Entregando a Lorena 54

Entregando a Lorena 54
Esa noche le propuse a mi sensual Lorena salir a caminar.
Le pedí que se vistiera de manera sexy…

Se puso una ajustada blusa escotada que dejaba ver buena parte de sus redondas tetas y, al no llevar sostén, sus pezones erectos parecían querer romper esa delgada tela. Un pantalón ligeramente ajustado delineaba muy bien su firme culo y unos tacos altos que me excitaban mucho.
Caminamos del brazo durante un buen rato, hasta que descubrí a lo lejos una zona bastante oscura. Me sentía muy caliente y arrastré a mi mujercita hacia ese callejón solitario, quería meterle mano allí en ese mismo lugar, porque no tenía paciencia suficiente para hacerlo cuando llegáramos a casa…

Al llegar a esa zona poco iluminada, miré hacia todos lados, para verificar que no hubiera gente que pudiera vernos.
Comencé a comerle la boca y ella me correspondió de una manera casi salvaje, Su calentura era todavía mucho mayor que la mía. En pocos segundos logré ponerla a mil…

Cuando Lorena sintió mis dedos rozando sus pezones endurecidos, dejó escapa un prolongado gemido. Yo sabía que su concha hambrienta ya debía estar más que empapada por la excitación…
Su respiración se aceleró y noté que apretaba sus muslos, como si quisiera masajear entre ellos sus delicados labios vaginales con la fricción que le provocaba el rozamiento.

A través de la suave tela de su blusa, comencé a lamer sus pezones erectos y ella no pudo evitar gemir de placer.
Así estuvimos por varios minutos. Y habríamos seguido así toda la noche, si no hubiese sido porque… llegó la policía. Alguien les había avisado. Eran dos agentes.
Nos dijeron que estábamos provocando un escándalo en la vía pública y que por ello debíamos acompañarlos.
Nos hablaban a los dos, pero solo miraban a mi mujercita y a sus redondas tetas, cuyos pezones se traslucían con claridad, debido a la humedad que había dejado mi saliva.

Traté de negociar con ellos, pero fue imposible. Le dije a Lorena que debíamos obedecer y ella susurró a mi oído que ya no aguantaba más la calentura que la invadía…

No me sorprendió ver que, en lugar de estar preocupada, estaba mucho más caliente y excitada que antes.
Hicieron subir a mi esposa en el asiento trasero del patrullero, pero a mí me ubicaron en el delantero, junto al conductor. Su compañero se sentó atrás junto a Lorena.
Volteé la cabeza para ver a mi mujer… tenía una expresión interrogante en el rostro, pero adiviné que seguía todavía muy caliente.

El conductor me dijo que, si colaborábamos con ellos, todo terminará pronto y nos dejarían regresar a casa. Y sonrió.
El patrullero se dirigió a una zona aún más oscura. Pude oír unos leves ruidos en el asiento trasero; pero no me atrevía a girar mi cabeza para ver qué sucedía con mi esposa…

El conductor entonces me dijo que podía mirar, pero sin decir nada ni intervenir. Me pidió de nuevo colaboración…
Cuando me di vuelta, Lorena estaba con la blusa levantada hasta el cuello, echada hacia atrás, mientras el otro agente lamía sus pezones erectos. Ella tenía los ojos cerrados y unos leves gemidos escapaban de sus labios abiertos.
Las manos estaban sobre sus piernas y frotaba sus muslos apretados, estimulando el roce con su clítoris.

De repente el agente dejó de mamar sus tetas y se abrió la bragueta, sacando una verga de tamaño considerable, ya bastante dura. Obligó a Lorena a posar una mano sobre esa pija que latía sin parar.
Ella al principio no hizo nada, solo la dejó ahí. Pero cuando él empezó nuevamente a lamerle los pezones, ella cerró sus dedos y apretó esa verga con firmeza. Comenzó a pajearlo.

Lejos de sentirme mal por tener que presenciar eso, me excité mucho, tanto que tuve una notoria erección.
El hombre desabrochó los pantalones de mi esposa, sin que ella opusiera alguna resistencia. Cuando lo soltó, Lorena levantó sus caderas para que el tipo se lo pudiera quitar, sacándoselo por los tobillos.
Entonces comprobé que mi delicada mujercita no llevaba una tanga esa noche. En plena penumbra pude distinguir sus labios vaginales, que brillaban con sus propios fluidos…

El agente le hizo abrir los muslos y metió una mano entre ellos, comenzando a deslizarla hacia arriba, hasta que sus dedos se hundieron bien adentro de su concha empapada…

Lorena no pudo evitar dejar escapar un prolongado suspiro y en ese momento abrió sus ojos, encontrando que yo la estaba observando sin perder detalle. Me sonrió con una expresión de picardía y luego se mordió los labios, dejándome saber que los dedos de ese hombre le estaban dando mucho placer…
El hombre le comentó a su compañero, que mi mujercita ya estaba lista para algo más que una simple metida de dedos…

El conductor estacionó en un lugar muy oscuro y le ordenaron descender a mi esposa, así desnuda como estaba. Me esposaron las manos a la espalda y me dejaron dentro del auto. Me advirtieron que disfrutara el espectáculo.
Los dos hombres se quitaron los pantalones y obligaron a mi delicada esposa a apoyar sus manos sobre el capot del motor. Hicieron que se inclinara hacia adelante, para que yo pudiera enfrentar su mirada desde mi asiento.
El conductor esta vez fue el primero. Aferró a Lorena por las caderas y, sin previo aviso, empujó desde atrás, penetrándola con fiereza, en una sola embestida brutal.

Lorena, sin dejar de mirarme directo a los ojos, abrió la boca y aulló como una perra en celo, mientras el hombre comenzaba a bombearle la concha con todas las ganas.
Su compañero se acercó a la cara de mi esposa y la obligó a tragarse por entero la verga. El conductor jaló a Lorena por los pelos y después tomó a mi mujercita por las tetas, apretándolas entre sus manos, sin dejar de bombearla.
Ella acabó dos veces antes de que ese hombre le llenara la concha de semen caliente. Luego le sacó esa verga dura y chorreante, dándole unas palmadas al culo de mi esposa.

Le cedió su lugar al otro hombre, quien no perdió tiempo en preliminares. Hizo girar a mi esposa boca arriba, la tomó por los tobillos separándole los muslos y luego se hundió en esa concha ya muy bien dilatada y lubricada por su colega…
Ella gritó mucho más al sentir las embestidas de esa pija. Era evidente que ese tipo la tenía todavía más gruesa que el otro policía y eso le provocaba algo de dolor a mi esposa.
Se quejó todo el tiempo que duró esa tremenda cogida. El hombre no tuvo piedad con ella y se hundió más adentro en ese delicado cuerpo, mientras ella aullaba de dolor. La hizo acabar otras dos veces más. Luego finalmente se tensó, gruñó de manera salvaje y se descargó en el vientre de mi mujercita.

Ella quedó exhausta, y tendida boca abajo sobre el capot del auto. No le permitieron vestirse y esta vez los policías cambiaron sus lugares en el patrullero.
Me preguntaron por nuestra dirección, para llevarnos hasta casa. Yo me relajé, sabiendo que Lorena había quedado satisfecha con semejante cogida que le habían pegado esos dos hijos de puta.

Durante el viaje, pude oír más gemidos apagados de ella. Cuando giré la cabeza, la encontré boca abajo sobre la falda del agente, quien estaba metiéndole un par de dedos en ese estrecho culo que tantas veces yo había penetrado.
Ella siguió gimiendo hasta llegar a la puerta de nuestra casa. Los policías hicieron que Lorena bajara vistiendo
solamente sus sandalias de taco alto. Ella entró a casa y. antes de despedirse, los agentes me advirtieron que ahora conocían nuestro domicilio. Por eso volverían en la semana siguiente…a romperle el culo a mi esposa entre ambos…
Lorena estaba en la bañadera, disfrutando un baño de inmersión, que la relajara y le quitara los restos de semen y el olor a sudor de su cuerpo. Sonrió cuando le alcancé una copa de vino. Sorbió unos tragos y me dijo que le dolía mucho la concha; esos dos hombres la habían dejado hecha un desastre, pero también le habían calmado bastante la calentura…

Le comenté la intención que tenían de venir a disfrutar de su firme culo y de sodomizarla entre ambos y ella se rió…
Me dijo que no iba a poder esperar a que esos hombres vinieran a casa. Ella misma saldría a buscarlos en la noche siguiente, en esa misma zona oscura.

Agregó que yo podía acompañarla… si me animaba…
Y me mostró sonriente un tubo de gel lubricante…

Bir yanıt yazın

E-posta adresiniz yayınlanmayacak. Gerekli alanlar * ile işaretlenmişlerdir