El mejor vaso de agua…

El mejor vaso de agua…
El joven, de apenas unos 18 años se despide de su mamá, una señora de 45 años, pelo rubio corto, figura esbelta, 1.60 de estatura, pechos promedio y muy buena cola. Cabe mencionar que su padre no vivía en esa época en la ciudad, así que en la casa solo se encontraban ellos dos. Al despedirse de ella, el joven se dirige a su cuarto, con el ánimo de descansar. Sin embargo, era una noche calurosa, así que se dirige a la cocina, la cual está ubicada en el primer piso, pero para poder ir a ella debe pasar por el cuarto de su madre, donde transita sin inconveniente alguno. Al servir su vaso de agua sube poco a poco las escaleras cuando escucha un ruido extraño en el cuarto de su madre, con cierto grado de curiosidad, el joven acerca cautelosamente su oreja a la puerta, sin prever que esta se encontraba medio abierta. Al acercarse escucho algunos gemidos muy suaves, muy débiles, pero con mucha pasión, gemidos de esos que te imaginas en los sueños con aquella persona que más deseas, gemidos que no puedes ignorar, pero son tan placenteros para tu oído que no puedes dejar de escucharlos. Pero el joven no pudo separarse de aquella puerta, solo un pedazo de madera lo separaba de aquella acción placentera para su madre, pero extremadamente caliente para el, generándole una erección inmediatamente. El chico no sabía qué hacer, no sabía si sacar su pene y masajearlo con su mano o alejarse e irse a descansar, al fin, era su mamá quien se estaba consintiendo, pero la razón que lo fundo a quedarse es que en el fondo había alguna atracción del hacia ella. En ocasiones la espiaba, o miraba sobre su ropa, pero se la imaginaba desnuda. Fue así como el joven cerro los ojos y se quedó parado con la oreja en la puerta, fue tanta su concentración que su imaginación empezó a volar, pues no tuvo que pasar mucho tiempo para dejar ir su cuerpo hacia delante, abriendo la puerta, a lo que su madre le grita por su nombre, pero este se queda perplejo al ver que aquello que estaba viendo en su mente, se traducía a la excitante realidad. Ver a aquella mujer imposible para él, con sus piernas abiertas y su vagina reflejaba un brillo por la lubricación que generaba, dentro de ella tenía un consolador de plástico, pero ante la irrupción de su hijo, no lo saco, sino que allí lo dejo, seguía observando el joven los grandes pechos de su madre, muy firmes y su pezón algo oscuro, pero era como él se lo imaginaba. Fue ante esto que su madre nuevamente grito el nombre del joven a lo que el reacciono, pero su erección era muy evidente, a lo que no tuvo nada que decir, sin más que disculparse. A lo que ella no dice nada, él se acerca muy poco a ella, a unos cuantos pasos mientras ella se cubre y directamente ella besa en los labios. Pudo haber sido cualquier cosa, el momento, la excitación, pero su madre le respondió a su beso, eso sí, el joven dejo su vaso de agua en la mesa de noche. Una vez entraron en contacto, sus lenguas se querían devorar una a la otra, la respiración de ambos se agitaba cada vez más, pues las ganas no las podía contener. El chico beso poco a poco alrededor de su cuello, jugaba con su lengua mientras la besaba detrás de la oreja, a lo que la mujer solo podía gemir y agarrar la cabeza de su hijo, poco a poco ese iba besando el cuello, pero aún no quería bajar a sus pechos, aquellos pechos que siempre había soñado y por fin esa noche los tenía unos cuantos besos de distancia. Sin embargo, los acariciaba lentamente, tocaba la areola con la yema de sus dedos hasta que se decidió a apretar suavemente los pezones, estaban muy rígidos, eso era una buena señal. Hasta que tomó la determinación de bajar con su boca a por los pechos de su madre, llegando a ellos empezó a besarlos alrededor, sin aun llegar a la parte sensible, los rodeaba con su lengua hasta llegar al pezón, los lamio y beso, mordió dulcemente la punta y la mujer se retorcía de placer, el joven no podía creer lo que estaba viviendo. Pero allí estaba, con su boca mesando un pecho y con una de sus manos tocando el otro, el cual estaba igual de rígido. Continúo bajando poco a poco, besando aquel abdomen dirigiéndose a aquel valle tan hermoso pero prohibido para él, pero ya estaba ahí, el cuerpo de su madre simplemente llamaba a que la tocara cada vez más. Hasta que por fin llego a su vagina, un poco de tez oscura, unos labios mayores delicados y los menores algo largos, pero igual de hermosos. Su clítoris estaba tan erecto que se asomaba entre su capuchón y en su cavidad vaginal se escurría un líquido algo baboso, de color transparente, simplemente esta mujer quería sentir a este joven dentro en el menor tiempo posible. Pero antes, quería hacerle el mejor oral que ella pudiera disfrutar, así que empezó a besar y jugar con su lengua alrededor de la vagina, hasta que por fin llego al clítoris, lugar prohibido para el, pero con su lengua lamia en círculos alrededor de el, generando una cadena de gemidos y contracciones en el cuerpo de su madre, algo que nunca pudo imaginar. Al pasar de un rato su madre le agarra la cabeza y le dice que no aguanta más, que necesita que se lo meta ya.
Ante la súplica de su madre, el joven procede a bajarse los interiores y colocarse un condón que ella misma le pasa, al colocárselo, juega con su pene alrededor de la vagina de su madre, hasta que lo introduce poco a poco, se siente muy húmeda y caliente allí dentro, pero frente a esta acción, la madre expresa un gemido que lo éxito mucho más, las ganas de esta mujer en este momento eran incontrolables, así que empezó en la pose de misionero , hasta que cogió sus piernas, las elevo lo más que el cuerpo de su madre permitió y siguió con la penetración, esta mujer retorcía los ojos, se mordía los labios, se agarraba el cabello, era una cosa loca. Seguidamente la coloco en 4, alzo ella su cola y se inclinó hacia abajo, al que el joven entro nuevamente sin discriminación alguna, en esta pose su madre se convirtió en una loca, sus gemidos eran extremadamente pasionales, se agarraba los pechos y su vagina estaba más húmeda que al principio. Una vez termina esta pose, el joven se sentó en la cama y le pedio que se sentara encima del, pero dándole la espalda. Al momento de introducirle el pene, esta mujer grita de placer, pues encuentra firmemente su zona g. allí el joven acelera su ritmo de penetración, obligando a su mamá a no aguantar de placer y sale un chorro de su vagina, esta mujer cae al suelo y no se puede parar, pues sus piernas no le dan. El joven aún no había llegado, por lo que le dio su tiempo de recuperarse, pero sin pasar más tiempo este la agarra y la acuesta en la cama, nuevamente la penetra en posición del misionero, cuando su madre le dice, cuando te vayas a venir me avisas, quiero que me eches tu semen en el culo. Razón por la cual la coloco nuevamente en 4. El joven sentía pronto la llegada de su orgasmo, así que se quitó el condón y tal como lo pidió su madre, rego su esperma en su cola. Ya ambos saciados acordaron no volver a hablar o tocar el tema, su posición era algo incomoda, pero no se quitaron de la posibilidad de volver a estar junto. Por esta razón, para el joven fue el mejor vaso de agua de toda su vida.

¿De aquí cuántas mujeres maduras y madres en su hogar les gustaría una aventura con su hijo o sin el, sino con alguien joven, que les haga recordar aquella época donde se escapaban a un motel o la casa quedaba sola y desataban todos aquellos deseos reprimidos en sus cuerpos.?

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