Bajo la luna

Bajo la luna
Un fin de semana me fui con una amiga y unas conocidas a una casa rural. Solo conocía mi amiga que fue la que me convenció para ir. Esperabamos un finde de mucha fiesta en la casa ya que nos juntamos unas 15 personas. La casa era grande, al estilo rural, con un gran salón con chimena y cocina y varias habitaciones repartidas alrededor. Era una epoca de primavera calurosa tipica de la zona y con una maravillosa luna llena en el cielo.
Una vez que llegamos, las ultimas como siempre, empezamos a presentarnos y a conocer a las chicas un poco. Todo iba bien hasta que me presentaron a Libia, la cual era morbo puro empezando por su nombre. Tenia una mirada penetrante, con un toque de lascivia, su cara era magnetica, y sus gestos pausados pero con seguridad. Me impresionó mucho pero intenté disimular.
A partir de ahi empezó la fiesta. Mucha bebida y comida y todo el mundo hablando. Fui conociendo de forma mas cercana a todo el mundo salvo a Libia, a la cual estuve evitando. De vez en cuando la miraba y me surgía un sentimiento a la vez de atracción y de miedo.
Eso si, entre copa y copa me fui alegrando. Hubo canciones, risas y diversion. Fue una buena noche. Bien entrada la mad**gada, varias chicas se fueron a dormir. Teniamos repartidos los cuartos, y yo dormiria con mi amiga. Ella iba bastante bebida y se acostó pero a mi no me apetecía. Entonces vi que varias chicas se ponían a jugar a las cartas en una mesa, entre ellas Libia. Sin pensarlo me acerqué y me uní a la partida. Me puse enfrente de Libia y así pude verla mejor. Mientras repartía cartas, observé su cara, con unos ojazos morenos intensos, unas cejas oscuras y unos labios carnosos pero proporcionados. El pelo cortado irregular y aspecto algo hippie, con algunos collares y pulseras. Llevaba una camiseta sin sujetador que sugerian unos enormes y bonitos pechos. Toda ella rezumaba erotismo e intensidad. Seguimos un rato de risas, cartas y bebida. De vez en cuando nuestras miradas se cruzaban y cada vez que su mirada se posaba en mi yo me estremecía.
Hubo un momento en el que ella fumaba y tenia una botella de vodka al lado y me miraba con una cierta sonrisa que no evocaba nada bueno, toda ella rezumaba erotismo, perdición, deseo. Al rato, yo solo deseaba una cosa y la habria hecho sin rechistar. Pero por desgracia, yo no tenia experiencia ligando con mujeres, no sabia que hacer o que decir. Esto no era un encuentro fortuito y morboso que ocurria de repente y en el que yo me dejaba llevar, como ya me habia pasado alguna vez. Lo que mas miedo me daba era la creencia de que nadie de mi entorno aceptaria que a mi me gustaran las mujeres abiertamente, en especial mi amiga. Asi que la inexperiencia unida al miedo hizo me quedara jugando sin más.
Pero ella tuve que leerme el pensamiento porque al cabo de un rato me hizo una seña para que me levantara. Mi corazón se puso a mil. Me preguntaba si seria verdad o eran imaginaciones mias. Pero enseguida repitió el gesto. Asi que me disculpé me levanté. Cuando me dirigía a mi cuarto cai en la cuenta de que no podia ir a ningun sitio, asi que solo podia ir fuera de la casa. Alli fuera me acerqué a unos arboles y bajo la luz de la luna me quedé esperando.
Pasó una eternidad hasta que por fin apareció ella con una botella en la mano. Se acercó y me miró. Esa mirada me congeló, me quedé parada y solo pude sonreir. Menos mal que habló primero: “Lai, ¿quieres mas vodka?” Yo dije que sí, y al coger la botella, su mano me tocó. Aquello me erizó, y bebí, mirandola fijamente. Entonces agarró la botella y tambien bebió. Dejando caer liquido por la camiseta. Nos reimos las dos, me agarro una mano, me acercó a ella y con un susurro al oido me dijo: “Quitame la camiseta que esta mojada”. Yo no sabia que decir, solo sentía su olor tan cerca mia. Asi que le ayudé a quitarse la camiseta dejando unos maravillosos pechos al aire. Me dijo: “uff, espero que no te importe”. Yo solo pude sonreir, y al final dije que no me importaba y que tenia un pecho muy bonito. Dio un trago a la botella, miró hacia la casa y luego a mi. Agarró mi mano y me llevó hacia dentro de los arboles, en una zona cercana pero mas intima.
Una vez alli, me acaricio la cara y me dijo que yo era hermosa y entonces nos besamos. Fue muy apasionado. El sabor de esos labios y el roce con su pecho hizo que me humedeciera bastante y empecé a mojar mis braguitas. Enyonces ella metió su mano por debajo de mi camiseta liberando mis pechos. Empezó a besarlos y a lamer mis pezones que estaban ya erizados y duros. Nos tumbamos y pasé mi lengua por sus pechos sintiendo como se estremecía. “Que locura!” pensé. Yo estaba a cien, bastante mojada en mi sexo, cosa que ella notó en seguida cuando hundió sus dedos entre mis labios. Que placer sentí, ahora era totalmente suya, podia decirme o hacer lo que quisiera que yo no me quejaría, me tenía a su antojo. Yo solo podia besarle esos labios carnosos una y otra vez mientras ella me acariciaba mi entrepierna.
Al final quedé desnuda y ella bajo su lengua hasta mi clitorix, moviendolo de muchas formas mientras yo me retorcía y gemía de placer. Que manos y que lengua. Yo abria mis piernas y cuanto mas me hacia mas las cerraba para aprisionar su cabeza y dejar esa lengua dentro de mi. No quería gritar para que no me oyeran las compañeras de casa, asi que tuve que contenerme hasta que no pude más y agarré la camiseta del suelo y la metí en mi boca para ahogar un grito que surgió desde lo mas profundo de mi vientre. El tiempo desapareció y solo exisitiamos las dos echadas en el campo. Estaba tan extasiada que no podia moverme, pero aquellos ojos magneticos mirandome tan cerca de mi hizo que brotara de nuevo la pasión.
Ella tenia el pecho al ire, asi que fui acariciando su pecho con los dedos y seguí con la lengua. Le quité los pantalones y vi que llevaba unas braguitas blancas y rosas con un pequeño dibujo de piolin. Aquello me encantó e hizo que se las quitara lentamente disfrutando de cada centimetro y observando un sexo ardiente y precioso que surgía delante mia. Pase los dedos por sus labios y fui acariciando sus zonas erogenas, viendo como gemía, como se retorcía, como se arqueaba cuando introducia mi lengua en su sexo salvaje. Fue maravilloso, estuvimos asi una eternidad, disfrutando ambas, entrelazando manos, rozandonos el pecho, nuestros ombligos y nuestro sexo. Sus gemidos se hicieron mas fuertes e irregulares cuando estaba jugando con mis dedos y mi lengua en su sexo. Entonces explotó con fuerza y sin contención, un rugido de placer y un flujo de pasión.
Las dos quedamos desnudas, abrazadas mirando los árboles en aquella preciosa noche de primavera en la que mi vida cambió para siempre. Ya vería como gestionar esa pasión pero yo quería volver a acostarme con aquella maravillosa mujer.

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