Mi tío me da una gran lección

Mi tío me da una gran lección
Recuerdo esa época, como una muy loca, en la que gritaba mucho, reía por todo e intentaba revelarme por todo. Con mis padres me llevaba fatal, y les hacia el menor caso posible, salia cuando quería, volvía cuando ya estaba cansada. Siempre andaba con chicos, pero si no llegue a embarazarme, como si paso con otras amigas, fue porque la mayoría los veía muy poca cosa para mí.

Así que era medio virgen cuando turbe esta experiencia sexual, porque algunas cosas con chicos ya había realizado, sin llegar nunca a sexo de verdad. Penetraciones de calentamiento, tonterías para calentar al chico…. Aunque durante un tiempo llegue a masturbarme como una autentica loca, y era solo cuestión de días que no resistiera la tentación y me dejara llevar por alguno de mis amigos, y me dejase follar en serio.

Y justo en ese momento, paso algo grave, que podría haber sido terrible. Aquel día iba sola por la calle, llevando una ropa que me parecía preciosa y hacia que destacara. Eran unas mallas muy ajustadas que me dejaban un culo que consideraba precioso, aunque creía que me lo hacia muy gordo. Me gustaba ver mi vientre plano, señal de que el régimen funcionaba y ver como las mallas estaban lisas sin un solo pliegue desde las piernas hasta que terminaban antes de llegar a mi ombligo. Solo destacaba mi vagina, que abultada, y apretada, destacaba sobre mi vientre. En algun momento había sentido complejo, pero luego pensé que era como mis pechos, era una característica femenina, que gustaba a los chicos. Ya que no tenia demasiado pecho, la naturaleza me dio un coño bien marcado. Por eso me gustaba llevar un top corto que hiciera que mis pechos parecieran mas grandes, como el que llevaba ese día, que apenas alcanzaba a tapar el sujetador.

Yo pensaba en atraer a ciertos chicos. Los frikis o babosos, eran un pequeño daño colateral y era fácil lidiar con ellos. La verdad es que no conseguía que se fijaran en mi los chicos que me gustaban, esos miraban a chicas mucho mas exuberantes que yo, que soy mas bien poca cosa y delgada.

Alguna vez me ha pasado, a todas nos pasa, pero ese día fue clave. Un viejo empezó a seguirme y a decirme guarradas.

– Como se mueve ese culito. Como marcas coño.
Solo recuerdo esa frase, pero fueron varios minutos insistiendo. Normalmente lo mejor es olvidarse y marcharse rápidamente. Pero mi carácter agresivo de aquella época, hizo que me volviera.

– Comeme el coño viejo arrugado.

– Si eso es lo que quiero, niña comerte el coño y que te deshagas en orgasmos en mi boca.

No fue una buena elección, me equivoque al escoger las palabras. El tío se había plantado a escasos centímetros de mí, y podía oler su aliento rancio y alcohólico. Si estaba borracho lo tenia muy difícil. Noté aterrorizada como se me abalanzaba, apenas tuve tiempo en reaccionar.  Fue como un relampago, en menos de un segundo, vi a mi agresor en el suelo, con la cabeza estampada contra la pared.

– Pero tu eres tonta? ¿como se te ocurre plantarle cara a un borracho?

Después de unos segundos confusos, pude ver que era mi tío, mi adorado tío. Me vino a la cabeza entonces la imagen de él saltando y empujando al viejo violentamente contra la pared. Vi como atendía al viejo y tras comprobar que no estaba herido me cogió del brazo y me sacó de allí.

Yo sentí que me desvanecía, medio aliviada, pero también excitada por esa demostración protectora de mi tío. Sentía una obsesión malsana. Era el marido de una de las hermanas de mi madre. Un hombre joven, con un cuerpazo delgado y muy musculado, de pelo completamente cano. Lo había visto en alguna ocasión en bañador y alucinaba con sus abdominales, estaba más bueno que la mayoría de los chicos que conocía. Y además, casi siempre se le insinuaba un rabo enorme bajo los pantalones, una cosa enorme y carnosa que en mi imaginación era colosal. Mi tío era una fantasía recurrente cuando me masturbaba o cuando intentaba meterme algun objeto grande por el coño imaginado que era aquel pollón enorme.
Sin saber como, estaba en su casa y me estaba abroncando por mi comportamiento y por la forma de ir vestida. Enseguida caí que vivía muy cerca de donde pasó todo, y me había llevado para que me tranquilizara. Realmente estaba tranquila, lo que tenia era confusión y una enorme excitación doble, por el suceso y por estar con mi tío a solas, que me ponía muy nerviosa su presencia cercana. Su calor, su olor, su presencia era ya casi orgásmica. Si solo me acariciase un poco me volvería loca.

– Pero como se te ocurre decirle eso a un viejo borracho que te esta siguiendo.

Si seguía por ahí, conseguiría que me bajase el lívido completamente. Estaba avergonzada.

– Se defenderme.- Le dije en un ataque de rabia.

Estaba tan excitada. Sentada en un sillón, dejaba que mi mirada se perdiera por la casa de un lado a otro, sin poder contener la emoción. No sabia porque estaba tan excitada, pero era incapaz de contenerme. Creo que incluso me acaricie el coño, o me lo rasqué, no se exactamente bien que hice.

– Que sabes defenderte? Pero estas tonta? No sabes lo que podría acerté un tío como ese? Eres preciosa, un bombomcito joven floreciente al que destrozaría la vida un tipo así. Eres demasiado preciosa como para que no te des cuenta de que tienes que vigilar. El mundo esta lleno de mierdas como ese.

No se bien como se me ocurrió, pero era un grito desesperado. Estaba completamente ausente de la realidad, excitada al máximo. Mis palabras eran confusas y mi boca decía lo que quería mi mente, pero mi parte lógica quería decir otra cosa.

– Come el coño!!!! – Grite de nuevo.

No fue un imperativo agresivo en modo de ofensa, era una suplica casi dulce entrecortada y ahogada, con más timidez que fuerza. No se como lo entendió mi tío, pero su reacción me sorprendió muchísimo. Se abalanzó sobre mi, cogiéndome las muñecas contra el sillón, apretando con fuerza. Acerco mucho mi cara sobre la mía.

– ¿No te das cuenta de lo grave que es esto? Piensas que será agradable que te fuercen? que te hagan todas las guarradas inimaginables?

Sentí como me ponía roja de vergüenza, pero también de excitación. No se si mi tío era consciente, pero yo ahora veo claramente como en ese momento mi cuerpo transpiraba por cada poro, el deseo de ser follada por mi tío, sin importar como, donde o delante de quien. Ni me lo pensé. Solo sonreí intentando hacer frente a mi vergüenza. Con un rápido gesto, le plante un beso en los labios. Rápido, si, pero lo suficientemente preciso como para morderle ligeramente el labio mientras me retiraba.
Me divirtió su cara de sorpresa al retirarse como si hubiera cometido un pecado mortal.

– Estas loca.

Entonces es cuando me dio miedo de verdad. Su rostro cambio la expresión, y se abalanzó sobre mi de nuevo. Esta vez solo me sujetó una mano, y la otra la llevo hasta mi muslo, subiendo peligrosamente hasta mi ingle. Contuve la respiración, pues ahora no era capaz ne analizar aquel acto.

– Y si te digo que quiero comértelo? que quiero comértelo salvajemente y follarte por todas partes?

Me hundí en el sillón, y deje que mis piernas se abrieran y su mano llegara hasta mi coño y me acariciara. Solo con las palabras que me acababa de decir, era capaz de correrme al instante. Dejé que me acariciara el coño.
Creo que estaba sorprendido, no era la reacción que esperaba. Estaba indeciso, pero llegados a ese punto, y viéndome a mi excitada y dejandome hacer, era incapaz de parar. Alargue la mano libre y acaricie su polla, que sentí enorme y dura.
Me soltó, y se arrodilló entre mis piernas. Puso una mano sobre cada muslo y subiendo poco a poco, me obligó a separar completamente las piernas. Luego metió la cabeza entre ellas, y me mordió el coño fuertemente, como a modo de advertencia. Si ese mordisco me lo hubiese dado sin ropa, me habría dolido de verdad.

– Niña, no tienes ni idea de lo que has desatado. Espero que estés preparada porque te voy a follar bien follada. No puedes ir por ahí con ese erotismo y ese cuerpecillo sin pagar las consecuencias.

Cogió mi malla y mis bragitas, y de un gesto rápido, las sacó hasta media pierna, quedándose atascadas en la corva de las rodillas. Levantándome la piernas, y dejándome completamente hundida en el sillón, metió la cabeza como pudo entre mis piernas, y comenzó a comerme el coño, con una delicadeza sorprendente.

– Y tu parece que no te has dado cuenta, que dejare que me hagas todas las cosas que se te ocurran. – Le dije acariciándole la cabeza mientras me sumía en mundo del placer y los orgasmos.

Mientras las mallas bajaban hasta mis tobillos, mis piernas se abrían, y su intensidad aumentaba. Cuando comenzó a morderme el clítoris mientras me metía un dedo, fue cuando no aguanté. Me corrí con intensidad, siendo completamente incapaz de controlar mis gritos de placer.

Se apartó rápidamente y me incorporó. Quise tocarle la polla, jugar con ella, comerla. Pero no me dejó, me puso a cuatro patas sobre el sillón, empotrandome de un empujón la cara contra el respaldo. Sentí al momento una polla caliente y enorme entrándome por mi coñito. Pensé que me iba a desgarrar, pero estaba tan excitaba, tan húmeda, que entro casi resbalando.

– Niña, pero tu de donde sales? Joer con tu coñito.

Sus envestidas eran terrible. Largas, rápidas e intensas. Me sentía completamente llena, poseída y me corrí sin parar una y otra vez. Uno de sus dedos jugaba con el agujero de mi culo, entrando y saliendo. Era algo increíble. No quería que parara jamás.

– Joder que culo.- Decía mientras metía el dedo y con la otra mano apretaba mi cachete.- Tienes un culo precioso. Es para volverse loco.

En un momento inesperado, cuando estaba yo en medio de un orgasmo muy intenso, extrajo la polla y apretándola contra mi ano por un segundo, la metió sin delicadeza. Estaba demasiado excitada, y mi “no” para que no me la metiera por el culo, quedó ahogado por un grito de placer al llegar al orgasmo. He de agradecer que por allí no me follara de aquella manera tan salvaje, pero me descubriera aquel punto de placer. Solo la introdujo un par de veces, suavemente, y luego la sacó.

– Tienes un culo fantástico, pero con ese coño de locura, quien quiere explorar otros sitios?

Me la volvió a meter de un solo golpe, y sentí como entraba en toda su longitud hasta que tocaba fondo. Ya no podía más, necesitaba un descanso, pero no pensaba dejar que se me viera. No me correría, pero estaba dispuesta a conseguir que él se corriera. Así que deje que me penetrara violentamente tanto como quiso. Para mi sorpresa, aun me corrí un par de veces más. 

– Joder, me voy a correr ya, no aguanto este coño tuyo.

Se me ilumino la mente. Era mi momento para dejar claro que no era una niña. Mientras la sacaba para correrse fuera, use las pocas fuerzas que me quedaban, y me di la vuelta y me deslice hasta el suelo. Había llegado mi momento de la victoria completa, que supiera que no era una niña cualquiera, sino una bestia del sexo que estaba por explotar. Sorprendido no pudo evitar correrse sobre mi cara, y yo al instante le chupe la polla mientras aun se corría. Por suerte ya había probado otras corridas descontroladas e impetuosas, no me pillo de novata. Dejé que se sentara en el sillón y continué comiéndosela durante un buen rato, jugando con su semen. La polla se quedó blanda, pero sin perder su tamaño, luego al cabo de un buen rato volvió a ponerse muy dura. Me monté encima suyo metiendo su polla dentro. Dejé que sus enorme manos guiaran mis caderas en la penetración.

– Pensaba que iba a poder domarte pero veo que no.

– No, soy una amazona- Dije gimiendo de placer.- Pero no me importa ser tu sumisa de vez en cuando….

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