El Ranchero

El Ranchero
Esa noche fui a bailar hasta aquel bar de la carretera frecuentado por los admiradores de chicas como yo, y ahí pude ver en vivo y en directo varios traileros y rancheros de cuerpos fuertes, con aspecto rudo y dominante … y buscando ligar. Eran una verdadera invitación al placer, y muchos de ellos me resultaban muy atractivos, pero mis ojos se fijaron especialmente en un moreno maduro de estatura mediana, velludo y de manos fuertes y callosas que lucia especialmente sensual, además y para ser sincera, el volumen que tenia en su entrepierna, era notoriamente impresionante. 

Como toda mujer, yo había fantaseado hasta el cansancio con tener sexo con un hombre super dotado, era una de las fantasias más recurrentes que siempre había tenido. Los hombres dotados de penes grandes y muy gruesos me fascinan … no se, me despiertan mucho morbo y un pene asi es dinamita para mi. Me encanta chupar y lamer hasta el cansancio un rico miembro … y mas si es enorme, grueso y cabezudo.
Con movimientos provocativos y miradas sensuales le coquetee a aquel hombre para hacerle saber mi atracción por él, y no paso mucho tiempo hasta que él estuvo sentado a mi lado. El era un ranchero serio y con una voz encantadoramente masculina que acabo de derretirme, y después de conversar y coqueternos un rato, me sorprendió con su franqueza al decirme al oido: -¡Chiquita, me gustas mucho y si tu quieres, puedo hacerte todo lo que quieras a cambio de un regalito!

Mi cabeza a esas alturas ya estaba llena de fantasías, y no podía apartar de mí la idea de tener esa noche un hombre como aquel a mi disposición. Siguiendo el hilo de mis fantasías le respondí: -¿Y a que tipo de regalo te refieres? El sonrío y muy suelto me contesto nuevamente al oído: -¡Mira güera, si no fuera porque ando muy corto de dinero a alguien como tu le haria de todo por nada … pero paga mi cuenta y dame algo mas para la cena … es todo lo que te pediría. No lo podía creer, por un pequeño gasto podía hacer realidad, todas mis fantasías con un recio macho que me hacia sentir ilusionada. Intentando controlar mi lujuriosa sonrisa, le dije: -¡Bueno, esta bien … podriamos ir a un motel, pero solo traigo $600 para pagar una habitación, la cuenta de los dos y lo que sobre seria lo de tu cena … como ves? El acepto y saliendo del bar nos dirigimos en mi auto al primer motel que encontraramos, donde al llegar me dijo que el esperaría a que yo me instalará y me dio su número de celular para que le llamara y le diera el número de la habitación cuando estuviese lista.

Apenas entre a la habitación, me senti tan excitada, que mi pantaleta se mojo aun mas con toda la húmeda prueba de mi calentura. Despues de llamar a “mi macho”, decidi retocarme el maquillaje, arreglar mi cabello y acomodar mis medias para gustarle lo mas que pudiera. Estaba terminando cuando el toco … y nerviosa corri a la ventana para cerciorarme que fuera él. Le abri …y ahí estaba frente a mi mirándome y me dijo: Que buena estas güerita … te voy a dar todo lo que necesitas!

 Avanzo hacia mí, cerrando la puerta de la habitación y me abrazo besándome en los labios. Me tenia atrapada entre sus brazos, mientras con sus manos recorría mis nalgas lascivamente. En medio de los besos y caricias él se fue desprendiendo rápidamente de sus ropas y me quito la falda. Ahí estaba yo de pie frente a un hermoso macho casi desnudo … su miembro estaba absolutamente erecto, apuntando amenazante hacia mí a través de su truza blanca … me impresionaba el tamaño y sin resistir la curiosidad me acerque para liberarlo … era una hermosa verga gruesa de 23 cms, pero sobre todo me excitaba su color, el tronco era muy negro y la cabezota relucía en un intenso color púrpura. No había visto un pene asi, y todo en el me excitaba, tamaño, forma, color …

El se agarro el miembro con una mano y comenzó a refregársela, eso fue demasiado para mí y me acerque incandome frente a él … y sintiendo su intenso olor a macho. Se la aferré con mi mano y sentí su calor y textura, fue tan divina la sensación que me pareció casi como si por primera vez en mi vida agarrara una verga. Increíblemente su aparato reacciono, creciendo aún más entre mi mano … la bese y empeze a lamer el tronco hasta que me la meti en la boca para chuparla suavemente , disfrutándola al máximo, pero de repente fui atraída hacia esa estaca morena obligándome a tragármela hasta donde podía. Sofocada me la saque de la
boca y m*****a le dije: -¡Ay que barbaro … me ahogas … dejame hacértelo despacio, si?

Yo pensaba que por el hecho de gustarle y que además le pagaba, era yo quien manejaria la situación, pero me equivoque rotundamente, ya que en ese mismo instante él me agarro de los brazos levantándome casi en vilo y me dijo: -¡Mira putita, yo sé lo que les gusta a las perras como tu! … y acto seguido me avento sobre la cama para de inmediato jalarme y hacerme que me incara en el suelo frente a él. Al instante sentí su enorme verga acomodándose en mi boquita y sin darme tiempo de protestar me metio la cabezona haciéndome sentir que el mandaba. Su reacción a****l me sorprendió, pero a la vez me calentó al máximo, era sentirme usada a pesar que yo misma había contratado su servicio. El siguio enterrándome su verga hasta que casi me ahogaba, y ajeno a mi voluntad empezó prácticamente a cogerme por la boca, mientras me decía: -¡Te gusta chupar mi verga pinche güera! -¡Seguro que tu boquita de puta nunca habia mamado una como esta!

La verdad no sé si era su inmenso miembro el que me hacia gozar tanto, o era la manera como él me trataba. Yo era su puta de verdad y el me humillaba con briosas embestidas, metiendo su miembro hasta donde podia, para luego retirarlo casi hasta sacármelo, y entonces jalarme mi cabeza por la nuca para embutírmelo otra vez. Mi única reacción fue cooperar abriendo mi boca para darle paso … pero sentía que me ahogaba y mis rodillas flaqueaban sin que el cesara de humillare cogiendo mi boca de aquella manera.
Rogandole por fin lo convenci de que me dejara gozar su inmenso miembro de una manera mas suave y en medio de gemidos y jadeos se la empeze a lamer y mamar intercalando besitos y mordititas, excitándome yo misma cada vez mas, hasta que sin poder soportar más comencé a acariciar mi “clítoris” como una loca, pero en ese momento y para mi sorpresa, el macho me saco su verga y tomándome de los cabellos puso su oscuro aparato sobre mis labios y casi al instante comenzó a explotar en sucesivas descargas sobre mi rostro, intentando apuntar los sucesivos chorros de moco dentro de mi boca.

Mi boca, lengua, labios y todo mi rostro fueron recibiendo uno a uno los potentes chorros de su blanco semen, que saltaban sin cesar sobre mí. En un acto lujuria le agarre el miembro con mi mano y mientras se lo refregaba, metí todo el glande entre los labios y chupe igual que una tragona enamorada de aquel inmenso y azabache miembro. No me detuve hasta que por mi garganta corrían sin cesar los flujos de sus oscuros testículos Cuando el termino de eyacular, quede totalmente encremada con su esperma y el me miraba con una expresión da lascivia incontenible, mientras me decía: -¡Ya sabia yo que eras muy puta! -¡Y te voy a dar lo que mereces perra!

Recién en ese momento caí en cuenta que a pesar de la terrible chorreada que me había pegado, su miembro seguía totalmente enhiesto. Sobre la púrpura cabezota y el negro tronco de su verga, aún chorreaban restos de esperma mezclados con mi saliva, pero lo que más me sorprendió fue la mirada lujuriosa que sus profundos ojos me daban mientras yo como podía me limpiaba la cara e iba hacia el baño para lavarme. Cuando regrese, sin darme tiempo acerco su rostro al mio y beso mi boca, mientras yo sentía como mi clítoris erecto me delatába incitando a mi macho a manosear mis piernas y mis nalgas.  
La visión de sus oscuras manos contrastando con la blancura de mis piernas me provocaba una irrefrenable y morbosa excitación, y entreabrí mis piernas, para permitirle que sus dedos entraran aún más profundamente, él no tuvo reparos en avanzar y en un instante me tenia clavados dos de sus gruesos dedos en mi culito,refregándomelos deliciosamente. Cuando a él le pareció que ya me había dedeado lo suficiente, me volteo y bruscamente me empino sobre la cama para acariciarme y nalgearme a su antojo, antes de ordenarme que me quintara la pantaleta y nuevamente empinarme para acomodarse entre mis nalgas y comenzar a refregarme la dura protuberancia de su glande, justo a la entrada de mi ano, me froto deliciosamente mi gruta y por momentos daba algunos pequeños enviones había adelante insertando toda la cabezota de su aparato para enseguida sacármelo y volver a cargar haciendo movimientos de coito.

Aquello le dio el resultado que deseaba haciéndome aullar de placer, y en un instante dirigió su potente verga justo sobre mi ano que palpitaba ansioso. Era obvio que me iba a coger, y ¿Quien era yo para impedírselo?. Tomo mis nalgas con sus fuertes manos abriéndolas y dejando mi culo totalmente expuesto y en posición para acomodar el brillante glande justo sobre mi agujero y comenzó a golpetearlo en un rítmico y lascivo movimiento. En mi cabeza fluían ardientes y desafiantes ideas, “dame más mi rey, quiero sentirla entera en mi colita” a lo que sin detener sus preparativos, me hizo voltear la cabeza para mirarme y decir:
-¿Es lo que quieres, no? Que te de la cogida que andas buscando desde que naciste perrita, verdad? Pues te la voy a clavar hasta llenarte todo el culo
Aguantando mis temores sentí como me agarro por la cintura, y colocaba otra vez su bestial miembro justo en mi abertura anal. Yo solo estaba a la expectativa, pero algo me decía que me aflojara y lo dejara hacer sin resistirme a lo inevitable … y cerré los ojos para esperar el ataque decisivo, intentando prepararme para resistir sus embestidas, que buscaban encajar el oscuro glande en mi pobre anitol. Entonces dirigió su ataque justo al medio de mi trasero y poco a poco empezó a introducirme el inmenso aparato entre mis nalgas, mientras sonreía con una lujuriosa expresión en su rostro. Finalmente separo mis nalgas con sus manos y termino de ensartarme por completo, y con vehemencia introdujo la totalidad de su estaca entre los pliegues de mi sodomizado trasero.
Comenzó a darse el gusto, empujando decididamente y proporcionándome una cogida a fondo. Solté un irreprimible quejido y mis nalgas se tensaron en un vano intento por ofrecer resistencia al voluminoso invasor, pero lo único que logre al apretar mis glúteos, fue aumentar el placer que él sintió, pues la unión se hizo aun más estrecha. El desgraciado totalmente ajeno al dolor que me pudiera provocar comenzó a bombear en mi culo, intentando llenar todo mi recto en cada embestida. Mi macho se sentía feliz y lo reflejaba en su rostro, era obvio que estaba gozando a mares mientras su terrible aparato cogía a fondo mi trasero … y me decía:
-¡Tengo que reconocer que tienes un culito delicioso! -¡Tienes las carnes deliciosas y tu culito se ajusta muy bien a mi verga … me la estruja!
Siguió taladrandome el culo que indefenso cedía al paso de tan impetuoso visitante. Pasada la primera impresión, comencé a cooperar moviendo lo que podía mis caderas, mientras él seguía embistiendo con fuerza, y me decía: -¡Eso es putita, mueve el culo para que te coja como se debe! -¡Te lo voy a enterrar hasta sacártelo por la garganta!
No puedo explicar como, pero la verdad es que de pronto comencé a estremecerme en un infinito orgasmo. Me tensé de una manera incontrolable, y me consumí en un terrible clímax. Mi cuerpo se curvo hacia el macho permitiendo que su estaca profundizara aún más en mi recto, en un gesto que parecía que deseaba fundirme con él. Cuando él percibió que yo me estaba corriendo, me siguió cogiendo mientras comentaba: -¡Te estas meando de gusto putita rica! -¡Ah, como me la aprietas! ¡Eres una puta de primera!
Sus penetraciones se hicieron más lentas pero mucho más profundas, cargando hasta el fondo; mi macho sudaba a raudales, bañando mis nalgas con su transpiración. Era un cogida a****l donde yo lo único que tenia que hacer era soportar sus apasionadas arremetidas, que golpeaban con fuerza mis nalgas, haciendo estremecer mis entrañas. Desde mi posición podía apreciar en un espejo, como me lo metía dejando apenas sus huevos afuera, me costaba aceptar que ese tremenda verga se pudiera enterrar en toda su extensión en mi culo, pero la realidad de lo que veía, era que eso era cierto. A esas alturas me sentía como hechizada por la lujuria de ese macho de ébano que me estaba dando con toda su pasión. Todo mi pelo pubico se hallaba mojado de caldos eróticos, y mi abertura anal rezumaba de manera increíble, haciendo deslizar por entre mis nalgas un constante hilillo de jugos, en tanto sus vaivenes eran cada vez más contundentes, y sus manos se aferraban a mis esponjosas nalgas, arremetiendo sin cesar en mi culo. En los pocos segundos y aunque parezca increíble, la lujuria se apodero de mí, y muy pronto otra vez mi clímax me consumió y me corrí febrilmente en un segundo orgasmo, que me hizo gritar, gemir, putear y revolcarme totalmente fuera de si. Justo en ese momento, sentí que el macho empujaba todo su terrible miembro en mi culo y lo revolcaba en mis entrañas, mientras comenzaba a correrse. Pude sentir nítidamente las sucesivas erupciones de semen que me inundaban entera por dentro. Se refregó dentro de mi ano, hasta que vació hasta la ultima gota de su espeso esperma, y solo entonces, me lo saco para todavía alcanzar a bañar mis nalgas con los últimos chorros. Con aire satisfecho se me quedo mirando y me dijo: -¡Estas deliciosa chiquita! -¡Me encantaría quedarme para seguirte gozando, pero no puedo!
Se dirigió al baño y mientras yo intentaba recuperarme, todavía tirada sobre la cama, oí como el se duchaba. En seguida salió radiante del baño comenzó a vestirse y mientras conversaba animadamente, de pronto me dijo: -¡Dame lo que falta de mi regalo! Me sentí mal, pero no me quedo otra que buscar mi cartera y sacar los $250 pesos que me quedaban y se los entregue mientras él me daba unos cuantos manoseos a las nalgas y me decia: -¡Cuándo quieras más verga ya sabes donde encontrarme! Me beso otro par de veces y salió satisfecho de haberme cogido.

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