Ella, la playa y yo

Ella, la playa y yo

Estamos juntos en la playa y hace mucho calor. Nos vamos juntos a buscar un lugar apartado, donde nadie nos vea. Yo con mi bermuda y ella con su traje de baño. Ella se recuesta contra algo y yo me le acerco de espaldas, ambos de pie. Le acerco mi cola, empiezo a frotársela por su entrepierna y enseguida empiezo a sentir como se empieza a hinchar. Me gusta, siento como su bulto acaricia la raya de mi cola y cada vez entra más. Muevo mi cola de arriba hacia abajo haciando cada vez más presión, como queriendo que entre de una vez por todas. Hasta que ella no aguanta más y se saca la tanga, aparece ese enorme pedazo en todo su explendor, ella no se puede contener, me baja apenas la bermuda y mete esa hermosa pija entre mis nalgas. Busca con su punta hasta que encuentra mi agujero que está super sensible y la mete sin piedad. La tiene tan lubricada que no necesita ponerle nada y entra como si fuera invitada. El placer es imposible describirlo, como locomotora sin frenos avanza a toda maquina hasta que llega a la raíz. Se detiene por un segundo, para poder asimilar el placer y entonces empieza a bombear sin piedad, rapida y furiosa. Me sujeta con sus manos por las caderas y se escuchan las embestidas frenéticas que me dá entre sus suaves gemidos de placer. Yo no puedo pensar, simplemente el placer me tiene fuera de mi, quiero mirar a mi alrededor por si aparece alguien pero se me hace imposible, solo cierro los ojos y me concentro en su enorme pedazo dentro de mí. Mi pija, perdón, mi “pijita” si la comparo con esa belleza enrome de ella, está dura como fierro, se bambolea para atrás y adelante en cada embestida, siento como gotea sin cesar, en un hilo interminable, gomoso y sabroso. Su respiración se acelera al igual que sus gemidos, que son cada vez más fuertes, sé muy bien que está gozando, se siente así. Al darme cuenta que que su ritmo decrece, me dispongo a seguir con el trabajo yo. De apoco muvo mis cadera de arriba hacia abajo, es tan placentero que cada vez lo hago más fuerte, ella se queda quieta, ahora el que manda soy yo. Me apoyo con mis dos manos en una rama atravezada de un arbol que tengo enfrente de mí y la empiezo a coger con mi cola, el ritmo es cada vez más frenético, sus gemidos también, al igual que los míos. Con todo ese cilindro dentro de mí el único placer que me falta es: LECHE. Tengo una necesidad imperiosa , una locura por su leche, la quiero saborear, tragar. A lo que se lo digo mientras sigo sin darle tregua con mi cola y ella me dice que le falta poco para acabar, que quiere verme tragándome toda su lechita calentita. El escuchar eso me provoca moverme más rapidamente, la idea de su leche estrelléndose contra mi cara y boca me enciende aún más. Sus jadeos se hacen mas rápidos y su respiración también, a lo que me contesta: “voy a acabar!”. Sin perder un segundo, saco su pija de mi cola, me doy vuelta, me arrodillo y agarro su pija en mis manos, la siento más caliente y sale completamente limpìa. Con la mano derecha la empiezo a pajear desesperadamente, mientras que con la izquierda me pajeo, el placer es tanto que yo también estoy a punto de acabar. Abro mi boca a más no poder, saco mi lengua y apunto la cabeza de su pija hacia mi garganta. Entonces veo como de su glande aparecen una pocas gotitas transparentes, a lo que le sigue una enorme erupción de ese liquido blanco y espezo, salta a una enorme velocidad para aterrizar todo sobre mi garganta y lengua. Sus gemido son tremendos y super femeninos, por un momento pienso de que alguien nos puede escuchar , pero lo olvido, no me interesa, solo quiero su leche… El sabor es intenso , algo amargo, pero me llega provocar tal excitación que con mis ojos cerrados, arrodillado y su leche caliente llegando a borbotones a mi boca provoca que eyacule de inmediato. Por dios que acabada!! nunca goce así. Con su leche pasando a través de mi garganta lanzo mis ultimas balas, trago y trago todo lo que ella me dá, nunca pensé que la leche fuera tan deliciosa. Siempre quise probar pero también tuve la duda si me llegaría a gustar, ahora lo sé: me encanta todo, el sabor, la consistencia, como se deliza por la garganta cuando la tragás, todo. Todavía tengo su pija en mi mano y todavía ella no se reincorpora del placer cuando , me la meto toda en mi boca y se la chupo, quiero sacarle hasta la ultima gota. Termino y nos miramos a los ojos, los dos nos reímos, no tenemos palabras para describir los que nos pasó. Me paro y la comienzo a besar profundamente, como broche de oro. Ambos nos reacomodamos la ropa y salimos juntos de la mano hacia el agua, nos vamos a dar un baño, hace muuucho calor….

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