección, acomode mi ropa y ella se paró frente a su espejo limpiando su cara con toallitas húmedas para volver a maquillarse, saco un aromatizante y lo esparció por la dirección para neutralizar el olor a sexo que imperaba en el lugar.
Se sentó nuevamente en el escritorio y su pose fue nuevamente de directora seria
– Bueno maestro Alejandro, me agrado nuestra conversación, creo que fue muy positiva, espero disfrute su viaje y a su regreso me cuente con detalles que tan productivo fue y cuantas de esas cosas podríamos poner en acción para nuestros alumnos
– Si directora, yo también disfrute la charla y saque mucho provecho de ella, regresando me reportaré con usted y le contaré que podríamos aplicar a nuestro plan de estudios—no pudo evitar sonreír coqueta y darme una mirada de lujuria.

Salí de dirección fui a mi salón por mi maleta, salí y me dirigí a la estación de trenes donde me encontraría con Ximena y Aurora con su papá; llegué a la estación y a lo lejos vi a Ximena que me buscaba mirando en todas direcciones cuando me vio nuestras miradas se cruzaron y vi el brillo en sus ojos de felicidad y emoción, corrió a mí y brinco enlazando sus piernas en mi cintura y sus manos a mi cuello, no le importó si alguien nos veía, tampoco le importo mostrar su pantaleta mientras estaba colgada a mí, besaba mis mejillas y cuello mientras yo reía emocionado por sus caricias, de repente algo la hiso regresar a la cordura y notó a una señora que con el ceño fruncido nos miraba extrañada
– Pensé que nunca llegarías papi, mami nos espera del en la ciudad
Vi como la mujer respiró aliviada y dejo de vernos para regresar a sus asuntos
– Puf me deje llevar Alejandro, por poquito y la riego—dijo a mi oído entre apenada y emocionada de verme
– Ya ves bonita, hay que ser prudentes siempre
– Si—se descolgó de mí y tomándome de la mano me jaló—vamos acá esta Aurora con su papá, deja los presente—notó mi cara—ya sé que no querías que vinieran pero necesitaba una excusa para irme contigo, ¿qué otra cosa podría haber hecho?
– Si eso lo sé, es sólo que no quería meter más gente a este viaje, pero bueno era inevitable como bien lo dices
– Anímate, nos la vamos a pasar bien, le dije a Aurora que pasaríamos la primer noche juntos los cuatro y después tu y yo nos iríamos a otro lugar, porque queríamos estar solos también
– Pues sí, pero no me agra del todo estar los cuatro
– Lo prometiste, Aurora está más que emocionada y no se diga su papá que tiene muchas ganas de conocerte—decía mientras caminaba a mi lado tomándome de la mano
– Está bien, pondré todo de mi parte para convivir bien
Vi a Aurora que estaba a la lado de su padre, era un tipo alto delgado, con barba negra bien arreglada, estaba medio calvo, solo presentaba cabello en región temporal y occipital, tenía mirada de buitre con su nariz aguileña, se veía extraño a lado de su hija que tenía una gran belleza, hasta llegué a pensar si realmente era padre de ella.
Aurora nos vio agito su mano en el aire saludándonos, no acercamos a ellos, Aurora saludó
– Hola Alejandro, el mi papá Víctor
– Hola—dije extendiendo mi mano para saludar
– Hola Alejandro es un verdadero gusto conocerte—me jaló hacia él y más despacio me dijo— ya quería conocerte, me encanta el trabajo que has hecho en las nalgas de mi hija—su mirada cambió a lujuria, yo solo mostré una sonrisa simple y asentí.

Partimos de san Fernando rumbo a ciudad capital, íbamos los cuatro solo en una cabina, sería un viaje de cerca de 8 horas hasta nuestro destino, fuimos platicando de cosas triviales como las diferencias de clima horario y cosas sin importancia; ninguno de los 4 hablaba de cuál sería lo que haríamos juntos, pero todos sabíamos a qué íbamos, Víctor comenzó a hablar de su hija, lo mucho que la quería y todas las cosas que habían compartido juntos, como fue su viudez y con sutileza y mucho cuidado de sus palabras hablo de como ella lleno el espacio que su esposa dejó.

Fue avanzando el viaje y en cierto momento el inspector abrió la puerta y nospidió los boletos, se los entregamos, los sello y nos los devolvió, salió sin voltear a atrás; Aurora se recargó en su papá, él le dijo algo, ella sonrió y se levantó sacando una manta del maletero, nos la aventó mirándonos coqueta y sacó otra para ella, el papá de Aurora se recargo en la ventana subiendo los pies al asiento y Aurora se sentó en el dejando su trasero en su entrepierna, Ximena me vio como diciendo que hiciéramos los mismo, yo puse la manta a un lado la abrace y acurruqué a mi lado dándole un beso en la frente, seguimos la conversación y Aurora movía sus caderas frotándose en la entrepierna fraterna, cerraba los ojos y volteaba para darle besos a su papá, eran al principio cortos y breves, conforme se fue moviendo más lo besaba por más tiempo, en ocasiones sacaba la lengua y se le metía en la boca, el papá correspondía sin dejar de hablar conmigo de temas triviales, Ximena me miraba para ver si me animaba a hacer lo mismo, la verdad no me sentía seguro de hacerlo; Víctor vio que miraba con atención el movimientos de cadera de su hija y sonrió
– Me gusta “calentar motores” antes de empezar, vas a ver qué bien nos la vamos a pasar los cuatro
Yo solo sonreí, Ximena desesperada se levantó bajo la cortina de la puerta y puso el seguro, ya habíamos marcado los boletos por lo que ya nadie vendría, se sentó a mi lado y por iniciativa propia bajó el cierre de mi pantalón liberando mi semierecta polla se la llevo a la boca metiendo su cabeza en mi entrepierna, su lengua enrollo mi pito, no pude evitar sentir el escalofríos del placer al contacto de su tibia boca mamando mi pene, Víctor sonrió feliz, me deje llevar por el placer y me fui relajando, Ximena movía con maestría su cabeza llevando mi pito fuera y dentro de ella, estaba en lo mejor de mi placer cuando escucho que alguien quiso abrir la puerta, al no poder toco, Ximena brincó sacando mi pito de su boca, Víctor sonrió, me guiño un ojo y cerró los ojos al igual que Aurora, yo guarde mi pito en el pantalón, tapé mi entrepierna con la mata, Ximena de pie esperó a que me compusiera para después abrir, el guardia del tren entró
– Disculpen ¿Todo bien? Tenían cerrado con candado
– Sí, mi hermano y yo viajamos a la capital con nuestras hijas, nos vamos a ver con nuestras esposas allá, y queríamos descansar tranquilos antes de llegar, mi hermano ya se durmió
El guardia miró a Víctor que yacía dormido con Aurora sobre él, incluso lanzó dos ronquidos para demostrar su sueño profundo, eso lo convenció, asintió con la cabeza y se marchó, Ximena volvió a cerrar con llave, mientras me miraba con sonrisa cómplice se quitó su pantaleta y se sentó de frente a mí, al sentir su húmeda rajita mi pene se erecto casi al instante, ella suspiro cuando lo introdujo, voltee a ver a Víctor, que hacía movimientos bajo la manta con la sonrisa de Aurora, saco su pantaleta y por la cara que puso ella sospeche que la estaba penetrando, las dos niñas gemían quedito ante las metidas que les dábamos.

Ximena me besaba con verdadera pasión mientras me montaba, su mirada había cambiado los últimos meses cuando cogíamos, ya casi no cerraba los ojos, se la pasaba casi todo el tiempo mirándome sin perder detalle de mi rostro cuando me la cogía, incluso cuando me la cogía desde atrás ella siempre volteaba la cara para ver mi expresión, era extraño parecía enamorada de mí; era extraño porque era una niña, pero bueno, que podía esperar yo si me la cogía como una adulta y pues como adulta iba a reaccionar emocionalmente.
Metí mis manos bajo su falda y sostuve sus dos nalgas al mismo tiempo para marcar el ritmo de mi cogida con ella gimió emocionada cuando sintió que yo le marcaba el ritmo, me sonrió coqueta sabiendo que yo aceleraría y desaceleraría volviéndola loca.

Voltee a ver a Víctor que se movía como loco jodiéndoce a su hija, la manta cayó o mejor dicho la quitó el con tanto movimiento, Aurora tenía toda la falda enrollada en su cintura y una de sus piernas flexionada hacia su abdomen la otra caía por el borde del asiento, Víctor apretaba los dientes cuando aceleraba la cogida y Aurora la recibía con gozo, yo me estaba relajando, la verdad era la primera vez que cogía enfrente de otro hombre, en la escuela con amigas de confianza hicimos tríos, pero siempre fui el único hombre; yo tenía la verga mucho más grande que Víctor, así que para mis adentros pensé que el presionado sería él, sin embargo él no se inhibía y se cogía a su hija sin misericordia enfrente de mí.
Dedeaba en el culo a Ximena, ella sonreía feliz con mis estímulos, la levante sacándole el pito y la puse sentada de espaldas a mí, ella sola tomo mi verga y la llevo a su culo, mi verga se perdió dentro, ya lo tenía más que lubricado y habían sido tantas cogidas recibidas por mí que estaba muy dilatado, tanto que no batallaba para encularla cuando se me antojaba.

Víctor vio lo que hice, se levantó y puso empinada a su hija, la enculo también Aurora aulló como una loba cuando entró el mediano pene en su culo, yo había enculado infinidad de veces a esa niña, pero eso no impidió que ella disfrutara del paterno pene.
Los dos nos movíamos sin descanso, no sé cuánto tiempo llevamos así, Víctor volteo a verme y sonriendo me dijo que si cambiábamos, decline su oferta mencionándole que estaba disfrutando mucho a Ximena, que ya tendríamos tiempo para eso, la verdad no se me antojaba compartirla, él se encogió de hombro y siguió sodomizando a su hija, acabó Víctor entre estertores guturales viendo a la sudada Aurora, se sentaron juntos abrazados besándose y viendo como yo le seguí un rato más con Ximena, la verdad puede haber aguantado más, pero ya no era lo mismo, así que acelere a fondo y me vacié en su culo, Ximena después se dedicó a limpiar mi verga con un esmero propio de ella.

Llegamos a la capital y nos dirigimos al hotel que Víctor había reservado, era una persona con un buen estatus económico, mejor que el mío, el insistió en pagar todo, reservó la suite presidencial en un hotel 5 estrellas, nos presentamos como dos hermanos con sus respectivas hijas, ellas nos llamaron papá y tío respectivamente para no levantar sospechas; entramos a la suite, nunca había estado en lugar tan elegante y lujoso, el botones nos dio el tour básico y se despidió previa propina generosa que Víctor le dio.
Ximena llamó por teléfono a su casa y habló con su mamá, solo escuchábamos la conversación de ella y adivinábamos las palabras de su madre, casi al final le pasó el teléfono a Víctor que amablemente atendió
– Por su puesto señora mía, tenga la certeza de que la cuidaré y pondré toda mi atención tanto en su hija como la mía, esas niñas son unas diablillas pero las mantendré vigiladas.
Claro….
Shaw
Colgó el teléfono y sonrió
– Me dijo tu mamá que te vigilara para que no hicieras locuras y que si te portabas mal tenía toda la autoridad para reprenderte y después acusarte con ella
– Bueno, entonces me tendré que portar “muuuyy bien”—contesto Ximena mirándome y acentuando sus palabras.
Víctor sonrió mirándonos a los tres
– Bueno manos a la obra, creo que primero debemos comer, agarrar fuerzas, no se tu Alejandro yo dormiré un poco, la noche será muy larga
– Está bien, vamos Ximena, cambiémonos de ropa, esta apesta a sexo y sudor
– Si papi.

Camino coqueta mordiéndose el meñique, por delante mí, en dirección a nuestra recamara, veía como meneaba su culito pequeño pero bien formado, lo contoneaba para mí, entramos me desnudé y le dije que hiciera lo mismo, me miró divertida y en un dos por tres estaba como dios la trajo al mundo, su pubis ya presentaba bellos muy finos y claros, se los acaricie y ella inmediatamente cerró los ojos y abrió sus piernitas para recibir mis caricias, no le seguí, solo era exploración por mera curiosidad, cuando retiré mi mano ella abrió los ojos mirándome extrañada
– Hermosa tomemos un baño y durmamos un poco, ando agotado por el viaje y tal parece que Víctor quiere una noche larga
– Está bien papi, tu mandas
Arrastro las palabras haciendo hincapié en el “tu mandas”, le brillaban los ojos, se veía feliz, radiante, cada que me volteaba a ver se sonreía conmigo, era el viaje que le había prometido y aunque se oiga vanidoso, el viaje que ella había soñado; no sé qué tantas cosas habrán pasado por su cabeza en ese momento, solo podía ver lo feliz que estaba de haber salido fuera de su pueblo conmigo.

Entre al baño y ella ya estaba bajo la regadera, se veía hermosa toda mojada, con el agua escurriendo por su cuerpo de preadolescente, su cabello castaño claro totalmente pegado a su cuerpo, me vio y se sonrió, extendió sus manos en señal de invitación a entrar con ella, no me hice del rogar nos abrazamos bajo la ducha, era alta para su edad, más alta que las hijas de Rita, mi pene rosaba casi su pubis, solo era cuestión de agacharme un poco y lo podía poner sobre sus labios vaginales, y así lo hice, ella abrió sus ojos emocionada, nos besamos bajo el agua de la regadera, metía mi lengua y ella la recibía con gusto, me estaba empezando a emocionar, no quería cogérmela ahí, o mejor dicho quería cogérmela ahí lo más salvaje posible, pero tenía que ahorrar energías para la noche, no quería cansarme a medio camino; así que baje mi mano y toque su raja desde atrás pasando por el surco de sus nalgas, ella gimió ante mis caricias, la estimulaba con dos de mis dedos dentro de su raja, sentía la humedad de esta, que sumado al agua que escurría era un mar de humedad
Si, si si
Fue lo que guturó Ximena expuesta a mis caricias, la lleva hasta la pared de azulejos y la recargue, ella inmediatamente apoyo sus manos en la pared y separo sus piernas, dándome total acceso a sus genitales, mis dedos entraban y salía a mayor velocidad, ella colaboraba con sus caderas, las movía con maestría impropia de una niña de su edad, no pensaba en eso, solo en darle la mejor dedeada que yo pudiera hacerle.

La separé un poco del chorro de agua y tomé el jabón líquido que ahí había, lo unte en su culo, ella volteo sonriendo a mis movimientos y volvió a voltear a la pared sin dejar de sonreír, cerrando los ojos y abriendo un poco su boca al sentir como mi dedo entraba en su culo, metí y saque un dedo para después meter el segundo, el tercero fue difícil pero no tanto, ella ya tenía un culo muy entrenado.
Le saque todos los dedos de su culo, ella volteo a verme para ver que iba a hacer, con un movimiento de muñeca logre meterle el dedo medio, el anular y el meñique en su culo, mientras el índice y pulgar se perdía en su raja, tenía tres dedos en su culo y dos en su raja, las leyes de la lógica dirían que debió de haber sido al revés, tres dedos en su raja y dos en su culo, pero a mí me valía madres la lógica, total era una niña, ni siquiera debía estar desnuda en la regadera conmigo y eso salía de la lógica, así que acelere mis movimientos.

Ximena gemía y movía sus caderas como loca, sentía la humedad de raja y como su culo excelentemente bien lubricado recibía la intrusión de tres dedos, me enloquecí con sus gemidos y aceleré como un pistón, ella ya gritaba sin control, baje el ritmo porque me alarme que alguien no escuchara, ella también bajo el ritmo, había tenido un perfecto orgasmo con mis dedeadas, le saque los dedo y la enderecé para besarla, ella estaba floja del cuerpo, relajada, abrió su boca para recibir mi lengua, sentí la suavidad de su boca totalmente relajada después delo que le acababa de hacer.

– Gracias papi, eso estuvo rico, ¿quieres que te chupe? o ¿me empinó para que me metas tu vergota?
Su vocabulario siempre había sido osado y grosero cuando cogíamos, no se cohibía de decir palabras impropias de su edad
– No mi amor, de verdad quiero guardar fuerzas para la noche
– Pero papá, la tienes bien parada, te van a doler los huevos—decía con cara de preocupada masturbando suavemente mi pene—anda métemela por el culo, sé que te gusta, hazme gritar para sacarte la leche
– Si mi amor, me encanta encularte y hacerte gritar, son de mis mayores placeres, pero de verdad tengo que guardar fuerzas y no quedar mal a la noche
– Está bien papá, ya te dije antes, tu mandas—se colgó de mi cuello y se puso seria—estoy bajo tu cargo estos días y haré todo lo que tú quieras… todo
Me beso apretándome contra ella, yo me enderecé levantándola, mi verga para apunto a su raja mojada resbalándose entre sus labios, de verdad que me la quería coger salvajemente, pero no podía abusar, ya me había vaciado en la boca de Rita, en el culo de la directora, en Ximena en el tren, si le seguía así para noche mi verga estaría flácida, no importaba cuantas pastillas azules hubiera en el mundo, estaría aguada como un globo desinflado.

Le enjuague el jabón del cuerpo después me lavé yo mismo y salimos abrazados mojando el piso, nos secamos y así desnudos nos acostamos en la cama, dormí cerca de 3 horas desperté y ya eran la 10 de la noche, Ximena estaba despierta traía una falda cortita de tela suave y Aurora andaba igual, ambas con tacones altos y maquillaje en sus rostros.

– ¿Qué horas son?
– Las 10 dormilón—contesto Aurora– es hora de divertirnos
Entró su papá con una bata de dormir, yo estaba desnudo, hice ademán de vestirme pero él me dijo que no, que esa era la idea
– Vamos hombre no te cohíbas, ahorita esto se va a poner bueno jajaja
Rio con ganas, me ofreció una compa de champagne que traía en el mano y una pastilla azul en su caja, la abrí me la lleve a la boca y bebí la champagne
– Vamos niñas que empiece la fiesta—dijo Víctor aplaudiendo entusiasmado
Puso música y Aurora y Ximena iniciaron una danza sensual, nunca hubiera imaginado que las dos bailarán tan sexy, de lo que me había perdido, movía sus caderas al son de la música, bajando de nivel, doblando sus rodillas mientras meneaba las caderas, parecían bailarinas profesionales, Ximena me miró como estaba yo con la boca abierta y mi pene empezando a erectarse, ella sonrió coqueta y orgullosa, nunca había bailado para mí.
La música continuó y la dos aumentaron la candencia y la sensualidad en algunos momentos se empezaron a besar sacando sus lenguas, ya las había visto muchas veces hacerlo, pero por alguna razón ahora se veían más sexys.

Víctor se levantó y se acercó a las dos, las besó, Ximena volteo a verme para ver qué cara ponía, mi cara no denotó nada, yo estaba expectante a ver qué pasaba; noté que a ella le preocupaba mi reacción, si me m*****aba compartirla con alguien, eso me desconcertó, pues era una niña acostumbrada a compartirse con quien le diera la gana, ahora buscaba mi autorización.

El beso continuó y llego el magreo de el para las dos.
Le metió mano bajo la falda de Ximena que volteo a verme de nuevo, yo seguía con mi erección, ella entendió que podía seguir.
Ximena se suelta de Víctor y se dirige a mí se sienta a horcajadas y tomando mi cabeza con ambas manos me besa, así estuvimos, no sé cuánto tiempo, de repente escucho que Víctor me habla, volteo y se dirige a mí con mi cinto en la mano, trago saliva adivinando lo que quiere, me lo da y me señala a su hija que hincada en una silla ya está desnuda de la cintura hacia abajo
Haz tu show y no quiero que seas tímido, enséñame como le hace para dejarla como me la dejas
Volteo a ver a Ximena que sonriendo picara mente asiente alentándome a hacerlo, me levanto desnudo con mi pene erecto, él se sienta al lado de Ximena a miran el show.
Aurora me mira sonriendo expectante, me paro al lado de ella y levanto mi mano con el cinto y lo dejo caer… plaf!! Suena el cuero golpeando la piel de la niña
– Vamos, puedes más
Casi me grita Víctor alentándome.
Vuelvo a levantar mi mano y esta cae más fuerte, Aurora chilla al sentir el dolor, lo hago otra vez, ella grita de nuevo, una y otra vez, cada vez que lo hago Víctor abre la boca como si eso fuera un estímulo directo a su pene, su barba vibra con la flagelación que le hago a su hija, su pene brota de entre la bata; toma la mano de Ximena que mira el espectáculo a su lado y lo lleva a su pene para que lo masturbe, intenta besarla metiendo su lengua, esta vez veo la cara de incomodidad de Ximena al sentir la lengua, pero se deja besar y mueve su mano.
Plaf!! Vuelve a rechinar el cuero, Aurora chilla, sus nalgas están rojas, su cara agachada recargada en el asiento.

Volteo a ver a Ximena que ya más incómoda, voltea su cara para evitar que Víctor la bese, plaf otro cintarazo y un grito desgarrador de Aurora,
– Deja a Ximena no ves que no quiere—le digo a Víctor que la fuerza quiere besarla
– Claro que quiere, es una pequeña puta, vamos puta siempre te dejas, ¿por qué ahora no?
Vuelvo a golpear el desnudo trasero de Aurora y ahora si grita en serio, Víctor voltea y sonríe con cara de lujuria, Ximena lucha por zafarse de él y de pronto PLAF!!! Suena la bofetada que Víctor le propina a Ximena
– ¡Déjate puta!
Eso fue todo, me encendí de ira como pocas veces lo he hecho, a mis 33 años, mi cuerpo formado por la rudeza del futbol soccer, mis piernas musculosas y mi 1.
80 de estatura me dirigí a Víctor que volteo desconcertado.
Pum pam!! Solo bastaron dos puñetazos al rostro para que cayera de la cama semi noqueado, por instinto levantó las manos en señal de alto, me detuve enfrente de él con mis manos cerradas dispuesto a propinarle la paliza de su vida, mire a Ximena que tenía un hilo de sangre en su comisura izquierda y los ojos rojos por las lágrimas.
Aurora estaba ya casi sentada con cara de espanto viendo a su padre casi tirado en el suelo
– No se te acurra tocarla de nuevo, ¿oíste idiota?
Grite al pobre Víctor que seguía con las manos arriba en señal de alto protegiendo su rostro.

– Toma tus cosas y vámonos
Ximena entendió al instante, brinco de la cama y tomó su maleta aventando la ropa que había sacado, al mismo tiempo, me puse el pantalón sin bóxer, una camisa y los zapatos sin calcetines, tomé con una mano mi maleta y con la otra a Ximena.

– Nos vamos
Víctor aún estaba en el suelo, su nariz desprendía sangre, Aurora con las nalgas rojas, los dos nos miraban atónicos
– Y ni se te ocurra desquitarte con Aurora, si algo le pasa te va a ir mal conmigo ¿oíste?
Asintió con cara de miedo, Aurora cambió su mirada y me dio una sonrisa de agradecimiento.
Salimos caminado rápidamente del hotel, los mozos ni notaron nuestro andar.
Tomé un taxi y di mmi dirección
– ¿A dónde vamos?
– A mi casa
Le conteste serio a Ximena, llegamos a mi antiguo departamento de soltero, entré encendí las luces y lo primero que hice fue buscar mi botiquín de primeros auxilios, tome a Ximena la senté en la mesa y le limpie la sangre cuidadosamente
– ¿Por qué lo hiciste?
– ¿Qué?
– Golpear al papá de Aurora
– Porque te golpeo, nadie te toca mientras yo esté presente y a nadie besas si no quieres
– ¿Es porque me quieres verdad?
Me sentí mal, si la quería pero no como ella a mí
– Si mi amor, te quiero– Dije finalmente
Ella se levantó, se quitó la falda, la remera, su corpiño y por último la bombacha sexy que llevaba, me desabrochó el pantalón y salió mi pene semierecto, lo llevo a su boca y lo mamó hasta que lo sintió duro, se levantó y se sentó en mí, guio mi pene a su raja y lo metió, yo la cargue y la lleve a mi recámara, ahí quite como pude las sábanas con polvo, me deje caer con Ximena delante de mi ensartada por su raja, me miraba con mirada de enamorada, ahora me veía como su hombre salvador.

– Alejandro, tengo que decirte algo, te amo… te amo como nunca he amado a alguien, ya no quiero estar con nadie más, solo contigo, quiero ser tuya solamente, no me importa cómo.
Quiero demostrártelo, pídeme lo que quieras, quieres golpearme con un cinto… hazlo, encúlame, marca mi piel con tu boca, embarázame, que se den cuenta mis papas, ni eso me separara de ti.
Vámonos lejos a vivir juntos, si no quieres trabajar no lo hagas, yo lo haré por los dos, no me importará prostituirme por ti, y no importa con cuantos esté, llegaré a la noche y cumpliré todos tus caprichos
Mientras decía esto salían lágrimas de sus ojos, yo la seguía cogiendo metiendo lento y profundo mi pene dentro de su raja, tenía sus piernas totalmente abiertas parecía una “T” invertida, la bese metiendo mi lengua dentro de ella, callándola, me dolían sus palabras porque no podía cumplir muchas de las cosas que ella me pedía.

Sin embargo eso no impedía que sintiera el placer de cogérmela mientras ella me entregaba su amor y su alma a lágrima tendida, la seguí besando mientras la cogía con todas mi ganas, mi primera eyaculación fue celestial, vaciándome en su raja llenándola de leche, ella tuvo su orgasmo entre lágrimas.
Era más emocional que sexual su orgasmo.

Hasta ahí acabo la ternura, después empezó el sexo carnal, la puse boca abajo y coloqué sus pierna en “T” y se la metí por el culo, gimió y volvió a llorar cuando la encule, no de dolor sino de emoción, eso es lo que quería ella, que me satisfaciera a mi antojo y sin tapujos con ella; en ese momento creo que pude haberla meado, cagado, ahorcado y ella se hubiera dejado hacer sin chistar; cuando se la metía la jalaba hacía a mi formando con sus piernas una “V”, eso me excito, me deje car sobre ella y la tomé con mis manos, de los tobillos, los acerque a su tórax sin dejar de bombearle el culo, ella apretaba las sábanas con sus manos, le dolían sus caderas, creo que si hacia yo más esfuerzo podía luxarle la dos al mismo tiempo, sin embargo ella no hacía por quitarse, solo pujaba mordiendo sus labios, apretando las sábanas con su manos y respirando rápidamente por la nariz, su raja hacia contacto con la sabana mojándola y era golpeada por mis huevos cada que se la metía; me vacíe en su culo bufando y extendiendo a tope sus piernas, ella grito y lloró ahora si de dolor.

Cuando acabé la solté y se la saque mientras le daba masaje en sus nalgas y caderas para evitar contracturas, apenas recuperó movimiento se abalanzó sobre mi verga y la chupó hasta que hiso que se parara de nuevo; cogimos toda la noche, me vacié en todos sus agujeros posibles, le cumplí algunas cosas, le marque la piel con mi boca, se quejaba de dolor mientras lo hacía, pero cuando me quitaba abría los ojos me sonreía y se abalanzaba a besarme con su lengua de fuera.
Estando ella boca abajo me doble para marcarle la espalada con mi boca, ella feliz volteaba y cuando besaba su cuello movía su mano para acariciar mi cabeza metiendo sus dedos entre mi cabellos, me vacié en su culo pellizcando sus pezones, cuando grito de dolor más fuerte lo hice y no los solé hasta que terminé de eyacular.

Dormimos toda la mañana, y por la tarde paseamos tomados de la mano, le gente nos miraba como si fuéramos padre e hija y por la noche me la volvía a coger hasta que ardió el pito.
Me la cogí por todo el departamento, por todos sus agujeros y en todas las posiciones que pude, ese día si la orine, recibió mi orna y hasta trago lo que pudo intentando complacerme, la hice mamar mi verga mientras ella sentada en el WC cagaba, la lleve a la regadera, le lave el culo y se la metí por ahí hasta que eyaculé, la senté nuevamente y la hice cagar mi semen, me iba a meter a la regadera para lavar mi pito, fue ella misma quien me detuvo y metió mi verga a su boca, el sabor era a caca, hacia arqueo pero no la saco, al contrario su arqueo ayudo a evacuar mejor mis semen en la taza.
Fue un fin de semana de locos, en el tren de regreso me la volví a coger en la complicidad de la cabina.
Llegue exhausto a san Fernando, ella toda desfondada de sus agujeros, toda marcada de la piel, pero muy feliz…

Empezaron las vacaciones de verano, mi papá me habló(de nuevo) para ofrecerme regresar a la ciudad con una plaza como maestro, la oferta era atractiva, pero por ningún motivo me separaría de Rita y sus hijas, que sabiendo que decline la oferta de mi padre, se desvivían por complacerme en todo, no tenían llenadera, me cogía a cada una de ellas y apenas recobraba fuerza llegaba otra a ofrecerme cualquiera de sus agujeros para sacar mi leche, Rita insistía en que la embarazara, así que optamos por que mis corridas no importara con quien estuviera, fueran para la raja de Rita; me cogía en la sala a Esthercita y cuando iba a acabar llamaba a Rita que por lo general andaba sin pataleta, llegaba se levantaba el vestido y se empinaba para que se la metiera, dejaba de cogerme a Esthercita y se la metía a Rita que al sentirme movía sus caderas gimiendo y pujando de placer, para vaciar mis huevos más rápido, yo me vaciaba entre gemidos y estertores, la dejaba un rato dentro para dejarle lo más posible de leche y cuando la sacaba, ella agradecida en la limpiaba con su boca.

No había hablado con Víctor, el padre de Aurora, quien estaba apenado por el incidente y a cada rato me mandaba avisar con Aurora que lo disculpara, de hecho cerca de 4 días después del incidente en ciudad capital, la directora me habló para escuchar mi versión; escuchó atenta para después decir que ella no quería conflicto entre los miembros de su club, que teníamos que hacer las paces y convivir sin resentimientos; por lo de compartir a Ximena ya había quedado claro que sólo lo haría si ella así lo quisiera.

Para tratar de hacerme olvidar el incidente me llevó al cuarto del conserje, íbamos tomados de la mano, ya no había alumnos en la escuela, solo los que se quedaban a clases de apoyo y cursos de verano que eran del otro lado de la escuela; mientras caminábamos me apretaba la mano y volteaba a verme sonriendo emocionada; llegamos a la habitación abrió con su llave y me invito a pasar, ya una vez cerrando por dentro se hinco frente a mí, sin dejar de verme me desabrocho el pantalón y bajo el cierre liberando mi verga, la olió y me volvió a sonreír, sin decir algo más se fue desbotonado su blusa, hasta quedar totalmente abierta, desabrocho su sostén que tenía el broche por delante y libero sus enorme y jugosas ubres; la visión de sus tetas lechosas libres y escurriendo leche hizo que mi pito empezara a crecer; creció sin siquiera ser tocado, la directora lo vio emocionada y sin usar sus manos lo metió a su boca con una maestría profesional; sus tetas que chorreaban leche se balanceaban al ritmo de la mamada que ella me daba, sacó mi pito y lo masturbo con su mano, escupió mucha saliva y lo coloco entre sus tetas, me sentí en la gloria como movía sus tetas de arriba abajo masturbando mi pene, sus tetas liberaban chorros de leche, ella mirándome a los ojos casi sin parpadear, lo hizo rápido hasta casi hacerme eyacular, se detuvo cuando vio que iba a terminar y se levantó sacando su falda, quedó en pantaleta y medias, me tomó nuevamente de la mano y me llevo a la recámara, entramos y me quedé parado en el marco de la entrada, ella siguió caminado hasta la cama, no avance porque lo que vi me detuvo, en la cama estaba un niño de algunos 8 a 10 años, desnudo, acostado boca abajo, atado con los grilletes de sus muñecas y además tenía una venda que cubría sus ojos

– Él es Gabriel, unos de mis nietos, quería que lo conocieras
– ¿abue eres tú?—pregunto el niño desde la cama
– Si bebé, soy abue que viene a jugar contigo y traje un amigo
– Pensé que ya no vendrías, tardaste mucho
– No bebé, nunca me perdería jugar contigo

Me volteo a ver, se sentó al lado del niño y con las yemas de los dedos acarició la suave piel a nivel de sus nalguitas, él se movía como si sintiera cosquillas.
Me volvió a voltear a ver y sonriendo metió sus manos por debajo de su pelvis al mismo tiempo y levanto las caderas dejándolo empinado, ella se levantó de la cama y lo levantó por los brazos dejándolo de rodillas, sacó su lengua lujuriosamente y sin dejar de mirarme se agacho y metió el pequeño pene en su boca, el niño gimió cuando sintió la lengua de la abuela, quiso sujetarla de la cabeza pero los grilletes impidieron que moviera sus manos con libertad.

La directora chupaba el pene como una pequeña paleta, la sacaba, la metía, enrollaba su lengua alrededor, descubría su prepucio, el cual aún estaba adherido al glande y pasaba la lengua por el rojito glande, chupaba la uretra y el Gabriel gemía volteando la cabeza hacia arriba, movía sus caderas por instinto de atrás a adelante.
En cierto momento la directora paso su mano por las nalguitas de Gabriel y él por instinto se inclinó un poco para darle libertad a su abuela de deslizar sus dedos por el culete y llegar a sus pequeños huevitos, Gabriel de verdad estaba gozando la mini-mamada que su abuela le daba, movía constantemente las manos, pero los grilletes le impedía el movimiento.

La directora saco la mano del canal intragluteo y lo llevo a la boca de Gabriel, quien juntó mucha saliva y escupió en la mano de su abuela, ella con el charco de saliva dirigió la mano de nuevo al culete y se lo untó vigorosamente, regreso a la boca de Gabriel que la esperaba con otra carga de saliva y regreso al hoyo para embarrarlo más de saliva; una vez bien ensalivado metió un dedo hasta el segundo nudo, lo metió y sacó un rato para después meter un segundo dedo, estuvo dedeándola como 3 minutos y después sacó los dos dedos y los metió a la boca de Gabriel que los volvió a dejar llenos de saliva, solo que esta vez ensalivo 4 dedos, su abuela metió los dedos que ya le cabía y entre pujido y gemidos de Gabriel, logró meter el tercero, dejó quieta la mano y sin dejar de mamar su pene, metió el cuarto dedo, aquí si casi grito Gabriel, pero como todo un hombrecito aguanto la dilatación de su abuela.

Yo seguía parado en el marco de la puerta, mi pene crecía fuera de mi pantalón, no sé porque, yo no era gay, es más me daban asco los hombres, pero la directora preparaba el culete de Gabriel de una forma tan erótica, en complicidad con él, que en verdad me estaban excitando; ella seguía metiendo y sacando los 4 dedos, los movía circularmente, Gabriel ya volvía a gemir de placer, nunca dejo de mamar su pene la directora.

En cierto momento dejo de chupar pero no de profanar el pequeño culo, se arrodilló a un lado de él, le susurró algo al oído, él asintió, volteo a donde yo estaba e hiso una seña de que me acercará, yo lo hice con manos temblorosas, mi pene siempre estuvo de fuera y ya escurría jugo, me hinqué en la cama atrás de Gabriel, la directora sacó los dedos del culo y con su mano derecha literalmente ordeño sus tetas, dejando la leche en la mano izquierda, cuando se hiso un charco de leche escupió mucha saliva, con un dedo la revolvió, yo estaba sentado sobre mis talones mirando supe excitado la escena, la directora llevó el líquido hasta mi pene y lo esparció por todo lo largo, me jaló tomando por el pito y me levantó quedando nuevamente hincado atrás de Gabriel, dirigió mi pene al culete y metió el glande y lo soltó, yo sujeté del hombro a Gabriel con mi mano izquierda, quien al sentir la penetración se apoyó en el respaldo de la cama, con mi mano derecha sujeté mi pene, a nivel de la mitad, para darle más firmeza y lo introduje, Gabriel se quejó
– Ay ay
No me detuve, una vez que sentí que había entrado la mitad solté mi pene y lo sujete de la cadera metiendo la otra mitad entre quejido y gritos de Gabriel
– Ay ay

La directora me veía emocionada como enculaba sin piedad a su nieto y yo haciendo un esfuerzo sobre humano metí hasta el fondo mi pito ante la admiración de ella, que casi aplaude emocionada cuando lo hice a fondo, a ninguno de los dos nos importaban los gritos de Gabriel, sacaba mi pene solo para meterlo fuerte y hasta el fondo; Gabriel dejo de gritar y empezó a pujar, yo seguí con mis metidas y los pujidos se hicieron gemidos; gemía diferente, no como las niñas, gemía al mismo tiempo que sacaba y metía aire, se sujetaba fuerte del respaldo para aguantar mis estocadas, la directora volvió a meter su cabeza en la entrepierna de su nieto y llevó nuevamente su pene a la boca, yo seguía culeándolo, cada empujón que daba era una metida del pequeño pene a la boca de su abuela, gemíamos los tres en la habitación.

Cuando más emocionado estaba, la directora tomó mi mano y la llevo al pene de su nieto, sentí la pequeña carne dura, rígida de excitación, por reflejo lo masturbe, nunca lo había hecho, en ese momento no me importaba, sentía un placer infinito, cuando toque su pene sentí un escalofrío en mi huevos y pene que nunca antes había sentido, no podría decir que esto me daba más placer que encular a una niña, pero tampoco era desagradable.

Aun lo sujetaba del hombro izquierdo, pasé mi mano por su cuello y lo jale a mí, lo separé del respaldo y giré su cabeza hacia mí, él entendió porque abrió su boca y saco su lengua para recibir la mía, se movía sensual, pasó sus manos hacia arriba y sujeto cariñosamente mi cabeza mientras me besaba, vi la venda que cubría sus ojos mojada, había llorado cuando lo empecé a encular; la directora hincada a nuestro lado se dedeaba sola mirando como lo besaba sujetándolo del cuello, lo masturbaba y enculaba sin piedad.
Mis caderas se movieron muy rápido sin que lo pudiera evitar, ya estaba llegando a mi clímax, masturbe ferozmente el pequeño pito y lo encule más salvaje aun, mi mano se movía casia velocidad de la luz y lo hacía fuerte, cuando sentí mi eyaculación me deje caer sobre el acostándolo boca abajo y lo encule mientras eyaculaba entre gritos míos de placer
Aaahhh aaaaahhhhh si

Fueron mis fuertes gritos que retumbaron en la aislada y protegida habitación contra ruidos, aun acabando de eyacular me seguí moviendo un rato hasta que fui perdiendo excitación y erección, saque mi semiaguado pene de su culo y quedó tendido boca abajo, con el culo rojo y muy dilatado, me volvía asentar sobre mis talones y trate de recuperar el aire.

La directora cariñosamente lo zafó de los grilletes, le quito la venda y lo puso boca arriba mientras le revisaba el pene
– Me arde mi pito abuela
– Sí, es que te lo desgarró un poco de la esta unión, aquí donde está la pielecita que cubre el cuello de tu cabecita, ya te he dicho que eso a veces pasa, sobre todo cuando te coge un hombre tan cojonudo como Alejandro, no te preocupes, tu abuelita te lo va a curar con mucha salivita

Metió su pene a la boca llenándolo de saliva entre quejido y muecas de dolor de Gabriel que pasado el rato, se relajó cuando surtió efecto la saliva de su abuela, abrió totalmente sus piernas y pude ver como salía la leche se culo mojando la cama, me miró y sonrió mientras ponía sus manos en la nuca como almohada, el ver a la abuela mamándole el pito me volvió a calentar, mi pene se erecto solo, me levante y me dirigí a Gabriel que en cuanto llegue a su lado levanto la cabeza y metió mi pene en su boca, lo sabía mamar bien, obviamente no era el primero y muy posiblemente tampoco el último.
El cuadro era perfecto, Gabriel me mamaba a mí y su abuela a él.

Mi pene pedía guerra de nuevo, vi a la directora y me puse atrás de ella, hice un agujero en su pantaleta y escupí en mi mano, le unte la saliva en su culo y guie mi pene, que entró como mantequilla, ella gimió cuando lo sintió
– Si, Alejandro si, que rico aahhhh

Volvió a meter el pequeño pene e su nieto y yo inicié mie estocadas, empecé fuerte, no iba a ser tierno con ella, de repente Gabriel gritó
Ay abuela me muerdes
Aguántate, estoy muy arrecha y ya ves cómo me pongo
Lo sujetó de las muñecas y siguió mamando su pene, yo aumente la velocidad y la jale de las manos poniéndoselas hacia atrás con si estuviera esposada, la nalguee un rato mientras la penetraba.

Ella gemía encloquecida de placer, se olvidó de su nieto para sentir su propio placer, aumenté mis metidas en su culo y sentí como salía nuevamente la leche de mis huevos, en un movimiento rápido se la sacó y a ella la pongo boca arriba, metió mi verga a su boca y eyaculo dentro de ella, volvió a ser un orgasmo entre gritos y estertores, ya estaba demasiado excitado, termine de eyacular y me desplomé en una silla, la directora se puso de pie y escupió el semen sobre sus tetas y lo esparció muy cerca de sus pezones, diciéndome que era para mejorar el sabor, que tenía que lactar Gabriel y le encantaba la combinación.

– Hubiera sido mejor de tres leches ¿no crees abuela?

Mire desconcertado a la directora, pues no entendía a qué se refería el niño
– Sí, es que a Gabriel le gusta hacer tríos con dos hombres a la vez y que mescle las dos descargas de semen con mi leche, jajaja es un goloso
Lo dijo mientras lo sujetaba cariñosamente de la nariz; yo me puse de pie, me abroche mi bragueta frente a su cara y le dije que ya era tarde que me tenía que ir, ella asintió mientras Gabriel se le prendía de una de las tetas mezclando mi leche con la de su abuela, volteo a verme sonriendo y sacó el pezón de su boca, vas a regresar a estar con nosotros verdad, yo sólo asentí y sonreí.
Salí poniendo antes el seguro para que quedara cerrado y me fui a la casa de Rita.

En el camino de regreso iba recordando todo lo que acababa de hacer, no era gay, me lo volvía a repetir, pero con gusto me cogería de nuevo a Gabriel.
Llegue muy excitado a la casa de Rita, estaban en la sala viendo la tele, salude rápido y tomé de la mano a Esthercita y la lleve a mi habitación, ella sonriendo desconcertada me siguió tomada de mi mano, entramos al cuarto la bese con loca pasión la lleve a la cama y la hinque de espaldas a mí, levante su falda y tal y como hice con la directora desgarre su pantaleta hasta descubrir su culo, escupí en él y le metí mi polla, ella se quejó, no estaba ni dilatada ni excitada lo suficiente, pero no me importó, estuve así hasta que logré metérsela toda y me deje caer en la cama con ella debajo de mí y me moví como loco, Esthercita pujaba y se quejaba
– Papi andas muy tosco hoy, duele
– Si mi amor, necesito ser tosco contigo, ando demasiado cachondo.
Aguanta mi amor, papi tiene que ser tosco contigo esta vez y debes aguantar
Asintió mientras la seguí enculando, me apiade un poco de ella y la saque metiéndosela en la rajita, pero solo un ratito que ella disfruto sonriendo feliz, la lubrique con su raja y se la volví a meter en su culo, me moví salvaje y ella aguantó como campeona, me vacié en su culo mientras le mordía el cuello, gritando mi orgasmo, se la saque y le dije que se quedara ahí que le pondría una paleta de hielo.

Salí de la habitación con mi pito de fuera y me senté en el sillón
– Rita mi amor, Esthercita necesita una paleta de hielo en su culito, se lo deje hecho mierda
– Si mi amor, Claudita, nena llévale por favor una paleta a tu hermana y métesela en el culo, porfa si

Claudita se levantó y se dirigió a la cocina, Rita se levantó y con un pañuelo me limpio el sudor de mi rostro con mucho cariño
– Mi amor que te pasó ¿por qué andabas tan excitado?
– Estuve con la directora y me presentó a su nieto en la habitación secreta y ya imaginaras como estuvo eso
– Sí, me lo imaginó ¿y qué tal? ¿te gustó?
– No puedo decir que sea gay, pero si me gusto encular a ese niño
– Es que tú eres un macho cojonudo—decía mientras agarraba mi pene—y esto le va a dar placer a cualquier agujero
Se agachó y metió mi pene a su boca, en eso estaba cuando veo que pasa Claudita con la paleta de hielo, caminado rápido porque la paleta ya goteaba agua, me vio y sonrió coqueta, ella sería mi cena, necesitaría también su paleta.
Rita siguió mamando mi pene, no tuve erección pero a ella eso no le importó.

*****************
Estaba degustando un delicioso pan con mi taza de café cuando escuchamos toquidos en la puerta, Rita se levantó a abrir, no esperábamos visitas, grande fue mi sorpresa cuando mire a Aurora con un vestido ligero, color claro, que le llegaba a medio muslo, sin cinto, de esos que solo basta tomarlo del borde y al levantarlo puedes verle hasta las tetas, era semitransparente, se le notaba su ropa interior.

– Hola Alejandro
– Hola—conteste algo desconcertado— ¿pasa algo que yo no sepa?
– Necesito hablar contigo, me gustaría que fuera a solas
Me desconcertaba la madures que demostrabas las niñas de estos lugares, hablaba como una adulta, mire a Rita que con una sonrisa asintió, me levante Aurora dejo su maleta y juntos nos fuimos a mi recámara, entramos ella se sentó en la cama y yo en mi silla frente a ella
– ¿Qué pasa?
– Me trajo mi papá, está muy preocupado por lo que pasó el otro día entre tú y el y quiere demostrarte su arrepentimiento
– No entiendo
– Me pidió que me quedara esta semana contigo y que hiciera todo lo que tú quieras y que me dejara hacer lo que se te antojara conmigo, soy la paga por su error
– ¿Tú mi paga?
– Si

Me sentí mal por como Víctor trataba a su hija, para él era mera mercancía que podía negociar, podría apostarla en una partida de póker y entregarla si perdía sin sentir ninguna culpa por ello, era de muy pocos escrúpulos, pero quien era yo para juzgarlo, ya me había cogido a su hija sin misericordia y no contento con eso le había marcado sus nalgas con mi cinto
– Pero no depende de mí—conteste a su oferta—la casa es de Rita, no sé si ella esté de acuerdo en que te quedes 1 semana, recuerda que aquí vive su marido y ¿cómo explicaremos que tú te quedas conmigo?
– Hable con la maestra Mirtha antes de venir, ella estuvo de acuerdo y dijo que ayudaría a enmascarar la situación con su marido, que podría quedarme en la cama de Claudita y esperar a que se duerma y regresar a tú recámara o de plano me quedo en tu recámara todo el tiempo y no salgo cuando él esté, hay muchas formas de hacerlo, pero de verdad déjame quedarme contigo—su mirada era de suplica
– Está bien, no quiero que tengas problemas con tu papá
– Gracias

Brincó de la cama y se subió a horcajadas sobre mí, sonriendo de felicidad, me beso en la boca y sentí su suave y tibia lengua entrar en mi boca buscando mi lengua para acariciarla mientras mueve sus caderas sobre mi polla que ya empezaba a crecer, pase mis manos por debajo de su vestido, sin dejar de besarla metiéndole mi lengua y acaricie ambas nalgas al mismo tiempo, ella gimió al sentir mis caricias y movió sus caderas al ritmo que yo marcaba con mi manos, su pantaleta era suave, no era de niña, era de encaje negro, se veía sensual en esa ropa, más sabiendo todo lo que haríamos juntos, mi verga ya pedía guerra, había quedado que me cogería a Claudita terminando la merienda, ya hasta había bajado su oso de peluche con su relleno “especial”
– Sólo hay un inconveniente, ya tenía agenda llena hoy con las hijas de Rita
– Yo las convenceré de que me hagan espacio, tú déjamelo a mí
– Ok
– Pero hay otra cosa que tengo que decirte—se separó de mí un poco para hablar, sin embargo estaba cerca de mi rostro, podía sentir el aire de sus palabras en mi cara—mi papá me dijo que tenía que dejarme hacer todo lo que tu quisieras, con todo me refiere a todo, si querías que fuera tu esclava, tu gata, tu perra, que podías dejarme atada a la cama todo el día, mmm creo que el cinto va a ser básico en esto
– ¿Estás segura?
– Si, y hay otra cosa, él le rompió el labio a Ximena, quiere que tu hagas lo mismo conmigo, es la forma de sacar su bandera blanca y declarar la paz
– ¿qué?
– Si, debes romperme la boca, es un ojo por ojo, culo por culo, raja por raja, labio por labio o algo así, por favor Alejandro debes hacerlo sino se enojará conmigo

Me sentí mal, aún más de lo que ya me sentía, ella me suplicaba que la golpeara para que perdonara a su papá y este estoy seguro que ni titubeo para pedírselo, veía los ojos cafés claros de Aurora, su mirada era nuevamente de súplica
– Bonita, tu papá está mal de la cabeza, de verdad.
No voy a golpearte para demostrarle que olvide el asunto, no lo voy a hacer
– Por favor Alejandro, debes hacerlo o se enojará conmigo
– Hermosa entiende no quiero maltratarte, no sé porque tu padre insiste tanto en eso, yo te quiero mucho y de verdad te vuelvo a repetir, no quiero lastimarte— mire su cara seria de decepción, suspiré resignado– pero mira está bien—accedí finalmente ante la insistencia de Aurora– no lo haré, pero el pensara que si—Aurora se quedó mirando sin entender—veremos la forma de colocarte violeta de genciana, eso simula moretón y parecerá que lo hice, pero bonita, por ningún motivo pienses que haré tal cosa contigo, te quiero mucho para maltratarte, de hecho quiero también cancelar el cinto, la verdad nunca me ha gustado del todo en lo que me convierto cuando lo hago, ya no lo quiero hacer
– Pues te pierdes de mucha diversión, porque cuando lo haces de verdad te prendes—lo dijo en un tono coqueto
– Sí, no lo niego, me encanta cogerte y a decir verdad lo que hacemos, pero no creo que este del todo bien, ya de por sí está mal que te coja, ahora más si te torturo
– Buu
– Pero haber dime algo, ¿por qué te gusta que lo haga?
– ¿el qué?
– Usar el cinto
– Bueno, no sé, desde que era pequeña mi papá y yo tenemos vida marital, un día un maestro me nalgueó por portarme mal y lo acuse con mi papá, él en lugar de enojarse le intereso como me habían quedado mis nalgas, nunca lo vi tan emocionado conmigo, desde entonces lo hacemos
– Ok, eso me queda claro, pero me intriga porque le sigues el cuento
– Cuando me golpea el cinto me duele, de verdad me duele mucho, pero después cuando mi papá me besa en las marcas, las acaricia, las lame, las huele, en ese momento, de verdad me siento amada por él; cuando me coge desde atrás siento como su cuerpo golpea mis nalgas, esa sensación de dolor y placer me enloquece, pero a decir verdad lo que más me gusta es que en esos momentos me siento plenamente amada e importante para alguien, no importa que me duela si a él le gusta
Para mis adentros pensé cuanta falta de atención y autoestima tenía Aurora, mi mente divagaba entre lo correcto y lo que me gustaba, de verdad que disfrutaba cogérmela, pero también sentía culpa porque era una criatura hermosa que no se sentía bonita ni amada y cedía a que la torturaran si con eso lograba cariño paterno, desvié mi mirada hacia abajo y a la izquierda mientras me sumergía en mi culpa, yo si era consciente de lo que le pasaba a esa niña.

Aurora notó mi cambio de actitud, me miró y tomó con sus manos mi cara, me besó en los labios tiernamente, metió tímidamente su lengua, se separó de mí y me miró directo a los ojos, yo la besé en la frente y la acurruque a mi lado, ella colocó su cabeza en mi hombro mirando a mi pecho, sentada en mis piernas como lo haría una mamá que arrullar a su bebé, solo la abracé, acaricie su cabello, no podía en ese momento pensar en otra cosa que en protegerla, tal vez más tarde me la cogería sin misericordia, pero ahora era tiempo de ser tierno con ella y tratar de hacerla sentir querida.

En eso estaba cuando Rita entra mirándonos extrañada, si hubiera visto que la enculaba no le hubiera extrañado (tal vez eso era lo que esperaba ver) pero demostración de afecto y cariño eso sí era extraño, aquí el mundo estaba al revés.

– Hola ¿todo bien?—pregunto Rita mirándonos intrigada; Aurora Brincó al escucharla se separó un poco de mí y quedo solo sentada sobre mis piernas
– Sí, todo bien mi amor, Aurora y yo platicábamos, ya sabes que se quiere quedar ¿hay problema por ti?
– No mi amor, claro que no—dijo sonriendo mientras acariciaba la cabeza de Aurora– ¿te vas a quedar aquí o vas a querer quedarte con Claudita?
– Yo preferiría quedarme aquí con el maestro Alejandro, si no es m*****ia
– No pequeña, puedes quedarte aquí, bueno los dejo en lo que estaban, sólo venía a ver si todo estaba bien
Se dirigió a mi peinador antes de salir y del cajón superior saco un bote de aceite para bebé, lo dejo en la parte superior, me volteo a ver, me lanzó un beso y me guiño el ojo, salió cerrando tras de sí.

Aurora volteo a verme emocionada, brincó y se dirigió a mi peinador, tomó el bote de aceite y lo olió
– Mmmm almendras, este aparte de lubricar bien, sabe rico—sonrió mientras lo seguía oliendo
– ¿Te gusta?
– Me encanta
Lo dejo sobre el peinador y se levantó el vestido sacándolo de la parte de arriba, quedó en ropa interior frente a mí, a su corta edad lucía un cuerpo perfecto, sus tetas en desarrollo marcaban lo que sería unas tetas grandes y suculentas, ya traía un pequeño sostén, su pantaleta de encaje hacía conjunto con su sostén, capto mi mirada, que pienso se asemejaba a un lobo hambriento
– ¿Te gusta mi ropa?
– Si
– Mi papá me la compró especial para ti

Se giró sobre si misma lentamente balanceándose mientras lo hacía, como si disfrutara cada movimiento que hacía, se quedó unos segundos dándome completamente la espalda y se contoneo un poco para mí, lo hacía como si hubiera música de fondo, se giró hasta quedar de frente a mí, cara a cara nuevamente; se fue acercando caminado con pasos cortos y rítmicos, seguía semi bailando mientras caminaba coqueta, se hincó frente a mí y sin que yo interviniera abrió mi bragueta y llevo mi pito a su boca, no me cansaba que hiciera eso, su tibia lengua era el paraíso, movía su cabeza mientras me chupaba, llevando mi pito dentro y fuera, me estaba enloqueciendo de verdad, me levanté la tomé y la empuje sobre la cama, le abrí las piernas y moví su pantaleta a un lado mi pene lubricado con saliva no tuvo problemas en entrar casi hasta la base, Aurora pujo cuando sintió la penetración; sólo la deje agarrar un poco de aire y después la bese metiendo mi lengua en lo profundo de su boca, me moví con ritmo sobre ella, me separe de besarla y mire sus ojos cafés, como se entrecerraban y abrían lo mismo que su boca, respiraba agitada, al ritmo de mi cogida, su cara me incitaba a hacerle cosas, ya me estaba perdiendo en la lujuria, dejaba de ser yo.

Acaricie su rostro mientras me la cogía, ella saco su lengua y lamió mi mano, apreté su rostro y ella abrió su boca demostrando placer, la sujete del cuello y apreté un poco, sus ojos se abrieron al máximo y sus pupilas se dilataron; solté su cuello y cuando lo hice ella sonrió satisfecha, volví a apretar su rostro con mi mano, cuando lo hice bruscamente ella volvió a sonreír
– Sí, más fuerte
Apreté su cachete, casi pellizcándolo, me la seguía cogiendo y lo hacía fuerte, solté su mejilla y ella me volvió a incitar
– Mas, hazlo más fuerte
No lo pude evitar, le di una cachetadita en el rostro y ella sonrió mirándome a los ojos
– Si, hazlo, más fuerte anda.
hazlo
Solté una cachetada más fuerte y ella gimió cuando lo hice
– Más, anda puedes hacerlo más fuerte, me gusta que lo hagas
No titubee y le propiné una fuerte cachetada que retumbo en toda la habitación
– Si Alejandro, eso me gusta, que lo hagas así
Se la saque y la puse boca abajo, escupí en su culo y mi pene se perdió dentro del infantil agujero, solo bombee dos veces a una velocidad moderada, después fueron estocadas firmes, profundas y fuertes.

Le apretaba las nalgas mientras lo hacía, levanté mi mano y cayó sobre su nalga derecha, gimió más fuerte y mi mano volvió a castigar su nalga, bese su espalda y chupe su piel hasta marcarla, ella ya gritaba pues no dejaba de bombearle el culo, me deje caer sobre ella bombeando fuerte, ella movía su mano y acariciaba mi cabeza mientras yo le mordía la base del cuello, mis caderas tenían vida propia, sentí mi eyaculación y mordiendo su hombro, mientras con una mano pellizcaba su pezón sin piedad, me vacié en su interior, no pude evitar gritar apretando los dientes sobre su piel, Aurora también grito, no sé si de dolor o de orgasmo, en ese momento no me importaba nada, solo quería mi placer carnal, me bambolee como poseso sobre ella terminando de vaciarme, cuando termine, aun sudando y respirando agitado, me acosté boca arriba y la jale de los cabellos a chupar mi pene, ella lo hiso y lo dejo completamente limpio, se acostó a mi lado y ya con la cabeza más fría mire su cara roja por mis cachetadas, lo mismo que sus nalgas, revisé su hombro y mis dientes estaban marcados muy profundamente, tanto que seguramente le haría moretón, ella me besaba mirándome con pasión.

– Ya ves que si puedes, solo es cuestión de que empieces y te prendes de verdad

Yo seguía recuperando mis fuerzas y respiración, si me había prendido, la culpa desapareció demasiado rápido y me había convertido en el monstruo que tanto odiaba, pude haberle hecho de todo a esta niña, eso me asustaba, no sabía cuál podría ser mi límite.
Toqué su culo, aún estaba dilatado y soltaba leche
– Báñate, me alcanzas en el comedor
– Si Alejandro
Salí abrochándome mi pantalón, Rita y las niñas merendaban tranquilamente, me vieron llegar y Rita me trajo un nuevo café caliente, la seguí a la cocina, quería hablar con ella
– Rita, mi amor, tengo que hablar contigo
– ¿qué pasa mi amor?— pregunto ella preparando mi café
– Víctor el papá de Aurora quiere que la torture, que la haga sangrar de la boca y no sé que tantas cosas más
– ¿y?
– Como que “y”… no sé, no quiero, me da miedo
– Alejandro, mi amor, no sé si has notado que Aurora es una niña especial
– ¿cómo?
– Si es masoquista, le gusta que la violenten, que la maltraten, si esta noche ella duerme en el suelo y tú en la cama, ella será feliz, si la dejas atada a la cama todo el día y después de eso la cintareas, estará más que contenta, ella es así.
Te puedo apostar que la idea de pagar ojo por ojo fue idea de Aurora y no de su papá
– ¿crees que esté bien esto?
– En serio me preguntas eso.

Creo que está bien y que lo debes de disfrutar, debes aprender a controlarte y saber gozarlo sin perder la cabeza.
Está en tu naturaleza, ¿o dime si no? A ver dime ¿cuantas veces nos has nalgueado a las tres?, nos ahorcado cuando eyaculas, doblas toda a Claudita que parece una pequeña rana debajo de ti, no te importa si ella grita de dolor, lo disfrutas… disfrutas torturar.
Y ¿sabes qué? mis hijas y yo disfrutamos que lo hagas
– ¿te gustaría que hiciera algo como lo que me dijiste que le hiciera a Aurora?
– ¿por qué no? Sería interesante probar cosas nuevas
Salió Rita sonriendo coqueta y contoneando su culo en dirección al comedor, me quedé en shock por lo que me acababa de decir y siendo honestos recordé cuantas veces había hecho lo que ella había dicho, si las nalgueaba, si las ahorcaba cuando me daba mi gana, eso no las amedrentaba, al contrario veía como se ponían todas mojadas con mis maltratos.

Moje mi rostro en el lavabo del baño, me miraba en el espejo, veía la imagen tratando de reconocer quien era al que yo veía, no era yo, era un monstruo; aún recordaba las semanas anteriores mientras por el reflejo del espejo veía a Claudita acostada boca abajo después de haberla enculado salvajemente, dormía profundamente, exhausta, sus piernas aun colgaban de la cama, veía como le salía leche del agujero, lo veía rojo, lo mismo que sus nalgas por mis arrepentidas y nalgadas que le había dado.

Me estaba convirtiendo en alguien que no era yo, al menos no que hubiera imaginado, en este año había hecho cosas que solo había leído en historias extravagantes, nunca hubiera imaginado estar con una niña y ya había estado con varias, incluso con un niño, pero sobre todo haberle hecho lo que le hice a Aurora.

No, ese no era yo…

*********

2 semanas antes

El destino es cruel, habíamos planeado que Aurora no saldría de mi habitación, sin embargo Ruperto llego ese día diciendo que tenía un viaje urgente que tardaría toda la semana en regresar sino es que se postergaba a dos semanas; yo ni siquiera lo vi, Rita le hiso su maleta y salió mientras yo dormía una siesta con Aurora en mi recámara; pero eso no quito mi escalofrío y sensación de arritmia cardiaca, con lo que Rita me dijo al oído, había entrado desnuda a mi recámara y mientras me masturbaba me susurro al oído que estaríamos solos mínimo por una semana y con suerte talvez dos, metió mi pito a su boca y yo suspiré, Aurora sintió el movimiento de la felación y despertó, sin dejar de abrazarme sonrió cuando vio a Rita moviendo su cabeza en una danza mamatoria, Rita lo hacía con un esmero mayor al acostumbrado, sentía que también ella ya estaba mojada nada mas de imaginar todo lo que haríamos los cinco.

Rita desde mi entrepierna volteo a vernos y sonrió sacando mi pito de su boca, lo masturbaba mientras su mirada reflejaba lujuria, me miraba a mí y a Aurora; sentía que me perdía en un mar de lascivia mientras Rita me mamaba como si su vida dependiera de ello.

Aurora me besaba llevando mis manos a sus subdesarrollados pezones, incitándome que los pellizcara, yo lo hice, ella grito cuando mis dedos oprimieron el pequeño pezón, Rita volteo a vernos y sonrió llameante de sus ojos, regreso a mi pito chupándolo con ganas, quería excitarme, sabía que si lo hacía lo suficiente el monstruo en mi emergería, tal parecía que él único que le tenía miedo era yo.

Me levanté soltando Aurora y despegando a Rita, tomé a Aurora y la puse en 4, ella sonreía mientras yo bruscamente la acomodaba, mi boca se perdió en su culo, mi lengua en su recto, la metía lo más profundo que podía, sentía el sabor a culo y de ahí me iba a su raja haciendo que la pequeña suspirara apretando las sábanas, Rita se dio habilidad y se metió a mi entrepierna chupando mi polla de nuevo, los dos chupábamos nuestro respectivo órgano yo el de Aurora y ella el mío.

Cuando sentí que era momento me pare y me puse atrás de Aurora, iba a enculara cuando Rita me detuvo, su mirada era de “aun no”, me quedé quieto atrás de la niña y con mi corazón latiendo a mil por hora mira como Rita fue a mi ropa y extrajo el cinto, el maldito cinto de mi perdición, lo puso en mi mano, Aurora miraba expectante volteando su cabeza, nadie habló, mi mano se elevó y en la habitación sólo se escuchó el chasquido del cinto golpeando las nalgas de Aurora, esta gimió cuando lo hice, encogió sus nalgas por reflejo, pero continuo en la posición, mi mano se volvió a elevar y deje caer el cinto, una y otra vez, Aurora al final ya no gemía, sus chillidos eran los de una niña llorando, realmente llorando con un monstruo atrás de ella que la torturaba flagelándola; Rita emocionada se sentó para apreciar mejor el espectáculo, había dejado la puerta abierta por lo que el ruido hiso que Claudita y Esthercita, picadas por la curiosidad, entraran a ver que sucedía, se pararon a cada lado de su mamá, ella sentada propiamente con las piernas cruzadas me miraba, cuando sus hijas se acercaron a ella, soltó su rodilla, donde tenía sus manos, y las metió bajo las faldas de sus hijas, ellas abrieron las bocas emocionadas al sentir las manos maternas en sus rajitas, Esthercita acariciaba los pezones de Rita mientras ella manoseaba a las dos al mismo tiempo, volteo hacia Claudita y se besaron con sus lenguas enroscadas, se separó de ella solo para voltear hacia Esthercita y hacer lo mismo, esta última se separó del beso y le susurró algo al oído, Rita sonriendo asintió, salió la niña dejando a Claudita besándose y acariciándose con su madre, regreso casi al instante con el arnés con el que Rita se las jodía cuando estaban solas o en nuestras orgías.

Ya había cintareado demás a Aurora, nunca lo había hecho por tanto tiempo ni tan intenso, sus nalgas estaban de color rojo violáceo, mi pene estaba erecto a morir, escupí en mi mano y le unté la saliva en la entrada, guie mi pito y lo metí, Aurora no esperaba tal intensidad y aulló de dolor cuando se la metí la sujete de los hombros con mis dos manos y la encule rápida y profundamente; Rita ya se había colocado el dildo y abrochado su arnés, se sentó y sus dos hijas se abalanzaron a chuparlo como si fuera de verdad, al hacerlo movían el que ella traía metido y eso le arrancaba gemidos, Claudita se levantó y se elevó su falda, no traía pantaleta, se acomodó a horcajadas sobre su madre, apuntó el dildo en su rajita y lo metió, se sujetó de los hombros de su madre y soltó la falda esta cayó ocultando la penetración, pero por cómo se movía era de adivinar que lo tenía todo metido.

Yo seguía enculando a Aurora que ya gemía relajándose por la penetración, pero yo no la quería relajada, levante mi mano y la nalguee justo donde antes había cintareado, por lo que el dolor era más intenso, la niña grito al sentirse nalgueada por mí, le nalgueaba al mismo tiempo que se la metía a fondo, la sujete con mi mano izquierda de su cabello jalándola hacia mí y seguí cogiéndomela, salvo por la diferencia de edades hubiera sido una foto perfecta de porno hardcore, con sus manos trataba de sostenerse de algo, pero no podía por lo que su peso era sostenido por su cabeza y su cabeza por mi mano de sus cabellos, en verdad gritaba mientras era enculada por mí, no contento con ello la seguía nalgueando.

Voltee a ver a Rita que ahora tenía a Esthercita hincada en la silla sosteniéndose del respaldo y ella atrás cogiéndosela encorvando un poco las piernas para poder penetrarla a fondo, Esthercita tenía la falda enrollada en su cintura y movía su cabeza cuando su madre se la metía, parecía como si estuvieran bailando, Rita se movía y su piel brillaba por el sudor secretado, su cabello suelto, sus curvas perfectas, la hacía ver como una diosa mientras se cogía a su hija mayor.

Sujete por el cuello a Aurora y la hice girar la cabeza hacia mí, saque mi lengua y ella hiso lo mismo, nuestras lenguas se enroscaron en el aire, parecía un beso estilo japonés, esos donde solo las lenguas participan y los labios ni siquiera se tocan, yo me seguía moviendo metiendo y sacando mi verga del culo infantil, Aurora gemía con la boca abierta sin dejar de jugar son mi lengua
– Aahhh aaahhhh
Los gemidos de ella hacían coro con los que Rita y Esthercita hacían.

Yo seguía enculando sin piedad el pequeño agujero que a decir verdad ya me aceptaba sin ningún problema.

Voltee a ver a Rita por que la dos dejaron de gemir y vi cómo se acercaba a mí, con su dildo escurriendo jugos de Esthercita, se hinco en la cama y jaló a Aurora haciéndola quedar en cuatro de nuevo y le metió el dildo a su boca, Aurora sin protestar mamo el plástico, veía la cara desencajada de Rita con la boca abierta y su mirada con el entrecejo fruncido, su frente sudada, la sujetaba de los cabellos a nivel de la nuca, guiando la mamada, me volteo a ver y su mirada era tan pervertida que hasta a mí me dio miedo, imaginé lo que quería, saque mi verga del culo y lo guie a la raja de Aurora, entró sin problemas entre gemidos de verdadero placer de ella, Rita la seguía cogiendo por la boca.

Consideré que ya era momento y deje de penetrar a Aurora y me acosté boca arriba, Rita hiso lo mismo sacándola de la boca.

– Quiero coger el culo…
Lo dijimos los dos al mismo tiempo, nos reímos con ganas porque lo dijimos tan sincronizado que pareció una sola voz, las tres niñas rieron igual, levante mi puño en señal de jugarnos el culo de Aurora en un “piedra, papel o tijera”, Rita sonrió maliciosa y levanto el de ella, nuestras manos se agitaron en el aire, Aurora sentada sobre sus talones estaba expectante para ver quién de los dos se la cogería por el culo; puse tijeras y Rita piedra, estuve a punto de decir “dos de tres”, pero había ganado bien además igual me la cogería por el culo más tarde o en cualquier día de la semana sino es que todos los días, las variantes serían muchas.

Aurora solita se colocó sobre mí y metió mi pene en su rajita, pude ver como abrió la boca y sonrió entrecerrando los ojos, era una putita bien hecha; Rita con mirada de verdadera lujuria se colocó atrás de ella y escupió en su mano, le pidió a sus dos hijas que hicieran los mismo, ellas aventaron verdaderos gargajos de saliva en la mano de su madre, esta lo esparció por todo el pene de plástico y embarró lo que le sobró en el culo de Aurora, quien no dejaba de verme mientras Rita manipulaba atrás de ella, abrió su boca al máximo cuando Rita empezó a meter el pene sintético, hiso muecas de dolor, pero nunca cerró los ojos ni me dejo de ver, era como si fuera una ofrenda que me hacía dejarse encular por los dos al mismo tiempo, sentí como el pene de Rita fue entrando, ella no hiso por sacarlo ni hacerlo con cuidado, lo metió de una forma continua hasta que topo su pubis con las nalgas de Aurora, la tenía firmemente sujeta por las caderas, la empujo hacía mi soltando una cadera y Aurora quedo más cerca de mi cara, sentía su respiración en mi cara, la cual cabe decir era muy acelerada, pues Rita empezó un mete y saca bestial, no me quise quedar atrás y me moví dentro y fuera de ella, era una verdadera danza sexual al cogernos al mismo tiempo a la niña, que pujaba, gemía y a ratos gritaba; veía la cara de Rita que en ocasiones ponía los ojos en blanco, veía como salía baba de su boca abierta, su cabello todo sudado y despeinado cubriendo parte de su rostro, esa mujer que salía de la casa, todos los días, con su cabello perfectamente peinado, su ropa conservadora en estilo y color, con modales propios de una dama de sociedad, ahora estaba con los ojos en blanco y babeando mientras enculaba una niña al mismo tiempo que su hombre.

Sentí mucho cosquilleo en mis huevos, la excitación era demasiada, grite cuando no pude evitar detener la eyaculación, moví mi cabeza de un lado a otro como diciendo “no”, con mis dientes apretados, lo mismo que mis ojos, sintiendo como me vaciaba en el interior de Aurora, ella no se quedó atrás gimió con un grito y se movió como loca al sentir mis lechazos en su interior, Rita como una verdadera maniaca acelero los movimientos hasta ver que yo me relajaba después de haber eyaculado toda mi leche.

Nos relajamos, Rita se salió del culo de Aurora, lo mismo que mi aguado pene y como toda una buena niña, con lengua y a chupetones dejo mi verga reluciendo de limpia, Rita no se quiso quedar atrás y la jalo del cabello para meterle el dildo en su boca y que lo limpiara sintiendo el sabor a culo, voltee a ver a las hijas de Rita que se morreaban hincadas una frente a otra masturbándose mutuamente.

Fue una semana diferente, los cuatro participamos en hacer “gozar” a Aurora, las hijas de Rita fueron muy creativas en eso, al día siguiente decidimos salir de compras, y a ellas se les ocurrió que se podría “escapar” por lo que la atamos de pies y manos a mi cama, tensaron mucho las cuerdas, Aurora ponía cara de sufrimiento mientras las maquiavélicas hijas de Rita estiraban para después pedirle ayuda a su madre que atara las cuerdas, Rita lo hiso volteando a verme mientras lo hacía y sonriendo lujuriosamente.

Estuvimos cerca de 3 horas de compras, básicamente compramos todo lo que necesitábamos para no tener que salir los días siguientes, el aceite para bebé fue el primer artículo que tomamos, bueno las niñas, que corriendo llegaron con tres frascos mirándome cómplices y maliciosas, el segundo fueron mis pastillas azules, porque las jornadas pintaban ser maratónicas
De verdad que fue una semana de locos, Rita y yo nos cogimos todos los días a Aurora al mismo tiempo, la dejábamos hecha mierda de sus agujeros, solo esperábamos un poco para volver a cogérnosla, la hijas de Rita sufrieron un poco de falta de atención, solo me las cogí una o dos veces a cada una durante esa semana, se tuvieron que conformar con eso y con los morreos que se daban entre ellas o las cogidas que Rita les daba con su dildo.

Era el domingo que devolveríamos a Aurora y estábamos a una hora de salir, la tenía atada a mi cama, yo estaba sentado en su pubis mientras la abofeteaba con mi mano derecha y la alternaba con la otra mano, le volteaba la cabeza con cada bofetada administrada, miré su pezón izquierdo y como estaba suturado de su areola, tenía dos puntos en la parte superior y unos en la inferior, lo acaricié recordando lo que le había hecho, Rita había comprado alcohol y después de 6 cervezas mi mente voló, me cogía salvajemente a Aurora por su culo, estando ella boca arriba y yo encima de ella, la tenía toda chupeteada del cuerpo, mi boca había marcado su piel, me doble lo más que pude para meter su pezón a mi boca, sus pechos eran los más desarrollados de todas las niñas con las que había estado, mordí su pezón y Aurora grito de dolor, después lo chupe y abrí mi boca para morder lo más que pudiera, at**** toda su areola y cerré mis dientes sobre ella, mi cadera se movía con verdadera velocidad mi mente estaba enloquecida, el monstruo quería más, mordí su areola sin importarme los gritos de la niña, lo hice fuerte, tanto que sentí un líquido caliente que mojaba mi boca, me separé y contemplé lo que había hecho, le había abierto la piel con mis dientes, sino hubiera sentido la sangre emanar le hubiera arrancado la areola, Aurora lloraba a lágrima abierta, abría y cerraba su boca, sollozando fuerte, los hilos de sangre escurrieron, Rita estaba presente y se acercó, vio que me iba a quitar y escuché su voz
– ¿Qué haces?
– Le abrí la piel
– Si ya vi, pero no te quites, acaba, no te vas a quedar a medias

Me volvía a mover, mientras Rita desnuda se sentó a un lado viéndonos, Aurora seguía llorando y no me detuve, cerré mis ojos y la sujete de ambas piernas las cuales junte y pegué a mi pecho y me moví metiendo y sacando mi verga de su culo, lo hice fuerte, en mi nebulosa escuchaba el llanto de la niña, sentí los dedos de Rita en mi boca, sentí un sabor ferroso y dulzón que inundaba mi lengua, abrí los ojos y Rita con mirada maliciosa me daba a probar la sangre que salía de la herida, volvió a tomar la sangre y la llevo a mi boca, alimentaba al monstruo que emergía en ese momento, mi excitación se fue hasta los cielos y acelere como pistón de motocicleta, me vacié abundantemente en su culo apretando el entrecejo y mis dientes, fue un orgasmo lleno de ira, violencia y excitación, caí rendido a un lado de ella, no sin antes darle una cachetada final que le volteo la cara.

Rita se levantó y fue por el botiquín de primero auxilios, lavo la herida y la cubrió, la vistió, se vistió también y salió con ella diciendo que la llevaría a recibir atención médica, sentí miedo cuando se fue y alguien más vería eso, pero confiaba mucho en Rita y ella sabría qué hacer.

Regresaron a las dos horas, Rita me comentó que la llevó con un médico amigo de ella que también pertenecía al club de la directora y con gusto la atendió, incluso la suturó sin anestesia a petición de Rita, la revisó de todo a todo y salvo los golpes y moretones estaba sana.

– Es una campeona
Dijo Rita acariciando la cabeza de Aurora con cariño, estaba parada a un lado de ella tomada de la mano, aun traía los ojos rojos e hinchados de tanto llanto, yo sentado en el sillón de la sala no me atrevía a mirarla a los ojos, sólo pude articular un muy sentido y sincero
– “lo siento”
Aurora sonrió pero solo lo hiso levemente y miró el piso, pensaba, se acercó a mí, quedó parada muy cerca de mí, desabotonó su blusa, no traía sostén, vi su pecho izquierdo cubierto por una limpia gasa, sujeta con cinta micropore, tomó la cinta con sus dedos y la despegó de su piel, descubrió su areola recién suturada, tomó mi cabeza con cariño y la llevó a su pezón, no pude evitar meterlo a mi boca y chuparlo, sentí como emanó el líquido sero-hemático de sus heridas, Aurora se quejó quedito y metió sus dedos en mi cabello, mientras yo seguía lamiendo y chupando su areola recién suturada, los hilos de sutura me m*****aban en la lengua, pero eso no impidió que siguiera; Aurora me despegó de su pezón y acercó su boca a mi oído, susurró muy suave, quería que solo yo escuchara
– Me gustó mucho, nunca había sentido algo así, quiero que sigas siendo mi verdugo

Se volvió a acomodar y con una sonrisa amable volvió a guiar mi boca a su areola, volví a chupar y lamer, mis manos se perdieron bajo la falda de ella y como no traía pantaleta no batalle para meter dos dedos en su culo, gimió cuando lo hice y separó sus piernas para facilitar mi tarea, Rita nos vio sonriendo y se dirigió a la cocina a preparar la cena, sólo se quedaron las hijas como testigos de mi acto, obvio que se morrearon y metieron mano, mientras Aurora se sentaba a horcajadas sobre mí y metía mi verga en si culo, yo sin dejar de chupar la herida me moví dentro y fuera de ella, mordí su areola y Aurora gritó, abrí inmediatamente mi boca, no iba a abrirle la herida recién suturada, Aurora me miró y sonrió cerrando sus ojos y dejándose llevar mi enculada.

Recordaba eso mientras acariciaba su areola cuando su voz me regreso a donde estaba
– ¿Por qué paras?
Aurora desde abajo, me reclamaba que había parado de su tortura, sonreí y levante mi mano para continuar con sus abofeteadas
– Mas fuerte—me incitaba—rómpeme el labio como quedamos
– Ya lo rompí—le dije, pues como cuatro cachetadas antes lo había hecho
– Más, quiero que mi papá lo vea

Mi mano se levantó y seguí, Aurora estaba demasiado excitada, me gritaba que le diera más, yo aumentaba la fuerza y ella me pedía más, mi pene se paró pidiendo un agujero, me acomodé y se le metí en su raja, ella me gritaba que continuará con su cara, le seguí dando lo que pedía pero no dejaba de decir que lo hiciera más fuerte, cada vez más, gritaba enojada, encloquecí, levante mi mano, la cerré en el aire y esta cayó en su pómulo izquierdo, su moretón fue instantáneo, por la cara que puso Aurora supuse que la había noqueado, me deja caer sobre ella y me moví hasta que eyaculé gritando, ella reaccionó cuando me moví fuerte sobre ella y también gimió, nos vinimos juntos explotando en éxtasis, ella abrazándose de mí.

No bañamos y cambiamos, le dije a Rita que iría solo, ya que el sol se había ocultado, aun así le puse una pañoleta, unos lentes grandes y oscuros, pues su pómulo estaba hinchado y morado y una gabardina de Esthercita, no quiso llevar ropa debajo de la gabardina, quería estar desnuda para su papá.

Abordamos un taxi, el chofer ni se percató del estado de Aurora, llegamos a su casa, pidió que la dejara ahí, que ella entraría sola, tal y como lo hiso en mi casa.

Se acercó a mi oído y me volvió a susurrar
– Me gustó mucho

Volteando a ver al chofer, que ensimismado veía al frente, me dio un beso rápido en la boca, un piquito solamente, bajo del auto regalándome la última sonrisa.

Le dije al chofer que aún no arrancara, el indiferente esperó, vi como abrió la puerta el papá de Aurora y la hiso pasar, la luz de la sala reveló las escasas siluetas, vi como Aurora abrió su gabardina y se perdió de mi vista acostándose en el suelo, por como Víctor movió sus manos adivine que desabrochaba su pantalón y por cómo se inclinó que lo bajaba, se perdió también de mi vista bajando al suelo, se la iba a coger ahí en la sala, su excitación no le dio más tiempo de subir a una habitación.

********
Seguía viendo el reflejo en mi espejo y volví a ver a Claudita descansando boca abajo, con sus piernas colgando al borde de la cama, me dirigí a ella y la acomodé para que estuviera en una posición más cómoda, vi su piel marcada por mi cinto y mi boca, eso me hiso recordar la semana siguiente a la de Aurora que nos quedamos solos las hijas de Rita, ella y yo, solo los cuatro por una semana más, se emocionaron con lo que le hicimos a Aurora y querían probarlo, mas Esthercita, así que Rita habló con la directora para que nos prestara la habitación secreta todo un día, fuimos a la escuela y la directora nos prestó la llave, me miró con lujuria, pero no me interesaba ella en ese momento, me interesaba Rita y sus curiosas hijas.

Se acercó a mí y me dio un sobre con polvo blanco, inmediatamente adiviné que era, se acercó a mi oído y me susurró mientras acariciaba mi bulto
– Las niñas tendrán con dos rayas, máximo 3, a Rita dale 3 y luego otras dos, se pondrán como motos, después de eso usa tu imaginación

Al decir esto último apretó más mi bulto e hiso que sintiera un nudo en el estómago, no sé si sería capaz de drogarlas para cogérmelas mejor.

Mi pene se erecto solo de imaginar todas las posibilidades.

Voltee a verlas, ellas no habían visto el polvo ni escuchado las instrucciones solo miraban atentas como la directora me miro y beso en la boca sacando la lengua.

Nos dirigimos a la habitación y nos acomodamos en la salita de estancia, las vi sentadas en los sillones esperando a ver que les decía, lo pensé un momento y ya no lo dudé, saque el sobre con el polvo, lo vacié en la mesa y con mi tarjeta de identificación alinee siete rayas y con un billete hice un tubillo, Rita me miraba con duda
– Dijo la directora que con esto estaríamos mejor

Al mencionar la palabra directora Rita se relajó, fue ella la primera en tomar el tubillo y esnifar tres rayas, quedaban las de las niñas, ella les explico cómo hacerlo, lo hicieron y a los 15 minutos están todas hiperactivas, hablaban hasta por los codos, entre ellas se aventaban, se besaban, se metían mano, yo sentado las veía, me tomaba una cerveza riendo divertido por cómo se veían, de repente Rita se sentó en medio de ellas les levanto el vestido y metió mano a sus rajitas, las dos voltearon a verme con cara de placer, estaban listas…
Las niñas fueron atadas por nosotros a un arnés especial, que una vez sujetas lo elevamos quedando ellas colgadas, una frente a otra, Rita y yo nos metimos a una habitación y regresamos “cambiados”, las niñas gritaron emocionadas y nerviosas cuando nos vieron entrar desnudos, Rita con su dildo puesto y listo, en nuestras manos llevábamos fuetes de piel y los dos cubiertos de nuestros rostros con máscaras de cuero brillante, que harían llorar a cualquier niño de miedo, pero las hijas de Rita estaban ansiosas por ver que haríamos.

Hicimos de todo, las torturamos, no tan intenso como Aurora, ellas decían “rojo” y parábamos, pero si les dejamos sus agujeros hechos mierda de tanta metida que les dimos, las lleve al baño y las oriné, abrí la boca de Claudita y le metí mi orín haciéndola que lo tragara, ella lo hacía y tocia, le daba cachetaditas, luego lo hice con Rita y Esthercita que se reían a carcajadas al sentirse orinadas, le di dos rayas más a Rita y de una vez una más a cada niña, hinque a Rita y la ate con una cuerda de algodón de las manos hacia atrás como esposada, ordené a las niñas que la abofetearan e insultaran, ellas rieron emocionadas tapándose la boca, me hinqué atrás de Rita y le dije al oído
– Déjate llevar

Las niñas iniciaron su tarea, la abofeteaban e insultaban, yo puse mi mano en su raja y la masturbe mientras era insultada y cacheteada por sus hijas, eran verdaderas hostias que sonaban en toda la habitación, metí mi verga en su culo y la seguí masturbando, sentí su orgasmo al mismo tiempo que era escupida por Esthercita, para después recibir una fuerte cachetada, me vacié en su culo sintiendo sus espasmos de miedo.

Las dejamos descansar todo el día siguiente, habían saciado su curiosidad, decían que si lo repetirían pero sin el polvo blanco, respeté eso.

Rita y yo nos la pasamos cogiendo en su cuarto hasta que ya no se me paró.

Otra semana de locos.

********
Seguía recordando esas dos semanas mientras acariciaba la suave piel de las nalgas de Claudita, era un monstruo, no quería ser eso, pero era más fuerte que yo, me dominaba con mucha facilidad, mi pene se erecto de recordar esas dos semanas de espanto, me levante y me dirigí a la habitación de Rita donde ella dormía con Esthercita, necesitaba vaciar mis huevos nuevamente.

Todo sendero por largo que sea, llega a un final, eso es esperado, lo inesperado es lo que te espera ahí…

Habíamos iniciado el nuevo curso escolar, las vacaciones fueron orgía tras orgía, las niñas y Rita eran insaciables, Ruperto por poco nos cacha en una ocasión que llegó mucho antes de lo acostumbrado y sin avisar, fue solo un susto.

Habían pasado 6 semanas desde lo de Aurora, no la volví a ver, solo hable con ella por teléfono, diciéndome que todo estaba bien, incluso en las siguientes vacaciones quería repetir
– Bonita ya no hay un “ojo por ojo” que saldar— le dije a través del auricular, ella rió y contesto
– Nunca fue por eso, ese evento solo fue la excusa para animarte, ya eres una leyenda en la escuela y yo quería ser parte de ella, hay fila para estar contigo, tendrás que alimentarte bien jaja

Reímos los dos, me comentó además que su papá se la estuvo cogiendo todos los días, que chupó tanto su herida que los puntos se abrieron, tuvo que llevarla al médico nuevamente y este le dio un estricto “ya no más chupar pezón mínimo por 7 días”
El curso escolar inició sin problemas ni contratiempos, la primer semana como siempre fue caótica, mucho alumnos nuevos, junta con los padres preocupados por la educación de sus hijos, jaja si sólo supieran.

Al segundo día Ximena fue a visitarme sus ojos se abrieron emocionados cuando me vio y volví a ver esa mirada de amor que ella me daba, me sacó de la clase y me llevo a la habitación del conserje, caminaba rápido, ansiosa, yo la tenía que detener para que despistara, entramos y se abalanzó sobre mí, apenas si pude cerrar y poner llave a la puerta, Ximena iba sin pantaleta y ya toda mojada de su raja, la lleve cargando a la cama y ahí me la cogí por 2 horas por todos los agujeros por los que le cabía mi pito, al terminar, como ya era su costumbre, se la paso diciéndome cuanto me amaba y que yo era el amor de su vida, que no quería que la dejara nunca, que me había extrañado, que muchas noches se masturbo en mi honor, yo la miraba y veía como me entregaba el alma con sus palabras.

La segunda semana la directora me mando hablar, no había ido a visitarla, solo la vi en la junta de maestros un día antes de iniciar el ciclo y por lo caótico de la semana ni chance de ir a verla, me mandó llamar y acudí casi al instante a su oficina; entré a la oficina, ella estaba sentada en su silla correctamente vestida con traje sastre que ocultaba su firme y bien formado cuerpo, su peinado conservador, sus lentes enormes y anticuados que escondía unos ojos grandes, cafés, enormes y hermosos, firmaba unos documentos y como siempre, cuando entré agacho la cabeza para verme por encima de sus lentes bifocales
– Cierre la puerta con llave profesor Alejandro, no quiero que alguien entre de improvisto
Cerré al entrar y puso el prestillo, imaginé que quería cogida, pues bien se la daría, yo también ya traía ganar de encular ese cuerpo.

Me senté y esperé a que terminara de firmar, cuando lo hiso cerró las carpetas y me miró
– Me contaron que le fue muy bien en las vacaciones
– Si, fueron divertidas
– ¿Divertidas?
– Bueno diferentes—conteste con timidez
– ¿Pero divertidas?
– Sí, mucho—dije finalmente
– Creo que más que divertidas y diferentes, yo las llamaría “reveladoras”

Saco de su bolso una llave larga de seguridad y se dirigió a un cuadro de pintura al fondo, lo desplazo y abrió una caja de seguridad escondida tras él.

Extrajo un sobre sellado, regresó al escritorio y frente a mi lo abrió rompiendo el sello, saco fotos y las puso sobre el escritorio, me dio un casi infarto cuando las vi, eran las fotos de Aurora después de estar esa semana conmigo, seguramente su papá se las tomó y envió a la directora; mi cara palideció, ella puso todas las fotos esparcidas sobre el escritorio, le habían tomado fotos tipo evidencia de investigación policiaca, estaba de frente, de lado, de espalda, había acercamientos a su cara con el pómulo morado e hinchado, sus cachetes rojos y marcados, las marcas en su cuello que le hice con mi boca, su espalda demostraba las marcas del cinto que la había flagelado, su areola suturada después de que enloquecí y la mordí.

Mi boca temblaba, lo mismo que mis manos, mi piel pálida demostraba cuando sabes que es el fin, que tendrás que pagar por tu crimen y ya no hay escapatoria; la directora lo notó, me sonrió.

– Tranquilo, con nosotros estás seguro, hablé con Víctor y Aurora dos días antes de que te visitara e insistí en que tenía que probar hasta donde llegarías, teníamos la excusa perfecta con el incidente en ciudad capital, tengo que admitir que Aurora brincó de emoción cuando se lo propuse, traes loca a esa niña.

Respiré aliviado y me relajé con las palabras de la directora, la verdad si me había asustado, pero me intrigaba porque me tendría que probar
– No entiendo directora, ¿de qué me tenían que probar?
– Tengo planes para esta escuela, planes de todo tipo, este es un negocio Alejandro, un negocio muy lucrativo sabiéndolo explotar, te necesito ahí
Trague saliva, “¿me necesita ahí?” era mi pensamiento, pero ¿para qué? Me estaba sintiendo incomodo con la plática, una cosa era cogerme a cuanta cría me lo pidiera y otra era entrar en un negocio “lucrativo”, eso ya me daba mala espina.

– Y yo ¿dónde entro aquí?
– Tú entras en esto

Se levantó y de la misma caja de seguridad escondida saco un casete VHS y lo puso en una videocasetera que tenía en un mueble, me levanté y me acerque al monitor, vi la escena, era Rita Claudita y Esthercita conmigo en el cuarto del conserje, nunca imaginé que habría cámaras, había un acercamiento cuando las niñas esnifaron las rayas que yo les preparé y un acercamiento mayor a Esthercita casi close up, cuando sonriendo limpiaba su nariz, no había sonido, pero las imágenes fueron muy reveladoras, había otra escena cuando entramos al cuarto y atamos a las niñas al arnés y las elevamos dejándolas colgadas, otra escena donde Rita y yo riéndonos y morreándonos nos cambiábamos y regresábamos a las niñas con nuestras máscaras y fuetes; todo estaba grabado, cuando use el fuete con las dos lo mismo que Rita, había acercamientos cuando ellas se remolineaban colgadas al sentir el castigo del cuero, después cuando yo encula a Claudita colgada y Rita lo hiso por delante, otro acercamiento cuando Rita a través de la máscara sacó la lengua y se la metió en la boca a su hija, la escena en el baño cuando las oriné, después cuando les preparé más “rayas” para elevarlas más y escupieran, cachetearan, insultaran y humillaran a su madre.

La directora se movía inquieta con las escenas, puso pausa y se dirigió al teléfono de su oficina de ahí ordenó a su secretaría que supervisara toda la clase del maestro de historia del grupo 18, el que estaba hasta el otro lado de la escuela, regreso conmigo, se puso frente a mí dándome la espalda, se inclinó y levantó su falda, volteo a verme y me sonrió
– Házmelo por favor, estoy demasiado caliente

Me desabroché el pantalón y saque mi pito, lo dirigí a su raja, parecía una inundación de lo mojado que estaba, mi pito se fue al fondo, ella gimió fuerte, por eso corrió a su secretaria, quería gemir como una “cerda”, a gusto, con el control en la mano regreso la cinta a donde las niñas cacheteaban a una Rita atada, hincada y enculada por mí, la directora abrió su boca y gimió con fuerza viendo la escena siendo cogida por mí; le saque el pito, ella regreso más la cinta hasta donde yo orinaba en la boca de Claudita y la cacheteaba cuando ella hacía gestos y escupía mi orín, yo aproveche y se la metí por el culo a la directora, cuando lo hice ella abrió su boca y gimió sin dejar de ver el monitor, en el cual había un acercamiento de los rostros de Esthercita y Rita recibiendo mis chorros de orina, riendo a carcajadas, el orín entraba en sus bocas abiertas y ellas más reían, sujete del cuello a la directora y lo apreté al mismo tiempo que la acercaba hasta tocar el monitor con su rostro, ella saco la lengua como si quisiera probar mi orín, lamia la pantalla, mientras era estrangulada y sodomizada salvajemente por mí.

Eyacule en su culo cuando en el monitor Rita chupaba el orín del pelo de Esthercita mientras la masturbaba sin piedad, la directora gritó su orgasmo sin dejar de lamer el monitor moviendo su lengua rápidamente sobre él; la saque hasta que salió la última gota, jale del cabello a la directora y la hinque frente a mí, le metí mi pito y ella lo chupo limpiándolo, afloje sus cabellos en mis manos y me comencé a relajar, cerré mis ojos para concentrarme en mi esfínter, incluso me incliné un poco hacia adelante y logre abrirlo, mientras la directora me chupaba mi aguado pene, solté un chorro de orina en su boca, ella abrió los ojos sorprendida y me volteo a ver sin sacarlo de la boca, regreso la miraba a mi verga y se concentró en mamar mi orina tragándola sin dejar caer una sola gota, lo estuvo exprimiendo un ratito hasta que ya no salió orina, se levantó con su cara toda roja, algo despeinada, sus pupilas dilatadas como platos y su boca que se abría y cerraba, lo mismo que las alas de sus fosas nasales mientras me miraba emocionada, me beso cerrando los ojos, sentí el sabor de mis miados, la sentía súper prendida como se apretaba contra mi metiendo su lengua en mi boca

– Alejandro, me haces cosas… me haces sentir… lo que nadie me había provocado, he visto tu video todos los días durante estas vacaciones y cada vez que lo veía era como si fuera la primera vez, es por lo que te necesito, tu naciste para esto, lo traes dentro de ti, tengo mil de niñas y niños, pero no tengo un “ALEJANDRO” alguien con tu talento es difícil de encontrar y yo te encontré; juntos podemos hacer lo que queramos… lo que queramos

Volvió a enfatizar mientras me abrazaba con fuerza, tomó el casete de la video y me lo entregó, lo puso en mi mano
– Ten es tuyo, no quiero que pienses que es extorción, eres un artista, me “puede” entregártelo, es la única copia que hay, pero prefiero perder este fabuloso video que tu confianza.

Lo puso en mi mano y en ese momento quise tener fuego en mis ojos para derretirlo y borrarlo de la existencia, lo puse sobre el escritorio, abroche mi pantalón mientras la directora coqueta, sin dejar de mirarme se arreglaba su ropa
– Y como quieres que encaje en esto
Mira este video que te entrego con esta calidad, esta improvisación, vale 1500 euros, lo enviamos a Europa del este, no te diré el país, pero de ahí se distribuye a todo el mundo.

Teniendo cuidado, usando mascaras borrando rostros, se crea el anonimato perfecto, tu por eso no te preocuparás, yo pondré los pequeños y pequeñas y tú tu talento.

– Puedo pensarlo
– No mucho, ya estas dentro

Su mirada cambió y se puso seria
– Recuerda que no es un club en el que te puedas salir y tú ya estas dentro.

Te voy a invitar a uno de nuestros eventos exclusivos, es un privilegio y honor que te concedo, hay miembros que tienen años con nosotros y no han acudido a nuestros “eventos” porque son demasiado exclusivos, ¿irás?—su mirada era de interrogación y súplica, pero seguía seria
Asentí, le di un beso en la boca y salí con mi video en la mano, llegue a mi salón y quise destruirlo al instante, pero no sabía cómo, lo miraba dandole vueltas y finalmente lo guardé en mi maletín.

Transcurrió él día y de regreso en el transporte las niñas platicaba entre ellas, Claudita se me acercó para cachondear, pero la verdad no andaba de humor, traía demasiadas cosas en mi cabeza, Rita lo notó y sólo me acompañó en silencio sin comentar o preguntar algo.

Entramos a la casa, nuevamente las niñas se me acercaron para coger
– Niñas, ahora no, necesito hablar con su madre de algo
Se encogieron de hombros y subieron a la habitación de Esthercita para morrearse ellas solas, Rita se me acerco con cara de preocupación
– Alejandro, mi amor ¿qué te pasa? Te noto diferente
– Mira—dije sacando el VHS de mi maletín— ¿imaginas lo que es?— Rita negó con la cabeza—es el video que la directora grabo de nosotros con las niñas en el cuarto del conserje—Rita abrió los ojos como platos
– ¡Vamos a verlo!

Casi me lo arrebato cuando hablo y salió corriendo a la sala para ponerlo.

No era la reacción que yo esperaba.

La seguí y vi cómo se agacho prendió la video y tele, para sentarse e invitarme, con su mano golpeando el sillón para que me sentara a su lado
– Ven mi amor siéntate aquí conmigo
Me senté a su lado y las imágenes emergieron nuevamente, Rita abrió los ojos como platos en cada una de las escenas que ahí se grabaron, se levantó la falda y sola se estuvo dedeando mientras veía la grabación, en ocasiones cerraba los ojos y volteaba la cabeza hacia arriba sintiendo su propio orgasmo y cuando los abría sonreía con verdadero placer y felicidad, yo absorto la veía, esperaba que mínimo cuestionara con que permiso lo grabó, pero no, solo disfrutaba la grabación, terminó la cinta y le puso stop a la video, volteo a verme y se abalanzó sobre mí
– Ese video esta de locos, me puso súper cachonda, nunca imaginé que se vería así, hasta parece que no somos nosotros, sino actores profesionales, mira tócame como estoy

Tomó mi mano y la llevó a su raja, que parecía le hubieran vaciado un vaso con agua caliente, escurría jugos que mancharon el sillón, se acercó a mí y me besó en la boca sacando su lengua, soltó mi mano que la masturbaba y se dirigió a mi bragueta, la abrió y saco mi pito, lo masturbó mientras me seguía besando
– Quiero destruir el video—dije mientras la masturbaba
– ¿Qué?
– ¿No te parece?
– No, yo lo quiero conservar
– Pero acabas de ver el contenido, imaginas lo que nos harían si alguien lo ve
– Buscaremos un lugar seguro donde esconderlo, pero por favor Alejandro no lo destruyas, por favor… por favor

Su mirada era de súplica mientras me seguía masturbando, movía su mano como si con eso lograra mover los hilos de mi cerebro y conseguir el “sí” que tanto quería
– Está bien, buscaremos un lugar en la pared detrás del cuadro que está en mi cuarto, pero sólo tu yo sabremos donde está, ni las niñas ni nadie más lo sabrá, ¿de acuerdo? Y sobre todo la directora pensará que fue destruido
– ¡Si mi amor!

Casi grito cuando escucho que lo conservaríamos
– Otra cosa, la directora quiere que participe activamente en su club privado, quiere que le ayude a hacer más videos como este
– ¿Eso te pidió?—dijo entre desconcertada y emocionada
– Si
– De verdad que la tienes sorprendida, hay muchos que le piden eso que te ofreció a ti y ella se los niega, no acepta a cualquiera para participar de forma activa, ¿sabes lo que eso significa?
– No
– Mucho dinero y su amistad incondicional, serás casi intocable.

Yo sólo he escuchado leyendas urbanas de los que no hemos entrado de lleno a su club, porque los que están dentro tiene un voto de silencio que cuando se viola se castiga con…
Calló con sus palabras mirándome a los ojos, entendí lo que eso significaba, que ni a ella le podría decir lo que pasaba dentro de ese club, porque sabría el castigo
– No entraré sólo, tú irás conmigo, se lo pondré como condición a la directora
– ¿De verdad? ¿harías eso por mí?
– Claro mi amor, te quiero demasiado para dejarte fuera de algo que siempre has querido

Me besó emocionada y me masturbo un rato más, rebobinó el video, volvió a reproducirlo casi desde el principio, mire nuevamente las escenas donde me cogía a las niñas estando ellas atadas y colgadas, eso me volvió a elevar por los cielos en excitación, jalé a Rita y la guie a mi polla, que quería un agujero para profanar, ella dócilmente se dejó llevar por mí que la sujetaba de los cabellos y abrió su boca para recibir mi pito, lo mamó metiendo y sacándolo, lo masturbaba al mismo tiempo que lo mamaba, yo la seguía sosteniendo del cabello y miraba el monitor mientras Rita me chupaba con ganas, me calenté demasiado y le dije que subiría a cogerme a sus hijas, que preparara las ya necesarias paletas de hielo porque pensaba ser muy salvaje con ellas
– Si mi amor, cógetelas fuerte, jódelas con tu polla, hazlas gritar, rómpelas como macho que eres, son tuyas, te las entregué…

Decía con cara agresiva lamiendo mi pene y chupando el glande al mismo tiempo que lo masturbaba
– Las tres somos tuyas para que te complazcamos en todo lo que tú quieras, no importa que quieras ser salvaje con nosotras, para eso estamos—chupó mi glande y de repente su mirada se perdió recordando algo—mi amor, se me había olvidado comentarte algo, es una sorpresa que te tengo– Se levantó poniendo mi mano en mi pene—mastúrbate tú sólo en lo que regreso, no quiero que pierdas la erección de esa hermosa vergota que nos metes, ni se te quite lo excitado, te quiero salvaje como siempre.

Se fue al segundo piso de la casa, hice caso y me masturbe suavemente para no perder erección y regreso a los 5 minutos, traía de la mano a Esthercita que sonreía emocionada, yo estaba algo desconcertado, no tenía nada de idea de que se trataba; Rita tomo el vestido de Esthercita y lo levanto sacándoselo por la cabeza, la niña quedó en corpiño y calzoncito, que por cierto no era de los pequeños que ahora les ponía, era una más grande de lo habitual, Rita la besó en la boca y la acaricio por todo el cuerpo, me gustaba el espectáculo que daban pero aún tenía duda de que se trataba, eso siempre lo hacíamos, no sabía cuál era la sorpresa.

Rita retiro el corpiño sacándolo por encima de su cabeza y chupo lo ya saltados pezones (de tanta chupada) de Esthercita que cerró los ojos sonriendo al sentir la boca materna, abrió nuevamente los ojos y me volvió a ver, a decir verdad durante todo este ritual ella no había dejado de verme, Rita se hinco a su lado y lengüeteo su abdomen y ombligo haciendo que la niña diera un brinquito con un pequeño gritito, era muy cosquillenta, finalmente acaricio la pantaleta por encima de su vagina y fue cuando me percate que abultaba más de lo habitual, Rita emocionada me volteo a ver mientras tocaba el bulto y bajo la pantaleta infantil mostrando una toalla femenina manchada con sangre, abrí mis ojos como platos, era menstruación, su menarquia mostrada frente a mí, Esthercita sonreía mirándome con orgullo
– Es su primera menstruación, ya es una mujer completa

Decía Rita acariciando la manchada vagina, metió un dedo ante el quejido de su hija y lo saco rojo, se acercó a mí y lo metió a mi boca, nunca antes había probado sangre menstrual, no puedo describir el sabor, no sabía a sangre, sabía más a vagina, cerré mis ojos mientras chupaba el dedo de Rita, los abrí cuando ella lo sacó de mi boca, mis labios quedaron manchados de rojo.

– Tal vez sea porque te la coges muy duro y seguido, por tanto que ve o por simple genética, pero ya inicia sus ciclos menstruales, ¿sabes lo que significa?

Negué con mi cabeza sin dejar de masturbarme
– Que ahora ya la puedes embarazar si quieres, la puedes hacer tu mujer en todos los sentidos
Mi pene brinco al escuchar las palabras de Rita, ella lo notó, acercó a su hija a mí y la puso a horcajadas, escupió en su mano y la embarró en mi glande, lo guio a la raja de su hija y Esthercita fue bajando hasta tenerlo todo dentro de ella, la sujete de las nalgas y sentí como ella se movía sensualmente sobre mí, sentí como mi verga resbalaba en su interior, la sentía muy caliente y mojada por la sangre menstrual.

Me levante teniéndola ensartada moviéndome sacando y metiendo mi verga en su sanguinolenta rajita.

Rita, desde su posición hincada, vio como Esthercita rodeo mi cintura con sus piernas y se sujetó de mis hombros facilitado mis movimientos, era una posición que ya teníamos más que dominada, Rita acarició mi muslo cuando pase por una lado de ella mientras me cogía a su hija y me dirigía a mi habitación, aun hincada nos miró como nos perdíamos al fondo de la cocina, una lágrima de emoción y orgullo emano de sus ojos, una sonrisa surgió mostrando sus dientes perfectos, cuando escucho los gemidos de Esthercita mientras me la cogía sobre mi cama; se levantó recogiendo la ropa de su hija y tomó la pantaleta que aun traía la toalla mancha de sangre, la olió y lamió y mirando al fondo de la cocina, volvió a sonreír feliz limpiando sus lágrimas, cuando los gemidos de su hija se hicieron gritos de placer.

En mí habitación estaba Esthercita acosta boca arriba y yo sobre ella, la tenía sujeta de sus piernas a nivel de sus corvas, eso hacía que pareciera una pequeña rana, tenía los muslos pegados a su abdomen, levantaba más sus piernas y eso hacía que levantar sus cadera y la penetrara muy profundo, Esthercita gemía a grito abierto, no se inhibía de su excitación, le saque el pito y me hinque al lado de cabeza, ella sonriendo entendió y lo llevo a su boca, lo mamó con esmero, sentía como pasaba su lengua extrayendo su propia esencia, la jalé y puse de lado, me puse tras ella y levantó su pierna, guie nuevamente mi verga su raja, ella gimió cuando la empale otra vez
– Méteme tu vergota papi, hazlo fuerte, mamá dice que con eso se me quitarán mis cólicos, cógeme fuerte papi, si así, así aaahhh aaahhh aaahhh

Me prendió escuchar eso, solté su pierna y la sujete de su abdomen bajo, aparentándolo para exprimir su pequeña matriz mientras me la cogía con ganas.

La empiné poniendo su cara y pecho a la misma altura que sus rodillas, le puse ambas manos juntas en su espalda y al sostenía para cogerla más a fondo, metí mi dedo pulgar en su culito y ella gimió
– Papi no, ahí no, la quiero solo en mi rajita, quiero tu leche en mi rajita, que mi primera vez sea así, anda papi por favor
Le hice caso y solo le dedié el culo.

Me le seguí cogiendo toda la tarde, en todas las posiciones que sabíamos, ella me recibió con gusto, nuestras bocas estaban manchadas de rojo, acabé en la posición de misionero y sentí mi eyaculación, lo mismo que ella, que al sentirla empezó a gritar
– Te amo… te amo… te amo papi, te voy a dar muchas hijas para ti, solo para ti… aaahhh te amo… te amo… aaahhh
– Aaahhh

Grite yo también dejando su rajita llena de leche, durmió conmigo en la noche, bueno lo poco que la deje, porque me la estuve cogiendo muchas horas, no fuimos a la escuela esos días, durmió conmigo todas las noches y durante el día, solos en la casa, cogimos a nuestras anchas, solo salía a cenar con su papá, pero una vez dormido, regresaba a mi habitación y no nos deteníamos en nuestros gemidos.

Rita y Claudita hicieron su rutina de ir a la escuela y hacer sus tareas cotidianas, descuidé a Claudita que haciéndome pucheros me dijo que como a ella no le salía sangre de su rajita ya no la quería, la abrace y le dije que las quería por igual, que no importara si había sangre o no las tres serían siempre mis amores.

Para compensar a Claudita una noche sigilosamente me salí de mi habitación dejando a Esthercita dormida y bien cogida, y me metí a la habitación de Claudita, estaba dormida boca abajo, dormía plácidamente, metí un dedo en su chochito y lo saque, así estuve haciéndolo suavemente hasta que despertó, no se movió solo me sonrió y cerró los ojos dejándose llevar, me subí en ella, le quite la pantaletita que le metí en la boca para tapar un poco sus grito y gemidos y guie mi polla a su rajita, suspiro metiendo su cara en su almohada, me moví suave y cuando sentí toda la humedad de su rajita lo hice más fuerte besando su espalda, se la saque y la guie a su culo metiéndosela, gimió más fuerte cuando la enculé, mordió su pantaleta y me moví sobre ella como pistón al mismo tiempo que con mi mano masturbaba su rajita con ferocidad, hasta sentir que me venía mi eyaculación, me vacié en lo profundo de su culo torturando su clítoris y mordiendo su cuello, le saque mi verga, retiré la pantaleta de su boca y le metí mi pito, lo limpio y chupó las últimas gotas, se la saqué la bese en la boca tiernamente dándole las buenas noches
– Buenas noches mi amor descansa—le di un besito en la frente y tiernamente la arropé como lo haría un papá cariñoso y amoroso con su tierna hija, metí un pedazo de su pantaleta en su dilatado culo para evitar que la leche manchara la cama, ella sonrió coqueta cuando lo hice y se acomodó boca abajo para dormir
– Si papi, gracias por cogerme, ya lo extrañaba, te amo
Salí de la habitación con el mismo sigilo que con el que entré y regresé a mi habitación donde Esthercita dormía sin enterarse que yo había salido.

Dejamos esos días las sábanas manchas de rojo, Rita las tiró y quemó porque ya no tenían arreglo, mi vida era plena y feliz, no podía pedirle más a la vida.

*******
Estaba en la habitación del conserje, tenía a la directora desnuda a un lado mío y a su nieto al otro lado, dormía exhausto, le escurría leche de su culo, la directora estaba acosta sobre mi brazo izquierdo y me besaba en el pecho y cuello, también de su culo escurría mi leche, yo estaba aún recuperando mi respiración estaba todo sudado, la directora lamia las gotas de sudor que escurrían de mi pecho y acariciaba la aguada polla que momentos antes al enculó salvajemente, miraba la polla de su nieta, roja y desgarrada, sonreía recordando como momentos antes me lo cogía masturbándolo sin piedad, como le jale todo el pellejo hacia atrás cuando se la metí lo más profundo que pude y me vacié en su interior gritando mi orgasmo, el también gritaba desesperado al sentir el dolor en su pequeño pene, pero como lo habíamos atado a la cama no pudo meter las manos, la directora fascinada vio el daño que le había hecho y lo desató y curó con su lengua, me acosté a su lado, lo tomé dela cara, lo acaricié y besé en la boca, nuestras lenguas se enroscaron, me abrazo fuerte cuando sintió mi lengua penetrar su boca
– ¿Te gustó?
Le pregunté a Gabriel y el asintió sin dejar de besarme ni abrir sus ojos, de los que aun salían lágrimas
– ¿Quieres que lo volvamos a hacer?
Volvió a asentir besándome con más pasión
– Bueno cúrate pronto, para volver a repetirlo

Se separó de mi abriendo sus ojos me sonrió coqueto
– No necesito curarme para querer repetirlo, si quieres descansa y ahorita mismo lo volvemos a hacer o mañana, nadie me había dado tanto placer como tú, tiene razón mi abuela, dejarme hacer todas las cosas que tú quieras, no importa que duelan, al final se sentirá muy rico y quiero sentirte dentro de mí otra vez
Se abrazó a mi buscando mi boca, la encontró con lengua dentro esperándolo, miré a la directora que maliciosa me miraba desde la entrepierna de su nieto, estaba muy excitada.

Me separé de ambos y me cogí a la directora que ansiosa me esperaba.

La directora seguía sonriendo mientras recordaba los momentos anteriores y volteo a verme, me besó en la boca
– Eres único Alejandro.

Me volvió a besar, me separe de ella y le dije que tenía que ir a terminar la clase, la había dejado a medias para coger con la directora y su nieto.

Ella sonrió y asintió, me cambiaba y ella sentada desnuda en la cama, con sus suculentas tetas al aire y escurriendo un poco de leche me miraba con atención, esperó a que terminara de cambiarme, cuando lo hice me pregunto
– Hoy no me pediste leche ¿es que ya no te gusta?
Mire su pezón marrón y me senté en la cama sin decir nada lo lleve a mi boca y sentí como ella tiernamente me tomó de la cabeza, cuando sacié mi sed de leche me quite, ella sonriendo limpio la leche que escurría de mi boca.

– Y ¿qué has pensado de nuestro asunto?
Sabía a lo que se refería, me levante de la cama
– Si acepto, sólo tengo una pequeña condición, Rita debe entrar conmigo
– Eso pensé que pedirías—sonrió—sólo te advierto que las cosas que pasan ahí no son cualquier cosa– para mis adentros sonreí, si yo era el verdugo, ¿qué más me podría sorprender?— y no quiero arrepentimientos, ¿de acuerdo?—asentí
– ¿Entonces estamos dentro los dos verdad?
– Si Alejandro, los dos

Mire su mirada tranquila y apacible, salí despidiéndome de ella con un beso en la boca, cerré antes de salir y me dirigí a mi salón, Rita había salido antes y me esperaba en la casa, llegué toque me abrieron la niñas que en cuanto entre se abalanzaron sobre mí y me colmaron de besos
– Papi te extrañamos, ¿quieres coger?—me preguntó Claudita con una simpleza, como si me ofreciera traerme mis pantuflas o un vaso con agua
– No a mi amor, ahorita no, necesito descansar, si quieres nada más me la chupas en lo que meriendo ¿sí?
– Si papi
Grito emocionada, me llevo de la mano casi jalándome a la mesa, me senté y ella se metió debajo de esta, abrió mi bragueta y extrajo mi pito que se llevó a la boca, Rita salió de la cocina con una charola con mi café y pan dulce, se sentó a mi lado y merendamos juntos en lo que Claudita me chupaba, cuando vi que era suficiente le dije que parara y que más tarde me visitara a mi habitación y le daría mucha leche, ella sonriendo asintió limpiando con el dorso de su mano la baba que traía en la boca.

Terminé de merendar y le dije a Rita que necesitaba hablar con ella, así que fuimos a sala de la televisión.

– ¿Cómo te fue mi amor?
– Bien estuve con la directora y con su nieto, le estuve chupando la leche de las tetas
– La vas a dejar seca, pero no importa aquí tendrás tres mujeres que te darán su leche y muchas hijas
– Y ¿si son hijos?
– Pues los tiramos jajaja

Puse cara de serio y espanto al mismo tiempo, Rita lo notó y se carcajeo de mí
– Es broma, jajaja, además— se puso a horcajadas sobre mí— ya viste que es igual de placentero estar con un niño que con una niña
Sonrió entre maliciosa y coqueta, tomó mi cara entre sus manos y me besó, movió su pelvis sobre mí y macho mi pantalón con su jugo vaginal porque no traía pantaleta, hábilmente volví a liberar mi pito y lo metí en su rajita, mientras cogíamos suavemente le comente.

– Acepte la oferta de la directora aaahhh
– Si
– Si, sólo le condicione… aaahhh….

Que entraría sólo si tú lo hacías conmigo… aaahhh

Rita movió voluptuosamente su cadera al escuchar eso
– ¿Si mi amor? Y ¿aceptó?
– Si, aaahhh aaahhh

Movió con más entusiasmo su cadera con mi pito dentro, me llevaba a la gloria, vi su cara de emoción, sacaba su lengua sensualmente y se movía dándome mucho placer, me deje llevar por sus caderas, estuvimos como media hora en esa posición, me besó en la boca y se quitó de mí y se sentó a mí lado
– Me encantas Alejandro, no me arrepiento de nada que he hecho contigo, soy la mujer más afortunada del mundo
– Me besó en la boca
– ¿Por qué te detienes?—le pregunte con mi verga de fuera
– Porque Claudita te está esperando y no quiero que la hagas esperar mucho—me susurra a mi oído—metí paletas a la nevera

Mi piel se puso chinita, todos los bellos de mi cuerpo se erizaron sólo de imaginar lo que haría con Claudita que me esperaba en mi habitación desnuda.

La besé en la boca y me levante, me dirigí a la habitación donde ella me esperaba, ni siquiera voltee a ver a Rita, que sentada con su vagina escurriendo jugos me veía orgullosa como me metía a la cocina rumbo a mi habitación para cogerme salvajemente a su hija, se masturbó imaginando lo que haríamos los dos, abrió sus ojos, pensó algo y sonriendo se dirigió a su recámara en busca de su arnés para después ir a buscar a Esthercita y pasar unos ricos momentos con ella.

Una hora después los gemidos infantiles inundaros la casa, las paredes ampararon nuestro placer prohibido.

Me cogí lo más fuerte que pude a Claudita escuchando como Esthercita gemía siendo enculada por su madre en algún lugar de la casa.

Habían pasado tres días desde que acepte formalmente la oferta de la directora, estaba nuevamente en el cuarto del conserje, tenía a Ximena, atada y empinada, le bombeaba el culo con fuerza mientras la nalgueaba sin piedad
– Aaahhh aaahhh si mi amor, te gusta ¿verdad? Hazlo más fuerte sé que te gusta, más fuerte aaahhh mi amor me enloqueces, quero complacerte en todo aaahhh
– Si bebé me encanta encularte aaahhh
– Aaahhh

Grito cuando la jale de los cabellos al mismo tiempo que la enculaba y nalgueaba, sus manos atadas se tensaron, gritó y eso me prendió más, descargue mi mano sobre su preadolescente culo y lo nalguee con fuerza, su piel blanca estaba toda roja de esa zona, se lo hacía fuerte y ella gritaba, ya no sabía si lo hacía de placer o dolor, yo solo sabía que disfrutaba mucho de estar así con Ximena, sentí mi orgasmo y me deje caer sobre ella bombeando si piedad mientras gritaba eyaculando en su delicioso culo, deje de bombear cuando terminé de eyacular, pero como mi pito seguía duro, se lo deje dentro, estaba todo mi peso sobre ella, batallaba para respirar, desate sus manos y lo primero que hiso fue acariciar mi cara desde su posición, se movió sensualmente haciéndome sentir su culo contrayéndose en mi verga, era el paraíso, cuando fui perdiendo erección se fue saliendo sola, bueno Ximena por instinto pujo y literalmente fue como si defecara mi verga de su culo.

Me puse boca arriba y ella se subió de un brinquito, tenía unas pocas lágrimas en sus ojos verdes, que ahora lucían rojos
Soy una puta—decía estando sobre mí—pero soy solo tu puta, ya nadie más a profanado ni siquiera tocado mi cuerpo, te lo di, solo para ti, desde que te tuve dentro la primera vez supe que tenías algo especial, no sé cómo me enamore de ti y ahora solo pienso en ti, todas las noches antes de dormir me masturbo pensando en los momentos que estamos juntos, cuando me haces tuya, quisiera vivir contigo, no importa ser parte de tus chicas, solo saber que dormimos en el mismo techo

Cayó un momento, sus ojos se perdieron como viajando a través del universo
– ¿pasa algo?
– La directora me comentó que ya eres miembro activo de su club
– Si
– Bueno ellos hacen fiestas exclusivas, siempre me han invitado a participar, voy hago mi show y me retiro, no me permiten quedarme a más
– ¿Show?
– Si, cogemos enfrente de ellos
– Bueno entiendo, pero ¿eso a que viene?
– Me volvió a invitar
– ¿y?
– Pues que ahora tengo dueño
– ¿dueño?
– Si, tú.

Tu eres mi dueño, si me das permiso voy, sino le digo que se consiga a otra modelo
– Y cogerías con alguien
– Si, de hecho con dos, soy de las pocas que lo pueden hacer

Me quedé en silencio un momento, Ximena me miraba sumisa, no me suplicaba participar, ya había dejado en claro que solo le interesaba coger conmigo, por otro lado la directora se lo pedía y por lo visto eso era importante para ella
– Está bien bebé, te doy permiso de participar, igual es sólo un show, tu corazón me seguirá perteneciendo
– Si Alejandro, siempre te pertenecerá por toda la eternidad

Me beso y se movió encima mío, lo hiso con tanta sensualidad que mi pito se erecto al sentir el roce de su rajita, ella lo sintió y abrió los ojos emocionada, se deslizó hacia abajo al mismo tiempo que yo movía mi cadera hacía arriba, la penetración fue perfecta, cogimos por una hora más, cabe decir que las nalgadas, cachetadas y sexo salvaje impero en el ambiente, me volvía a vaciar ahora en su rajita, terminamos todos sudados ella roja de su cara y sus nalgas, su mirada aunque roja siempre demostró amor.

– Alejandro eres divino, sabes, terminé la semana antepasada de menstruar
– ¿Menstruar?
– Si, ya me pasó, ahora me podrás embarazar cuando quieras.

¿Quieres hacerlo?
Glup! Trague saliva, esas eran palabras mayores
– Esperaremos de momento, te conseguiré pastillas anticonceptivas que tomarás y cuando sea el momento lo haremos ¿de acuerdo?
– Si mi amor, soy tuya y dispones de mí, te daré los hijos que tú quieras cuando tú quieras
Hijos… tendría hijos por todos lados, de joven planeaba casarme y tener dos con mi amada y respetable esposa, ahora me sobraban vaginas para preñar y no contento con ello, me ofrecían a los hijos o hijas para seguir con mi placer en ellos.

Le comente a Rita sobre lo que me propuso Ximena y sonriendo me dijo que por ella no habría problema, incluso si en un futuro desidia mudarse con nosotros, sería bien aceptada bajo su techo, decía que yo era mucho macho para estar sin un harem.

Cogimos toda la tarde, Rita sobre mí me describía todas la variante que habría estando ellas cuatro embarazadas, como me las cogería hasta inducir sus partos y que las haría me chuparan la verga durante el parto, al cabo que conocía al doctor y aceptaría atender el parto especial, que cuando nacieran la primera leche que recibirían los bebes sería la mía, eyaculando en sus boquitas mientras ella misma me masturbaba, para cuando describió esta parte ya había cambiado mi verga de su raja a su culo, brincaba sobre mi dando sentones que me hacían ver el cielo, imaginado todas las perversiones que ella me incitaba a hacer, esta vez no había mandado a hablar a Claudita ni a Esthercita, lo quería para ella sola, cuando sintió que venía mi eyaculación saco mi verga de su culo y lo regresó a la raja, me vacíe en su interior deseando preñarla, pellizcando fuerte sus pezones.

Una semana después, un viernes, la directora me mando hablar, entre como siempre con el respeto que la oficina ofrecía, me senté y como siempre ella firmaba mil papeles, nunca me hacía caso hasta que terminaba de firmar, cuando lo hiso me volteo a ver
– Alejandro, aremos una fiesta de inicio de curso, será tu iniciación, no participarás activamente sólo serás testigo de lo que ahí hacemos y cuando estés listo participarás, asumo que más temprano que tarde serás el plato fuerte de la fiesta, tengo mucha fe en ti, pero por esta ocasión iras sólo, la maestra Mirtha te acompañará después
Asentí tímidamente, me dio un papel con una dirección y una contraseña, me indicó que la memorizara, porque sin ella no podría entrar… ni salir, era una clave exclusiva para mí, nadie más la podría usar, memorice la frase de entrada y la de salida, la dirección y devolví el papel.

La directora escondió el papel al fondo de su cajón y lo cerró con llave, se levantó y sin decir algo se hincó frente a mí, estaba seria, desabrochó mi pantalón y ahora sí, sonriendo con malicia sacó mi pito, que ya estaba erecto con sólo verla hincarse, me mamó y ese fue el principio de nuestra cogida de ese día, como siempre la culeé fuerte, la nalgueé, le jale el cabello desde atrás como a una potranca salvaje, ella siempre sonreía conmigo cuando era agresivo con ella, y vaya que lo era, me esmeraba por hacerlo fuerte y humillarla al cogerla, la doblaba toda cuando me la cogía metía dos dedos en su culo y después se los daba a probar con su esencia, la sostenía de la cabeza y me la cogía duro por la boca, finalmente eyaculé apretando mis dientes, metiendo a fondo mi pito en su boca, a ella realmente le faltaba el aire y luchaba por zafarse, pero no la solté hasta que salió la última gota, cuando lo hice la solté y ella cayó sentada deteniendo su caída con los brazos hacía atrás, toda roja de la cara, escurriendo mi leche de sus labios, lágrimas en sus ojos, pero una sonrisa de perversión y satisfacción; sola se volvió a poner de rodillas para mamar mi pene y limpiarla de cualquier resto vaginal, salival o fecal que quedara en él, después de eso esperé a que se cambiara, yo sólo sequé el sudor de mi frente, acomodé mi pantalón y me despedí con un beso, que me supo a sexo.

Fui a buscar a Rita a su salón, que sonriendo me recibió, se sintió un poco excluida cuando le dije que iría sólo la primera vez, como condición de la directora, pero que después la llevaría, esa fue la condición que me puso, terminó asintiendo y abrazándome feliz por mi progreso.

Llegamos a casa, las niñas no se enteraron a donde iría, no quería que lo supieran para evitar demasiadas preguntas que no podría contestar, además no era prudente, porque al fin y al cabo eran niñas y se les podía salir cualquier comentario con alguna compañera y eso ya era peligroso.

Me cogí con esmero a Claudita que alegre me recibió por todos sus agujeritos, tanto mi arremetidas como nalgadas que le di, sus gritos retumbaron por toda la casa; la deje dormida exhausta y fui a merendar con Rita y Esthercita; termine de merendar, acerqué a Esthercita a mí, la bese en la boca metiendo mis manos bajo su falda escolar, ella me correspondió cerrando sus ojos, sacando su lengua, abriendo sus piernas y tocando mi bulto por encima de mi bóxer, abrió los ojos y sonrió coqueta cuando me separé de ella, me levante y saque mi pito a través del bóxer, para después irme a la habitación de Esthercita, con ella tomada de la mano ante la mirada cómplice y lujuriosa de Rita.

La sodomice sin piedad, usamos su habitación para no despertar a la cansada Claudita, me la cogía fuerte, Rita entro justo cuando la tenía en cuatro y la sostenía firmemente de sus caderas, estaba todo sudado, apretaba mis dientes cuando arrepentía en su culito, Rita nos vio sonriendo, se acercó a mí y beso tiernamente mi hombro, lo hiso con cuidado de no interferir con mis movimientos sobre su hija que no dejaba de gemir y gritar apretando las sábanas de su cama
– Mi amor apúrate, ya son las 6, tu ropa está preparada en tu habitación—me dio un último beso, yo ni voltee a verla seguía atacando el culito de Esthercita que ya gritaba a garganta abierta—bueno apúrate mi amor

Así lo hice 20 minutos después y termine de eyacular en Esthercita, con ella sentada en mi verga dándome la espalda, mientras se la metía en el culo entre gemidos y gritos de ella, la tenía abrazada a mí pellizcándole el clítoris y un pezón bombeándole muy duro su culito, la deje toda sudada y con su culito lleno de leche; me fui a mi cuarto a bañarme y cambiarme, Rita ya había sacado a Claudita cuando llegué la habitación estaba sola con mi toalla de baño y la ropa que usaría en el “evento” lista sobre la cama.

Salí cerca de las siete de la tarde de la casa y me despedí de Rita con rico beso de lengua y mis manos bajo su falda acariciando su raja, me despidió con un apretón en mi entrepierna y sonriendo me dijo que lo disfrutara y cuando regresara le contara con lujo de detalles lo que ahí pasaba.

Subí a un taxi y le di la dirección, era un lugar apartado, no había casas cerca, pero tampoco estaba fuera de la ciudad, llegué a la enorme puerta de madera y di la contraseña, un tipo a través de una rejilla detrás de esta la escuchó, revisó su lista y abrió escuche como mil cerrojos antes de que al puerta se abriera, aprecie al tipo que parecía un gorila, no brindo una sola sonrisa, sólo me indico en qué dirección caminar, entre un mesero me recibió, me sirvió champagne, me quedé mirando a la concurrencia, no conocía a nadie, de pronto sentí alguien parado en mí espalda, voltee y ahí estaba Víctor, el papá de Aurora, con una sonrisa amable se acercó más a mí, extendió su mano saludándome
– Hola Alejandro, que bueno que decidiste incorporarte con nosotros, sin resentimientos ¿verdad?

Dejo extendida su mano para saludarme, la mire y suspirando extendí la mía y la estreché
– Si, sin resentimientos, disculpa los golpes
– Que va, no digas nada, eso favoreció que Aurora se ofreciera a saldar la “deuda”.

Hiciste una obra de arte en ella, en cuanto llegó mi pene se puso duro como una piedra y me la cogí en la sala, todos los días se lo hice, ni hambre tenía, solo quería estar sobre ella lamiendo sus heridas y cogiéndomela, nunca vi un resultado como el que tú lograste, la directora tiene razón eres un artista
– Gracias

Sonreí apenado por como hablaba de su hija sin preocuparle todo el daño físico que le había hecho, no cabía duda que a los dos les faltaba un tornillo.

Se escuchó la voz de la directora con un micrófono desde una especie de foro, saludo y vi como los mesero y cocineros salieron por una puerta guiados por los gorilas que tenían de guardias.

Mire al público presente, había todo tipo de personas, entre la muchedumbre aprecie al conserje de la escuela, nuestras miradas se cruzaron y me saludo tocando su frente como un militar sin dejar de sonreír, yo solo asentí contestando su saludo sin sonreír, había una personas de aspecto nórdico, rubios, hablando inglés con acento de Europa del este, la directora una vez que salieron los empleados volvió a tomar la palabra
– Buenas a todos y sean bienvenidos a este fiesta de celebración, espero la disfrutan y sea de su agrado como siempre lo ha sido, iniciamos con Raúl, su hijo y su perro amaestrado “fido”.

Todos aplaudieron y se retiró del foro, las luces se apagaron y se encendió una luz de reflector que alumbró el foro, apareció un tipo peludo con un niño delgadito de algunos 10 años, tras ellos iba un perro labrador, su “show” comenzó, el hombre hincó al niño e hiso que le chupara el miembro al perro que en todo momento se mantuvo con la lengua de fuera, sentí asco viendo como se le manchaban los labios de esmegma blanco, después el padre puso en cuatro a su hijo y situó al pero atrás de él, el perro olfateo el culo y rápidamente se subió en el niño bombeando su cadera como bestia que era, el mismo papá guio el pene canino y lo introdujo en el culo infantil, el niño hizo muecas de dolor pero se mantuvo firme hasta que el perro lo penetró, el padre movió los brazos de apoyo de su hijo e hiso que cayera pegando su pecho al piso, el perro siguió bombeando y logró meter su botón canino ante un grito intenso del niño y aplausos de la concurrencia, volteo al perro y quedaron culo a culo, levanto la cola para que se apreciara el abotonamiento que había logrado, el niño no deja de hacer muecas de dolor porque el perro quería caminar como su instinto lo marcaba, obviamente no esperaríamos hasta que el perro se le bajara, así entraron dos gorilas, uno cargo al niño y otro al perro, los dos lo hicieron al mismo tiempo, el niño se quejó e hiso mil muecas de dolor, el perro lamió la cara del tipo que lo llevaba en brazos.

Más aplausos, el show continuó ante nuestras miradas, hubo de todo, un cura que hiso un pequeño sketch de él confesando una niña y como a la niña, tras confesarle que era tocada por su padre, le puso como penitencia que le mamara el pito, la niña lo hiso con maestría hasta hacerlo eyacular quitando su boca y masturbándolo para que saltar los chorros de semen, todos aplaudieron de nuevo.

La directora fue presentando cada espectáculo, voltee a ver a Víctor que ya se tocaba por encima del pantalón, más con un show bondage, atando uno de los gorilas a una niña y elevándola doblando sus piernas, se la cogió con ella colgada boca abajo de pies y manos, más aplausos, ahora la directora presentó a Ximena, como unas de las pocas capaces de hacer el show de doble penetración, entro ella en un ligero tipo porno, con dos negros enormes, me asusté cuando la hicieron chupar sus enormes pitos, la sodomizó cada uno de ellos, uno a la vez y luego la doble penetración, Ximena aulló como loba cuando fue empalada al mismo tiempo de sus dos agujeros, fue muy salvaje, se lo hicieron ella boca abajo, boca arriba, cargada entre los dos; terminaron bañando su rostro de semen, parecía una mascarilla blanca, la concurrencia aplaudió y algunos hasta chiflaron, Ximena era una leyenda en este medio, escuche a uno de los tipos europeos que el viaje había valido la pena solo por ver a Ximena.

Ella hincada, con su mascarilla de semen, buscaba mi rostro entre la multitud, el reflector se lo impedía, de pronto me reconoció, nuestras miradas se cruzaron y asentí aprobando con una pequeña sonrisa, cuando la vio ella hiso una sonrisa de oreja a oreja, sentí que una parte de ella sentía culpa por ser vista por mi siendo cogida por otro que no era yo, su preocupación cedió con mi aprobación.

La directora se volvió a parar en el foro, tomó el micrófono y dijo que venía el espectáculo final, era uno de los pocos lugares donde se vería esto, que confiaba en nuestro voto de silencio para nadie que no estuviera dentro en ese lugar, después invito a los presentes, después del show final, a pasar a las habitaciones superiores para tomar a uno de los niños o niñas que ahí los esperaban, Vítor se me acercó.

– Aurora se ofreció como voluntaria para satisfacer a los invitados, espero y me hagas el honor de pasar la noche con ella
Lo mire directo a los ojos y vi el brillo de lujuria que de ellos salía, solo asentí.

Se encendió un reflector más, los gorilas entraron llevando a dos niños atados, niño y niña, los ato a una cruz de madera, tipo medieval, entraron otros dos cargando una mesa llena de utensilios y finalmente entró un tipo gordo, era viejo y panzón, traía su rostro cubierto con una capucha negra, cuando entro hubo un aplauso monumental, los niños lloraban, tenían aspecto de indigentes, con rasgos indígenas, propios de las zonas marginadas del país.

El tipo hiso un ademan de saludo a la concurrencia y se volteó hacia los niños, la pesadilla comenzó para mí, fue horrible, la tortura, los gritos, la sangre, mi estómago se revolvía, desviaba mi mirada, vi al papa de Aurora masturbándose fuertemente sobre el pantalón mientras abría y cerraba la boca sin perder detalle del show, los gritos continuaban, seguía horrorizado, mi ojos se nublaban con lágrimas, quería correr, después los gritos cedieron, no pude más, camine hacia la puerta, nadie noto mi ausencia, ni siquiera Víctor que se quedó masturbándose mirando el aberrante espectáculo, me dirigí a la salida, un gorila vigilaba, no me dijo nada, simplemente no se quitó, recordé la clave de salida, di mi nombre y la clave, lo hice serio y tratando de demostrar estabilidad, la estabilidad que no tenía, el gorilón al escuchar la clave y revisar que era correcta abrió la puerta y me dejó salir.

Salí y caminé sin rumbo fijo, por instinto creo lo hice hacia donde vi luz, llegué a una plaza, me dirigí a un bote de basura y vomité, vomité hasta el hígado, me senté en una banca y sin poder evitarlo lloré de nuevo, lo hice como un niño, mis lágrimas salían sin poder evitarlo, sollozaba fuerte, las imágenes que había visto no se borraban de mi mente, pensé “¿para eso me quiere la directora?”, lo había mencionado muy claro, “más temprano que tarde tú serás el plato fuerte”, sería yo el siguiente verdugo que sustituiría al viejo sádico enfermo ese; no, eso no lo quería yo, ya me estaba convirtiendo en monstruo y no lo haría más, me levanté sequé mis lágrimas, me dirigía a un teléfono público, deposite monedas y marque, el auricular dio tono de timbre, serian cerca de las 11 de la noche, del otro lado un tipo contesto
– Hola
– Papá soy yo, Alejandro
– Hijo ¿qué pasa? ¿por qué marcas a esta hora?
– Papá necesito tu ayuda, tengo que irme de aquí, pero a la de ya
– Hijo ¿estás bien? Me asustas
– No preguntes papá por favor ayúdame a salir de aquí mañana mismo, necesito que me ayudes a estar en la ciudad
– Hijo me asustas ¿qué te pasó?
– No preguntes papá, solo necesito que me ayudes, por favor
Escuchó mi voz quebrada
– Está bien hijo, mañana te espero en la oficina, llega directo y ahí resolveré tu situación y hablaremos de esto con más calma
– Gracias papá, te veré mañana, adiós– iba colgar cuando escuche la vos de mi padre
– Hijo
– ¿si?
– Por favor, sea lo que sea que estés pasando lo resolveremos, pero por ahora cuídate y se prudente, te veré mañana
Colgué al escuchar que el hiso lo mismo, estuve sentado en esa plaza por horas, de repente el clima frío me aviso que ya sería muy de mad**gada, el primer tren a la ciudad salía a las 6 am, me dirigí a una avenida y tomé un taxi, llegue a casa de Rita, estaba en silencio, entre por mi puerta directo a mi habitación, empaque todas mis cosas en un santiamén, de repente algo me hiso pensar más allá de mí, Rita… las niñas.

Subí sigilosamente a la habitación de Rita y la encontré sola, suspiré aliviado cuando la vi sin Ruperto.

– Rita, mi amor, despierta
Lo hiso sentándose y tallándose los ojos
– ¿Qué horas son? ¿Cómo te fue mi amor?
– Mal, fue horrible, no quiero estar en este lugar, ni hacer lo que ellos hacen, nunca lo haré y sé que ellos no lo permitirán, saldré hoy mismo para la ciudad
– ¿Qué?
– Fue horrible, un abominación, no participaré con ellos y me iré
– Rita se levantó despertando del todo y encendió la luz
– ¿Qué pasó?
– Que me largo, no estaré un minuto más aquí, ya se para que me quiere la directora y nunca lo haré y como no saldré de su mentado club mejor me voy, mi padre me espera en la ciudad, haré la vida de nuevo allá.

Rita ven conmigo, tú y las niñas, haremos una familia lejos de este horrendo lugar
– No puedo, sabes que mi vida está aquí—me sentí triste por la respuesta
– Si no vienes conmigo lo entenderé, pero igual me iré solo
– Alejandro, no te vayas, hablaremos con la directora, la convenceré
– No, no la convencerás y yo no haré lo que ella quiere, esto acabará mal
– No te vayas por favor—cayó hincada de rodillas ante mí y abrazo mi muslo—no me dejes, no sé qué haré sin ti… te di todo, mi vida, mi cuerpo, mis hijas, no hay algo que tú me hayas pedido que yo te haya negado, por favor Alejandro no te vayas, no me dejes
Sentí las lágrimas mojar mi pantalón, la tomé de las manos y la separé de mí
– Rita escucha, por favor, vámonos de aquí juntos, escapemos, volveremos a empezar, vámonos de aquí
– Alejandro sabes que no puedo hacer eso, todo lo mío está aquí
Mire sus ojos claros que me habían enamorado, ahora estaban rojos manchados con lágrimas, se veía la tristeza y desesperación por no poder evitar lo inevitable, respiré hondo y la separé más de mí
– Si esa es tu decisión, creo que cada quien ya tomó la suya, jamás te olvidaré Rita, jamás
Me solté de ella que se quedó llorando hincada sentada sobre sus talones, caminé rápido escuchando el llanto de Rita, lo hacía así porque me partía el alma escucharla llorar, tomé mi maleta, salí por mi puerta, antes de salir arroje la llave dentro, no me quería llevar nada de ahí, cerré, tomé el primer taxi y me dirigía la estación de trenes, la luz del sol ya emergía, irónicamente era una bonita mañana, compre el boleto y el tren salía en 10 minutos, apenas si pude subirme y agarrar lugar, me senté en la ventana, mis lágrimas brotaban, me sentía vacío de mi pecho.

Miré a través del cristal y vi a san Fernando por última vez, mil imágenes pasaron por mi mente, todas mis experiencias vividas, las placenteras, las de duda, todas en una sola fotografía, terminaron con la imagen de Rita, de pronto mire a través del cristal y agudice la vista, el sol ya aclaraba el día, ahí estaba Rita con Claudita y Esthercita a su lado, cada una tomada de la mano de su madre, traían guardapolvos, los mismos con los que las conocí, abajo se veían sus pijamas, las había levantado con prisa, iban tras de mí para convencerme que me quedara, el tren inicio su marcha anunciada por el silbato, avanzó y vi los rostros de las tres que lloraban mirando cómo me alejaba de ellas para siempre, yo también lloraba, las veía como seguían paradas las tres mirando hacia mí que me alejaba de ellas, las vi cómo fueron haciéndose cada vez más lejanas hasta ser sólo un punto en mi visión, mi corazón latía fuerte, lo sentía roto, una parte de él se quedaba ahí, en san Fernando con Rita y sus hijas, ese les pertenecía, me llevaba mi corazón roto, con los únicos pedazos que pude contener, las perdí de vista y no pude dejar de llorar, jamás volvería, no podía, ella jamás saldría, tampoco podía, era nuestro destino, nos jugó una broma pesada, hiso que nos conociéramos y ahora nos alejaba.

Entre lágrimas solo pensé “San Fernando jamás te olvidaré…”
***********
20 años después
Abrí los ojos escuchando el sonido de la bomba de infusión que tenía conectada a mí, me infundía dopamina, lo ideal sería la dobutamina, pero era un hospital público y era lo único que había en ese lugar, era lo único que mantenía mi presión estable, metía aire por las puntas nasales, también lo ideal sería tener una mascarilla con reservorio, pero no había.

Nunca pude superar lo que viví en san Fernando, mi papá me instaló en la secretaría directamente, nunca le dije porque me había ido, al menos no la verdad, ya no di clases nunca más, no pude, el fantasma de san Fernando me invadía, me perdí en el alcohol y los excesos y estos habían cobrado factura, ahora estaba sólo, huérfano, enfermo terminal y en la vil ruina, no podía pagar un hospital decente, tenía que estar en este que era público y por consiguiente sin muchos recursos, escuche a los médicos que no podrían operar mi corazón por no tener el equipo necesario, así que solo esperaba la muerte, viví demasiadas cosas, me bebí mi botella de vida de un trago y ahora me tocaba decir adiós a este mundo
Estaba sólo en mi cama, la enfermera en turno tenía todo el piso a su cargo, ya había conectado la bomba de infusión por lo que no vendría pronto, era mi única visita, la única persona con la entablaba una conversación si es que el preguntar “¿cómo se siente don?” Puede llamársele conversación.

Miraba mi monitor cardiaco como hacía brincos en cada latido mío, podía ver la desniveles de la tercera derivación por la isquemia de mi lado izquierdo del corazón, la miraba como si fuera mi programa de televisión favorito, no tenía nada más que ver, en eso entraron dos mujeres vestidas de enfermeras una de ellas cerró la cortina que dividía mi cama, ocultándonos de la vista de los demás
– Hola Alejandro
Escuche como el monitor pito más rápido al escuchar mi nombre, mi corazón se había acelerado
– ¿No te acuerdas de nosotras?
Miré con más atención y las reconocí, era Claudita y Esthercita, bueno Claudia y Esther, ya eran todas unas mujeres
– ¿Claudia? ¿Esther? ¿Son ustedes?
– Las mismas
– Pero ¿cómo… cómo me encontraron?
Mi voz era lenta, la falta de aire no me daba para más, Esther sonriendo irónicamente contesto
– Fue fácil, te ubicamos desde hace 2 semanas, la verdad pensamos que no alcanzaríamos a llegar
– Si, estábamos algo ocupadas en Europa—contesto Claudia desde el lugar donde vigilaba
– Sí, pero te localizamos y preparamos todo par avenir contigo, tenemos que saldar una cuenta pendiente, o ¿ya lo olvidaste?
– Rita ¿dónde está ella?
Mire como Esther cambió el semblante, poniéndose seria, Claudia desde la cortina también volteo a vernos
– Murió
– ¿qué?
– Si, murió, dicen que de falla cardíaca, pero mi hermana y yo sabemos que fue de tristeza, tristeza por ti, nos abandonaste, nunca lo supero—respiro hondo— te prometió un hijo ¿lo recuerdas?, pero ¿sabías que era infértil? Después de nacer Claudia se complicó y perdió su útero, pero aun así vivía en negación contigo y quería a fuerza ser madre de un hijo tuyo, fuiste malo, muy malo
Resaltó las palabras moviendo su dedo diciendo no irónicamente
– Y vas a pagar.

Como todos los que hicieron cosas malas en san Fernando, ni te imaginas lo que pasó después de que te fuiste, mi madre armo un zafarrancho con la directora culpándola de que te fueras, obvio la castigaron, no dio clases y ya no salió de la casa, eso más su depresión la acabó, seguimos con mi papá, que ni te imaginas quien era
Mire hacia Claudia que volteaba rie

Abrí los ojos escuchando el sonido de la bomba de infusión que tenía conectada a mí, me infundía dopamina, lo ideal sería la dobutamina, pero era un hospital público y era lo único que había en ese lugar, era lo único que mantenía mi presión estable, metía aire por las puntas nasales, también lo ideal sería tener una mascarilla con reservorio, pero no había.
Nunca pude superar lo que viví en san Fernando, mi papá me instaló en la secretaría directamente, nunca le dije porque me había ido, al menos no la verdad, ya no di clases nunca más, no pude, el fantasma de san Fernando me invadía, me perdí en el alcohol y los excesos y estos habían cobrado factura, ahora estaba sólo, huérfano, enfermo terminal y en la vil ruina, no podía pagar un hospital decente, tenía que estar en este que era público y por consiguiente sin muchos recursos, escuche a los médicos que no podrían operar mi corazón por no tener el equipo necesario, así que solo esperaba la muerte, viví demasiadas cosas, me bebí mi botella de vida de un trago y ahora me tocaba decir adiós a este mundo

Estaba sólo en mi cama, la enfermera en turno tenía todo el piso a su cargo, ya había conectado la bomba de infusión por lo que no vendría pronto, era mi única visita, la única persona con la entablaba una conversación si es que el preguntar “¿cómo se siente don?” Puede llamársele conversación.
Miraba mi monitor cardiaco como hacía brincos en cada latido mío, podía ver la desniveles de la tercera derivación por la isquemia de mi lado izquierdo del corazón, la miraba como si fuera mi programa de televisión favorito, no tenía nada más que ver, en eso entraron dos mujeres vestidas de enfermeras una de ellas cerró la cortina que dividía mi cama, ocultándonos de la vista de los demás

– Hola Alejandro
Escuche como el monitor pito más rápido al escuchar mi nombre, mi corazón se había acelerado
– ¿No te acuerdas de nosotras?
Miré con más atención y las reconocí, era Claudita y Esthercita, bueno Claudia y Esther, ya eran todas unas mujeres
– ¿Claudia? ¿Esther? ¿Son ustedes?
– Las mismas
– Pero ¿cómo… cómo me encontraron?

Mi voz era lenta, la falta de aire no me daba para más, Esther sonriendo irónicamente contesto

– Fue fácil, te ubicamos desde hace 2 semanas, la verdad pensamos que no alcanzaríamos a llegar
– Si, estábamos algo ocupadas en Europa—contesto Claudia desde el lugar donde vigilaba
– Sí, pero te localizamos y preparamos todo para venir contigo, tenemos que saldar una cuenta pendiente, o ¿ya lo olvidaste?
– Rita ¿dónde está ella?
Mire como Esther cambió el semblante, poniéndose seria, Claudia desde la cortina también volteo a vernos
– Murió
– ¿qué?
– Si, murió, dicen que de falla cardíaca, pero mi hermana y yo sabemos que fue de tristeza, tristeza por ti, nos abandonaste, nunca lo supero—respiro hondo— te prometió un hijo ¿lo recuerdas?, pero ¿sabías que era infértil? Después de nacer Claudia se complicó y perdió su útero, pero aun así vivía en negación contigo y quería a fuerza ser madre de un hijo tuyo, fuiste malo, muy malo

Resaltó las palabras moviendo su dedo diciendo no irónicamente

– Y vas a pagar.
Como todos los que hicieron cosas malas en san Fernando, ni te imaginas lo que pasó después de que te fuiste, mi madre armo un zafarrancho con la directora culpándola de que te fueras, obvio la castigaron, no dio clases y ya no salió de la casa, eso más su depresión la acabó, seguimos con mi papá, que ni te imaginas quien era
Mire hacia Claudia que volteaba riendo cómplice

– Era ni más ni menos que el papá de la directora, ¿puedes creerlo? El manejaba todo el negocio con Europa del este, cuando llegaste dio todas las facilidades para que pasara lo que pasó

Claudia volvía a voltear desde su lugar de vigilancia, en ese momento se me vino a la mente la casualidad con la que el salía a viaje de negocios cada vez que necesitaba estar solo con las tres, las desfloraciones, la visita de Aurora, su uso de somníferos, no fueron casualidades, todo fue planeado por él y su hija la directora, entonces… él era el verdugo que yo sustituiría

– ¿Ximena?—dije con un hilo de voz
– Jajaja sabía que preguntarías eso, muchas veces nos siguió, pensaba que te teníamos secuestrado, la muy puta nunca te olvido, pensaba que no la veíamos pero siempre supimos que te buscaba
– Era una niña muy puta—dijo Claudia desde la cortina sonriéndole a su hermana y a mí— ahora es actriz porno y le va muy bien, acabamos de ver su última película hardcore doble anal, estuvo de lujo jajaja
– ¿Aurora?
– Desapareció, creemos que su papá la metió a lugares peligrosos buscando su placer e imaginamos que a alguien se le pasó la mano, nadie supo de ella ni de su papá
– Ya cuéntale—dijo Claudia desde su posición
– Si, desde que te fuiste y mamá murió nos sentimos muy solas, papá murió 2 años después y que crees, tenía amasada una gran fortuna en euros y nos la heredó, a nosotras y no a su propia hija, nos volvimos millonarias de la noche a la mañana.

– Pero dile lo otro—volvió a decir Claudia emocionándose
– Jajaja, pues millonarias y con despecho nos convertimos en las vengadoras—su cara demostró placer e ira cuando lo dijo– acabamos con toda la red del club de la directora, el primero en caer fue el conserje, era el más viejo, lo hicimos nosotras antes de que su vejez nos ganara, la combinación de viagra y vasodilatadores no es buena jajaja, así fuimos acabando con todos los enfermos en san Fernando, en cuanto pudimos nos mudamos a vivir a España, pero sentíamos que algo nos faltaba, tu…
– ¿yo?
– Si, eres el último con vida que merece morir, serás nuestro broche de oro—Claudia volteo a verme, sonrió y asintió aprobando lo que su hermana decía
– Pero yo nunca las obligue a hacer algo conmigo
– Si, lo sabemos, pero tú eras el adulto, no debiste hacerlo…
– Pero nunca las viole…
– No debiste hacerlo, eras el adulto

Lo dijo con un tono serio y autoritario… tenía razón.
Mientras decía esto bajaba el cierre de su escote, mostrando parcialmente sus ya desarrollados y hermosos pechos, podía ver sus pecas, retiro los electrodos de mi pecho y se los coloco, el monitor no encendió alarma porque percibía latido de corazón, ese era su plan, acabarían con mi vida sin encender alarmas, por primera vez las admire, habían acabado con todo el maldito club; vi y aprecié sus desarrollados cuerpos de mujer adulta, nos los infantiles que profane 20 años atrás, la ropa de enfermera, como se habían disfrazado, las hacía ver sensualmente eróticas, me resigné a mi destino, después de todo me lo merecía

– Está bien… me lo merezco… tomen mi vida… es lo mínimo que puedo darles… después de todo el daño que les hice— hice un nueva pausa recuperando mi aliento—el tiempo que viví con ustedes fue el mejor de mi vida, me enamore de las tres, sé que hubo cosas en las que yo fui el adulto, pero siempre las amé y traté de hacerlas felices y… también sé que salí como un cobarde, no debí… siempre lo supe y nunca lo superé… tomen mi vida, saben que sólo tienen que apagar la bomba de infusión, mi presión arterial caerá y mi corazón dejará de latir… sólo pido una última cosa

Las dos se miraron intrigadas y voltearon a ver mi última voluntad

– Si he de morir, quiero morir tocando sus vaginas, moriré sintiendo las rajitas de las mujeres que más amé en este mundo

Sus miradas se volvieron a cruzar, siempre se entendieron con solo mirarse, eran como gemelas telepates, sonrió Claudia y después Esther; Claudia miró por última vez hacia afuera y se acercó a mi costado derecho, Esther siempre estuvo en el izquierdo, las dos al mismo tiempo bajaron sus pantaletas lentamente, sin dejar de mirarme y las pusieron sobre la cama, sonreí débilmente cuando vi lo sexys que eran sus ropitas, Esther me quitó el oxímetro que estaba en mi índice y lo puso en el de ella, las dos tomaron mi mano respectiva a ellas y las guiaron a sus rajitas, sentí la humedad de estas y escuche como se aceleró el monitor cardiaco al percibir taquicardia de emoción de Esther, las dos abrieron sus bocas al sentirme y sus pupilas se dilataron, instintivamente sus caderas se movieron, deslizándose sobre mis dedos índices que las acariciaban en su abertura, Claudia apretó mi mano y abrió más la boca, volví asentir esa sensación que nunca había vuelto a sentir desde que salí de San Fernando, nuevamente estaba en el cielo, no importaba mi destino final, ya había conocido la gloria, suspire feliz

– Estoy listo— Dije a Esther
– Dulce sueños– me dijo abriendo su boca

Escuche el click de la bomba y sentí como mi sangre poco a poco disminuyo su presión, mi vista se nublaba poco a poco, las dos sostenían mis manos y movían sus caderas sobre mis dedos, ya lo hacían más intensamente, escuche gemidos, que se fueron apagando, lo mismo que la luz en mis ojos, escuche un “no” lejano como un eco de muerte y después me vi en un túnel oscuro, había una luz al fondo, sentí que Rita estaba allá, feliz me dirigía ella flotando en la inmensidad y cuando llegue ahí se apagó la luz y todo se volvió oscuridad, eso era la muerte, así de simple, sólo oscuridad, no respirar más, no pensar más, dejar de existir, ese era el fin…

********

Sentí un intenso dolor en mi pecho, eso me despertó, miré el techo de donde estaba y lo vi limpio, nuevo, escuche un monitor cardíaco y eso me desconcertó, se supone que la muerte no tiene monitores, en eso miraba hacia mis pies y vi un ramo de flores marchitas en un florero de vidrio muy lujoso, escuché un “ya despertó”, mis ojos vieron más de mi entorno y descubrí a Claudia que se levantaba de un sillón a lado de mi cama, se veía ojerosa, sin maquillaje, con una coleta en su cabello solamente y ropas simples, se parecía tanto a Rita en ese momento, que en un principio pensé que era ella que esperaba en el más allá, se acercó a mí y sonriendo feliz me tomo de la mano

– Despertaste papá—dijo emocionada—Esther ven ya, acaba de despertar

Mire a la puerta y vi que Esther entraba rápidamente a mi habitación, estaba en las mismas características que su hermana, ojerosa, demacrada, ropas simples, se veía no habían dormido en días, se acercó a mí, me tomó de la otra mano y me beso en la frente

– Despertaste mi amor, nos asustaste mucho

Estaba desconcertado, se supone que moriría por ellas y ahí estaban las dos conmigo colmándome de caricias y besos

– ¿Qué pasó?
– ¿Qué pasó? Pues que cuando nos tocaste recordamos lo mucho que te amamos y que si dejabas de existir, moriría la única persona a la que hemos amado con toda el alma
– Si papá—dijo Claudia con lágrimas en sus ojos, sin soltar mi mano– perdónanos por lo que íbamos a hacer, cuando cerraste los ojos supimos que te necesitábamos con nosotras
– Si, gritamos como locas hasta que llegaron los médicos, te resucitaron y una vez estable lo primero que hicimos fue trasladarte a este hospital, te operaron, tienes un triple by pass coronario, eso te mantendrá vivo por mucho tiempo
– Aquí hemos estado, no nos hemos separado de ti, los médicos insistían pero no lo hicimos, estuviste en c*** 2 semanas, te cuidamos, te bañamos, hasta te rasuramos
– Si, Claudia sólo salía comprar flores, de hecho a eso salía yo, pero escuche cuando Claudia dijo que habías despertado y vine corriendo a verte, no te separaremos de nuestro lado nunca ¿oíste?
– Pero yo no tengo dinero para pagar esto
– Tu no, pero nosotras sí, todo lo que es nuestro es tuyo—dijo Claudia acariciando suave mi mano sin dejar de verme emocionada de verdad

Toqué mi herida en el pecho que era cubierta con una gasa, sentí el dolor postquirúrgico, me sentí aliviado, estaba resignado a morir y ahora la vida me daba una segunda oportunidad.

*******
Dos años después

Los gemidos de las dos retumbaban en la casa, vivíamos cerca de las playas mediterráneas, era el clima idóneo para mi salud, habían rehabilitado mi cuerpo, volvía a tener bríos de como cuando joven, me alimentaban de lo más sano, tenía instructor de todo, de ejercicio de alimentación y cuanta cosa sansa fuera para mí.
Tenía a Esther sentada en mi cara, con mi lengua estimulaba su raja, la metía lo más hondo que podía a petición de ella que gemía sin inhibirse, Claudia me cabalgaba metiendo y sacando mi pito de su culo, las dos se movían sincronizadas como engranes de un reloj de precisión, yo me daba habilidad para estimular con una mano el pezón de Claudia y con la otra el de Esther que gemían agradecidas de mis estímulos, llevábamos 2 horas cogiendo como conejos, una foto de Rita tamaño postal adornaba el cuarto donde a diario le ofrecíamos nuestro espectáculo copular, sentí la típica comezón de mis huevos y jadeando en la raja de Esther me vacié en el culo de Claudia que gimió con una intensidad de adulta cerrando sus ojos, era tan parecida a Rita, que en ocasiones me confundía si era ella en carne viva, así era nuestra vida, aislados del mundo pero juntos los tres y siempre recordando la memoria de su madre, el amor de mi vida.
En la tele se veía la grabación que hicimos los cuatro en la habitación del conserje, Rita nunca la destruyo y ellas tampoco pudieron, me confesaron cada por separado que a solas la ponían, sin que la otra hermana se diera cuenta y se masturban, sin decírselo la una a la otra, no podía pensar en otra cosa que no fuera esa grabación, yo guarde el secreto de cada una, igual las dos eran mis amores.

Esther se bajó de mí y se acostó a un lado mío, me besaba sacando su lengua saboreando su propio sabor, chupaba mi lengua con esmero, Claudia también se había bajado y ahora metía mi verga en su deliciosa boca, chupaba las últimas gotas y lamía mis huevos limpiándolos.

– Esto es delicioso—decía Esther sin dejar de besarme—papá te tenemos una noticia que te va a encantar
– ¿Qué mi amor?—decía yo acariciando y chupando sus pezones, volteando a ver a Claudia que también me miraba feliz
– Estamos embarazadas, las dos de ti

¿Embarazadas? Pues claro que sí, habían dejado los anticonceptivos y cogíamos a diario, su menstruación había cesado, sus pechos habían crecido y sus rajas sabían más acidas cuando se las chupaba, iba a ser padre de dos al mismo tiempo

– Mi amor, las dos me hacen el hombre más feliz del mundo
– Si seremos cinco ahora, sólo espero que sean niñas— dijo Esther y miró a Claudia que dejo de chupar mi pene y se dirigió a besarme
– Y ¿Cuándo crezcan?—pregunte, las dos se miraron sonriendo cómplices y Claudia volteo a mí con ojos de emoción y lujuria
– Pues… ¡compraremos un piano!.

Las dos rieron felices y excitadas mientras imaginaban el futuro nuestro, me besaban, nos enroscamos en un solo beso los tres, mi pene brinco en excitación, imaginando lo mismo y nos volvimos a hundir en un mar de placer… y el placer nunca acabaría

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