(FANTASÍA) Sorprendiendo a mi Amo.
Hacía tiempo que quería satisfacer a mi Amo, y esa noche iba a sorprenderle.
Desde hacía unos días mantenía contacto con una chica, era rubia, con el pelo por media melena, delgadita, labios carnoso, culazo, bonito pecho y algo más bajita que yo. Vivía cerca de donde vivo yo. Al principio no estaba segura de si me serviría como sumisa, pero apuntaba maneras.
Era un miércoles, pues sabía que el jueves mi Amo tenia fiesta, y esa noche iba a ser muy, muy larga. Preparé mi maleta, con cuatro trapitos, mis redes, medias y demás. Ella, no tenía casi nada, así que antes de emprender el viaje, nos fuimos a un sex shop de compras. Pensaba comprar todo lo necesario para que esa noche fuera perfecta.
Bajamos del coche, la cogí de la mano, pues la notaba algo nerviosa y entramos en el sex-shop. Nos dirigimos primero a la zona de ropa y medias y demás. Sabía que al Amo le encantaban las redes, así que para ella cogimos una red de cuerpo entero, con agujero en el coñito. También le miré unos botines negros, le sentarían de maravilla. -Vas a estar preciosa perrita.
Seguidamente le di un beso y le dije que me siguiera. Yo no pude resistirme a comprarme algo también, fui a la zona de corseés, y vi uno perfecto para mí, negro y con los bordes rosas, y con el tanga a juego, aunque presentía que ni siquiera me lo iba a poner.
Ahora solo faltaban los últimos detalles, y lo más importante.
-Ven perrita, necesitas algunas cosas para esta noche.
Nos dirigimos a la zona bdsm, primero de todo le miré un collar y la correa, esa noche llevaría collar. También miré unas esposas y cuerda para poder atarla bien. Me faltaba la cera, cogí dos velas rojas grandes. Ya lo teníamos todo, así que pagamos todo y nos dirigimos al coche.
Teníamos una horita de camino hasta el hotel que había reservado, cerca de donde mi Amo trabajaba.
Por el camino le iba explicando detalladamente a V (así llamaremos a la chica) lo que esa noche viviría. Iba a ser mi perra, me obedecería toda la tarde y cuando viniera nuestro Amo, sería de los dos, pero siempre, siempre manda el Amo por encima de todo. A lo que ella contestó:
-Si Ama, seré vuestra perra.
La notaba cada vez más excitada.
-Quítate el tanga, súbete la falta y tócate, quiero ver cómo te tocas para mi perrita.
Empezó a tocarse y a gemir, estaba muy mojada, y yo me estaba poniendo muy cachonda, pero debía contenerme ya que estaba al volante.
-Ni se te ocurra correrte perrita, guarda el tanga en el bolso y ponte bien la falda que ya llegamos al hotel.
Asintió y así lo hizo. Ya llegamos al hotel. Cogimos las maletas y todo lo que habíamos comprado y nos dirigimos dentro. Nos dieron la llave y nos dirigimos a la habitación. Nada más entrar dejé todo en el suelo y le ordené a la perrita que se desnudara. Yo me desnudé también.
-Vamos a ir a darnos una ducha perrita, debemos estar bien limpias para nuestro Amo, vas a lavarme y a peinarme y luego te ducharás tú.
-Si Ama, así lo haré.
Me metí en la ducha, mientras V, se encargaba de mojarme y enjabonarme, por cada rincón, desde las piernas, el coño, los pechos, el pelo… Me secó y me peinó y yo procedí a dejar que se duchara.
Fui a vestirme y a preparar todo para la ocasión. Me puse el corseé, medias hasta el muslo y tacones negros, me puse también collar y muñequeras. Me pinté los labios de rojo y me puse mucho rímel. Preparé la fusta, la cera, las pinzas y las cuerdas. V, ya estaba lista solo le faltaba el toque final.
-Perrita, vístete con lo que te he comprado y ponte el collar.
Estaba preciosa, al Amo le iba a encantar. Ya se nos hacía tarde, pues tenía que avisar al Amo antes de que saliera de trabajar. Saqué la cámara, para hacernos unas fotos. A él solo le iba a mandar una. No iba a saber que tendría dos sumisas hasta que entrara en la habitación. Me hice una foto con el corseé y le mandé un mensaje:
“Le espero esta noche cuando salga, en el hotel X, habitación 85. Tengo una sorpresa para usted Amo. Su ansiosa zorrita.”
No contestó, pero sabía que lo había leído. Aún faltaba casi una hora para que el Amo saliera del trabajo, así que iba a divertirme primero un poco yo sola con la perrita, para tenerla bien caliente para él luego.
Le vendé los ojos a V, preparé unas velitas, para crear más ambiente. Le puse las esposas y le até los brazos a la espalda. La agarré del pelo y le hice ponerse con el culo en pompa, tenía un culito perfecto para azotar.. y no pude resistirme. Cogí la fusta y primero la se pasé suavemente entre los muslos, por el coñito mojado y luego le hice lamer la fusta. La retiré y empecé a fustigarla, primero suavemente para ver como reaccionaba y cada vez más fuerte, ya que le encantaba, temblaba, gemía y chillaba. Variaba entre la fusta y mis manos, tenía el culo muy muy rojo, estaba segura de que le iban a quedar marcas y eso me ponía muy cachonda. Dejé la fusta y le acaricié el coño, le metí los dedos y le arranqué un gemido, la perrita estaba muy cachonda, igual que yo…
Me retiré, cogí la fusta y me coloqué delante de ella, le cogí fuerte del pelo y la acerqué a mi coño y como una buena perrita empezó a lamer, yo cada vez estaba más y más cachonda.. Sin soltarle el pelo, amorrada a mi seguí azotándola con la fusta. Estábamos las dos gimiendo de placer cuando se me ocurrió mirar al reloj, se me había ido el santo al cielo y el Amo debía estar a punto de llegar, aparté a la perrita, y me coloqué bien el corset.
Coloqué a la perrita a los pies de la cama, de rodillas, con los brazos aun atados detrás. Y esperé a que el Amo llegara. A los 5 minutos llamaron a la puerta, estaba emocionadísima para que viera la sorpresa que tenía para él. Abrí la puerta, y allí estaba, mi Amo, impaciente por saber que estaba pasando.
-Buenas noches Amo, tengo una sorpresilla para ti (Le dije con una sonrisa de oreja a oreja)
Me coloqué detrás de él y le tapé los ojos con mis manos y le dirigí hasta la cama, una vez allí, retiré mis manos.
Su cara era un poema, no daba crédito a lo que estaba viendo. Me dio un beso y me dijo:
-Eres increíble putita mía, no me lo esperaba. (Sólo por ver la cara de felicidad de él, había valido todo la pena)
Cogió a la perrita y la levantó para verla mejor, le dio la vuelta y vio el culo rojo y con marcas de fusta.
-Te lo has pasado bien con su culo ¿eh, zorra?
-Si Amo, no sabes cuánto.
Nos cogió del pelo a las dos y nos hizo arrodillar.
-Comerme la polla, zorras.
Empezamos a comerle la polla las dos, el Amo nos tenia cogidas por el pelo y nuestra perrita no veía nada, así que yo intentaba guiarla un poco, metiéndole la polla en la boca, besándola. Nos estábamos poniendo muy cachondas y el Amo podía notarlo.
-Tocaros, zorras.
Empecé a comerle la boca a mi perrita y a la misma vez empezamos a acariciarnos los coñitos, introduje los dedos y empecé a moverlos con rapidez, empezó a gemir como una perra y eso me ponía cachondísima.
El Amo estaba de pie al lado de la cama, y nosotras en el suelo. Sin para de masturbar a la perrita le pedí a mi Amo que me follara la boquita, y así lo hizo. La perrita estaba a punto de correrse, pero nuestro Amo nos hizo levantarnos y ponernos en la cama. Empezó a follarme a cuatro patas, haciéndome soltar un fuerte gemido, pues estaba muy deseosa de notar su polla dentro. Me cogió del pelo y me amorró al coñito de la perrita, empezamos a gemir las dos como perras, le comía el coño a la vez que la masturbaba con los dedos.
-Córrete perrita, córrete en mi boca.
A los dos minutos explotó, se corrió como una buena perrita. Me giré y le pedí a mi Amo si podía tocarme mientras veía como se la follaba, asintió y la cogió, la puso con el culo en pompa y empezó a follársela. Eso me ponía putísima, ver como mi Amo se follaba a otra perra. Empecé a masturbarme, cada vez más rápido, estaba apunto de correrme y de golpe mi Amo me dice:
-Córrete zorrita, ¡córrete ya!
Solo de escuchar esas palabras me corrí, empecé a temblar y a respirar muy fuerte, pues casi me caigo de la cama de los temblores. Cuando me repuse, me hizo acercarme, le quitó la venda a la perrita, que por fin podía vernos, ella sonrió y me dio un beso.
-Trae las correas zorra, vamos a ir a dar una vuelta.
Le traje las correas y nos las puso, bajamos de la cama y nos pusimos a patas. Se puso los pantalones, nos paseó por la habitación y salimos al pasillo, nos paseó por el pasillo del hotel, Nosotras estábamos con miedo de que alguien nos viera, pero eso también nos daba más morbo. Nos paseó durante un rato por ahí, haciendo que nos besáramos y que guarreáramos. Hasta que volvimos a llegar a la habitación.
Me arrodillé ante mi Amo y le pregunté:
-Amo, ¿puedo jugar con la zorrita un rato, por favor?
-Si putita mía, es toda tuya.
Me quitó la correa, y cogí a la perrita, la tumbé en la cama y la quité también la correa.
La desnudé por completo, cogí las cuerdas y la até de manos y pies a la cama, para que no pudiera moverse. Preparé las pinzas, la cera y la fusta. El Amo, estaba mirando desde la butaca de al lado de la cama, disfrutando del espectáculo.
Primero empecé con las pinzas, le puse una pinza en cada pezón, y dos en los labios mayores del coñito. Luego empecé a ponerle más por los pechos, le puse otra en el clítoris y una en la lengua. Se notaba que le dolían mucho y eso me excitaba muchísimo a mí. Me giré y vi a mi Amo, tocándose y eso me encantó, pero yo debía seguir con lo mío. Cogí la vela roja y la encendí, la dejé un buen rato para que se quemara bastante, para que cayera bastante cera, la perrita estaba algo asustada, pues nunca había probado la cera, pero estaba segura que le iba a encantar. Empecé echándosela por los pechos, la perrita se retorcía del dolor, pero no podía moverse, pues estaba atada. Seguí echándole por la barriga, los muslos y finalmente por encima del coñito. Empezó a gritar mucho, ya había tenido suficiente, así que paré con la cera. Esa imagen de la perrita atada, con las pinzas y la cera roja por todo su cuerpo, me erizó la piel, fue increíble, la besé y la acaricié.
Empecé a quitar las pinzas, una por una, se retorcía de dolor, pues ya estaba aguantando mucho. Cuando ya no tenía las pinzas era hora de quitarle la cera, y la mejor manera era azotando la piel con las manos, empecé azotándole los muslos, viendo como las gotitas secas de cera iban despegándose, luego pasé a la barriga, subí a los pechos y por último el coñito. Quedo prácticamente limpia de nuevo, aunque con la piel algo rojita.
La dejé atada y me acerqué a mi Amo, le acaricié y empecé a lamer su polla, le mire a los ojos y le dije:
-Por favor, Amo, quiero que me folle el culo y se corra dentro de él.
El Amo no dudó ni un momento en hacerlo, pues tenía ganas de mi culo desde hacía un tiempo ya.
Cogí un lubricante y me lo apliqué, y mi Amo me metió la polla en la boca para lubricarla también. Me coloqué con el culo en pompa en el suelo, como a él le gusta verme, y poco a poco empezó a meter su polla dentro de mi culo, entraba muy bien, y poco a poco fue aumentando el ritmo, cada vez más rápido. Yo no podía para de gemir, me gustaba mucho. Empezó a follármelo muy fuerte, pegándome envestidas, rompiéndome el culo, no paró de follármelo ni un momento, hasta que al rato note como me llenaba de leche el culito, corriéndose dentro de él. Fue increíble la sensación, nunca lo habían hecho, era la primera vez que se corrían dentro de mi culo.
Me levanté y fui a desatar a la perrita. Cogí su correa, coloqué una manta en el suelo, y la até a los pies de la cama, iba a dormir allí. Me quite el corset, las medias y los tacones, y me puse mi camiseta rosa para dormir. Esa noche iba a dormir como nunca.
SumisaRebelde